La
espiral del faraón. 2045*
Después
de media hora cayeron en una extraordinaria rotonda de césped coronada con tres
olivos en el centro.
Miraron a su alrededor. Centenares de vehículos
sobrevolaban a dos metros del suelo circulando a gran velocidad alrededor de la
rotonda y en las intersecciones.
Eran
vehículos un cuarto más pequeños que los farms. Tenían el frontal picudo, con
una ventana alargada a cada lateral que se extendía hasta más allá del
conductor. Se llamaban Walnut y aunque parecían vehículos minimalistas, tenían
pequeños detalles interesantes.
En
cada uno de los laterales tenían una turbina algo más grande que una pelota de
baloncesto. Por otro lado en los asientos tenían una línea que marcaba la
posición por donde habrían las puertas (una para el conductor y dos traseras
para los pasajeros) y en la parte trasera, en un lateral tenían grabados las
siglas SPR que significaban SPIDER.
Jacky,
que aún estaba aturdido, por lo ocurrido preguntó a Levar:
-¿Porque
lo degollaste? Nunca imaginé que serías capaz.
-Calla
idiota, ahora tenemos que salir de aquí y encontrar ropa.- Dijo Tania mirando
alrededor.
-Chicos,
creo que he encontrado la forma de salir de aquí- Apostilló Rasha mirando hacia
todas las direcciones.
-En
esa intersección no salen apenas. Tenemos treinta segundos contados para llegar
al otro lado. Pero solo podemos intentarlo de dos en dos.
Levar
afectada por el suceso aún callaba. Rasha hizo acuse de la situación y se
acercó a la reina Bipolar.
-Levar-
pronunció apenas su nombre y le dio un gran abrazo. –Creí que te perdía… ¿estás bien?
-Si,
claro, tranquilo. Aun me asombra más que me abraces.- Le reveló sonriendo.
Ambos
se miraron inseguros con la necesidad imperiosa de no volverse a perder.
Tania
miró a sus compañeros. Asar estaba compungido en el suelo.
Levar
se dio cuenta también y se acercó a él.
-¿Estas
bien?
-Si,
claro, tranquila. Solo duele un poco.
-Tranquilo,
descansa hasta que nos movamos. En cuanto pueda te cambio la venda y te pongo un poco del ungüento de las
princesas leonas.
El
resto miraban a su alrededor sintiéndose pequeños frente a la grandeza insólita
y abrupta de una ciudad metálica.
Tania,
que estaba templada y muy racional, terminó de programar a las parejas que
pasarían la carretera por la intersección más débil.
Mientras Levar miraba estupefacta alrededor
suyo.
-No
difiere mucho de mi mundo.- Comparó Levar dirigiéndose a Blod.
-Tu
espiral está infectada de dinero. La espiral del Faraón come y respira dinero.
En tu espiral, en muchas ocasiones, hay esclavitud. En la espiral del Faraón
solo hay esclavitud. -Sentenció Tania.
-¿Y
como encontraremos al Faraón?- Preguntó Levar dispuesta a entender algo que su
ignorancia no alcanzaba a percibir.
-El
sistema nos encontrará querida amiga.- Contestó Jacky.
La
hija de Acuario programó los turnos con ayuda del Keburi.
Primero
saldrían Rasha y Levar. Sin pensarlo ni un momento se dieron la mano y
corrieron hacia la otra parte de la carretera.
Salvados.
Jacky
y Tania fueron los siguientes. Con ellos no hubo problemas. Ambos eran rápidos
y ágiles.
Asar
y Blod fueron la última pareja. Blod tuvo que correr agarrando a Asar de los
hombros. Solía ser patoso y débil pero las circunstancias apremiaban y su amigo
gato así lo necesitaba.
Llegaron
a la otra parte en el segundo veintisiete. Al instante sintieron que un aire
intenso les empujaba; había pasado un Walnut.
Se
encontraron con una vía que les llevaba a una avenida de cuatro carriles la
cual seguía su paso hasta el centro de la ciudad.
-Con
suerte no nos encontraran cruzando los viales. No podemos llamar la atención a
los vehículos- siguió diciendo el león. -Salir de la rotonda ya nos puso en
peligro. Ahora tenemos que coger esa avenida dirección al centro. Allí
compraremos ropas para todos.
-¿Y
como pretendes comprar? ¿Te inventarás el dinero?- Farfulló Tania.
El
resto seguían andando sin perder la dinámica de grupo y su rumbo.
-Podríamos
cambiar nuestras ropas por otras- Animó alegremente Jacky al resto.
-No
digas tonterías.- Intervino Blod.
-Bueno
en realidad yo tengo un antiguo medallón de mi prima. Es lo único que me queda
de ella. -Añadió la hija de Acuario.
Entonces
Levar cayó en la cuenta de que Sol podía encontrarse allí.
Recordó
su risa y sus ojos pardos y aquella forma que tenía de encoger la nariz cuando
mentía o hacía burlas. Cerca de la mejilla tenía un lunar con el que solía
bromear diciendo que se pintaría otros más para darle forma de estrella.
-Hemos
llegado demasiado lejos. Ahora no podemos marcharnos sin ellas.- Dijo
tajantemente Tania sin contar con nadie mas.
-Solo
podéis encontrarlas con el sistema -explicó Asar. - Y nadie sabe la forma de
controlarlo. Todas las personas tienen un número de controlador. Nadie se
escapa a su intrincada forma de funcionar. Unos individuos con gorras naranja y
uniforme negro se encargan de cumplir las penas que se imponen por tratar de
escapar al sistema.
-¿Cómo
controlan el número de controlador de alguien, Asar? -Quiso saber Levar.
-Están
insertados en la cabeza, en algún lugar cerca de la masa gris; algunos dicen
que en la amígdala. Cuando alguien fallece o intenta escapar el sistema lo
recibe y pone cartas en el asunto. Todos trabajan para el Faraón y reciben el
correspondiente castigo si no lo hacen. Esta espiral es la caja de muñecas del monarca.
El mueve a su antojo a quien quiere y como quiere.
-Son
los Haggeds. Levar. Todo el que está esclavizado por él es un hagged. -Añadió
Rasha.
-¿Y
todos los individuos van uniformados?-Volvió a preguntar Levar.
-Esos
individuos son ∏, escoltas del Faraón. Algunos gozan de privilegios y
viven en libertad en la periferia. Quizá sean los únicos que escapan a su
despotismo de algún modo.
-Entonces
deberíamos encontrar el sistema… -Dedujo la mujer bipolar.
-Es
demasiado arriesgado. ¿Cómo conseguiremos sacar a los haggeds de aquí y como
sabrán que ella ha llegado?-Se preguntó
Tania.
-
En mi caso me habrían buscado por mi hermana Sol. Era rebelde. No acataba
normas pero se hacía querer. Ella confiaba en el destino.
-¿Y
como ha llegado a esta espiral?- Le interrogó la hija de Acuario.
-No
tengo ni idea. Quizá tenga algo de bipolar también.
-No
se, Levar. Es peligroso seguir las directrices del corazón en un lugar frío y
de aluminio. -Le confirió Blod.
-Yo
no me iré sin Sol y sin la prima de Tania.- Dijo empecinada en el asunto.
Rasha
atento a la conversación se echaba las manos a la cabeza.
-!
Chicos, chicos!- exclamó el león Negro.-Sea como sea tenemos que negociar con
el Faraón. El tiene el absoluto poder sobre el sistema pero también trata de
doblar su imperio infectando otras espirales. Tenemos la puerta… De algún modo
habrá de negociar con él. -Planteó deseando que las chicas no liaran aun más la
madeja.
-Es
el Faraón. ¿Lo olvidas?- Le inquirió de forma burlona Jacky.
-Bueno,
terminemos de cruzar la avenida, algo se nos ocurrirá.- Estableció Rasha
exhausto.
-Cierto,
todos estamos agotados -añadió Asar.- Yo no se ni cómo puedo seguir andando.
Así que de momento no compliquemos mas
las cosas.
Cruzaron
el vial de un lado a otro saltando los muros de cemento de unos setenta
centímetros que separaban el vial de otra zona ajardinada y algo sombría; justo
por donde ellos andaban.
Llegaron
a la avenida general y una vez allí siguieron la vía a través llegando a unos carteles publicitarios que
adornaban la avenida hasta llegar la centro.
Intimidados
por el ruido de los vehículos algunos se tapaban las orejas.
Levar
no podía parar de pensar en la vida de su hermana. No se imaginaba el modo en
el que llegó allí. Era incoherente pero podía haber llegado como lo hizo
ella. Sin embargo, según aseguraban los
chamanes y la reina, ella tenía un don intransferible.
Ser
bipolar le había permitido vivir en varias espirales y enamorarse de un león
que le había seguido y protegido hasta la muerte.
Ser
bipolar le había permitido ver la muerte de la misma forma en que se ve una
vida; naciendo, renaciendo y volviendo a morir.
Podía
sentir el resplandor tan pronto como podía odiar su propia tristeza. Ser sensata y de pronto olvidar quien era…
Ser
bipolar no era algo que podía entenderse sin vivirlo en la propia piel. No era
lo que parecía en la superficie.
Implicaba
un intrincado malabarismo de fuerzas, virtudes, arrebatos y ausencias.
La
encrucijada se acercaba a Levar o más bien ella misma se acercaba a la
encrucijada. Y ahora se sentía preparada para ello.
A
medida que se había intentado acercar a Rasha le iba perdiendo poquito a poco;
lo que le hizo pensar que no volvería a tenerle cerca de su piel. Ambos habían
estado jugando un juego de alejamientos y cercanías.
Ambos
le habían estado negando al amor una puerta que podía abrirse hacia unos
sentimientos puros.
Sin
embargo, ahora, por extraño que pareciera, no podía parar de pensar ciegamente
en su hermana Sol.
Necesitaba
corroborar si ella estaba en la espiral del Faraón. No sabía en el modo que la encontraría pero
esa era ahora una cuestión secundaria.
Mil
soles alumbraban el complejo sistema de la Galaxia de la Vía láctea. Según el
chamán Lucas veinticuatro Universos paralelos se enfrentaban unos con otros en
similitudes y esperanzas, en crímenes y esclavitud.
Tal
y como dijo la reina Omega: “Así como sucedía en el Universo Alfa, era así como
sucedía del mismo modo en la Tierra de forma análoga”.
Levar,
a pesar de haber encontrado varios motivos para desear vivir, seguía teniendo a
su familia y su hermana tan lejos como le suponía alcanzar su propia duda de
encontrarlos. No podía rendirse. Tenía que seguir costase lo que costase.
Dejó
la mirada perdida hasta que el león de ojos negros se encontró con ella.
-No
queda mucho, Levar. Pronto llegaremos al centro.- Le animó.
-No
es lo que me preocupa. Me preocupas todos los que quedaron atrás con los farms,
me preocupan los Ecoditas y la espiral de Najren. También los leones y los
niños de la reina Omega y supongo que los chamanes y Ággelos merecen también mi
preocupación. Y me preocupa Sol y mis padres. Y me preocupas tu Rasha. Incluso
hasta el Faraón.- Declaró poniendo la mano en una de las mejillas de Rasha.
-Estas
hablando como una reina.- Dijo Rasha con un brillo especial en sus ojos. Levar
sonrió de soslayo y le miró fijamente sin parar de andar.
-De
veras que estoy preocupada, Rasha.- Volvió a reiterarse.
-Lo
entiendo pero no lo estás más que yo. Hay que intentar no rendirse. Seguir el
camino a Sión. Es el que te lleva siempre a casa. Además estamos en la recta
final, preciosa. El camino a casa se acerca.
-Yo
no sabría ni que deciros. No se ni donde estoy ahora.- Intervino Jacky.
-Cuando
llegue a casa no me lo voy a creer. –Aseguró Tania.
-¡Mirad,
unos luminosos chicos!- Gritó Blod que iba a la cabeza de todos.
A
lo lejos se observaba un panel gigante con carteles electrónicos. Uno indicaba
la avenida donde ellos mismos se encontraban y la velocidad media a la que iban
los vehículos. El resto indicaba las calles perpendiculares a la avenida y el
tráfico en ellas.
-Estamos
llegando al centro. En esa intersección comienzan los comercios- Advirtió el
gato-león.
-Espero
encontrar a alguien que nos cambie el medallón por ropa. – Dijo esperanzada la
hija de Acuario.
Corrieron
hacia la intersección y giraron dirección hacia un paso peatonal intransitado.
Al final del paso había un puente que se elevaba por encima de los viales y
daba a la otra cara de la avenida. Cruzaron el puente metiéndose a la izquierda,
en la propia calle que entraba a su paso. Al bajar las escaleras se encontraron
con dos individuos que les miraban atónitos. Los dos vestían de chaqueta y
parecían incomunicados entre ellos.
Al
pasar por el grupo de Levar, los individuos les miraron como si vieran la
muerte.
Tania
pasó primera desafiando a aquellos seres con su paso firme y un gesto amargo en
la cara. El resto, inseguros, seguían el paso de Tania pero bajaban las miradas
al encontrarse con los enchaquetados.
Por
fin atravesaron hacia abajo todo el puente y llegaron a la calle 140. Todas las
calles estaban marcadas con números menos algunas avenidas que rezaban con
nombres de letras ordenadas por un código propio.
La
gente se galopaba de un lado a otro; de algún modo aferrados a alguna dirección,
pero absortos y con ausencia de motivación en sus actos.
Parecían
auténticos autómatas… auténticos robots orgánicos.
Levar
se tocó el cuello en la misma parte donde le habían grabado a fuego la espiral.
Lo tenía completamente curado pero temía que los ∏ o los haggeds le vieran la
marca.
Entonces
recordó las heridas; Jacky arrastraba una de la lucha. Le había visto andar en
ocasiones mas rezagado que el resto aunque siempre alcanzaba el paso de los
demás. Asar aún sufría la punzada de ciertos pinchazos en su costado. Rasha a
penas sentía ya la fisura del hombro y el resto, algo mejor, a penas tenían
rasguños.
-Así
no podemos pasar desapercibidos. Los dos tipos de antes ya nos miraron
asombrados. – Planteó Tania.
-Quizá
Blod es el que pase más desapercibido por la ropa. Los demás somos blancos
fáciles.- Observó Rasha mirando a todo el grupo.
-Pero
encontrar fichas a cambio del medallón de Tania y luego comprar ropa es una
locura- confesó Jacky- ¿Por qué no buscamos individuos que vistan a nuestra
medida?
-Si
consiste en estrangular, yo hasta ahí no llego.- Aseguró Levar desentendiéndose
del tema.
-Bien,
no nos moveremos de aquí. Saldremos de uno en uno amenazando con la ropa o la
vida… Tal vez esto pueda surtir efecto.- propuso Rasha.
-Y
tu Tania para de morderte las uñas ya que me estás poniendo nervioso.- dijo
enfurecido.
-Aunque
nos vistamos como ellos será difícil pasar por uno de ellos. Se comportan
plagados de automatismos. Andan como si estuvieran guiados por unos hilos. –
dijo Levar desconcertándose así misma.
-Habrá
que intentarlo, reina Levar. No podemos esperar a que vengan los problemas.
Habrá que adelantarse a ellos, ¿no crees?- Le contestó Blod sin mucha
convicción.
El
primero en animarse fue Jacky. Pegó un brinco y se situó en la espalda de un
hombre de su altura que vestía un traje beis. Le retorció el cuello y cuando lo
acercó al puente ya le había quitado la mitad de la ropa.
Luego
le siguió Asar y Rasha. Ambos tenían alturas similares así que tenían que
repartirse los individuos que pasaran.
Uno
escogió a un tipo que iba de azul y Rasha escogió a uno que iba trajeado de
negro.
Tania
se rezagó junto con Levar pero pronto tendrían que coger posiciones.
Tania
agarró a una mujer que vestía un traje de chaqueta y falda color lila. Levar escogió a una mujer con un traje color
vainilla.
Solo
quedaba Blod que no lograba encontrar ninguno a su medida.
Algunos
mejor que otros pero todos ya vestían como un hagged del sistema
Andar
por sus calles producía cierto escalofrío. No podían interceder en el paso de
nadie. El propio sistema sospecharía.
La
calle 140 gozaba de veinte edificios inmensos presidenciados por dos columnas en la puerta una a cada
lado. Ambas eran de mármol blanco y
tenían unos curiosos gravados en los capiteles que parecían símbolos de un idioma aún por resolver.
Aun
que todos los edificios eran grises y estaban acristalados de arriba abajo, uno
de ellos parecía ser el mas transitado.
Todo
en aquella ciudad era artificial incluso el mismo oxígeno que respiraban. Todo
controlado por un egoísmo sin control.
Blod
por fin escogió a un hagged de su altura. El era fuerte y, por poca presión que
ejerciera en el cuello de un individuo, podría convertirlo en la víctima idónea.
El traje que le había tocado era violeta; un violeta tan claro que parecía
rosa.
Todos
ya se habían vestidos para no llamar la atención.
Levar
que tenía el pelo medio suelto, se lo recogió detrás de las orejas para que no
se vieran sus rapadas laterales. Pronto tendría que improvisar con un pañuelo,
para que no se le viera la espiral del cuello.
Tania
tendía que llevar un velo en la cara para tapar sus tatuajes de hija de Acuario
y los chicos se recogieron el pelo hacia atrás, menos Jacky que lo tenía corto.
-Siempre
había deseado vestir de azul.- Dijo de forma irónica Asar. El resto sonrieron.
-Si,
pues a mi se me va a ensuciar rápido este color tan claro.- Comentó Levar y
Blod sonrió con ella.
-Todo
esto es absurdo- dijo Tania.- Rasha, con esto no vamos a dar ni dos pasos a la
redonda. Nos encontraran enseguida.
-Hemos
perdido a los farms. No podemos encontrar de momento un Walnut. Por el momento
ya no podemos perder nada más. – Convino Jacky.
-No
sé, chicos, no sé- comentó Rasha pensativo.
-Aquí
también hay insurgentes.- Sonrió de oreja a oreja Asar.
-Los
niños-. Siguió diciendo- Ellos no tienen chip hasta los dieciséis años. El
sistema no cree conveniente frenarles en su desarrollo.
-¿Estás
loco? ¿Qué vamos a hacer con unos críos?- preguntó indignado Jacky.
-Informales
de lo que pasa. Hacer que se nieguen a ponerse el microchip, impedir que sus
padres sigan siendo haggeds.
-Pues
yo apenas conozco esta espiral- intercaló Levar. – No sé a lo que nos
enfrentamos.-Confesó mirando a Asar.
-Reina
Bipolar. El Faraón ha creado aquí un intrincado sistema de energías que
permiten la teletrasportación. Puede utilizarle en base a tener a los haggeds
esclavizados, que son los que crean esa energía. Pero esta transportación solo
es posible a pequeña escala y en el Universo Alfa y sobre todo dentro solamente
de una misma espiral. La codicia del Faraón es llegar a crear bolas flotantes
falsas capaces de trasportar a la gente de una espiral a otra. Ahora su mayor
ambición es llegar a tu Universo. Eso cambiaría su poder de una forma infinita.
Sin embargo la energía de los haggeds aún no llega a tanto. Por eso busca una
puerta.
-Quizá
ya hayan llegado a ese poder…- Añadió Jacky.
-¿Gracias
a los haggeds? Lo dudo.- Intervino Tania.
-Si
raptan alguna reina sería más fácil para el Faraón conseguir su cometido- dijo
Blod. Pero estoy con Asar; de momento solo podría trasportarle de una espiral a
otra…
-Algún
chamán también sería de ayuda- añadió el Keburi.- De todos modos la energía que
absorbe de los haggeds es traducida en jorns, su moneda de cambio de plástico.
Luego son los ∏ los que ponen orden a toda esta locura.
-Y
los niños… ¿los chavales jóvenes como superan esto…?- Preguntó Levar temerosa
de oír una verdad dolorosa.
-No
lo soportan. Algunos se revelan pero no pueden cambiar sus vidas ni la de sus
padres. Están condenados. Lo único que pueden hacer es intentar huir.
-¿Y
algunos lo hacen? Huir digo…- Articuló la reina Levar dirigiéndose a Asar.
-Si,
pero no alcanzan ninguna bola. Dudo que huyan muy lejos con tanta protección;
los ∏
no descansan nunca. Luego vuelven a la institución y reciben castigos
adicionales. Nunca son capaces de abandonar la espiral -explicó Asar.
-¿Qué
tipo de castigos?
-Realidad
virtual combinada con daños reales, golpes, latigazos…no sé… preferiría no
saber que le pasa a cada uno de ellos. Por lo que he oído algunas veces llegan
a cambiarlos de encrucijada.- Expuso Jacky tratando de no imaginárselo.
-¡Vamos
vienen ∏, entrar en ese comercio!-gritó Rasha.
Los
seis entraron de sopetón en un establecimiento inmenso. Era un almacén grande
de máquinas de cortar césped. Todo haggeds que se preciara tenía en su haber
una, porque una máquina de éstas suponía cierta jerarquía, un eslabón más
elevado que el del resto que no disfrutaba del privilegio de un jardín con
césped de plástico.
-Venimos
los seis juntos- dijo Rasha enseñando los dientes a modo de sonrisa y tratando de que pareciera
normal tal visita. – Busco una pieza para mi máquina. No sé, tendría que ver el
modelo en cuestión.
Mientras
todos se dispersaban para no llamar la atención la dependienta no daba crédito.
Estuvo
apunto de llamar a los ∏ pero los ojos de Rasha le cautivaban. Siguió
mirándole entusiasmada. Nadie en su entorno tenía el atrevimiento de mirarle
así...
Estaba
perdiendo las formas y podía ser castigada por ello, pero aquel hombre le
proporcionaba una sensación tan salvaje que hacía que sus propios ojos y su
cuerpo se sintieran indómitos. No podía parar de mirarle.
Ella
siempre había tenido deseos profundos de lidiar con lo salvaje. Era su
oportunidad de dejarse llevar…
Levar
observaba las máquinas colgadas como jamones. Estupefacta miraba una máquina
que servía para opio del pueblo, tristemente un cortacésped que aliviaba el
sentido natural de las cosas.
Tania
junto con Jacky y Blod se perdían entre las estanterías. Asar le hacía compañía
a Levar.
Unos
∏
pasaron por delante del almacén y no se percataron de nada extraño ya ni tan
quiera miraron en el interior del almacén.
Levar
se topó entre las hileras de las máquinas con Tania. Le confesó algo íntimo que
no podía dejar de solucionar. Era inminente.
-Tania,
¿tú te has quitado la compresa? Yo me la limpié por última vez antes de salir
del desierto de Pentecostés.
-Ah,
yo me la limpie en el farm justo antes de salir.
-¡Uff!,
pues yo no puedo aguantar más con esto… Debería limpiarme, ¿o que debería
hacer?
-Ven-
le cogió de las manos.- He visto unas puertas sospechosas.
Efectivamente
eran los baños de los empleados. Ambas se limpiaron la compresa y orinaron una
detrás de otra.
Cuando
salieron la dependienta aún estaba hablando con Rasha.
Después
aprovechó para coger unas telas del almacén y sacar el ungüento para curar a
Asar. Eso curaría pronto la herida y además calmaría el dolor.
-¿Dónde
podría conseguir jorns de forma fácil?
-Je,
je, je- rió ésta totalmente ablandada.- Pues no sé. Quizás en la sala de juegos.
Los ∏
hacen apuestas con haggeds. Ganar supone altas cifras de jorns.
La
dependienta cada vez se ablandaba más y más.
Levar
y Tania llegaron a la altura de Rasha. Jacky, Blod y Asar andaban por ahí intentando no estorbar en la
conversación de león con la hagged.
Todos
acabaron por reunirse en el recibidor.
Rasha
le dio amablemente un beso a la dependienta en la mano. Les había salvado la
vida por un rato.
El
león negro lucharía con quien fuera pero era incapaz de hacerle ningún daño a
aquella dulce dependienta.
Salieron
del almacén y siguieron andando avenida abajo. Rasha quería buscar el local
donde apostaban dinero por hacer luchas de haggeds. Se lo comentó al resto del
grupo. Les pareció interesante idea excepto a Levar que veía inútil conseguir
jorns.
-Vamos
reina, Levar. Los jorns nos vendrán bien.- Le alentó Jacky con un soniquete de
voz peculiar.
-Eso
es Babylon. Perdéis principios por el camino solo por tratar de adelantar- dijo
algo cabreada. – Cualquier jorn está bañado de la sangre y la malicia del Faraón.
Me pregunto cuantos niños y cuantos adultos
defenderían su vida de haggeds y cuantos
de corazón romperían con su esclavitud.
-Eso
es quizá lo que merezcan, Levar. Poder elegir…- Insinuó Asar.
-Vamos
he encontrado un centro comercial- dijo Tania.- Es ideal para esconderse.
La
hija de Acuario, que estaba más adelantada, hizo que todos la siguieran.
Cuando
entraron se sentaron en unos bancos cerca de las escaleras mecánicas apartados
del gentío.
-Esto
sigue pareciéndose a mi mundo. Nadie escapa a la identidad.- Afirmó Levar
convencida.
-Ahora
deberíamos llegar al colegio más grande de la ciudad. Así podríamos hablar con
los chavales.- Propuso Asar.
-Mirad-
Dijo Blod mientras señalaba un cartel pegado en la pared.- Es ideal para
conectar con los chavales. ¡Un concierto!- Exclamó.
-Tenemos
que conseguir antes las fichas.- Sopesó el león mirando con resquemor a Levar.
-Con
una pelea llegará para el coche y las entradas del concierto. –calculó Tania.
Todos
se miraron cómplices de su situación. Estaban perdidos en mitad de la ciudad y
sentían aún lejanos los pasos hacia su propósito.
-Yo
no entiendo como hacen estas peleas. Los haggeds en principio son pacíficos.
Probablemente los mismos ∏ las organicen para resarcirse de la situación de los
haggeds y ellos, con toda la frustración que cargan a sus espaldas, se
desahogan cuanto pueden con esto. – Espetó Tania no sin algo de odio.
-Seguramente
los ∏
son conscientes de la rabia contenida que mantienen los haggeds. –Añadió Rasha.
-Hay
que encontrar a alguien que sepa de esto.
Levar
miró a Rasha resignada porque deducía que quería luchar.
-No
será tan fácil luchar con ellos.- Añadió algo dolida.
Mientras
tanto los haggeds se movían de un lado a otro sin apenas gesticulaciones
faciales. Individuos trajeados en mundos inertes.
De
repente un hombre bajito y sin traje, con el pelo algo alborotado, cruzó las
escaleras mecánicas con total rapidez hasta llegar al cristal de uno de los
comercios. Una vez allí pegó un cartel en el cristal y salió corriendo.
Por
lo que decía el cartel los ∏ estaban buscando a individuos con alta energía.
Utilizaban unos aparatos del sistema que captaba este potencial que tenían cierta complejidad de manejo. Pero
no les importaba porque luego sabían que la diversión estaba asegurada.
El
individuo bajito estaba destinado a poner esos carteles en zonas estratégicas.
Cuando se marchó, Rasha se acercó a leer la publicidad.
Dos
calles mas allá, en un subterfugio de un almacén, se realizarían las peleas.
Todo
estaría preparado en el sótano de aquel almacén para comenzar con los asaltos.
Los ∏
esperarían a los nuevos con fervor.
Todo
el grup salió con rapidez de allí para buscar el sótano que se indicaba en el
cartel.
Cuando
salieron del centro comercial fingieron ser haggeds de nuevo. Destacar podía
ser su muerte.
El
lugar no estaba excesivamente apartado. Anduvieron un cuarto de hora y llegaron
al lugar.
Cuando
se encontraron con la puerta del sótano la abrieron y bajaron las escaleras
hasta llegar al lugar deseado.
Muchos
∏ se
rifaban las fuerzas de los haggeds. Se hacían apuestas altas por ínfimas que
fueran las peleas.
Rasha
se acercó junto con Blod a un ∏ que manejaba fichas en las manos.
Le
murmuró a Blod en la oreja:
-¿Te
atreves primero?
-No,
mejor no.- Contestó él.
Blod
no supo cómo reaccionar.
-Eres
el que mas fuerza física tiene de todos. Si yo muestro mis habilidades de león
sería peligroso.
-Esta
bien- contestó inseguro.- Seré el primero pero que conste que esto no me gusta
un pelo.
-Lo
siento, Blod.- Dijo Jacky queriendo animarle pero sin utilizar las palabras
apropiadas.
Luego
lo arregló diciendo:
-Tranquilo,
te lo comerás en dos sentadas.
-Blog,
te quiero.- Le dijo la reina Levar acercándose a él y cogiéndole de la mano.-
No lo olvides, grandullón.
Ella
le adoraba y temía por su vida. Pero las circunstancias les habían llevado a
esa situación.
Blod
por un instante sonrió al oír a la reina,
olvidando lo que venían a hacer allí.
Miró
a Rasha y le dijo:
-Adelante,
voy a pelear.
Entonces
el león se acercó al hombre de las fichas y apostó por Blod. Nadie apostaría
por el demasiado así que si ganaban tendrían una alta recompensa.
Blod
se puso en el centro del almacén frente al que parecía ser el anterior ganador
de los asaltos. Era un ∏ de casi dos metros. Eso no iba a intimidar a Blod,
porque el can medía prácticamente lo mismo. Sin embargo, sus ojos estaban
inyectados en odio.
La
tez del ∏ era como la de Levar aunque su cuerpo parecía hinchado hormonalmente y
sus ojos eran azul celeste, tan claros como los lagos de la espiral de las
reinas.
Su
cara arrugada no hacía honor a su cuerpo, el cual lucía bajo un pantalón negro ajustado y un
pecho musculoso entregado al descubierto.
-¿Realmente
es necesario?- Le preguntó Blod a Rasha antes de empezar el enfrentamiento.
-Es
necesario amigo, no tenemos otras muchas opciones.
-Bien,
lo haré entonces.- Dijo mirando de reojo a su contrincante y luego agachó la
cabeza.- Si no hay mas remedio…
Se
acercó al epicentro donde se disputaban las peleas. El otro individuo le esperaba
impaciente chirriando sus dientes.
Al
llegar Blod, el otro le dio un empujón
y le bloqueó en el suelo.
Blod
se levantó y cogiéndole de las dos manos tiró también al pavimento al luchador.
Un
instinto innato en él le hizo morder al ∏. Era lo mejor que sabía hacer como perro del Oeste.
Entonces
se le echó al cuello y le pegó un buen mordisco. El otro grandullón no se lo
esperaba. Cogió uno de los brazos que le aprisionaban el pecho y trató de
quitárselo de encima. Pero no pudo hacer uso de su fuerza porque comenzó a
sangrar gravemente por el cuello y cayó mareado sobre un espectador.
No
podía seguir luchando. Aquel idiota se le había roto la arteria carótida del
cuello y no paraba de desangrarse así que se quedó estático en el sitio
pidiendo por favor que le trajeran una toalla.
Al
final se desmayó y un ∏ solicitó ayuda médica.
Blod
miraba atónito la escena como si no hubiera formado parte de ella.
Rasha
se acercó al ∏ que llevaba los jorns y éste le dio unas cuantas
fichas. Algunas valían su peso en oro.
Salieron
de allí acelerando el paso y arrastrando
a Blod que aún no había reaccionado. Era difícil pasar inadvertidos con los
tatuajes de Tania, el cabello de Levar y las rastas de Rasha. Pero tenían que
intentarlo.
Alquilarían
un coche volador e irían por la noche a aquel concierto de música que habían visto en el cartel.
Pero
ahora tenían que buscar algo de comida. Aunque realmente los haggeds comían
poco y no sería tan fácil conseguirla, según Jacky encontrarían algún alimento
energético porque muchos haggeds provenían de otras espirales.
¿Estaría
Kramp en esta espiral?
¿Y
Sol?
¿Había
merecido la pena llegar a la espiral del Faraón?
¿Conseguirían
sublevarle?
Era
pronto para saberlo y tarde para echarse atrás.
Tenían
que encontrar la dirección de ese concierto. Se celebraría esa misma noche pero
aún no sabían cómo encontrar el sitio.
-Seguro
que se realizará en las afueras de la ciudad. En una zona abierta donde nadie
les pueda molestar. Supongo que ahí estarán en paz.
Tania
les volvió a enseñar al grupo el cartel que habían arrancado de la pared del
centro comercial.
-Perfecto.
Ahora hay que buscar un vehículo. Cuanto antes estemos ahí mejor.- Opinó el
león.
-¿Y
la comida?- Preguntó Levar.
-Allí
supongo que habrá algo pero de todos modos buscaremos algo por aquí mientras
encontramos un Walnut.
-Entonces
Asar, ¿cómo hacen para soportar la situación de haggeds los chavales?
Supuestamente les quitas una libertad que antes le era concedida.- Se cuestionó
la reina Bipolar ávida de respuestas.
-No
tienen opción. Estudian y el sistema hace que se junten en familias sobre los
veinte años o menos. Entonces ya no tienen escapatoria porque nunca huirán por
sus hijos. Desde ese momento los ∏ harán todo lo posible para que cumplan las apetencias
del Faraón. No lo hacen antes para que se desarrollen sin dificultades. Si se
le pusiesen limitaciones jamás serían capaces de aportar la energía que luego
el Faraón custodia a cuenta propia.
El
líder de los mutantes miró con cierta dulzura a la terrestre. Era una mujer
inteligente aunque algo temeraria…
-El
Faraón no es tonto.- Añadió Tania.
-Por
lo que veo el Faraón es egoísta simplemente. -Planteó Levar convencida. -De
todas formas yo creo que esconde más secretos.
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-¿Qué se esconde trás los ojos, Charlie?
-No sé, quizá nadie lo sabe.
-A lo mejor nadie se atreve a saber...
-Cierto, cuando los tuyos chisporrotean
me da miedo hacerles preguntas...
Ishtarenlanoxe
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