El contenido de La espiral Bipolar se engloba en un libro de alrededor de 140.000 palabras (o al menos eso creo de momento) Aquí haré la honesta y árdua tarea de transcribir los cápitulos en varias fases para una lectura mas fácil. Y sobre todo compartiré el arte porque el arte que trasmite es el arte para TODOS.
La curiosidad dió sentido a nuestros pasos y nuestros pasos nos llevaron a ella...a la curiosidad bajo el influjo de las mismas espirales.

{Os mando la energía... si queréis saltar os espero en la otra espiral}

martes, 2 de octubre de 2012

Capitulo 12 (Parte 1º)



La espiral del faraón. 2045*





Después de media hora cayeron en una extraordinaria rotonda de césped coronada con tres olivos en el centro. 
Miraron a su alrededor. Centenares de vehículos sobrevolaban a dos metros del suelo circulando a gran velocidad alrededor de la rotonda y en las intersecciones.
Eran vehículos un cuarto más pequeños que los farms. Tenían el frontal picudo, con una ventana alargada a cada lateral que se extendía hasta más allá del conductor. Se llamaban Walnut y aunque parecían vehículos minimalistas, tenían pequeños detalles interesantes.
En cada uno de los laterales tenían una turbina algo más grande que una pelota de baloncesto. Por otro lado en los asientos tenían una línea que marcaba la posición por donde habrían las puertas (una para el conductor y dos traseras para los pasajeros) y en la parte trasera, en un lateral tenían grabados las siglas SPR que significaban SPIDER.

Jacky, que aún estaba aturdido, por lo ocurrido preguntó a Levar:
-¿Porque lo degollaste? Nunca imaginé que serías capaz.
-Calla idiota, ahora tenemos que salir de aquí y encontrar ropa.- Dijo Tania mirando alrededor.
-Chicos, creo que he encontrado la forma de salir de aquí- Apostilló Rasha mirando hacia todas las direcciones.
-En esa intersección no salen apenas. Tenemos treinta segundos contados para llegar al otro lado. Pero solo podemos intentarlo de dos en dos.
Levar afectada por el suceso aún callaba. Rasha hizo acuse de la situación y se acercó a la reina Bipolar.
-Levar- pronunció apenas su nombre y le dio un gran abrazo.  –Creí que te perdía… ¿estás bien?
-Si, claro, tranquilo. Aun me asombra más que me abraces.-  Le reveló sonriendo.
Ambos se miraron inseguros con la necesidad imperiosa de no volverse a perder.
Tania miró a sus compañeros. Asar estaba compungido en el suelo.
Levar se dio cuenta también y se acercó a él.
-¿Estas bien?
-Si, claro, tranquila. Solo duele un poco.
-Tranquilo, descansa hasta que nos movamos. En cuanto pueda te cambio la  venda y te pongo un poco del ungüento de las princesas leonas.

El resto miraban a su alrededor sintiéndose pequeños frente a la grandeza insólita y abrupta de una ciudad metálica.
Tania, que estaba templada y muy racional, terminó de programar a las parejas que pasarían la carretera por la intersección más débil.

 Mientras Levar miraba estupefacta alrededor suyo.
-No difiere mucho de mi mundo.- Comparó Levar dirigiéndose a Blod.
-Tu espiral está infectada de dinero. La espiral del Faraón come y respira dinero. En tu espiral, en muchas ocasiones, hay esclavitud. En la espiral del Faraón solo hay esclavitud. -Sentenció Tania.
-¿Y como encontraremos al Faraón?- Preguntó Levar dispuesta a entender algo que su ignorancia no alcanzaba a percibir. 
-El sistema nos encontrará querida amiga.- Contestó Jacky.

La hija de Acuario programó los turnos con ayuda del Keburi. 
Primero saldrían Rasha y Levar. Sin pensarlo ni un momento se dieron la mano y corrieron hacia la otra parte de la carretera.
Salvados.
Jacky y Tania fueron los siguientes. Con ellos no hubo problemas. Ambos eran rápidos y ágiles.
Asar y Blod fueron la última pareja. Blod tuvo que correr agarrando a Asar de los hombros. Solía ser patoso y débil pero las circunstancias apremiaban y su amigo gato así lo necesitaba. 
Llegaron a la otra parte en el segundo veintisiete. Al instante sintieron que un aire intenso les empujaba; había pasado un Walnut.

Se encontraron con una vía que les llevaba a una avenida de cuatro carriles la cual seguía su paso hasta el centro de la ciudad.
-Con suerte no nos encontraran cruzando los viales. No podemos llamar la atención a los vehículos- siguió diciendo el león. -Salir de la rotonda ya nos puso en peligro. Ahora tenemos que coger esa avenida dirección al centro. Allí compraremos ropas para todos.
-¿Y como pretendes comprar? ¿Te inventarás el dinero?- Farfulló Tania.
El resto seguían andando sin perder la dinámica de grupo y su rumbo.
-Podríamos cambiar nuestras ropas por otras- Animó alegremente Jacky al resto.
-No digas tonterías.- Intervino Blod.
-Bueno en realidad yo tengo un antiguo medallón de mi prima. Es lo único que me queda de ella. -Añadió la hija de Acuario.

Entonces Levar cayó en la cuenta de que Sol podía encontrarse allí.
Recordó su risa y sus ojos pardos y aquella forma que tenía de encoger la nariz cuando mentía o hacía burlas. Cerca de la mejilla tenía un lunar con el que solía bromear diciendo que se pintaría otros más para darle forma de estrella.

-Hemos llegado demasiado lejos. Ahora no podemos marcharnos sin ellas.- Dijo tajantemente Tania sin contar con nadie mas.
-Solo podéis encontrarlas con el sistema -explicó Asar. - Y nadie sabe la forma de controlarlo. Todas las personas tienen un número de controlador. Nadie se escapa a su intrincada forma de funcionar. Unos individuos con gorras naranja y uniforme negro se encargan de cumplir las penas que se imponen por tratar de escapar al sistema.
-¿Cómo controlan el número de controlador de alguien, Asar? -Quiso saber Levar.
-Están insertados en la cabeza, en algún lugar cerca de la masa gris; algunos dicen que en la amígdala. Cuando alguien fallece o intenta escapar el sistema lo recibe y pone cartas en el asunto. Todos trabajan para el Faraón y reciben el correspondiente castigo si no lo hacen. Esta espiral es la caja de muñecas del monarca. El mueve a su antojo a quien quiere y como quiere.
-Son los Haggeds. Levar. Todo el que está esclavizado por él es un hagged. -Añadió Rasha.
-¿Y todos los individuos van uniformados?-Volvió a preguntar Levar.
-Esos individuos son ∏, escoltas del Faraón. Algunos gozan de privilegios y viven en libertad en la periferia. Quizá sean los únicos que escapan a su despotismo de algún modo.
-Entonces deberíamos encontrar el sistema… -Dedujo la mujer bipolar.
-Es demasiado arriesgado. ¿Cómo conseguiremos sacar a los haggeds de aquí y como sabrán  que ella ha llegado?-Se preguntó Tania.
- En mi caso me habrían buscado por mi hermana Sol. Era rebelde. No acataba normas pero se hacía querer. Ella confiaba en el destino.
-¿Y como ha llegado a esta espiral?- Le interrogó la hija de Acuario.
-No tengo ni idea. Quizá tenga algo de bipolar también.
-No se, Levar. Es peligroso seguir las directrices del corazón en un lugar frío y de aluminio. -Le confirió Blod.
-Yo no me iré sin Sol y sin la prima de Tania.- Dijo empecinada en el asunto.
Rasha atento a la conversación se echaba las manos a la cabeza.
-! Chicos, chicos!- exclamó el león Negro.-Sea como sea tenemos que negociar con el Faraón. El tiene el absoluto poder sobre el sistema pero también trata de doblar su imperio infectando otras espirales. Tenemos la puerta… De algún modo habrá de negociar con él. -Planteó deseando que las chicas no liaran aun más la madeja.
-Es el Faraón. ¿Lo olvidas?- Le inquirió de forma burlona Jacky.
-Bueno, terminemos de cruzar la avenida, algo se nos ocurrirá.- Estableció Rasha exhausto.
-Cierto, todos estamos agotados -añadió Asar.- Yo no se ni cómo puedo seguir andando. Así que  de momento no compliquemos mas las cosas.

Cruzaron el vial de un lado a otro saltando los muros de cemento de unos setenta centímetros que separaban el vial de otra zona ajardinada y algo sombría; justo por donde ellos andaban.
Llegaron a la avenida general y una vez allí siguieron la vía a través  llegando a unos carteles publicitarios que adornaban la avenida hasta llegar la centro.
Intimidados por el ruido de los vehículos algunos se tapaban las orejas.

Levar no podía parar de pensar en la vida de su hermana. No se imaginaba el modo en el que llegó allí. Era incoherente pero podía haber llegado como lo hizo ella.  Sin embargo, según aseguraban los chamanes y la reina, ella tenía un don intransferible.
Ser bipolar le había permitido vivir en varias espirales y enamorarse de un león que le había seguido y protegido hasta la muerte.
Ser bipolar le había permitido ver la muerte de la misma forma en que se ve una vida; naciendo, renaciendo y volviendo a morir.
Podía sentir el resplandor tan pronto como podía odiar su propia tristeza.  Ser sensata y de pronto olvidar quien era…
Ser bipolar no era algo que podía entenderse sin vivirlo en la propia piel. No era lo que parecía en la superficie.
Implicaba un intrincado malabarismo de fuerzas, virtudes, arrebatos y ausencias.
La encrucijada se acercaba a Levar o más bien ella misma se acercaba a la encrucijada. Y ahora se sentía preparada para ello.


A medida que se había intentado acercar a Rasha le iba perdiendo poquito a poco; lo que le hizo pensar que no volvería a tenerle cerca de su piel. Ambos habían estado jugando un juego de alejamientos y cercanías.
Ambos le habían estado negando al amor una puerta que podía abrirse hacia unos sentimientos puros.
Sin embargo, ahora, por extraño que pareciera, no podía parar de pensar ciegamente en su hermana Sol.
Necesitaba corroborar si ella estaba en la espiral del Faraón.  No sabía en el modo que la encontraría pero esa era ahora una cuestión secundaria.





Mil soles alumbraban el complejo sistema de la Galaxia de la Vía láctea. Según el chamán Lucas veinticuatro Universos paralelos se enfrentaban unos con otros en similitudes y esperanzas, en crímenes y esclavitud.
Tal y como dijo la reina Omega: “Así como sucedía en el Universo Alfa, era así como sucedía del mismo modo en la Tierra de forma análoga”.

Levar, a pesar de haber encontrado varios motivos para desear vivir, seguía teniendo a su familia y su hermana tan lejos como le suponía alcanzar su propia duda de encontrarlos. No podía rendirse. Tenía que seguir costase lo que costase.
Dejó la mirada perdida hasta que el león de ojos negros se encontró con ella.

-No queda mucho, Levar. Pronto llegaremos al centro.- Le animó.
-No es lo que me preocupa. Me preocupas todos los que quedaron atrás con los farms, me preocupan los Ecoditas y la espiral de Najren. También los leones y los niños de la reina Omega y supongo que los chamanes y Ággelos merecen también mi preocupación. Y me preocupa Sol y mis padres. Y me preocupas tu Rasha. Incluso hasta el Faraón.- Declaró poniendo la mano en una de las mejillas de Rasha.
-Estas hablando como una reina.- Dijo Rasha con un brillo especial en sus ojos. Levar sonrió de soslayo y le miró fijamente sin parar de andar.
-De veras que estoy preocupada, Rasha.- Volvió a reiterarse.
-Lo entiendo pero no lo estás más que yo. Hay que intentar no rendirse. Seguir el camino a Sión. Es el que te lleva siempre a casa. Además estamos en la recta final, preciosa. El camino a casa se acerca.
-Yo no sabría ni que deciros. No se ni donde estoy ahora.- Intervino Jacky.
-Cuando llegue a casa no me lo voy a creer. –Aseguró Tania.
-¡Mirad, unos luminosos chicos!- Gritó Blod que iba a la cabeza de todos.


A lo lejos se observaba un panel gigante con carteles electrónicos. Uno indicaba la avenida donde ellos mismos se encontraban y la velocidad media a la que iban los vehículos. El resto indicaba las calles perpendiculares a la avenida y el tráfico en ellas.

-Estamos llegando al centro. En esa intersección comienzan los comercios- Advirtió el gato-león.
-Espero encontrar a alguien que nos cambie el medallón por ropa. – Dijo esperanzada la hija de Acuario.

Corrieron hacia la intersección y giraron dirección hacia un paso peatonal intransitado. Al final del paso había un puente que se elevaba por encima de los viales y daba a la otra cara de la avenida. Cruzaron el puente metiéndose a la izquierda, en la propia calle que entraba a su paso. Al bajar las escaleras se encontraron con dos individuos que les miraban atónitos. Los dos vestían de chaqueta y parecían incomunicados entre ellos.
Al pasar por el grupo de Levar, los individuos les miraron como si vieran la muerte.
Tania pasó primera desafiando a aquellos seres con su paso firme y un gesto amargo en la cara. El resto, inseguros, seguían el paso de Tania pero bajaban las miradas al encontrarse con los enchaquetados.

Por fin atravesaron hacia abajo todo el puente y llegaron a la calle 140. Todas las calles estaban marcadas con números menos algunas avenidas que rezaban con nombres de letras ordenadas por un código propio.
La gente se galopaba de un lado a otro; de algún modo aferrados a alguna dirección, pero absortos y con ausencia de motivación en sus actos.
Parecían auténticos autómatas… auténticos robots orgánicos.

Levar se tocó el cuello en la misma parte donde le habían grabado a fuego la espiral. Lo tenía completamente curado pero temía que los o los haggeds le vieran la marca.
Entonces recordó las heridas; Jacky arrastraba una de la lucha. Le había visto andar en ocasiones mas rezagado que el resto aunque siempre alcanzaba el paso de los demás. Asar aún sufría la punzada de ciertos pinchazos en su costado. Rasha a penas sentía ya la fisura del hombro y el resto, algo mejor, a penas tenían rasguños.

-Así no podemos pasar desapercibidos. Los dos tipos de antes ya nos miraron asombrados. – Planteó Tania.
-Quizá Blod es el que pase más desapercibido por la ropa. Los demás somos blancos fáciles.- Observó Rasha mirando a todo el grupo.
-Pero encontrar fichas a cambio del medallón de Tania y luego comprar ropa es una locura- confesó Jacky- ¿Por qué no buscamos individuos que vistan a nuestra medida?
-Si consiste en estrangular, yo hasta ahí no llego.- Aseguró Levar desentendiéndose del tema.
-Bien, no nos moveremos de aquí. Saldremos de uno en uno amenazando con la ropa o la vida… Tal vez esto pueda surtir efecto.- propuso Rasha.
-Y tu Tania para de morderte las uñas ya que me estás poniendo nervioso.- dijo enfurecido.
-Aunque nos vistamos como ellos será difícil pasar por uno de ellos. Se comportan plagados de automatismos. Andan como si estuvieran guiados por unos hilos. – dijo Levar desconcertándose así misma.
-Habrá que intentarlo, reina Levar. No podemos esperar a que vengan los problemas. Habrá que adelantarse a ellos, ¿no crees?- Le contestó Blod sin mucha convicción.


El primero en animarse fue Jacky. Pegó un brinco y se situó en la espalda de un hombre de su altura que vestía un traje beis. Le retorció el cuello y cuando lo acercó al puente ya le había quitado la mitad de la ropa.
Luego le siguió Asar y Rasha. Ambos tenían alturas similares así que tenían que repartirse los individuos que pasaran.
Uno escogió a un tipo que iba de azul y Rasha escogió a uno que iba trajeado de negro.
Tania se rezagó junto con Levar pero pronto tendrían que coger posiciones.
Tania agarró a una mujer que vestía un traje de chaqueta y falda color lila.  Levar escogió a una mujer con un traje color vainilla.
Solo quedaba Blod que no lograba encontrar ninguno a su medida.
Algunos mejor que otros pero todos ya vestían como un hagged del sistema
Andar por sus calles producía cierto escalofrío. No podían interceder en el paso de nadie. El propio sistema sospecharía.
La calle 140 gozaba de veinte edificios inmensos presidenciados  por dos columnas en la puerta una a cada lado.  Ambas eran de mármol blanco y tenían unos curiosos gravados en los capiteles que parecían  símbolos de un idioma aún por resolver.
Aun que todos los edificios eran grises y estaban acristalados de arriba abajo, uno de ellos parecía ser el mas transitado.
Todo en aquella ciudad era artificial incluso el mismo oxígeno que respiraban. Todo controlado por un egoísmo sin control.


Blod por fin escogió a un hagged de su altura. El era fuerte y, por poca presión que ejerciera en el cuello de un individuo, podría convertirlo en la víctima idónea. El traje que le había tocado era violeta; un violeta tan claro que parecía rosa.
Todos ya se habían vestidos para no llamar la atención.
Levar que tenía el pelo medio suelto, se lo recogió detrás de las orejas para que no se vieran sus rapadas laterales. Pronto tendría que improvisar con un pañuelo, para que no se le viera la espiral del cuello.
Tania tendía que llevar un velo en la cara para tapar sus tatuajes de hija de Acuario y los chicos se recogieron el pelo hacia atrás, menos Jacky que lo tenía corto.

-Siempre había deseado vestir de azul.- Dijo de forma irónica Asar. El resto sonrieron.
-Si, pues a mi se me va a ensuciar rápido este color tan claro.- Comentó Levar y Blod sonrió con ella.
-Todo esto es absurdo- dijo Tania.- Rasha, con esto no vamos a dar ni dos pasos a la redonda. Nos encontraran enseguida.
-Hemos perdido a los farms. No podemos encontrar de momento un Walnut. Por el momento ya no podemos perder nada más. – Convino Jacky.
-No sé, chicos, no sé- comentó Rasha pensativo.
-Aquí también hay insurgentes.- Sonrió de oreja a oreja Asar.
-Los niños-. Siguió diciendo- Ellos no tienen chip hasta los dieciséis años. El sistema no cree conveniente frenarles en su desarrollo.
-¿Estás loco? ¿Qué vamos a hacer con unos críos?- preguntó indignado Jacky.
-Informales de lo que pasa. Hacer que se nieguen a ponerse el microchip, impedir que sus padres sigan siendo haggeds.
-Pues yo apenas conozco esta espiral- intercaló Levar. – No sé a lo que nos enfrentamos.-Confesó mirando a Asar.
-Reina Bipolar. El Faraón ha creado aquí un intrincado sistema de energías que permiten la teletrasportación. Puede utilizarle en base a tener a los haggeds esclavizados, que son los que crean esa energía. Pero esta transportación solo es posible a pequeña escala y en el Universo Alfa y sobre todo dentro solamente de una misma espiral. La codicia del Faraón es llegar a crear bolas flotantes falsas capaces de trasportar a la gente de una espiral a otra. Ahora su mayor ambición es llegar a tu Universo. Eso cambiaría su poder de una forma infinita. Sin embargo la energía de los haggeds aún no llega a tanto. Por eso busca una puerta.
-Quizá ya hayan llegado a ese poder…- Añadió Jacky.
-¿Gracias a los haggeds? Lo dudo.- Intervino Tania.
-Si raptan alguna reina sería más fácil para el Faraón conseguir su cometido- dijo Blod. Pero estoy con Asar; de momento solo podría trasportarle de una espiral a otra…
-Algún chamán también sería de ayuda- añadió el Keburi.- De todos modos la energía que absorbe de los haggeds es traducida en jorns, su moneda de cambio de plástico. Luego son los los que ponen orden a toda esta locura.
-Y los niños… ¿los chavales jóvenes como superan esto…?- Preguntó Levar temerosa de oír una verdad dolorosa.
-No lo soportan. Algunos se revelan pero no pueden cambiar sus vidas ni la de sus padres. Están condenados. Lo único que pueden hacer es intentar huir.
-¿Y algunos lo hacen? Huir digo…- Articuló la reina Levar dirigiéndose a  Asar.
-Si, pero no alcanzan ninguna bola. Dudo que huyan muy lejos con tanta protección; los no descansan nunca. Luego vuelven a la institución y reciben castigos adicionales. Nunca son capaces de abandonar la espiral -explicó Asar.
-¿Qué tipo de castigos?
-Realidad virtual combinada con daños reales, golpes, latigazos…no sé… preferiría no saber que le pasa a cada uno de ellos. Por lo que he oído algunas veces llegan a cambiarlos de encrucijada.- Expuso Jacky tratando de no imaginárselo.
-¡Vamos vienen , entrar en ese comercio!-gritó Rasha.



Los seis entraron de sopetón en un establecimiento inmenso. Era un almacén grande de máquinas de cortar césped. Todo haggeds que se preciara tenía en su haber una, porque una máquina de éstas suponía cierta jerarquía, un eslabón más elevado que el del resto que no disfrutaba del privilegio de un jardín con césped de plástico.

-Venimos los seis juntos- dijo Rasha enseñando los dientes a  modo de sonrisa y tratando de que pareciera normal tal visita. – Busco una pieza para mi máquina. No sé, tendría que ver el modelo en cuestión.
Mientras todos se dispersaban para no llamar la atención la dependienta no daba crédito.
Estuvo apunto de llamar a los pero los ojos de Rasha le cautivaban. Siguió mirándole entusiasmada. Nadie en su entorno tenía el atrevimiento de mirarle así...
Estaba perdiendo las formas y podía ser castigada por ello, pero aquel hombre le proporcionaba una sensación tan salvaje que hacía que sus propios ojos y su cuerpo se sintieran indómitos. No podía parar de mirarle.
Ella siempre había tenido deseos profundos de lidiar con lo salvaje. Era su oportunidad de dejarse llevar…

Levar observaba las máquinas colgadas como jamones. Estupefacta miraba una máquina que servía para opio del pueblo, tristemente un cortacésped que aliviaba el sentido natural de las cosas.
Tania junto con Jacky y Blod se perdían entre las estanterías. Asar le hacía compañía a Levar.
Unos pasaron por delante del almacén y no se percataron de nada extraño ya ni tan quiera miraron en el interior del almacén.
Levar se topó entre las hileras de las máquinas con Tania. Le confesó algo íntimo que no podía dejar de solucionar. Era inminente.

-Tania, ¿tú te has quitado la compresa? Yo me la limpié por última vez antes de salir del desierto de Pentecostés.
-Ah, yo me la limpie en el farm justo antes de salir.
-¡Uff!, pues yo no puedo aguantar más con esto… Debería limpiarme, ¿o que debería hacer?
-Ven- le cogió de las manos.- He visto unas puertas sospechosas.
Efectivamente eran los baños de los empleados. Ambas se limpiaron la compresa y orinaron una detrás de otra.
Cuando salieron la dependienta aún estaba hablando con Rasha.
Después aprovechó para coger unas telas del almacén y sacar el ungüento para curar a Asar. Eso curaría pronto la herida y además calmaría el dolor.

-¿Dónde podría conseguir jorns de forma fácil?
-Je, je, je- rió ésta totalmente ablandada.- Pues no sé. Quizás en la sala de juegos. Los hacen apuestas con haggeds. Ganar supone altas cifras de jorns.
La dependienta cada vez se ablandaba más y más.

Levar y Tania llegaron a la altura de Rasha. Jacky, Blod y Asar  andaban por ahí intentando no estorbar en la conversación de león con la hagged.
Todos acabaron por reunirse en el recibidor.
Rasha le dio amablemente un beso a la dependienta en la mano. Les había salvado la vida por un rato.
El león negro lucharía con quien fuera pero era incapaz de hacerle ningún daño a aquella dulce dependienta.


Salieron del almacén y siguieron andando avenida abajo. Rasha quería buscar el local donde apostaban dinero por hacer luchas de haggeds. Se lo comentó al resto del grupo. Les pareció interesante idea excepto a Levar que veía inútil conseguir jorns.

-Vamos reina, Levar. Los jorns nos vendrán bien.- Le alentó Jacky con un soniquete de voz peculiar.
-Eso es Babylon. Perdéis principios por el camino solo por tratar de adelantar- dijo algo cabreada. – Cualquier jorn está bañado de la sangre y la malicia del Faraón. Me pregunto cuantos niños  y cuantos adultos defenderían su vida de haggeds  y cuantos de corazón romperían con su esclavitud.
-Eso es quizá lo que merezcan, Levar. Poder elegir…- Insinuó Asar.




-Vamos he encontrado un centro comercial- dijo Tania.- Es ideal para esconderse.
La hija de Acuario, que estaba más adelantada,  hizo que todos la siguieran.
Cuando entraron se sentaron en unos bancos cerca de las escaleras mecánicas apartados del gentío.
-Esto sigue pareciéndose a mi mundo. Nadie escapa a la identidad.- Afirmó Levar convencida.
-Ahora deberíamos llegar al colegio más grande de la ciudad. Así podríamos hablar con los chavales.- Propuso Asar.
-Mirad- Dijo Blod mientras señalaba un cartel pegado en la pared.- Es ideal para conectar con los chavales. ¡Un concierto!- Exclamó.
-Tenemos que conseguir antes las fichas.- Sopesó el león mirando con resquemor a Levar.
-Con una pelea llegará para el coche y las entradas del concierto. –calculó Tania.
Todos se miraron cómplices de su situación. Estaban perdidos en mitad de la ciudad y sentían aún lejanos los pasos hacia su propósito.
-Yo no entiendo como hacen estas peleas. Los haggeds en principio son pacíficos. Probablemente los mismos las organicen para resarcirse de la situación de los haggeds y ellos, con toda la frustración que cargan a sus espaldas, se desahogan cuanto pueden con esto. – Espetó Tania no sin algo de odio.
-Seguramente los son conscientes de la rabia contenida que mantienen los haggeds. –Añadió Rasha.
-Hay que encontrar a alguien que sepa de esto.
Levar miró a Rasha resignada porque deducía que quería luchar.
-No será tan fácil luchar con ellos.- Añadió algo dolida.




Mientras tanto los haggeds se movían de un lado a otro sin apenas gesticulaciones faciales. Individuos trajeados en mundos inertes.
De repente un hombre bajito y sin traje, con el pelo algo alborotado, cruzó las escaleras mecánicas con total rapidez hasta llegar al cristal de uno de los comercios. Una vez allí pegó un cartel en el cristal y salió corriendo.
Por lo que decía el cartel los estaban buscando a individuos con alta energía. Utilizaban unos aparatos del sistema que captaba este potencial  que tenían cierta complejidad de manejo. Pero no les importaba porque luego sabían que la diversión estaba asegurada.

El individuo bajito estaba destinado a poner esos carteles en zonas estratégicas. Cuando se marchó, Rasha se acercó a leer la publicidad.
Dos calles mas allá, en un subterfugio de un almacén, se realizarían las peleas.




Todo estaría preparado en el sótano de aquel almacén para comenzar con los asaltos. Los esperarían a los nuevos con fervor.
Todo el grup salió con rapidez de allí para buscar el sótano que se indicaba en el cartel.
Cuando salieron del centro comercial fingieron ser haggeds de nuevo. Destacar podía ser su muerte.
El lugar no estaba excesivamente apartado. Anduvieron un cuarto de hora y llegaron al lugar.
Cuando se encontraron con la puerta del sótano la abrieron y bajaron las escaleras hasta llegar al lugar deseado.

Muchos se rifaban las fuerzas de los haggeds. Se hacían apuestas altas por ínfimas que fueran las peleas.
Rasha se acercó junto con Blod a un que manejaba fichas en las manos.

Le murmuró a Blod en la oreja:
-¿Te atreves primero?
-No, mejor no.- Contestó él.
Blod no supo cómo reaccionar.
-Eres el que mas fuerza física tiene de todos. Si yo muestro mis habilidades de león sería peligroso.
-Esta bien- contestó inseguro.- Seré el primero pero que conste que esto no me gusta un pelo.
-Lo siento, Blod.- Dijo Jacky queriendo animarle pero sin utilizar las palabras apropiadas.
Luego lo arregló diciendo:
-Tranquilo, te lo comerás en dos sentadas.
-Blog, te quiero.- Le dijo la reina Levar acercándose a él y cogiéndole de la mano.- No lo olvides, grandullón.

Ella le adoraba y temía por su vida. Pero las circunstancias les habían llevado a esa situación.
Blod por un instante sonrió al oír a la reina,  olvidando lo que venían a hacer allí.
Miró a Rasha y le dijo:
-Adelante, voy a pelear.
Entonces el león se acercó al hombre de las fichas y apostó por Blod. Nadie apostaría por el demasiado así que si ganaban tendrían una alta recompensa.



Blod se puso en el centro del almacén frente al que parecía ser el anterior ganador de los asaltos. Era un de casi dos metros. Eso no iba a intimidar a Blod, porque el can medía prácticamente lo mismo. Sin embargo, sus ojos estaban inyectados en odio.
La tez del era como la de Levar aunque su cuerpo parecía hinchado hormonalmente y sus ojos eran azul celeste, tan claros como los lagos de la espiral de las reinas.
Su cara arrugada no hacía honor a su cuerpo, el cual  lucía bajo un pantalón negro ajustado y un pecho musculoso entregado al descubierto.

-¿Realmente es necesario?- Le preguntó Blod a Rasha antes de empezar el enfrentamiento.
-Es necesario amigo, no tenemos otras muchas opciones.
-Bien, lo haré entonces.- Dijo mirando de reojo a su contrincante y luego agachó la cabeza.- Si no hay mas remedio…

Se acercó al epicentro donde se disputaban las peleas. El otro individuo le esperaba impaciente chirriando sus dientes.
Al llegar Blod, el otro le dio un empujón   y le bloqueó en el suelo.
Blod se levantó y cogiéndole de las dos manos tiró también al pavimento al luchador.
Un instinto innato en él le hizo morder al . Era lo mejor que sabía hacer como perro del Oeste.
Entonces se le echó al cuello y le pegó un buen mordisco. El otro grandullón no se lo esperaba. Cogió uno de los brazos que le aprisionaban el pecho y trató de quitárselo de encima. Pero no pudo hacer uso de su fuerza porque comenzó a sangrar gravemente por el cuello y cayó mareado sobre un espectador.
No podía seguir luchando. Aquel idiota se le había roto la arteria carótida del cuello y no paraba de desangrarse así que se quedó estático en el sitio pidiendo por favor que le trajeran una toalla.
Al final se desmayó y un solicitó ayuda médica.
Blod miraba atónito la escena como si no hubiera formado parte de ella.
Rasha se acercó al que llevaba los jorns y éste le dio unas cuantas fichas. Algunas valían su peso en oro.

Salieron de allí acelerando el paso y  arrastrando a Blod que aún no había reaccionado. Era difícil pasar inadvertidos con los tatuajes de Tania, el cabello de Levar y las rastas de Rasha. Pero tenían que intentarlo.
Alquilarían un coche volador e irían por la noche a aquel concierto de música  que habían visto en el cartel.

Pero ahora tenían que buscar algo de comida. Aunque realmente los haggeds comían poco y no sería tan fácil conseguirla, según Jacky encontrarían algún alimento energético porque muchos haggeds provenían de otras espirales.




¿Estaría Kramp en esta espiral?
¿Y Sol?
¿Había merecido la pena llegar a la espiral del Faraón?
¿Conseguirían sublevarle?
Era pronto para saberlo y tarde para echarse atrás.
Tenían que encontrar la dirección de ese concierto. Se celebraría esa misma noche pero aún no sabían cómo encontrar el sitio.





-Seguro que se realizará en las afueras de la ciudad. En una zona abierta donde nadie les pueda molestar. Supongo que ahí estarán en paz.
Tania les volvió a enseñar al grupo el cartel que habían arrancado de la pared del centro comercial.
-Perfecto. Ahora hay que buscar un vehículo. Cuanto antes estemos ahí mejor.- Opinó el león.
-¿Y la comida?- Preguntó Levar.
-Allí supongo que habrá algo pero de todos modos buscaremos algo por aquí mientras encontramos un Walnut.
-Entonces Asar, ¿cómo hacen para soportar la situación de haggeds los chavales? Supuestamente les quitas una libertad que antes le era concedida.- Se cuestionó la reina Bipolar ávida de respuestas.
-No tienen opción. Estudian y el sistema hace que se junten en familias sobre los veinte años o menos. Entonces ya no tienen escapatoria porque nunca huirán por sus hijos. Desde ese momento los harán todo lo posible para que cumplan las apetencias del Faraón. No lo hacen antes para que se desarrollen sin dificultades. Si se le pusiesen limitaciones jamás serían capaces de aportar la energía que luego el Faraón custodia a cuenta propia.

El líder de los mutantes miró con cierta dulzura a la terrestre. Era una mujer inteligente aunque algo temeraria…

-El Faraón no es tonto.- Añadió Tania.
-Por lo que veo el Faraón es egoísta simplemente. -Planteó Levar convencida. -De todas formas yo creo que esconde más secretos.





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 -¿Qué se esconde trás los ojos, Charlie?
-No sé, quizá nadie lo sabe.
-A lo mejor nadie se atreve a saber...
-Cierto, cuando los tuyos chisporrotean
me da miedo hacerles preguntas...





Ishtarenlanoxe



 

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