La abnegación de los mutantes (Año 2045)
Todos
los farms se sentían preparados para la lucha. Estaban ávidos de que se sucediera en el Teatro el encuentro entre
ellos y los mutantes azules.
Decían
que saldrían airosos o al menos diluirían cuantos miembros destacados mejor.
En
el farm de Rasha habían dos visitantes nuevos: Sofia y Pal. Ayudarían con las
pantallas y las coordenadas, así como a identificar, en plena lucha, a cada
miembro de la reunión.
Sofía
se parecía físicamente a Pal, aunque tenía un poco menos de estatura, el pelo
aclarado por algunas mechas de color rubio ceniza y, sin ninguna duda, con un
gesto mucho más dulce y sereno que su compañera.
Los
farms ya estaban completos y las disposiciones sujetas a las circunstancias.
Se
dirigieron al Teatro sobrevolando por el aire a una distancia de unos ciento cincuenta
metros de altura sobre el suelo. No podían subir a más altura porque debían
evitar ser avistados por nadie desde la ciudad.
Tan
solo el conductor, unos pocos como Rasha, algún león más y los mutantes al
mando, podían ver el panorama desde la luna delantera.
El
resto luchaba con sus propias emociones
y las mismas circunstancias.
En
el farm de Levar, el chamán Lucas regulaba los ánimos. El león de Judá Pripe, la Ecodita, Ari y Najren
escuchaban atentamente al chamán. El resto hacía concesiones con sus propios
temores.
Rasha
se mantenía de pie aguardando la hora de la confrontación.
Levar
hablaba con Tso sobre el cometido de su presencia allí.
-Debes
absorber energía mala. Entonces, el chamán sabrá que hacer con ella. Pero hazlo
solo para curar no para crear ningún mal, ¿eh?- le advirtió.
-De
acuerdo, hago, tsi. – contestó el desahuciado.
Blod
permanecía también de pie. Su costumbre adquirida como perro del Oeste había
vuelto a aparecer en momentos cruciales. Tania, que anhelaba esta situación
como agua de Mayo, ensayaba un truco con el keburi para mantenerse ocupada.
Llegarían
rápido al Teatro por la velocidad que había alcanzado los farms.
Ja
y Sofía podían indicar la dirección ya que estaban viendo desde lejos, con su
prodigiosa vista, las líneas del perfil del Teatro.
La
audiencia del Teatro era grande. Todos se encontraban en el círculo exterior
menos algunos técnicos que preparaban el sonido en lo alto del entramado
interior del escenario.
Los
farms comenzaron a llegar. Los grupos fueron bajando perdiéndose entre la
gente. Supondrían de doscientos Alfarianos más visitando el Teatro exterior.
Levar
bajó y siguió a Rasha. Se posicionaron por el centro. Los allí presentes
empezaron a poner en duda la procedencia de los nuevos visitantes. Aunque el
Teatro estaba iluminado, el resto del recinto solo gozaba de la lejanía de esa
luz.
Mientras
oían la orquesta, un hijo de Acuario junto a otro hijo de la Liberación escucharon
inevitablemente la conversación que mantenían dos mujeres mutantes.
-Que
asco de vestidos, que poco protocolo.- comentó una refiriéndose al resto de
mujeres mutantes ya sentadas.
-En
Babylon las mujeres son mas elegantes, ¿no crees?- intercaló la otra.
-Tienes
razón. A mi me gustaría tener un Hagged, como hacen las mujeres de altas castas
del Faraón. Los esclavos de otras espirales son algo estúpidos pero los Haggeds
de cuna son tremendamente serviciales.- Contestó la otra orgullosa de su
deducción.
-¡Maldita
mutante! – gritó un hijo de la
Liberación. - ¡Dais asco!- vociferó como si estuviera siendo
testigo de una aberración.
La
mujer que habló por última vez abrió bien sus ojos y segundos después chilló
fuera de sí. El hijo de la
Liberación le había clavado un venablo asestándole la punta
en el costado.
Segundos
después se empezó a desatar una locura colectiva por todo el Teatro y en cuestión
de un minuto todo el mundo comenzó a luchar.
Algunos
keburis atinaban a matar a algunos mutantes con un solo tiro de arco. Los hijos
de la liberación mataban enfurecidos. Desfogar toda su furia no sería fácil.
Los
mutantes, Sofía y Ja, trataron de mantenerse al margen.
Las
reinas volaban y echaban brebajes venenosos que al respirar eran mortales.
Suponiendo que las reinas rechazaban la violencia, sus reacciones estaba siendo
una de las mejores respuestas esperadas para la lucha y la mas inesperada por
ellas mismas…
Los
chamanes, sin embargo, preferían luchar por
su cuenta.
El
chamán Ribe armonizaba la fuerza energética combinándola con la utilización diestra
del venablo.
Los
Ecoditas empleaban con bastante atino la honda; eran fuertes, rápidos y precisos
y, por primera vez, volcaron toda su
rabia con los intrusos que les atacaban usando la honda, al tiempo que arañaba
y golpeaba a los más cercanos.
Por
otro lado, los leones de Sión y los hijos de la espiral Naciente maniobraban
sus espadas y su fuerza energética con el acierto suficiente para no ser
vencidos ni una sola ocasión.
Los
luchadores de Rasha crearon muchas bajas entre los mutantes del Teatro. Llegó
un momento en el que algunos de los azules tuvieron que enfrentarse a varios
luchadores de distintas espirales.
Un
mutante comenzó a desafiar a Rasha dando volteretas. Se movía sin parar y,
mientras hacía piruetas varias, trataba de absorber la energía del líder poniéndole
la mano en el pecho, cuando al dar un brinco, alcanzaba el suelo.
Rasha
se debilitó un poco. Se apartó como pudo y, cuando éste estaba desprevenido, le
atacó con la espada. En este caso la fuerza bruta iba a ser más
eficaz que la maestría. Al moverse le impidió el paso con la misma espada. El
mutante ya no podía absorberle nada.
Había creado un reducto entre él y el mutante. Con solo un movimiento giró todo
su cuerpo a la derecha y hacia atrás. Luego adelantó un paso moviendo todo el
cuerpo y le cortó la cabeza. Ya no haría mas daño.
Los
luchadores acabaron con los mutantes, menos con algunos que huyeron durante la
lucha, como un sacerdote y alguna mujer.
Debían
volver a los farms.
En
la congregación teatral un sacerdote realizaría un discurso. Era el jefe de una
de las sectas de los mutantes. Como
sacerdote asistía a otras tantas homilías, conferencias y reuniones llamado por
el Faraón.
En
cuanto comenzó la lucha, trató de esconderse en el escenario. Era lo
suficientemente ambicioso y cobarde para no enfrentarse a ningún luchador, a
menos que la muerte de uno resultara ser un encargo.
Esta
vez, pese a sus escarceos, le tocó lidiar inevitablemente con una reina. Le
sacó una espada y este, sonriente, separó la espada de la reina con el poder de
su mente. Ella se puso las manos en el pecho y realizando un triángulo lo
despidió contra el suelo unos cuatro metros.
El
sacerdote enfureció. Se levantó y, al hacerlo, se acercó peligrosamente a la
reina creando una pantalla entre ambos que ella no podría traspasar.
Pese
a su arrogancia, ella metió la mano en la pantalla y estiró. Daba la sensación
de que la estaba replegando cogiendo cada una de sus puntas.
-¡Malditos
súbditos del Faraón!- gritó la reina con fuerza.
-¡Atrévete
a desafiarme!- vociferó estirando los brazos hacia el suelo.
-No valéis nada – contestó
algo aturdido el sacerdote. -¿Creéis que vas a intimidarme con esos trucos
malos de las espirales débiles?
-¿Dime
quien es el jefe de la Secta?-
volvió a gritar enfurecida la reina.
-No
te lo diré. ¿Quién eres tú?
-Una
reina más- chilló ella.
Entonces
el se dispuso a tirarla al suelo pero antes de llegar a ella, empezó a levitar
frente al sacerdote.
El
paró y se acercó a una caja de instrumentos.
Ella
anticipó sus movimientos y la cerró con su fuerza energética.
Estaba
leyendo el pensamiento del sacerdote.
Éste
se paralizo sorprendido y, después, buscó un objeto para agredirla.
Un
acompañante del sacerdote que apenas se movía estaba observando toda la lucha
escondido en un rincón, entre bambalinas. Siguió callado, prefería no tentar a
su suerte.
El
sacerdote trato de controlar su mente para averiguar quien era. Entonces apareció
Rasha que tiró un venablo en dirección a las manos de la reina. Ella, sin
ninguna dilación lo cogió y se lo clavó al sacerdote en la tripa.
-¡Soy
la reina Bipolar!- confesó encolerizada mientras se lo clavaba.
En
ese momento el sacerdote calló al suelo con el venablo retorciéndose en su
interior.
Cuando
dejó de respirar, el acompañante que estaba escondido salió corriendo. Debía
alertar de lo ocurrido. Ya habían encontrado a la reina Bipolar…
Después
de aquello la reina se arrodilló en el suelo. Era la primera vez que mataba a
alguien y la primera vez que sentía la ausencia total de la esencia de un
Alfariano. Lo peor de todo era que ella misma había sido la causa de su
muerte.
Cerró
los ojos y vio pasar la muerte, la nada, la ausencia de vida.
Ella
tan esquiva, su compañera de travesías, su espía, la falsa ironía de la vida…
Levantó
sus manos y balbuceó:
-¿Ha
donde ha ido? ¿A dónde van estas almas?- Y comenzó a llorar desconsolada.
Rasha
se acercó y se arrodilló a ella.
-Pequeña…
no llores… - intentó tranquilizarla rozándole la mejilla con sus dedos.
-Escúchame-
siguió diciéndole el león acercándose a su oído. –Todas las almas van a parar
al Peripato de la encrucijada. Algunas vuelven a realizar la misma vida con la
misma encrucijada por no haber sabido evolucionar. Sea como sea, el sacerdote
no tenía la licencia de hacer daño a nadie. Tú pusiste fin a un mal que
hubieran sufrido otros muchos.
-Hacer
esto no está justificado, Rasha- dijo quitándose las lágrimas.
-Luchamos
por Sión, por lo tanto contra Babylon- explicó tratando de serenar la
situación.
-Lo
se, Rasha, pero en mis planes no estaba ver morir a alguien y menos matarlo yo.
– argumentó algo mas calmada.
-Ni
en los míos ver crecer tan rápido a una persona como tu, Levar. Los Ecoditas
han luchado, los hijos Nacientes y el resto también, todos lo han hecho. Ahora
no puedes rendirte- le solicito dulcemente.
-No
lo haré. Solo necesito asimilarlo- aseguro dubitativa.
De
pronto llegó el keburi cerca de ellos.
Tenía la pierna ensangrentada hasta los pies.
Se
dejó caer frente a ellos y suspiró.
-Vamos,
ayúdame a cogerle. Le llevaremos al farm.
Le
cogieron de los brazos ambos. Era un peso delgado y ligero así que no les costó
demasiado llevarlo a cuestas.
Tania
junto a un hijo de la espiral Naciente aún luchaba contra dos mutantes. Ambos mutantes
fueron exterminados con las espadas, rodaron dos cabezas más…
Ya
no quedaba ningún mutante vivo o sin herir.
La
luchaba se había zanjado y había sido
productiva. La única baja real había sido la de un hijo de Acuario y una Ecodita.
Esto
provocó ciertos temores a la vez que profundas tristezas.
Recogieron
los cadáveres de los dos Alfarianos que habían muerto. El hijo de Acuario
estaba en el grupo de Ominona y la
Ecodita en un círculo de Watchamn, el sereno.
Tania
estaba enfurecida y Ari se mostraba
triste, afligida y desconsolada.
Todos
subieron a los farms. Habían vencido pero empezaron a darle un sentido distinto
a su lucha. Si iban a enfrentarse a peores mutantes y ∏ más despiadados si
cabía, sería extraño que no murieran unos cuantos luchadores más.
Era
pues luchar por Sión y contra Babylon pero también luchar por sus vidas y en contra
de realizar una trasmutación nueva.
Ahora
tenían que volver a los vehículos y camuflarse en un lugar seguro, en las
afueras de la ciudad.
Durante
el viaje el tema de conversación era evidente.
Cualquier
paso ahora sería decisivo.
-Hemos
conseguido las bajas suficientes para poner en previo aviso a los mutantes. La
alerta impedirá usas el factor
sorpresa.-declaró Rasha con aire solemne.
-No
podemos permitir que pase lo que ha sucedido con Harp, el hijo de Acuario. O
con Dab, la Ecodita.- Dijo
Tania.
-Ha
muerto gente inocente. – intervino Ari.
-Hemos
creado una alarma. Ahora ya no hay marcha atrás- reconoció el león.
-Estamos
en el ojo del huracán. Precioso momento para atacar a Babylon.- intervino Pripe
el león de Judá.
-La
cuestión es que parece que ha sido un éxito a pesar de las bajas- declaró Blod
mirando a Rasha. - Aunque Jacky no ha salido indemne. – miró de reojo al
keburi.
-Yo
estoy bien. El chamán sabe lo que se hace, es un simple corte, algo profundo
pero podré andar.- Dijo mientras miraba el apósito que el chamán Lucas le había
aplicado. Entonces miró a Levar y le guiñó un ojo.
-Yo
no sé chicos- balbuceó la terrestre- Yo no me siento bien matando a alguien. No
se si está justificado.-confesó. – No entiendo porque tiene que ser el único
método…
-No
se puede hacer de otro modo, Isthar. Son una amenaza sobre todo en nuestras
espirales. Aquí ellos hacen y deshacen pero en el resto de espirales hacen
mucho daño. –Otorgó Jacky.
-Lo
sé Jacky, lo sé- contestó ella.
-No
te preocupes, reina Isthar. –Le dijo el keburi- matar no está justificado pero
defenderse sí.- Le planteó sabiendo que esa había sido, al menos, su postura
hasta hora.
-Es
que siento que somos meros peones. – todos se preguntaron a que se refería. Ággelo
tenía la respuesta.
-Somos
las primeras filas cierto, pero trabajamos como caballos, alfiles y
torres.-Dijo el Ággelo que recordaba aún sus vivencias en la Tierra y no había olvidado
el juego terrestre del ajedrez. –En realidad todos somos importantes pero
usamos distintas formas de luchar. A veces un simple peón hace funciones de
Rey- disertó cerrando el tema.
-Yo
necesito comer y descansar –comentó la terrestre pasando por alto las palabras
de Kufu.- Tso esta intacto pues no ha
salido a luchar esta vez y eso hace que no tenga ni hambre pero yo siento
desfallecer.- dijo la reina Bipolar echándole la mano en la espalda al
desahuciado.
-Comeremos,
¡sí!- exclamó Rasha poniendo orden.
Echaron
mano del pan que tenían reservado y de alguna fruta escachada. De
acompañamiento bebieron zumo de cereales y frutas. Los frutos secos no podían
tocarlos. Eran una fuente de energía valiosa así que los reservaron para otra
ocasión.
El
farm se dirigía a una nueva llanura. Cerca de los ríos siempre se nacía presumible
algún nacimiento de juncos o algún conjunto de plantas acuáticas. Blod tenía razón
cuando le decía a Levar que la espiral de los mutantes no era muy distinta a la
Tierra.
Con
la ayuda de la coordenadas que proporcionaron Ja y Sonia, dejaron los farms
junto al cauce de un río, en una zona segura y resguardada.
Cuando
estacionaron los vehículos, Levar ya había comido y se había dormido junto a la
mayoría.
Ja
y Sofía, que estaban en el farm del león de Judá Joe, fueron llamados para
hablar con Rasha.
Solo
Ággelo, el chamán y Rasha estaban despiertos en el farm.
Cuando
los mutantes entraron reinaba cierta paz.
-¿Estamos
a salvo en el cauce del río?- les preguntó el líder.
-El
río Xeraco siempre es seguro. Es una zona deshabilitada. Si no usamos
tecnología no nos descubrirán. De lo contrario tendremos, como mucho, cinco
minutos para desaparecer de aquí. – explicó el mutante Ja clavándole la mirada
a Rasha indefinidamente.
-Suena
convincente- pensó Rasha en voz alta.
“Lo
es, tranquilo”- le trasmitió con la mente el chamán Lucas.
Ambos
se miraron con la decisión tácita de mantener la identidad de Levar oculta. Era
un dato que ningún mutante debía saber.
-Bien
pues si hay que huir estaremos preparados, si se da el caso.- Inquirió Rasha
dirigiéndose al mutante.
-Creo
que eso sucederá queramos o no. Para saber el paradero de la próxima reunión
debemos estar en contacto con nuestras
fuentes. Pal se ausentó para darnos las coordenadas desde allí.
Ja
paró de hablar y cogió una de las espadas con vehemencia. Luego la alzó
violentamente y la volvió a bajar a posteriori.
-No
tenemos motivos para conectar con otros farms mientras no tengan que
anunciarnos nada importante o viceversa, sin embargo, durante cinco minutos
obligatoriamente nos pondremos en disposición para recibir información y emitir
a su vez las coordenadas de nuestro paradero. – siguió explicando el mutante.
-Bien,
está claro entonces – contestó Rasha mirando con cierto recelo la espada que Ja
estaba sublevando a su poder- Esperaremos las señales.
-¿Desde
cuando mantenéis alianzas con los leones?- quiso curiosear el chamán.
El
resto dormían y, para no molestarlos, el chamán se había acercado hasta
sentarse junto a la pareja mutante.
-Desde
hace mas de un siglo. Al menos las que hemos mantenido con el padre de Rasha y ahora
con él. Ambos perseguimos lo mismo.
Babylon nos impide obrar a nuestro juicio. Impone una alienación que algunos no
estamos dispuestos a obedecer.
-¿Y
como lográis escapar a sus ordenes?- preguntó el Ággelo mascullando. Había
permanecido callado con la consecuencia de pasar inadvertido, pero su afán de
protagonismo hacía su aparición una vez más en las conversaciones más
delicadas.
-Es
fácil hacerlo, aparentemente lo conseguimos. – Dijo Ja rascándose la nariz
efusivamente- Algunas alianzas incluso forman parte de las sectas para pasar
desapercibidas y estar a la vez informadas. Eso nos proporciona información de
primera mano y consigue que no llamemos
la atención.
-¿Y
como hacéis para reuniros?- preguntó Rasha.
-A
través de la tecnología -confesó-. Nos comportamos como los desahuciados pero
en el fondo mantenemos intrincadas redes tanto en la Secta principal como en
otros estratos sociales –miró al chamán tratando de psicoanalizar sus gestos,
tampoco ellos confiaban al cien por cien en la alianza de Rasha.
-
Ellos no son conscientes de nuestro alcance… también podemos llegar a diferentes
superficies materiales o a diferentes pantallas burlándonos de sus propios
métodos.
-Interesante-
intervino el chamán.- ¿Y como os hacéis llamar? Supongo que vuestra alianza
tendrá algún tipo de nombre…
-Somos
los mutantes rojos. Aunque de cara a la sociedad tenemos que hacernos pasar por
mutantes azules.
-¿Y
porque no habéis intentado antes crear un conflicto para luchar contra Babylon?-
investigó el chamán.
-Podíamos
haberlo creado mucho antes, es cierto. Pero en Babylon viven muchas familias…
-hizo una pausa y miró al chamán sin apartarle la mirada.- Antes de que el Faraón
creara su imperio actual hubo una guerra entre grandes poderes, una guerra
entre amores y rivales. Supongo que le sonará la historia, chamán Lucas.
Rasha
y el chamán se miraron estupefactos. Dejaron con placer que el mutante narrara
su historia, no querían ni debían interrumpirle.
-El
anterior Faraón Melelik I había
conquistado un gran Imperio que abarcaba varias espirales. En una de sus
cacerías conoció a la reina Amerouk que estaba felizmente posicionada en su
reino. Éste se enamoró de ella y trató de conquistar su amor, pero la tiranía
de ambos quiso que, dentro de sus encrucijadas, ninguno consiguiera el reino
del otro a pesar de amarse secretamente e irremediablemente. Entre ambos se
generó una controversia que desató en una guerra descomunal donde murieron
varias cadenas de familias.
-Este
fue el anterior sucesor del Faraón actual… El padre del Faraón Melelik II,
supongo…- Murmuró Rasha entre dientes rozándose el mentón.
-Vaya,
interesante. Aunque yo ya había oído hablar de Melelik I, primogénito del Rey
Salomón y la Reina
de Shaba ¿verdad? Sus trasmutaciones fueron largas y complicadas,- Consideró el chamán.
-Cierto,
eso mismo- confirmó el mutante.
-Entonces
por lo que entiendo vosotros mismos en aquel momento no pudisteis revelaros.- Añadió
Rasha.
-Realmente
llevamos tiempo revelándonos pero no tocamos la estabilidad del poder- arguyó
Sofía conteniendo la respiración. Aun no había hablado y le costaba respirar el
aire espeso que se había generado dentro del farm.
-Por
lo tanto ellos hacen la vista gorda confiando en que nosotros no hagamos nunca nada que rompa el sistema central. – concluyó Ja.
-Ahora
solo hay que pensar lo mejor para Sión- testimonió Rasha.
-Quizá
vosotros penséis en Sión. Nosotros nos conformamos con que el equilibrio se
mantenga y los mutantes rojos puedan seguir haciendo vida en esta espiral. Sin
olvidar, por supuesto, a los numerosos mutantes que ahora son Haggeds- expuso levantando la mano e ignorando lo que
Rasha había dicho.
-Nosotros
no nacimos conociendo a Sión. – Siguió diciendo Ja-. Crecimos conociendo la
cara oculta y sombría de las cosas. –
dijo resignado.
-Esta
vez tenemos que creer en lo increíble, Ja. Si confiamos en las circunstancias,
las cosas saldrán bien - intervino el chamán esperanzado.
-Al
menos eso esperamos todos- terminó diciendo. Bien sabían muchos Alfaríanos que
las palabras del chamán Lucas eran proféticas: un bálsamo para todos.
-Quizá
tu te conformes con una revelación o un cambio de estatus para tus compañeros
los mutantes rojos -intervino Ággelo dirigiéndose a Ja.
-Pero
todas estas gentes luchan por ideales altos. Ahora no podemos defraudar al
resto de espirales.
Rasha
desvió la mirada. Kufu parecía desear que creciera un malentendido entre los
mutantes y el león. Pero ante tal evidencia prefirió no darle importancia ni
tan si quiera a la presencia del Ággelo.
Rasha
miraba a Levar mientras dormía, al tiempo que Tania y Ari se despertaban.
-¿Cuando
pediremos una confirmación de Pal?-preguntó Rasha a Ja.
-Pueden
dormir tranquilos- confirmó el hombre alto de piel violeta inspeccionando al
resto del grupo que estaba durmiendo. Luego pasó su mirada por los que
permanecían despiertos.
-Hasta
el amanecer no abriremos las pantallas tecnológicas y será mejor que ningún
farm lo haga antes de ese momento.
Miró
de reojo a Rasha y añadió:
-No
todo será fácil. Hemos tenido suerte en el primer encuentro. Por esta vez hemos
cogido ventaja.
Rasha
decidió dejar por concluida la conversación. Necesitaba fumar ganjha sagrada.
Así que salió del farm. El resto de círculos se mantenían dentro de los farms, menos
algún león de Sión que hacía guardia en las entradas de los mismos y
aprovechaba, al igual que el líder, para fumar la hierba sagrada.
Al
salir se puso a un lado del farm y comenzó a preparar su pipa.
Entonces
Ággelo se acercó al líder sinuosamente hasta ponerse a su lado.
-¿Quieres?-
le ofreció hierba vigilante.
-No,
sabes que los Ággelos ni si quiera comemos.
-Sabía
muchas cosas de los Ággelos -le contestó de forma sarcástica.- Lo que no sabía
es que se les daba bien manipular a las mujeres.- Resolvió.
-Creo
que te equivocas. Yo no la manipulo. Yo la amé de verdad cuando vivíamos en la Tierra.
-¿Y
ahora que pretendes, recordar viejos tiempos?
-Le
debía varias explicaciones. Después me vi inmerso en la encrucijada de Sión y
tuve que partir con vosotros.
-Es
una historia muy creíble. Quizá por ese mismo motivo no me la creo…-reveló
Rasha.
-Soy
un Ággelo- dijo este convencido de que eso resolvería algo.
-Yo
soy mas cosas que un león. – interfirió él.
De
repente notaron una presencia. A los
pocos segundos Jacky se acercó a ellos saliendo desde la sombra que había sometido a
la puerta del farm.
-Menuda
siesta. Me entran ganas de correr por el cauce- sonrió lleno de fuerza Jacky.
-Si,
entran ganas. Pero no podemos movernos de los farms. ¿Se ha despertado Tania y
el resto?- Quiso saber el león Negro.
-Si.
Casi todos. Creo que falta la reina Bipolar y Tso.
-¿Y
tu que tal estás de la herida?
-Ah-
exclamó. – como si no existiese tal herida. El chamán Lucas obra milagros.
Además antes del dolor me tomé una infusión de ganjha que me regaló la reina
Madre y me quedé genial.
-¿Seguro?
-Hombre,
la tengo algo resentida pero no me impide festejar la vida.
-¡Estupendo!-
exclamó el león.- ¿Y el resto como andan?- inspeccionó.
-Algunos
arañazos y golpes pero todo bien. – comunicó mientras terminaba por saltar
encima del farm.
-Ten
cuidado, Jacky, sabes que nadie puede avistarnos- le pidió.
-Tranquilo,
solo voy a estirar las piernas, llevo mucho rato con la pierna algo
engarrotada.-argumentó tocándose la pierna herida.
Minutos
después el Ággelo entró en el farm y, a los pocos minutos de que Rasha terminara
su ganjha, Levar salió a fuera a tomar el aire y tuvo un encontronazo con el león
cuando éste trataba de entrar.
-Ah,
hola – saludó el león Negro a la terrestre sin apenas inmutarse.
-Yo…
yo… yo salía a buscar a Jacky y a que me diera el aire.
-Tranquila-
dijo pasando por su lado.
En
ese instante percibió el aroma de la
reina Bipolar, olía a gloria; a pesar de la lucha siempre olía bien.
-¿Todo
saldrá bien?- dijo Levar casi afirmándolo.
Esto
frenó los pasos de Rasha obligándole a responder a una llamada de amparo.
-Todo
saldrá bien- dijo Rasha absolutamente convencido.
-Y
ahora, ¿que esperamos?- dijo casi en el mismo instante en el que el león había
tomado la decisión de entrar en el farm.
-Hasta
el amanecer no podemos movernos de los farms. Justo cuando el sol empiece a
asomar, Pal, la otra mutante, nos mandará información acerca de la próxima
reunión de la Secta.
-¿Cuál
es la intención de todo esto?- preguntó aturdida.
-Llegar
a la Ciudad Negra.
En la próxima reunión nos mezclaremos entre ellos. Hay que llegar a la gran
concentración de mutantes azules y averiguar como encontrar la bola que nos
llevará al Faraón.
-Sabes…
intuyo que en el fondo los mutantes no son muy distintos de los terrestres.
–pensó en voz alta.
-Los
mutantes en realidad han olvidado quienes son.- descubrió Rasha en voz alta.
–Pero si te refieres a los mutantes rojos, si, tal vez sea cierto, aunque no
conozco a los terrestres a la perfección.
El
mutante Ja, que estaba en el umbral de la puerta, no se había atrevido a
interrumpir la charla entre la reina y el león. Pero al oír que hablaban de sus
compañeros, tuvo la necesidad de participar.
-Los
mutantes saben quienes son- dijo tajantemente saliendo a la luz.- Unos han
elegido y eligen la comodidad de no cambiar nada para asegurar su bienestar
material. Nosotros, sin embargo, vivimos refugiados en las cloacas porque
queremos que nadie nos robe esa autenticidad que la Secta busca con tanto
ahínco.
-¿Y
como lográis vivir en una comunidad tan contraria a vosotros?- se preguntó Levar
casi sin esperar respuesta. Aquel mutante tan alto y cordial le aportaba
confianza.
-Somos
parte de ella. Pero odiamos al Faraón. Sus formas y artimañas son insensibles y
egoístas. Aquí en la espiral hay una política insurgente y ellos saben que no
podrían hacernos frente aunque quisieran. Somos mutantes rojos y no podrán con
nosotros- dijo haciendo que su voz retumbara en la cuenca del río.
De
repente a Levar se le ocurrió una idea interesante. Se acercó, más si cabía, al
mutante Ja y este se vio algo intimidado.
-¿Qué
pasa si atacamos al Faraón?- preguntó inocentemente.
-Es
lo que haremos, reina Isthar. – contestó algo enfuruñado Rasha. Las cercanías
entre la reina y el mutante le incomodaban.
-No,
no. No me refiero a eso. Me refiero a que los mutantes rojos se sumen a nuestra
lucha- argumentó dirigiéndose al líder.
-Sería
algo disparatado pero, si se pudiera hacer, conseguiríamos algo más. O quién
sabe, quizá mucho más. Sin embargo, llegar a la Ciudad Negra y hacer
que seis farms pasen desapercibidos supone una tarea que aumentaría en
dificultad si añadiéramos más luchadores. ¿Cómo podríamos desplazarnos sin que
ello supusiera un obstáculo?
-Creo
que sería impensable. Los mutantes no lucharán junto a nosotros. Agradecemos la
alianza con vosotros, Ja. Pero no creo que seamos del agrado del resto de
mutantes rojos.
-Quizá
los medios justifiquen el fin- pensó Ja en voz alta. -Habría que hacer una
comitiva especial de mutantes rojos. La idea no es tan descabellada.
-¿Y
de donde sacaríamos mas farms?- exclamó Jacky saltando del farm y asustando a
Ja y a Levar.
-No
sé. Quizá la antigua estación… - propuso Sofía con un brillo especial en los
ojos.
-Hay
farms en la estación abandonados que solo necesitan ciertos arreglos- razonó
contemplando a Jacky que la miraba también con un brillo adicional. -Tendríamos
que buscar a unos pocos mecánicos que los hicieran funcionar. Y no dudo para
nada de la voluntad de los rojos. Ellos están deseando que algo así suceda.
El
mutante miró a Rasha para confirmar su aceptación y, el león, a su vez,
le
dio su beneplácito con los ojos entendiendo a la perfección los gestos del
mutante.
-Avisaré
a Pal.- aventuró el hombre liláceo.- Habrá cambios de planes.
-¿Tu
qué opinas?- preguntó Ja a Rasha algo ruborizado.
-Creo
que complicaremos las cosas. Pero si se suman también los mutantes rojos la
lucha será mas fiera. –dijo en tono de sentencia.
-Bien,
si me lo permite Rasha, contactaremos por la mañana con Pal y seguramente cogeremos rumbo hacia la
antigua estación. Está apunto de amanecer… No tardaremos en hablar con ella.
-Todos
deberán estar dentro de los farms. Si quieres te ayudo a avisar a todos los
farms sobre los nuevos planes-. Propuso con cierta modestia. Sabía que un líder
no permitiría que le dieran órdenes. Tal vez porque no había conocido antes a
Rasha.
El
círculo de Levar entró en el farm. El líder felino alternó de uno a otro dando
la orden de que no salieran de ellos. Seguía siendo un león tozudo e
intimidador, hecho completamente para luchar, con lo cual nadie aparentemente
podía levantar sus órdenes…
Luego volvió a su farm.
Todos
hablaban de los nuevas decisiones, enrojecidos y algo entusiasmados.
-¡Pero
si son malditos mutantes!- gritaba Tania. – Yo no quiero saber nada. Me niego a
luchar junto a mutantes.
-No
son azules son rojos, Tania. Los insurgentes de la espiral de los mutantes- dijo
tratando de calmarla Levar- Los azules son los que siguen al Faraón.
-Si
son insurgentes tal vez no puedan traicionarnos- dijo menos enfurecida.
-Cualquiera
puede traicionarnos. – espetó algo mas realista Jacky.
-Yo
fui perro del Oeste por un tiempo, Quizá ahora me sienta como un insurgente
-declaró Blod. -Yo comprendo a estas
gentes. No tiene opción y si les das una que sea convincente, tal vez
participen de corazón.
-Reclutaríamos
a más individuos. Nos vendría bien- procuró Pripe el león de Judá.
-No
olvidéis que puede ser peligros. Quizá desatemos la ira de dos espirales.
–añadió Najren.
-Nadie
dijo que fuera a ser fácil- intercaló Levar con una mirada de sospecha en su
rostro. – Pero es una buena encrucijada. Debemos luchar de una vez por todas
para restaurar el equilibrio. Yo se lo debo a la Tierra y vosotros se lo
debéis a vuestras respectivas espirales.
Este no puede ser el fin de la vida y la magia.- Agregó resuelta.
-La
reina tiene razón. Yo me sumo a la causa- dijo Ari optimista.
-Ahora
debemos esperar que los mutantes rojos acepten- expuso el chamán Lucas.- Cuando
ellos lo hagan todo ira sobre ruedas.
-Olvidamos
a los ∏. Ellos colaboran con los mutantes azules y probablemente estén
buscando a la reina Bipolar tanto como ellos.
-Deberíamos
dejar a la reina Bipolar en un sitio seguro donde no la encuentren. –interfirió
Pripe refiriéndose a Levar.
-Claro,
y a ti te dejamos en otro y ya si eso te buscamos un día de estos- se ofendió
la mujer de ojos plateados.
-La
reina debe luchar y luchará. He comenzado este viaje con vosotros y no me
bajaré ahora del tren. Si me habéis hecho entender que soy valiosa ahora no
puedo demostrar lo contrario aunque al ver sangre sobre el suelo mis entrañas
se resistan. –terminó de decir Levar con los ojos enrojecidos.
Tso
se quedó boquiabierto y se acercó levemente a Levar hasta agarrarla de una
pierna y abrazarla.
-Tranquilo.-
Musitó Levar- No son mas que hombres asilvestrados.
-¿Lucharás?
–preguntó el desahuciado casi murmurando.
-Lucharé-
contestó esta convencida.
-Deberíamos
preguntar a los otros grupos si están de acuerdo- comentó Ja.
-Ya
lo he preguntado. Ya se están concienciando de que saldremos hacia la antigua
estación de trenes -convino Rasha.- Está todo en marcha. Falta que hablemos con
Pal sobre los nuevos cambios. Hay que despertar a los mutantes rojos…
El
grupo se calmó mientras Ja y Sofía salían a la superficie para ponerse en
contacto con Pal.
Todos
estaban algo inquietos y cada uno desde su posición reflejaba una actitud
distinta.
Algunos
temían lo peor como Blod, Ari y Najren. Otros como el chamán confiaban en que
se iban a poder manejar cualquiera de las circunstancias. El resto estaban
cargados de adrenalina y solo veían la posibilidad de acercarse a cada rato un
poco más a Sión.
Sión
era la meta a seguir, la tierra prometida. Pero curiosamente cada día se
acercaban más al Faraón…
Levar
albergaba la esperanza de estar en paz con todos aquellos que ella quería de
corazón. No le confesó a nadie la ansiedad que le había supuesto esta situación
pero aún tenía una conversación pendiente con uno de los luchadores lo cual
añadía al asunto una doble partida por resolver.
Jacky
se había mantenido al margen de la conversación. Examinaba a Levar y solo encontraba una mirada perdida en
el infinito.
Eso
le hacía pensar al Keburis en su propia trasmutación. Había vivido unos largos años de encrucijada
ascendente. En la espiral de los hijos de Acuario se le quería y se le
respetaba. Y ahora se encontraba en un cruce de caminos: expuesto a venerar el
poderoso valor de Sión que todos compartían pero que él no había defendido con anterioridad, y clavando su
mirada en una extranjera peculiar que le estaba ayudando a redefinir muchos de
sus valores.
Ya
no estaba en casa y desde que había iniciado esta aventura había visto a la
mujer Bipolar cambiar en mil estados de humor. Sin embargo había aprendido a
apreciarla porque era mas estable en sus sentimientos de lo que nunca había
visto en cualquier Alfariano. Ahora necesitaba aquella gran sonrisa para
sentirse bien…De hecho se encontraba entre los luchadores porque, a pesar de
que la situación se complicaba cada vez mas, mataría por esa sonrisa. La reina
bipolar se había convertido en su propia reina y su reino tenía un rumbo
perdido hacia el amor. Ahora ya nada podría refrenar su deseo de protegerla y
proteger a Sión con ella.
-Reina
ha sido muy valiente que aconsejaras a todos que nos uniéramos a los mutantes
rojos. –manifestó Jacky.
-Solo
ha sido una idea- contestó- Quien sabe, quizá podamos derrotar así al Faraón.
-Es
muy esperanzador de tu parte pero esa tarea no solo es ardua sino casi
imposible- dijo dudándolo de su propio optimismo general.
-¿Quién
sabe, Jacky? Estamos haciendo historia.
-Eso
no lo dudo reina Isthar. Pero si tu mueres todo habrá sido en vano.
-Si
yo muero la lucha seguirá, pequeño.
-La
lucha para mi es que tu estés bien. Al fin y al cabo apostaste por mí- confesó.
-Tú
me obligaste tirándome de las manos- rió ella con total complicidad.
-Sin
duda eres especial. Eres mi reina…
-En
ocasiones he creído que me tenían miedo. – confesó Levar.
-No
es miedo aunque también- rió jovialmente- Es difícil adaptarse a ti. Eres, como
dijo la reina de los leones Negros, un caballo salvaje raro.
-Gracias,
me lo tomaré como un piropo- contestó- aunque lo que más necesito es un abrazo
tuyo.
-¡Hecho!
Entonces
Levar le cogió fuertemente y le achuchó
durante varios minutos.
Levar
sintió un alivio en su corazón, un sentimiento de amor puro. Mientras se
abrazaban un destello rosa de luz salía de ambos.
Tania
y Blod que estaban cerca se unieron al abrazo. El keburi y Levar eran unos seres
excepcionales…
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-Charlie... -me dijo susurrándome al oido- ¿Son todas las heridas iguales?
-No, algunas son profundas, tanto que si escabas no las encuentras.
-¿Y si yo he encontrado la tuya?
-No digas tonterías, a veces nunca se entiende porque se ama o
porque se muere.
Istharenlanoxe.
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