El contenido de La espiral Bipolar se engloba en un libro de alrededor de 140.000 palabras (o al menos eso creo de momento) Aquí haré la honesta y árdua tarea de transcribir los cápitulos en varias fases para una lectura mas fácil. Y sobre todo compartiré el arte porque el arte que trasmite es el arte para TODOS.
La curiosidad dió sentido a nuestros pasos y nuestros pasos nos llevaron a ella...a la curiosidad bajo el influjo de las mismas espirales.

{Os mando la energía... si queréis saltar os espero en la otra espiral}

jueves, 20 de septiembre de 2012

CAPITULO 11, 8º PARTE



 La abnegación de los mutantes (Año 2045) (8º parte)








Cuando Isocrati le explicó que irían a la bola que la llevaría directa al Faraón, la muchacha sintió cierta ansiedad en su interior.
Al plantear aquello, hizo un gesto y todo el consejo se puso de pié.
Ningún mutante azul se atrevía a tocar a Levar. Pero era ya la hora de marchar.

-Antes de irme quisiera despedirme de Rasha. Quizá no lo vuelva a ver jamás.
Todos miraron a Isocrati conscientes de que la muchacha era altamente peligrosa y podía estallar en cólera en cualquier momento. Preferían no arriesgarse. Isocrati entendió la situación y miró a los mutantes con cierto aire de indiferencia, pactando el acuerdo de no enojar a la reina.
Ella no podía escapar, de hecho se había entregado. Sin embargo, el dirigente desconfiaba más de aquella mujer imprevisible que de ningún Alquimio o del propio Faraón. Aún así, debía darle un boto de confianza pues dudar de la terrestre podría poner bajo sospecha cualquiera de los actos del consejo. Si alguien era capaz de tratar con el diablo era Isocrati.

-De acuerdo, tienes un minuto- dijo el dirigente haciendo uso de su benevolencia.

Ella se apartó y bajó las escaleras hasta llegar a las gradas. Luego siguió la hilera de escaleras hasta llegar al suelo polvoriento y se acercó a Rasha, que seguía de pie conteniendo en cierto modo en sus ojos la palabra conquistador.
Ella se acercó y le abrazó fuertemente mientras le decía al oído:
-Hotel Gran Tali, está en ruinas”.
Después de abrazarle le cogió la cara con sus dos manos y comenzó a besarle efusivamente.

-Te quiero, Rasha, te quiero, te quiero, te quiero- le decía mientras le besaba al mismo tiempo.

Los mutantes empezaron a impacientarse. Recibió una amonestación verbal lo que hizo que la reina Bipolar volviera a la nave hasta del consejo.

Al llegar allí, agachó la cabeza frente a Isocrati y se puso entre varios mutantes.
Detrás de la nave había una puerta trasera. Isocrati con todo el consejo, varios mutantes y Levar salieron por allí.
 Justo a la salida un pequeño farm les esperaba.
Subieron y se marcharon rumbo al Gran Hotel Tali.





La puerta había decidido abrirse… hasta conseguir algo que no se podía conseguir con armas; la dignidad de luchar con el corazón, el coraje y la templanza.







Rasha en ese momento calló desplomado sobre sus propias rodillas.
-¡Mierda, mierda, mierda!- repetía mientras su cuerpo caía sin control sobre el suelo.
Asar que estaba a su lado le miró cargado de comprensión y le dijo:
-Hemos vencido aquí. Ahora falta recuperar a la reina.
-No hemos vencido, Asar. La reina es la clave. Por eso la querían.
Hizo una pausa y murmuró:
-Se empeñó en luchar…-terminó diciendo entristecido.
-Era su deber, Rasha. Se sentía en deuda con todos.
-Tiene razón- intervino Blod.- Todos luchábamos por Sión. Ella se sentía parte de nosotros. Se entregó por todos…- musitó mientras se sentaba en el suelo con Rasha.
No había duda de que los tres estaban conmocionados y abatidos. Y, sin embargo, era ahora la reina Bipolar la que estaba desplegando todas sus fuerzas.

-Como siempre una mujer sacando fuerzas de los gallardos éstos…- Espetó Tania.- Vamos Chicos, yo sí confío en ella. No nos vamos a librar tan pronto de esa reina extraña que viste como una luchadora, lucha como una hija de la Liberación, tiene los pelos de una hija de Acuario y  habla como una terrestre. Dijo que se la llevarían al Gran Hotel Tali, que está en ruinas. -¿No es cierto?- Exclamó dirigiéndose al león, al can y al gato.
-Así es. –reconoció el león.
-¡Veis, idiotas!- exclamó Tania con desparpajo.
-Ains, estos hombres. Se imaginan sus propias derrotas.
-Asar avisa a todos los gatos. –Dispuso mientras todos seguían llorando en el suelo.
-Nosotros nos ocuparemos de nuestros farms.- Ordenó dispuesta.- Iremos al Gran Hotel Tali. Tenemos que llegar cuanto antes. ¡Vamos!
-¿Qué te pasó, Tania?- sonrió Jacky que era el único que miraba estupefacto la reacción del resto. –Después de todo no odias tanto a Levar.
-No la odio. Quiero lo mejor para ella pero nunca lo asumiría delante de ella misma- admitió la hija de Acuario.
-Je, je, je- rió el chamán.- Tania como siempre tan llena de vida interior, je, je, je. Entonces enganchó a Tso en brazos y lo aupó en su cintura.
El chamán admitió frente a Tso que Levar había desaparecido pero que pronto volverían a verla.
El desahuciado miró al suelo pensativo.
En ese minuto Rasha se puso en pie y se espolsó el polvo de la arena que le había manchado toda la parte trasera del pantalón.
Seguía con la mirada perdida y el corazón roto.
Se sentía fracasado y no podía olvidar la cara de ese Ággelo traidor en su mente.
-Vamos, maestro- le dijo Asar- Levántate. Pronto llegaremos a ese Hotel.
-Primero debemos encontrarlo- articuló estas palabras algo confundido.
-Ja y Pal sabrán encontrarlo.
El líder asintió, con el alma descompuesta aún.





De todos los luchadores perecieron Alfarianos de todas las espirales. Muchos gatos y leones cayeron vencidos. De los hijos de la espiral Naciente  y los hijos de Acuario murieron unos pocos. Sin embargo, los hijos de la Liberación fueron los más invencibles. Sobre los chamanes y las reinas, algunos abandonaron su encrucijada, como el chamán Ribe y la reina Indy.
A pesar de las bajas y la tristeza que producían en general, tuvieron que recomponerse de nuevo para encontrar a la reina Bipolar.
Al fin y al cabo ella era la puerta hacia la propia espiral del Faraón. Ella formaba parte del galimatías que necesitaban para encontrar la bola que conduciría a Babylon.





Rasha estaba abstraído incluso cuando subió al farm. Ella le quería. Se lo había repetido varias veces y lo había sellando con un beso de amor. 
Debía salvarla. Debía decirle lo mucho que la amaba. El orgullo y el respeto muto le habían alejado de Levar.
Ahora les uniría la valentía y el amor.










Nadie había sido capaz de tocar a la reina Bipolar.
Todos la temían y al mismo tiempo acataban órdenes de Isocrati.
Aún así, esta vez fueron ordenados para que ataran a la muchacha.
Cuando lo intentaron ella empezó a dar patadas y empujones con los brazos. Su fuerza impulsó a que el mismo farm se moviese. 

-Llevarla hacia atrás. El consejo debe hablar- ordenó Isocrati.
Fue imposible domesticarla pero hubo un momento en el que ella misma razonó y se sentó en un de los asientos de atrás escoltada por cuatro mutantes.
Era absurdo. Allí escucharía igual…

El consejo comenzó a deliberar.
-Es complicado gobernarla. Será difícil hacerlo. -comentó uno de los mutantes del consejo.
-El Faraón sabe lo que se hace. Pero nuestro propósito será interesante. Todos estaréis de acuerdo conmigo en que él nos recompensará por esto. Se sentirá agradecido y nosotros más… – insinuó Isocrati llevado por la esperanza de una ambición desmesurada.
-Poder entrar en todas las pantallas será un lujo para nosotros. No sé qué mas podría esperar nuestro consejo.
Levar abrió los oídos y agachó la mirada.
¿Estaba oyendo algo que no le correspondía saber o estaba en su sino ser testigo de lo que supondría un desastre para todos?

-El Faraón la desea a ella- intervino otra mutante.
-Lo que no sé es como mantendremos a esta mujer en una pecera.-musitó Isocrati.
-Todos aplicaremos nuestra fuerza y la pantalla hará el resto. Ella no durará sola por mucho tiempo en la espiral del Faraón. – planteó sabiamente otro mutante.
Entonces Isocrati miró de reojo hacia atrás. Esa mujer era peligrosa y albergaba una fuerza que probablemente formaría parte de lo que el Faraón estaba buscando.
Si él la quería y había sido capaz de cualquier cosa por encontrarla, suponía que era un diamante verde; una energía de las energías más preciadas en el Universo Alfa.
Lo que no sabía Isocrati era que esa energía era pura y a la vez contenía la fuerza de un potencial negativo capaz de competir con el propio Faraón.

-El Faraón la recibirá en seguida de buen grado. No creo que sea tan complicado meterla en la pecera.- Dijo Isocrati sonriendo mientras miraba de reojo la parte trasera del farm.







Mientras el farm de Isocrati llegaba al Hotel, los farms de Rasha salían rumbo a él.
Pal, después de algunas averiguaciones, logró encontrar las coordenadas del lugar.
-Esta a unas cuantas millas de aquí. Tardaremos al menos quince o veinte minutos en llegar.
Se dieron las coordenadas  a todos los farms y comenzaron el viaje.


El líder miró desalentado a Asar. Sus fuerzas le habían hecho bajar varias pantallas.
-Rasha, no es momento para desplomarse. Ella te necesita- le alentó Asar.
-Y si la he perdido… La perderé de todos modos, ¿entiendes?- digo cogiéndole de la camisa.
-Tranquilo, tranquilo. Vamos a por ella. Tengo el presentimiento de que todo va a salir bien. – Sonrió intentando infundarle ánimos.
-Ahora tienes que ser fuerte- intervino Blod.- Se como te sientes. Cuando ella no está nos deja un gran vacío- confesó el gran can- pero hay que llevarlo con esperanza.
Entonces el gran rey león Negro se sentó cerca de Blod y dejó caer su cuerpo en el asiento. Junto a él se sentía en paz. Por una vez en su vida había admitido que la necesitaba y que no quería perderla en público. Ahora ya no había marcha atrás…










-¡Marchando hacia delante, asco de humanos!-gritó un mutante azul que acababa a de empujar a Levar.
Isocrati y sus secuaces salían del farm en plena calle.
-No la trates así idiota. Es el regalo del Faraón- le imputó otro mutante.

Llegaron a pie del Hotel. Las calles estaban desangeladas y un sonido electrónico se oía desde lejos. La noche aún imperaba y el hedor seguía llegando a los orificios de Levar.
Entraron al Hotel. Las puertas eran de cristal. Se abrieron misteriosamente a la llegada de la reina Bipolar. El hotel estaba desértico por eso la mujer de ojos plateados encontró extraño que todo funcionara a la perfección.


La reina Bipolar entró en el ascensor junto a varios mutantes e Isocrati.
Él no quería perderla de vista y sabía que se la jugaba a una sola ficha si la muchacha desapareciera o escapara.
Aún así se preguntaba porque ahora estaba cediendo y no trataba de luchar contra ningún mutante.
¿Estaría la terrestre ideando algún plan para escapar?
Sospechaba que estaba tratando de no derrochar energía. Si así fuese, si expulsase después todo lo acumulado, podía ser gravemente peligroso.
Isocrati estuvo alerta a cada instante.
Subieron en varios turnos aunque algunos mutantes se quedaron en la recepción del Hotel y otros en la entrada de los ascensores.
Cuando llegaron arriba entraron a una gran sala con ventanales tapiados. Encendieron las numerosas luces de la estancia. Había un montón de mesas volcadas a un lado de forma informal, una encima de otra a tropel, y una gran urna de cristal en el centro.
Al entrar Levar entendió rápidamente su destino.
Todo el consejo se puso enfrente de la muchacha guiándola hasta la urna.
La reina Bipolar observó el techo. Estaban en el último piso. Encima de la urna se confrontaba un gran agujero que daba al cielo de la proporción de una habitación.
Le ordenaron que entrara en la urna. Ella se acercó hacia el armatoste de cristal y vaciló por un momento.
-Solo podrás pasar la pantalla si algún mutante te guía. Ya no tienes aquí a tus amiguitos los keburis ni a ningún chamán. – sonrió resarcido el dirigente.
Un mutante entró en una urna por orden de Isocrati para que trasmitiera cierta sensación de confianza a la terrestre y ella también se animara a entrar.
Levar miró despectivamente a Isocrati y saltó enganchándose al borde del cristal hasta que se sujetó y pudo caer dentro.
El mutante que había entrado, atemorizado, se quedó en un rincón.
Levar observó al mutante. Estaba paralizado de miedo y llevaba un puñal en un lateral del cinturón. Desesperada le robó el puñal mientras Isocrati hablaba con el resto de mutantes.


-Él carece de importancia pero yo no- dijo la chica de forma temeraria poniéndose el puñal en el cuello.
-Si no me cuentas el secreto de lo que vas a hace con el resto de pantallas me quitaré la vida aquí mismo- dijo tratando de hacer tiempo.

Isocrati dio varios pasos adelante y casi rozando la urna levantó las manos.
-¡No, espera!-exclamó- Te contaré lo que quieras pero baja el puñal.
En ese momento la reina Bipolar se guardó el puñal, dio un brinco y saltó de la urna hacia fuera. Después cogió las manos de Isocrati y lo llevó junto a ella levitando dentro de la urna.
Allí volvió a sacar el puñal y se lo puso a Isocrati en el cuello.
Este atemorizado permaneció inmóvil. Su preciosa vanidad estaba por los suelos, ahora ya no era el gran Isocrati temido por toda la espiral de los mutantes; ahora se sentía un ser insignificante en los brazos de aquella extraña mujer.

Levar, concentrada al máximo, comenzó a llamar a Rasha telepáticamente.
-Estoy en el último piso, Rasha- le decía.
-Estoy en el último piso.- Le repetía una y otra vez en su mente.
Era la primera vez que trataba de usar sus poderes telepáticos y no sabía si tendría éxito. Quizá simplemente se conformaba con sentir a Rasha cerca de su corazón…

Mientras tanto, el líder de los luchadores bajaba del farm a toda prisa.
Pasó por la puerta principal hasta llegar a la recepción del Hotel.
El círculo de Rasha acababa de llegar y trataba de hacerse paso, gracias a los gatos y los leones. Pasaron través de los mutantes que formaban guardia llevándose por delante sus energías negras.
Junto a Rasha estaban Jacky, Blod, Tania y Asar y algunos insurgentes que no descansarían hasta que Isocrati y el consejo estuvieran muertos.
Los mutantes eran inferiores en número y rabia. El ambiente era horroroso, había sangre por todos lados.
El círculo del líder llegó corriendo al ascensor.
Siete leones se encargaron de hacer el trabajo sucio junto a una veintena de gatos y eso ayudó a que el círculo, mientras sorteaba a varios cadáveres y algún mutante enfurecido, consiguiera entrar en el ascensor.
Una vez dentro, Rasha intuyó que era el último piso. Decía algo así como que lo sentía dentro de su corazón.
Podía ser un pálpito pero tampoco le quedaban muchas fuerzas para ser positivo en esos momentos.

Mientras subían, Levar seguía manteniendo el cuchillo en el cuello de Isocrati.
El consejo por fin reaccionó. Trataron de absorberle energía a la terrestre para que soltara al dirigente y le dejara salir fuera de la urna.
Eran aproximadamente quince mutantes, entre ellos tres mujeres azules. Cada uno se puso a un lado de la pecera haciendo fuerza hacia el centro del cristal,  conformando entre todos un círculo,
La pantalla comenzó a iluminarse. Levar, Isocrati y el mutante azul que estaba dentro de la urna con ellos, se levantaron dos palmos del suelo.
La fuera energética de los mutantes solo conseguía hacer mas poderosa a Levar.
EL poder lunar incontrolable que se despedía de la reina Bipolar hizo que los cristales se rompieran de par en par.
Los trozos de los cristales comenzaron a caer en todas direcciones.
Los mutantes tuvieron que resguardarse con sus propias manos y brazos.
Levar subió dos palmos más, agarrando en todo rato a Isocrati e intimidándolo aún con el cuchillo.


De repente se abrieron paso entre los mutantes Rasha, Jacky, Blod, Tania y Asar. Sin embargo, los mutantes seguían aturdidos tratando de protegerse de los cristales.

Jacky reaccionó a tiempo y se cogió de las botas de Levar. El resto hizo lo mismo agarrándose a las botas del último que se había enganchado a la hilera.
Primero Jacky, luego Asar, luego Blod y por último el león.
Siguieron subiendo todos hasta que Rasha, que fue el último, le dio una patada al mutante que estaba dentro del remolino de la pantalla.
Después de unos segundos, cuando todos habían subido agarrándose a los pies de sus compañeros, Isocrati cayó al suelo, cerca de los otros mutantes.
Había muerto degollado brutalmente.
Levar sintió un pinchazo en el corazón...
No había sido fácil ser racional en esos momentos y, aunque necesitaba ser visceral, ambas partes de su intelecto luchaban por dominar.
Si debía ser así, así lo haría. Tenía que proteger su vida y la de esa energía que le dominaba por dentro.

Jacky, que había servido de gran ayuda para pasar otras muchas pantallas, nunca se había sentido tan orgulloso de poder hacerlo ahora.
La pantalla giraba cada vez más rápido en espiral.
Vieron los destellos…
Brillante y cegador…
Ya estaban pasando de espiral…




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-Qué rara toda esa gente, se persiguen, 
se odian, se aman...
-Amar no es en absoluto algo raro, Charlie.
-Lo es cuando el único espejo eres tu
y nadie más enseñó a amarte. 



Istharenlanoxe...



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