La abnegación de los mutantes (Año 2045) (8º parte)
Cuando
Isocrati le explicó que irían a la bola que la llevaría directa al Faraón, la
muchacha sintió cierta ansiedad en su interior.
Al
plantear aquello, hizo un gesto y todo el consejo se puso de pié.
Ningún
mutante azul se atrevía a tocar a Levar. Pero era ya la hora de marchar.
-Antes
de irme quisiera despedirme de Rasha. Quizá no lo vuelva a ver jamás.
Todos
miraron a Isocrati conscientes de que la muchacha era altamente peligrosa y
podía estallar en cólera en cualquier momento. Preferían no arriesgarse.
Isocrati entendió la situación y miró a los mutantes con cierto aire de
indiferencia, pactando el acuerdo de no enojar a la reina.
Ella
no podía escapar, de hecho se había entregado. Sin embargo, el dirigente
desconfiaba más de aquella mujer imprevisible que de ningún Alquimio o del
propio Faraón. Aún así, debía darle un boto de confianza pues dudar de la terrestre
podría poner bajo sospecha cualquiera de los actos del consejo. Si alguien era
capaz de tratar con el diablo era Isocrati.
-De acuerdo, tienes un
minuto- dijo el dirigente haciendo uso de su benevolencia.
Ella
se apartó y bajó las escaleras hasta llegar a las gradas. Luego siguió la
hilera de escaleras hasta llegar al suelo polvoriento y se acercó a Rasha, que
seguía de pie conteniendo en cierto modo en sus ojos la palabra
conquistador.
Ella
se acercó y le abrazó fuertemente mientras le decía al oído:
-Hotel
Gran Tali, está en ruinas”.
Después
de abrazarle le cogió la cara con sus dos manos y comenzó a besarle
efusivamente.
-Te
quiero, Rasha, te quiero, te quiero, te quiero- le decía mientras le besaba al
mismo tiempo.
Los
mutantes empezaron a impacientarse. Recibió una amonestación verbal lo que hizo
que la reina Bipolar volviera a la nave hasta del consejo.
Al
llegar allí, agachó la cabeza frente a Isocrati y se puso entre varios
mutantes.
Detrás
de la nave había una puerta trasera. Isocrati con todo el consejo, varios
mutantes y Levar salieron por allí.
Justo a la salida un pequeño farm les
esperaba.
Subieron
y se marcharon rumbo al Gran Hotel Tali.
La
puerta había decidido abrirse… hasta conseguir algo que no se podía conseguir
con armas; la dignidad de luchar con el corazón, el coraje y la templanza.
Rasha
en ese momento calló desplomado sobre sus propias rodillas.
-¡Mierda,
mierda, mierda!- repetía mientras su cuerpo caía sin control sobre el suelo.
Asar
que estaba a su lado le miró cargado de comprensión y le dijo:
-Hemos
vencido aquí. Ahora falta recuperar a la reina.
-No
hemos vencido, Asar. La reina es la clave. Por eso la querían.
Hizo
una pausa y murmuró:
-Se
empeñó en luchar…-terminó diciendo entristecido.
-Era
su deber, Rasha. Se sentía en deuda con todos.
-Tiene
razón- intervino Blod.- Todos luchábamos por Sión. Ella se sentía parte de
nosotros. Se entregó por todos…- musitó mientras se sentaba en el suelo con
Rasha.
No
había duda de que los tres estaban conmocionados y abatidos. Y, sin embargo,
era ahora la reina Bipolar la que estaba desplegando todas sus fuerzas.
-Como
siempre una mujer sacando fuerzas de los gallardos éstos…- Espetó Tania.- Vamos
Chicos, yo sí confío en ella. No nos vamos a librar tan pronto de esa reina
extraña que viste como una luchadora, lucha como una hija de la Liberación, tiene los
pelos de una hija de Acuario y habla
como una terrestre. Dijo que se la llevarían al Gran Hotel Tali, que está en ruinas.
-¿No es cierto?- Exclamó dirigiéndose al león, al can y al gato.
-Así
es. –reconoció el león.
-¡Veis,
idiotas!- exclamó Tania con desparpajo.
-Ains,
estos hombres. Se imaginan sus propias derrotas.
-Asar
avisa a todos los gatos. –Dispuso mientras todos seguían llorando en el suelo.
-Nosotros
nos ocuparemos de nuestros farms.- Ordenó dispuesta.- Iremos al Gran Hotel
Tali. Tenemos que llegar cuanto antes. ¡Vamos!
-¿Qué
te pasó, Tania?- sonrió Jacky que era el único que miraba estupefacto la
reacción del resto. –Después de todo no odias tanto a Levar.
-No
la odio. Quiero lo mejor para ella pero nunca lo asumiría delante de ella
misma- admitió la hija de Acuario.
-Je,
je, je- rió el chamán.- Tania como siempre tan llena de vida interior, je, je,
je. Entonces enganchó a Tso en brazos y lo aupó en su cintura.
El
chamán admitió frente a Tso que Levar había desaparecido pero que pronto
volverían a verla.
El
desahuciado miró al suelo pensativo.
En
ese minuto Rasha se puso en pie y se espolsó el polvo de la arena que le había
manchado toda la parte trasera del pantalón.
Seguía
con la mirada perdida y el corazón roto.
Se
sentía fracasado y no podía olvidar la cara de ese Ággelo traidor en su mente.
-Vamos,
maestro- le dijo Asar- Levántate. Pronto llegaremos a ese Hotel.
-Primero
debemos encontrarlo- articuló estas palabras algo confundido.
-Ja
y Pal sabrán encontrarlo.
El
líder asintió, con el alma descompuesta aún.
De
todos los luchadores perecieron Alfarianos de todas las espirales. Muchos gatos
y leones cayeron vencidos. De los hijos de la espiral Naciente y los hijos de Acuario murieron unos pocos.
Sin embargo, los hijos de la
Liberación fueron los más invencibles. Sobre los chamanes y
las reinas, algunos abandonaron su encrucijada, como el chamán Ribe y la reina
Indy.
A
pesar de las bajas y la tristeza que producían en general, tuvieron que
recomponerse de nuevo para encontrar a la reina Bipolar.
Al
fin y al cabo ella era la puerta hacia la propia espiral del Faraón. Ella formaba parte del galimatías que necesitaban para encontrar la bola que conduciría a
Babylon.
Rasha
estaba abstraído incluso cuando subió al farm. Ella le quería. Se lo había repetido
varias veces y lo había sellando con un beso de amor.
Debía
salvarla. Debía decirle lo mucho que la amaba. El orgullo y el respeto muto le
habían alejado de Levar.
Ahora
les uniría la valentía y el amor.
Nadie
había sido capaz de tocar a la reina Bipolar.
Todos
la temían y al mismo tiempo acataban órdenes de Isocrati.
Aún
así, esta vez fueron ordenados para que ataran a la muchacha.
Cuando
lo intentaron ella empezó a dar patadas y empujones con los brazos. Su fuerza
impulsó a que el mismo farm se moviese.
-Llevarla
hacia atrás. El consejo debe hablar- ordenó Isocrati.
Fue
imposible domesticarla pero hubo un momento en el que ella misma razonó y se
sentó en un de los asientos de atrás escoltada por cuatro mutantes.
Era
absurdo. Allí escucharía igual…
El
consejo comenzó a deliberar.
-Es
complicado gobernarla. Será difícil hacerlo. -comentó uno de los mutantes del
consejo.
-El
Faraón sabe lo que se hace. Pero nuestro propósito será interesante. Todos
estaréis de acuerdo conmigo en que él nos recompensará por esto. Se
sentirá agradecido y nosotros más… – insinuó Isocrati llevado por la esperanza
de una ambición desmesurada.
-Poder
entrar en todas las pantallas será un lujo para nosotros. No sé qué mas podría
esperar nuestro consejo.
Levar
abrió los oídos y agachó la mirada.
¿Estaba
oyendo algo que no le correspondía saber o estaba en su sino ser testigo de lo que supondría un desastre para todos?
-El
Faraón la desea a ella- intervino otra mutante.
-Lo
que no sé es como mantendremos a esta mujer en una pecera.-musitó Isocrati.
-Todos
aplicaremos nuestra fuerza y la pantalla hará el resto. Ella no durará sola por
mucho tiempo en la espiral del Faraón. – planteó sabiamente otro mutante.
Entonces
Isocrati miró de reojo hacia atrás. Esa mujer era peligrosa y albergaba una
fuerza que probablemente formaría parte de lo que el Faraón estaba buscando.
Si
él la quería y había sido capaz de cualquier cosa por encontrarla, suponía que
era un diamante verde; una energía de las energías más preciadas en el Universo
Alfa.
Lo
que no sabía Isocrati era que esa energía era pura y a la vez contenía la fuerza
de un potencial negativo capaz de competir con el propio Faraón.
-El
Faraón la recibirá en seguida de buen grado. No creo que sea tan complicado
meterla en la pecera.- Dijo Isocrati sonriendo mientras miraba de reojo la
parte trasera del farm.
Mientras
el farm de Isocrati llegaba al Hotel, los farms de Rasha salían rumbo a él.
Pal,
después de algunas averiguaciones, logró encontrar las coordenadas del lugar.
-Esta
a unas cuantas millas de aquí. Tardaremos al menos quince o veinte minutos en
llegar.
Se
dieron las coordenadas a todos los farms
y comenzaron el viaje.
El
líder miró desalentado a Asar. Sus fuerzas le habían hecho bajar varias
pantallas.
-Rasha,
no es momento para desplomarse. Ella te necesita- le alentó Asar.
-Y
si la he perdido… La perderé de todos modos, ¿entiendes?- digo cogiéndole de la
camisa.
-Tranquilo,
tranquilo. Vamos a por ella. Tengo el presentimiento de que todo va a salir
bien. – Sonrió intentando infundarle ánimos.
-Ahora
tienes que ser fuerte- intervino Blod.- Se como te sientes. Cuando ella no está
nos deja un gran vacío- confesó el gran can- pero hay que llevarlo con
esperanza.
Entonces
el gran rey león Negro se sentó cerca de Blod y dejó caer su cuerpo en el
asiento. Junto a él se sentía en paz. Por una vez en su vida había admitido que
la necesitaba y que no quería perderla en público. Ahora ya no había marcha
atrás…
-¡Marchando
hacia delante, asco de humanos!-gritó un mutante azul que acababa a de empujar
a Levar.
Isocrati
y sus secuaces salían del farm en plena calle.
-No
la trates así idiota. Es el regalo del Faraón- le imputó otro mutante.
Llegaron
a pie del Hotel. Las calles estaban desangeladas y un sonido electrónico se oía
desde lejos. La noche aún imperaba y el hedor seguía llegando a los orificios
de Levar.
Entraron
al Hotel. Las puertas eran de cristal. Se abrieron misteriosamente a la llegada
de la reina Bipolar. El hotel estaba desértico por eso la mujer de ojos
plateados encontró extraño que todo funcionara a la perfección.
La
reina Bipolar entró en el ascensor junto a varios mutantes e Isocrati.
Él
no quería perderla de vista y sabía que se la jugaba a una sola ficha si la
muchacha desapareciera o escapara.
Aún
así se preguntaba porque ahora estaba cediendo y no trataba de luchar contra
ningún mutante.
¿Estaría
la terrestre ideando algún plan para escapar?
Sospechaba
que estaba tratando de no derrochar energía. Si así fuese, si expulsase después
todo lo acumulado, podía ser gravemente peligroso.
Isocrati
estuvo alerta a cada instante.
Subieron
en varios turnos aunque algunos mutantes se quedaron en la recepción del Hotel
y otros en la entrada de los ascensores.
Cuando
llegaron arriba entraron a una gran sala con ventanales tapiados. Encendieron
las numerosas luces de la estancia. Había un montón de mesas volcadas a un lado
de forma informal, una encima de otra a tropel, y una gran urna de cristal en
el centro.
Al
entrar Levar entendió rápidamente su destino.
Todo
el consejo se puso enfrente de la muchacha guiándola hasta la urna.
La
reina Bipolar observó el techo. Estaban en el último piso. Encima de la urna se
confrontaba un gran agujero que daba al cielo de la proporción de una
habitación.
Le
ordenaron que entrara en la urna. Ella se acercó hacia el armatoste de cristal
y vaciló por un momento.
-Solo
podrás pasar la pantalla si algún mutante te guía. Ya no tienes aquí a tus
amiguitos los keburis ni a ningún chamán. – sonrió resarcido el dirigente.
Un
mutante entró en una urna por orden de Isocrati para que trasmitiera cierta
sensación de confianza a la terrestre y ella también se animara a entrar.
Levar
miró despectivamente a Isocrati y saltó enganchándose al borde del cristal
hasta que se sujetó y pudo caer dentro.
El
mutante que había entrado, atemorizado, se quedó en un rincón.
Levar
observó al mutante. Estaba paralizado de miedo y llevaba un puñal en un lateral
del cinturón. Desesperada le robó el puñal mientras Isocrati hablaba con el
resto de mutantes.
-Él
carece de importancia pero yo no- dijo la chica de forma temeraria poniéndose
el puñal en el cuello.
-Si
no me cuentas el secreto de lo que vas a hace con el resto de pantallas me
quitaré la vida aquí mismo- dijo tratando de hacer tiempo.
Isocrati
dio varios pasos adelante y casi rozando la urna levantó las manos.
-¡No,
espera!-exclamó- Te contaré lo que quieras pero baja el puñal.
En
ese momento la reina Bipolar se guardó el puñal, dio un brinco y saltó de la
urna hacia fuera. Después cogió las manos de Isocrati y lo llevó junto a ella
levitando dentro de la urna.
Allí
volvió a sacar el puñal y se lo puso a Isocrati en el cuello.
Este
atemorizado permaneció inmóvil. Su preciosa vanidad estaba por los suelos,
ahora ya no era el gran Isocrati temido por toda la espiral de los mutantes;
ahora se sentía un ser insignificante en los brazos de aquella extraña mujer.
Levar,
concentrada al máximo, comenzó a llamar a Rasha telepáticamente.
-Estoy
en el último piso, Rasha- le decía.
-Estoy
en el último piso.- Le repetía una y otra vez en su mente.
Era
la primera vez que trataba de usar sus poderes telepáticos y no sabía si tendría
éxito. Quizá simplemente se conformaba con sentir a Rasha cerca de su corazón…
Mientras
tanto, el líder de los luchadores bajaba del farm a toda prisa.
Pasó
por la puerta principal hasta llegar a la recepción del Hotel.
El
círculo de Rasha acababa de llegar y trataba de hacerse paso, gracias a los
gatos y los leones. Pasaron través de los mutantes que formaban guardia
llevándose por delante sus energías negras.
Junto
a Rasha estaban Jacky, Blod, Tania y Asar y algunos insurgentes que no
descansarían hasta que Isocrati y el consejo estuvieran muertos.
Los
mutantes eran inferiores en número y rabia. El ambiente era horroroso, había
sangre por todos lados.
El
círculo del líder llegó corriendo al ascensor.
Siete
leones se encargaron de hacer el trabajo sucio junto a una veintena de gatos y eso
ayudó a que el círculo, mientras sorteaba a varios cadáveres y algún mutante
enfurecido, consiguiera entrar en el ascensor.
Una
vez dentro, Rasha intuyó que era el último piso. Decía algo así como que lo
sentía dentro de su corazón.
Podía
ser un pálpito pero tampoco le quedaban muchas fuerzas para ser positivo en
esos momentos.
Mientras
subían, Levar seguía manteniendo el cuchillo en el cuello de Isocrati.
El
consejo por fin reaccionó. Trataron de absorberle energía a la terrestre para
que soltara al dirigente y le dejara salir fuera de la urna.
Eran
aproximadamente quince mutantes, entre ellos tres mujeres azules. Cada uno se
puso a un lado de la pecera haciendo fuerza hacia el centro del cristal, conformando entre todos un círculo,
La
pantalla comenzó a iluminarse. Levar, Isocrati y el mutante azul que estaba
dentro de la urna con ellos, se levantaron dos palmos del suelo.
La
fuera energética de los mutantes solo conseguía hacer mas poderosa a Levar.
EL
poder lunar incontrolable que se despedía de la reina Bipolar hizo que los
cristales se rompieran de par en par.
Los
trozos de los cristales comenzaron a caer en todas direcciones.
Los
mutantes tuvieron que resguardarse con sus propias manos y brazos.
Levar
subió dos palmos más, agarrando en todo rato a Isocrati e intimidándolo aún con
el cuchillo.
De
repente se abrieron paso entre los mutantes Rasha, Jacky, Blod, Tania y Asar. Sin
embargo, los mutantes seguían aturdidos tratando de protegerse de los cristales.
Jacky
reaccionó a tiempo y se cogió de las botas de Levar. El resto hizo lo mismo agarrándose
a las botas del último que se había enganchado a la hilera.
Primero
Jacky, luego Asar, luego Blod y por último el león.
Siguieron
subiendo todos hasta que Rasha, que fue el último, le dio una patada al mutante
que estaba dentro del remolino de la pantalla.
Después
de unos segundos, cuando todos habían subido agarrándose a los pies de sus compañeros,
Isocrati cayó al suelo, cerca de los otros mutantes.
Había
muerto degollado brutalmente.
Levar
sintió un pinchazo en el corazón...
No
había sido fácil ser racional en esos momentos y, aunque necesitaba ser
visceral, ambas partes de su intelecto luchaban por dominar.
Si
debía ser así, así lo haría. Tenía que proteger su vida y la de esa energía que
le dominaba por dentro.
Jacky,
que había servido de gran ayuda para pasar otras muchas pantallas, nunca se
había sentido tan orgulloso de poder hacerlo ahora.
La
pantalla giraba cada vez más rápido en espiral.
Vieron
los destellos…
Brillante
y cegador…
Ya
estaban pasando de espiral…
Si quieres seguir LA ESPIRAL BIPOLAR
por el facebook pincha aquí Istharenlanoxe
-Qué rara toda esa gente, se persiguen,
se odian, se aman...
-Amar no es en absoluto algo raro, Charlie.
-Lo es cuando el único espejo eres tu
y nadie más enseñó a amarte.
Istharenlanoxe...
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