El contenido de La espiral Bipolar se engloba en un libro de alrededor de 140.000 palabras (o al menos eso creo de momento) Aquí haré la honesta y árdua tarea de transcribir los cápitulos en varias fases para una lectura mas fácil. Y sobre todo compartiré el arte porque el arte que trasmite es el arte para TODOS.
La curiosidad dió sentido a nuestros pasos y nuestros pasos nos llevaron a ella...a la curiosidad bajo el influjo de las mismas espirales.

{Os mando la energía... si queréis saltar os espero en la otra espiral}

jueves, 28 de junio de 2012

(Capítulo 6, 3ªPARTE)

Viaje a Ítaca. 2045*




Volvieron al campamento de la reina Tersa. La visita a la reina Omega había sido tan informal que había dejado un sabor de boca extraño en los cuatro visitantes.
Cuando llegaron, Rasha y tres leones más les esperaban frente a la puerta del mismo farm.
-!Vamos! -exclamó Rasha mirando a los cinco-. Tenemos que partir cuanto antes, y aún tenéis que comer y beber. No sería buena idea andar con el estomago vacío.
Levar miró el pequeño ejército de leones y recordó la leyenda del rey Salomón.
Los leones vigilantes, siempre fuertes, siempre en guardia…
Por un instante se imaginó en medio de la vorágine mientras una manada inmensa de leones venían a por ella y no entendió porqué, entre tanta efervescencia, no veía ni una sola mujer en su fantasía.
¿Era porque ellas no se veían capaces, porque no concordaban con los métodos   que utilizaban los hombres para resolver los conflictos, o porque sencillamente era lo que debía ser?
Luego recordó a las mujeres de Acuario, a las hijas de la Liberación y añadió a aquel conglomerado feminista a toda aquellas mujeres que vivieron y vivían en la Tierra y que en algún momento defendieron su libertad, su dignidad o simplemente su vida.
En aquel batiburrillo de hembras y machos prefirió sentirlos a todos en un mismo lugar, en aquel donde todos tenían la misma importancia y donde algunos, sin importar el género, habían cometido crímenes atroces contra otros.
Quiso pensar que la guerra no era de hombres, era simplemente de idiotas.
Pero recordó el peligro que corrían y se justificó así misma.
Defender lo bueno que hay en una no es un capricho. Es una necesidad. Incluso defender la vida que corresponde por derecho a los demás -pensó.

Volvieron a la nave donde habían comido con la reina Tersa y el resto de invitados. Cada vez había más gente concentrada por un mismo objetivo.
Había unos individuos que llevaban unos preciosos kimonos coloridos ceñidos en el pecho y la cintura y reforzados con un obi. El obi o faja ancha estaba atado a la espalda y constituía, junto con el largo escote en tita y las anchas mangas, un kimono elegante hecho a medida. Algunos kimonos eran azules, otro rosados y unos pocos presumían de tonos lilas o morados que al parecer simbolizaban un nivel espiritual superior. Eran sujetos de poca altura, con rasgos afinados en su rostro y ojos rasgados, con un color de piel cítrico y largas trenzas morenas. Otros, que vestían con kimonos marrones, blancos y amarillos, tenías rasgos similares a los leones pero con un cabello parecido a los hijos de Acuario.

-Blod, toda esa gente nueva… -susurró la muchacha.
-Provienen de otras espirales… esos, los de ropaje colorido, por ejemplo, vienen de la espiral Naciente. Son tan grandes individuos como guerreros. Realizan grandes rituales en nombre de la trasmutación y, aunque han participado en guerras, están educados para vivir en la paz y en la armonía. No encajaron con los Keburis y los chamanes, ni si quiera con el resto de espirales, así que se asentaron hace ya varias Eras en la espiral Naciente.
-¿Lucharían por el universo Alfa…? -se preguntó Levar en voz alta.
-Su honor nunca pondría en duda tal aseveración.

-Mira -dijo señalizando a otras personas-. También están los Ecoditas. Quizá sean lo más parecido a los terrestres, aunque la Tierra ha cambiado mucho… Los Ecoditas se abastecen de casi todo lo natural. Utilizan poca energía y tratan con esmero sus huertos y sus rebaños de cabras.  Están en plena armonía con la naturaleza.
-¿Y todos estos lucharán por Sión?
-Sí, todos estos y un gran ejercito de leones. -intervino Rasha acercándose a la conversación.
-Hay solo un único amor: el verdadero, el real, el que nace de forma pura -añadió el león.
Todos callaron. Entonces, uno de los Keburis que acababa de aterrizar de la espiral Naciente pasó con su monociclo gritando:
-No hacen falta guerras, ni tempestades. El amor único no morirá.
Consciente de su gesto descarado y su atrevimiento, se marchó y  mirando a Levar se puso el dedo índice en los labios:  -Shhhh…

A los pocos minutos Tania manifestó:
-Tendremos que comer de una vez por todas. Yo ya estoy agotada de tanta leyenda…
Tomaron asiento en mesas redondas. Rasha tenía que hablar a solas con la reina Tersa, así que ordenó a otro león que hiciera guardia en la mesa de Levar y éste se quedó allí totalmente inmóvil.
La reina pasó entre los grupos. Se movía levitando a dos palmos del suelo. Cuando llegó al centro de la nave se alzó aún dos metros mas.

-Somos tantos que me es imposible nombrar a todos. Solo quiero que sepáis que las reinas confiamos en todos vosotros. La reina Artemisa y la reina Sofía os acompañarán en todo momento -hizo un ademán con la mano y les hizo levantarse.
Ambas saludaron inclinando la cabeza de forma lateral y volvieron a sentarse. Vestían como Levar aunque eran mucho más altas.
-Bien, el Faraón tiene capturados a muchos de nuestros seres queridos. El universo conspirará contra nosotros si no somos lo suficientemente inteligentes. Los Ecoditas son los más cercanos a la espiral de los mutantes. Así que iréis todos allí. Por lo visto los mutantes están infectando las bolas. Se prepararán varios farms. Luego habrá que reclutar el numero mayor posible de leones así que obviamente tendréis que ir a su espiral. Todo estará dispuesto para la causa en breve.
-¡¡Luchemos por la liberación de los nuestros!! -exlamó la reina Tersa.
-¡¡ Si!! -gritaron todos.
-¡¡Luchemos por Sión!! -gritaron algunos hijos de Acuario.
-¡¡Si!! -la masa contestó con ovación.

Minutos después, en las mesas, se discutía la situación. Tenían ansiedad, incertidumbre, ganas de luchar, dudas y también hambre; una combinación explosiva cercana a la sensación humana de querer sobrevivir, próxima a la necesidad de buscar la paz con la guerra.


Rasha se marchó a hablar a solas con la reina.
El resto comenzó a comer sin olvidar ni un segundo el motivo por el cual estaba allí.
Mientras tanto las ansias de saber no cesaban en la cabecita testaruda de Levar.
-La reina me dijo que no era tan necesaria -dijo algo entristecida la muchacha de ojos pardos a sus compañeros.
-Nadie es imprescindible -argumentó Tania-, pero tú eres especial, ningún humano llegó aquí a través de las bolas intacto, excepto los Ággelos. Sin duda lo eres, chica.
-¿Eso es lo que soy? ¿Un Ággelos?
-No -dijo rotundamente Blod-. Eres otra cosa, eres especial, eres Levar y nadie puede discutírtelo. Además, no necesitas ser o pertenecer a ningún grupo. Ya eres alguien en el tuyo.
-Sí, pero en el mío era diferente no por ser especial. Era repudiada por estar triste o demasiado acelerada -confesó avergonzada agachando la cabeza.
-Tendrás que averiguar por qué, Levar -perfiló Tania.
-¿Porque soy bipolar? Es un estigma… -reconoció.
-Un estigma grato, pequeña. Tu potencial es envidiable, puedes alcanzar el delirio o la tristeza mas aplastante. Puedes trasmutarte sin dejar de ser tu misma. -dijo Jacky.
-Yo creo que no hay que hacer terapia grupal cada vez que tengas la autoestima resentida -apuntó Tania henchida de sarcasmo interrumpiendo al Keburi.
-Creo que en ocasiones no hace falta que indiques las cosas. Los demás ya hemos encontrado el camino solos -dijo enfurecida Levar.
Levar se levantó de repente y todos los vasos de la mesa se rompieron al unísono. Un león de Sión reprendío a Tania y luego, mirando al resto, bramó:
-Hay diferencias entre nosotros -dijo el hombre- pero, ¿y si partimos de las igualdades de una vez?
Levar se quedó inmovilizada en el sitio y el resto le dio la razón al león sin rechistar.




Rasha, que estaba conversando con la reina Tersa, comenzó a decir:
-Querías hablar conmigo, ¿verdad?
-Sí, sí. Pasa, pasa.
La reina estaba en una habitación que hacía función de salón.
Cogió una preciosa tetera de bronce y le ofreció té. Este asintió y la reina puso té en dos tazas.
-Quiero que la defiendas como si de tu vida se tratara -convino seriamente.
-Eso hago igualmente, reina Tersa -aseveró Rasha.
-Buscará a su hermana. Impídeselo…
-No puedo hacer eso, su búsqueda es lícita.
-Es cierto pero ella es una pieza clave. Su afán por buscarla podría desequilibrar nuestros planes.
-Una pieza que aún no habéis encajado -dijo algo malhumorado el león que no podía quedarse impasible frente a las circunstancias. La ansiedad le comía las entrañas.
-Una pieza, Rasha -siguió diciendo la reina esta vez tocando su hombro- que no ha encajado todavía por sí misma.
-Recuerda que tiene libre albedrío, reina.
La reina probó el té y se levantó de la silla.

-Es una niña preciosa, aunque algo difícil. Su carácter es impredecible y su fuerza envidiable. Yo creo que si yo misma hubiera estado tantas veces en la encrucijada habría acabado siendo una  π, seguramente.
-Ella es especial por eso mismo, por sus imperfecciones.
-Bien, bien. Así me gusta -sonrió y luego pego un sorbito de té.
-Salid al anochecer. Llegaréis en el amanecer de los Ecoditas. Tendréis que pasar varias pantallas. La encrucijada y su perípato están cerca y lo sabes, así que tened mucho cuidado.
-Descuida reina. Varios Keburis nos mantendrán en contacto.
-Los Ecoditas tienen algunas bolas infectadas.
-Entonces tendrán que venir más leones -propuso Rasha.
-No te apresures. Mas tarde reclutaréis al resto. Ahora procurad llegar a los Ecoditas.
-Aunque antes tendréis que hablar con la reina Omega- recordó la reina.
-Entonces no llegaremos al amanecer. Deberíamos salir ya.
-Tu procura llegar al amanecer a la espiral de los Ecoditas. Lo demás puede variar según las circunstancias. 


Rasha se dio cuenta de que la reina decía cosas incongruentes. Al fin y al cabo el trayecto lo marcaría él aunque rindiera pleitesía a las reinas. Estaba preparado para elavorar estrategias coherentes y sobre todo no haría jamás nada que pudiera perjudicar a ninguna espiral.

-Gracias, reina Tersa -agachó la cabeza y se levantó ipso facto-. Se hará lo mejor para Sión.
-Perfecto, gracias nuevamente por vuestra ayuda- dijo y se levantó en disposición de saludar al león. Éste antes apoyó una de las rodillas en el suelo y espero respetuosamente a que la reina le tocara en un acto ceremonial.
Por fin la mujer le rozó dulcemente la cabeza mientras sonreía en su interior. Se sentía complacida de poder tratar con el león mas honesto que había conocido pues, aunque sabía que en el fondo no acataría sus órdenes a raja tabla, podía confiar plenamente en la inteligencia de sus actos.

Rasha se retiró y se fue en dirección a la nave. Se añadió a la comida y más tarde advirtió a todo el mundo que descansaran pues tendían que partir al anochecer.

-Tengo que dormir todo lo que pueda -dijo Levar a Tania mientras buscaban sus habitaciones.
-Para mí es vida o muerte -siguió diciendo-. Dormir unas cuantas horas seguidas realmente es crucial para mí salud.
-Pues espera a poder usar todo tu potencial. ¡Querrás comerte tú sola todo un banquete y dormir quince horas seguidas!

Blod durmió recostado en el suelo y Jacky y Tania se turnaron la cama para compartir uno de ellos la suya con Levar. Tania quiso advertirle a la muchacha de que no paraba de moverse, así que finalmente se acostó junto al Keburi.
Todos dormían plácidamente, hasta que de repente Levar sintió la falta del desahuciado y se levantó de un brinco de la cama. Estaba preocupada. Salió en busca de Tso y al salir por la puerta se encontró a Rasha dormitando en una silla.

-¿Dónde vas? -le gritó al verla correr.
-¡Es Tso! ¡Le perdí de vista en el banquete!
Levar siguió corriendo con la escolta de Rasha tras de sí.
Llegaron a la nave y vieron como algunos Keburis hacían malabares mientras el desahuciado gritaba de alegría.
Falsa alarma. Tso estaba bien.
-Aquí estás, granuja. ¡Qué miedo me hiciste pasar!
-Le tratas como a un niño -reconoció Rasha entre dientes.
-Es lo que es. Un niño grande -aseguró y le cogió en brazos.
-Tienes que descansar, Levar -le insistió el león.
-¿Hay alguna habitación libre?
-Si, una al fondo, cerca de las magnolias -confesó.
-Vayamos pues.
-Dejaré antes un león en la otra habitación. Tus compañeros se preocuparán al ver que no estás.
-Buena idea.
-Sí, es buena idea -murmuró Rasha.


Entraron en la habitación. Había dos camas pequeñas. Rasha durmió con el desahuciado en una de ellas. Se dormitó boca arriba para no perder ni un detalle al despertar de un sueño reparador pero escueto. Podía dormirse profundamente y a la hora despertarse en un estado de semivigilia donde era capaz de estar alerta a los sonidos externos durante muchas horas seguidas y al mismo tiempo descansar tanto física como psíquicamente.

Todos despertaron por la tarde. Algunos volvieron a comer algo y cogieron bebidas para el camino. Otros se desperezaron apenas con un zumo o un vaso de leche de ágel.
Dispuestos a partir cogieron sus enseres.
Había cuatro farms. De momento, los necesarios para marchar. Desfilaron todos juntos hacía los vehículos. Tenían que visitar el campamento de la reina Omega, ya que en él estaba la única bola con la que podían viajar a otra espiral. Este tipo de bolas era el único modo posible que existía para poder desplazarse por su Universo.
Todos subieron a los farms con la excitación que la situación requería y la intensidad que cada podía soportar. A través de aquellos vehículos inmensos era casi imposible ver algo del exterior, a menos que se estuviera sentado en el lugar de mandos. Antes de partir, los leones advirtieron en cada farm que todos debían abrocharse una especie de cintas dobles que, para asombro de Levar, se convertían en metal al cerrarlas. Todos tomaron nota y se abrocharon las cintas con el convencimiento de que si no lo hacían podían salir despedidos y aterrizar en alguno de sus compañeros.
El farm de Levar era el segundo. Cuando llegaron a la espiral de la reina Omega intuían lo que podía ocurrir.


Entraron en la espiral y el farm se puso a girar sobre sí mismo en espiral hacia abajo.
Dieron bandadas de un lado a otro y a los cinco minutos el vaivén paró. Rasha ordenó que se dirigieran de inmediato a la espiral de los Ecoditas. No podían perder el tiempo descifrando el modo de salir de un bucle hacia el perípato. Era preciso reaccionar a tiempo.
 Cuando consiguieron estabilizar los farms, se dirigieron con urgencia hacia los Ecoditas.
El viaje fue sumamente corto, pero el jet-lag iba a tener el capricho de mostrarse algo más complicado.

Llegaron sanos y salvos a tierra. Todo era verde. Habían llegado a la espiral de los Ecoditas.
Habían llegado a un lugar especial donde los olores se explayaban y le hacían a uno abandonarse a la imaginación.
Los farms atravesaron varios kilómetros de espiral sobrevolando en rasante.
Las cascadas abundaban, los arbustos y árboles resplandecían y, a lo lejos, las extensiones de cultivo, tanto de verduras como de frutas, enseñaban la mano de hombres rudos y sencillos.
A los lados de los caminos rebosaban manzanos y naranjos, y más allá de los árboles frutales, los olivos y las parras mostraban su verde coqueto. Después de éstos, se encontraba la sencillez del trigo que al mostrarse verde y bien podado eliminaba cualquier indicio de naturaleza salvaje.
La espiral de los Ecoditas era una tierra próspera donde sus habitantes habían dedicado el mayor tiempo posible al cultivo y a la tala.

En breves minutos llegaron a una explanada donde se encontraba una casa. Era la primera en el camino y parecía ser una de las más grandes.

Los farms aterrizaron allí. Rasha se bajó del vehiculo y vio a un hombre salir de la casa.
Parecía un tipo sencillo, honesto, trabajado de manos y humilde en sus cosas.
Un gran sombrero de fibra le hacía sombra en todos los sentidos y sus ropas eran de un algodón donde se vislumbraba la mano artesanal y el cariño con que estaban creadas.
Su cara, algo mas arrugada de lo normal, venía a decir que había expresado sus desavenencias y sus felicidades con sinceridad y ahínco. Era rudo en la piel pero sincero en sus ojos y en su nariz aguileña prominente y arqueada.


-Buenos días -saludó el campesino.
-Buenos días, buen señor -contestó Rasha.
-¿Qué buscan por estas tierras cuatro farms?
-¿Tienen algún chamán, o alguna reina, o algún Keburi? -trató de averiguar el león haciendo oídos sordos de la pregunta.
-Tenemos la asamblea general y cada semana uno hace las veces de chamán, reina y Keburi, je, je, je -dijo riéndose estrepitosamente.
Cuando se relajó quiso aclarar:
-Bueno, en realidad en ocasiones en alguna asamblea nos acompaña algún chamán pero ya le digo que muy de vez en cuando. También nos gusta saber sobre el exterior, ¿sabe?
-Me alegro mucho, buen señor ¿Quién coordina esta semana la asamblea?
-La familia Coch. Son muy buena gente. Jóvenes y ricos en cultivo.
-¿Y dónde viven? Si me permite las disculpas nuestra intención no es molestarle en ningún momento -explicó Rasha para que el campesino no sintiera que sus palabras le estaban forzando.
-Donde ellos viven se considera el centro de la espiral. Es donde mas actividad hay, además de buenos cultivos hacen ropa y utensilios de barro. En algún momento todos tenemos que pasar por allí, !je, je, je! -volvió a reír.
Rasha buscó la posibilidad de que aquel señor le cediera las coordenada de la casa de la familia Coch sin la necesidad de mostrarse agresivo o insistente. Cuando finalmente consiguió su empresa, se despidió del Edodita y se su gran sombrero de fibra.
El buen hombre, antes de despedirse de Rasha, le advirtió que algunos desahuciados estaban acabando con algunas de sus huertas y que el Faraón estaba saboteando algunas bolas con la intención de que no les llegaran algunos utensilios de acero o plástico tan necesarios para  su existencia. La reina Tersa estaba en lo cierto cuando decía que también los Ecoditas estaban infectándose.
Los cuatro farms siguieron hasta encontrar el núcleo de la espiral. Al acercarse a la zona avisaron varias casas, todas ellas separadas al menos por cien metros de distancia.  Rasha junto con otro león bajaron del farm con la intención de averiguar donde vivía la familia Coch. Preguntaron en la primera casa y encontraron pronto la respuesta.
Llamaron a la puerta. Un joven con el pelo rizado, largo por detrás y corto por arriba, les abrió la puerta.
-¿Sí? - les dijo con total extrañeza y frunciendo el ceño.
-Hola, Coch. Somos leones de Sión, venimos con personas de varias espirales…
-¿Sí…? pues no tenía conocimiento... -objetó aguantando una pipa con los labios mientras trasmitía cierta preocupación.
Era un chico algo bajito con mofletes colorados y ojos amielados. Llevaba un peto de algodón de color marrón y una camisa verde guisante.
En su pipa fumaba un complejo conglomerado de hierbas del campo y su piel seca demostraba la rudeza del campo.
-Venimos a ayudarles con los π. La reina Omega nos informó de las incidencias. Hemos conseguido reunir a unos pocos luchadores de cada espiral. Haremos lo que esté en nuestras manos para defender el equilibrio.
-Bueno, en nuestro caso los desahuciados se cuelan a veces para comer de nuestros cultivos y absorber la energía de los animales de la espiral, pero lo peor no es eso. Lo peor realmente de todo es que ya no se puede negociar con los mutantes. Han cortado el suministro de aparatos tecnológicos y lo que es mas alarmante … nos han dejado sin metal. Y, mire, señor… no es que nos importen las máquinas, pero para cultivar al menos necesitamos rastrillos, palas, picos, hachas, azadas…
El hombre siguió nombrando utensilios y Rasha le miraba desconcertado.
-¿De qué modo os han suspendido esos utensilios? -Le preguntó.
-Pues cerrando las bolas flotantes. Cierran el paso y las obstruyen.
Rasha se impacientó. Todas las espirales debía conocer esta situación.

-Coch, quiero que sepas algo. Ha empezado un conflicto en el universo Alfa. Hemos decidido contraatacar sin clemencia al séquito del Faraón.
-Eso es absurdo -cuestionó el muchacho-. El poder del Faraón siempre será más fuerte, al menos sus sobornos siempre han sido suficientes para tener a todas las espirales controladas.
-No -dijo rotundamente Rasha-. El poder del amor siempre será más fuerte y esta vez ... !por amor a nuestras espirales! No pienso quedarme sentado mientras el Faraón nos destruye poco a poco.
-¿Y nosotros qué podemos hacer? -quiso saber Coch con un gesto de total resignación.
-Sencillo… uniros, tenéis fuerza en el brazo y creatividad suficiente. Es obvio que podéis ser de ayuda. - aseveró satisfecho de su discurso.
-Convocaré una asamblea. Todos tienen que saberlo -contestó convencido tan solo unos instantes -Aunque somos gente sana, gente de campo -balbuceó arrepintiéndose de sus palabras -No estamos preparados para la guerra, mejor dicho... para ninguna guerra.
El pobre Ecodita escuchaba con plena ingenuidad al león, incluso compartía en parte la idea de defender su forma de vida. Pero en el fondo se sentía derrumbado, quién sabe si debía poner la otra mejilla…
Miró a ambos leones y luego observó con admiración a su alrededor.
-¡Ves! -dijo el hombre campestre mostrando el sembrado y las casas. -Aquí nos dedicamos a la naturaleza. Algunos al campo, otros trabajan el barro.
-Por ejemplo -siguió diciendo henchido de orgullo- mi mujer trabaja la lana de cabra y hace ropa para todos. La mujer que vive enfrente hace pan y otros alimentos a la leña…
Rasha le interrumpió la frase. Ambos habían captado el espíritu del otro a la perfección. No podía obligarles, ni tan si quiera invitarles, a que participaran en una guerra funesta que podía desembocar en su propia destrucción.
-Lo siento Coch, siento haberte ofendido o presionado… o yo que sé…
Cuando dijo esto se sentó derrotado en el suelo.
Se sintió débil por unos instantes. Le habían enseñado a luchar pero era incapaz de fingir que nada le afectaba.
Mientras tenía el trasero apoyado en la tierra miró al Ecodita y, pidiendo indulgencia, le dijo:
-Lo siento, no quise molestaros.
-Bueno… quizá alguien quiera participar… no sé… -comentó algo apesadumbrado y consciente de que lo que había en juego era de suma importancia, le pidió al león que se sentara en un barril que había a la entrada de la casa y le susurró que solo podían ser felices si el resto también lo era.
Rasha intentó incorporarse. En ese instante el otro león tomó el control de la conversación.
-¿Dónde podremos bajar a todos los individuos que están en los farms para que estiren las piernas y coman algo?
-En el camino de vuelta, a unos doscientos metros, hay una gran explanada junto a los árboles frutales. Podéis dejar allí el farm y comer cuanto queráis -dijo amablemente.
-Gracias Coch. Has sido muy amable.
-Te debemos una, amigo - le dijo Rasha guiñándole el ojo.
Cuando ya se iban, antes de despedirse, Coch convino con Rasha en hablar con el resto de ecoditas.
-Dame un día -le dijo.









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Isthar Enlanoxe.

2 comentarios:

  1. Me ha gustado mucho de este capítulo la descripción de las distintas etnias. De cada una se pueden escoger apartados interesanes, aunque de algunas de ellas de momento solo hay descripciones someras como los hijos de la Espiral del Sol Naciente y no han aparecido ningún personaje. También me quedo con el relato de Levar y Rasha proclamando el One Love, el mensaje de lucha contra Babylon y de defensa de Sión, además de una de las reflexiones de Coch el ecodita, en la que comprende que ellos no pueden ser tampoco felices del todo viendo que en el resto de espirales no son felices. Se ven infectados por desahuciados pero no parece importarles demasiado. Creo que hasta en eso son humildes porque no quieren interrumpir las circunstancias de su propio entorno. Filosofías distintas en realidad. En eso Rasha se le ve al hombre preocupado porque es difícil convencer a todos, normal que le diera ese pequeño bajón...

    100% enganchado. Esta noche toca segunda lectura para comprender más detalles, jeje. Es lo que tenemos los grupies, que somos frikis, jejej. Saludos Isthar!!

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  2. El mensaje de ONE LOVE va en paralelo a las verdaderas fuerzas energéticas que luchan entre sí. "El guerrero por así decirlo lucha consigo mismo, es su mayor enemigo. Ha de equilibrar todas esas fuerzas". Si te das cuenta realmente las fuerzas en principio crecen y se fortalecen de forma individual. Las luchas son simbólicas y sirven para mostrar a los personajes opuestos a ellos. Referente al Ecodita le importa mucho lo de las bolas, vaya que sí. Pero son conscientes de que no pueden luchar contra ellas. Eso es distinto, Sanxo. Y Rasha tiene el peso de la responsabilidad, lógico que este preocupado. Y esa tensión acumulada estalla en él porque muestra ser un tipo muy "humano" en este caso muy "león" :-)
    Gracias por los comments.
    Aún que me consta que está gustando a mas personas, eres el único grupie de los comments jejejej.
    Saludos y buena encrucijada.
    Isthar Enlanoxe.

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