El contenido de La espiral Bipolar se engloba en un libro de alrededor de 140.000 palabras (o al menos eso creo de momento) Aquí haré la honesta y árdua tarea de transcribir los cápitulos en varias fases para una lectura mas fácil. Y sobre todo compartiré el arte porque el arte que trasmite es el arte para TODOS.
La curiosidad dió sentido a nuestros pasos y nuestros pasos nos llevaron a ella...a la curiosidad bajo el influjo de las mismas espirales.

{Os mando la energía... si queréis saltar os espero en la otra espiral}

viernes, 15 de junio de 2012

(Capítulo II, fase I) Los amigos del escarabajo pelotero

Los amigos del escarabajo pelotero*


Aquí Íed. Me refugio en el campamento de la reina Omega. Ya sabes que tienen alianzas con algunos clanes de leones de Sión y que al ser hijo de Sión me mantienen protegido.
Pero pronto evolucionare y pasaré a la espiral que me pertenece. No quise conformarme con esta dimensión. Tú misma me enseñaste a ser uno de ellos aunque realmente no sabía sus consecuencias… Siempre estaré ahí Levar. Si algún día no logras traspasar la espiral, piensa… tenemos mas de una vida para aprender… Recuerda quién eres, lucha y no te doblegues.
Tu misma me has llevado a ti mi reina y yo te lo llevaré a él allí.
Te quiere Íed.



Levar se quedó sin aliento. Volvió a dejar esa nota que encontró en su mochila y miró hacia el cielo.
¿Quién era Íed? ¿Quiénes los leones de Sión y la reina Omega?
Su mente se bloqueó. Sin embargo había una señal…ya existía un conejo blanco.
Esa nota la encontró casualmente. Aún así, esta parodia traía tras de sí noticias de urgencia.
No podía entender parte del mensaje pero le resultó interesante saber por qué luchaba aquel Íed. Aturdida, intentó buscar señales. Su nuevo conejo blanco Íed, le había arrebatado al tiempo un mensaje que, sin embargo, él mismo aseguraba trasmitir gracias a ella.

¿Qué diástoles era aquello de otras espirales? –murmuró entre dientes mientras se vestía y se plantaba la ropa.
Se puso una camiseta negra cortada de mangas y luego se subió unas mallas también negras que combinó con una falda de color violeta. Más tarde rebuscó entre sus cosas y después de meterlas en una riñonera se ajustó esta misma a la cintura. Nunca le importó quién podía observarla. El objetivo principal era sentirse cómoda.
Realmente corrían tiempos absurdos. Ya nada era como cuando era niña, cuando las cosas le habían entrado por las venas como un río por sus entrañas. Antes se decía a menudo lo de volver a las raíces. Después de ver lo ocurrido en el hospital ya no le quedaba nada de esperanza. Todo era absurdo, su psicosis era absurda, vivir así era absurdo.
¿Y Brand? ¿E Íed?
Tenía que salir. Con total apatía bajó las escaleras de un cuarto piso. Se dirigió a la farmacia. Compró unos medicamentos exigidos para estabilizar su ánimo y luego compró tabaco.
Hasta el momento todo era normal, gente con prejuicios, gente seca, gente sin personalidad. Salió del estanco y caminó hacia el parque Estacional. Se hacia llamar así porque los árboles que había en él eran tan variados que algunos florecían en una época del año y otros en otra totalmente distinta.Eso le aportaba la grandeza del perpetuo explendor. El pueblo era pequeño, solo hacia falta traspasar tres calles y dirigirse a la izquierda  y a cuatro pasos se alcanzaba el parque.
Quizá el pueblo era demasiado tranquilo. Nada que hacer para una persona joven con entusiasmo y necesidad de creatividad. Pueblo dormitorio lo llamaban, donde todos sabían de los demás por aburrimiento, cuchicheo o desidia.

Por fin llegó al parque Estacional. Pretendía leer un ratito, así que se acomodó en un banco frente a unos sauces llorones. Se sentó y cuando pudo acomodarse para leer de pronto un bicho negro, gordo y extraño empezó a caminar paralelo a ella. Observó todo el recorrido de lado a lado. Definitivamente era un escarabajo pelotero. Entonces recordó a otro escarabajo que encontró de pequeña y guardó en un frasquito para enseñárselo a un profesor.
Luego se acurrucó  en el banco y recordó la carta.

-Aquí Íed, me refugio en el campamento de la reina Omega...

Intentó encontrar un paralelismo entre las reinas Omegas, los pájaros y los escarabajos. Todo era tan extraño y lo que lo hacía todo más raro, si cabe, era el hecho de sentirse de nuevo alerta por un nuevo descubrimiento.
Tenía que correr a casa, hablar con Brand. Necesitaba información sobre las reinas Omegas. Necesitaba consuelo.
Quiso correr a casa pero la responsabilidad de comer con sus padres era superior. Así que se levantó y traspaso todo el parque Estacional. Aligeró el paso. Había oscurecido. Giró la esquina del bar de Moisés y lo vio cerrado. En la explanada donde él solía poner las sillas de su terraza se encontró con ellos. Eran cinco individuos. Solo vestían con un pantalón y unas zapatillas blancas. El baile de la calle ya estaba invadiendo la noche.
-Únete a nosotros -le dijo uno-. Pero ella prefería observar. Eran morenos. Sus guantes parecían eléctricos. Cada salto se convertía en un salto en el corazón mágico de Levar.
-Bah…podrías ser una de nosotros. Pero sabemos realmente que solo podrás llegar hasta donde tu misma te propongas...
-Esto no es tan complicado -dijo otro.
De repente unas apariencias oscuras se apoderaron de la terraza como las sombras de seres fantasmagóricos.
Todos empezaron a saltar dando vueltas, saltos y piruetas, ahuyentando así y sin esfuerzo a las entidades oscuras.
Levar miraba estupefacta. ¿Venían a por ella? ¿Qué eran esas sombras?

¿Quiénes sois? -dijo Levar apartándose y gritando.
-Keburis -respondió el más musculoso y rápido.
-Este juego no es tan complicado -dijo otro-. Claro que nosotros nos mantenemos entre varios mundos pero realmente nunca nos inmiscuimos en las alianzas.
-Aunque es cierto que a veces colaboramos -dijo otro como si de un secreto se tratara y luego, arrepintiéndose, miro hacia otro lado.
El resto que aún bailaba dejo de hacerlo. Unos se quedaron sentados en el suelo, otros de pie bebiendo agua y unos pocos ensayando algunos pasos sencillos.
-Nosotros somos Keburis, chicos de la calle en tu mundo, pequeños guías del movimiento y amigos del escarabajo pelotero.
-No temas, nosotros hemos elegido libremente esto.
-No entiendo qué es esto…-musito levar-. En realidad, no se muy bien que tengo que entender -dijo subiendo el tono de voz.
Pensó en la respuesta mas sencilla, obviamente que estaba delirando…
-No te preocupes -el chico mas musculoso le cogió del hombro-. No hay ningún lugar del que no puedas salir, amiga.
-Nosotros transformamos la energía en actividad -siguió-. Y si estamos aquí en este lugar es porque tú sabes hacer algo más que esto.
Levar sintió una llamada en su móvil. Tenía que volver con sus padres.
¿Sería esto volver a los orígenes?…caviló la muchacha.
Después de mirar la llamada perdida alzó la cabeza y los Keburis habían desaparecido.
Tenía que volver a casa. Se planteó contarle lo sucedido a su madre. Pediría disculpas por la tardanza y de algún modo tendría que contarle lo sucedido.
Sin embargo, a medida que caminaba por la calle se retractó. Si les decía algo a sus padres probablemente querrían llevarla al hospital y eso era lo último que ella deseaba ahora.

-Una mente bipolar se plantearía muchas cosas, una mente bipolar tiene visión periférica… -susurró en voz alta.
-Pero, y si tenía la clave de cómo funcionaba su mente, ¿por qué no podía salir de ese laberinto…?
¿Y su gata? ¿Y su vida normal? ¿Y sus amigos?


Llegó al portal de la casa de sus padres y llamó al timbre.
Si realmente toda esta locura era real, ¿por qué sus padres no habrían de tratar la situación como algo que sucedía de manera natural?
Definitivamente, solo ella podía controlar la situación.
Subió en el ascensor. Sus manos palpitaban, su corazón palpitaba, algo en ella no funcionaba bien. Sintió una subida de temperatura inusual en su cuerpo. Deseó sentirse fría. Anduvo hacia la puerta. Ellos eran su familia, los que la vieron crecer. Nada podía pasar en la cuna donde fué mecida.
 Su madre había hecho un guiso especial. Movía y removía una y otra vez la cacerola y canturreaba canciones nostálgicas sobre amores distanciados. Su padre observaba atónito un partido de fútbol y esbozaba en ocasiones alguna sonrisa cómplice dirigida a su madre, aunque ella no lo supiera.

-¿Mama, crees en las energías?
-Son tan reales como la vida misma, hija -contestó ésta-. Sin ellas no seríamos capaces de vivir y las cosas no tendrían un ciclo vital natural.

Siguió removiendo la paleta y Levar la miró ansiosa de oír algún secreto.
No le habló de los Keburis ni del escarabajo pelotero, que es lo que pretendía, pero no pudo contener todo el enigma que acaparaba toda su mente.

-¿Si evolucionásemos podríamos hacer cosas extraordinarias…? No sé, mama, ¿tú crees que la magia existe?
-Existir existe pero el privilegio de manejarla implica la necesidad de saber manipularla. Ya sabes hija -le miró a los ojos a su hija llena de expresividad-, en ocasiones algunos le dan un mal uso.

-Las sombras oscuras de los Keburis… -musitó Levar.

-Uf....., si todo fuera tan sencillo…-dejó caer Levar.
-Todo es sencillo -replicó su madre-. El problema se origina cuando unos quieren obligar a otros.
-Supongo que hablas de las grandes y pequeñas guerras, ¿no, mama?
-Hablo del día a día hija -dijo cogiéndola de los hombros y achuchándola. A posteriori le invadió con un enorme abrazo cariñoso.

Su padre seguía recostado en su sillón favorito pero había llegado la hora de cenar, así que todos acabaron reuniéndose en el comedor.

Levar seguía pensando para sus adentros… ¿Acaso tengo que volver a mis raíces o tratar de entender lo que la vida me quiere explicar?
Terminó la cena y sin ningún incidente extraordinario volvió a su casa.
Ya era hora de hablar con Brand.
El salón aún aguardaba su regreso. En el sillón se enroscaban de forma rebelde dos sábanas que Levar había usado para dormir. El calor era agobiante. La noche era agobiante. El ambiente estaba impregnado de sudor y fantasmas. El único modo de notar algo de frío era un antiguo aire acondicionado que le regaló también un antiguo suegro.
La cocina tenía una apariencia normal aunque en la pila había unos cuantos platos aún sin fregar y unos vasos que habían generado una capa de moho putrefacto.
Su habitación era un caos aparente ya que en realidad el desorden tenía cierta estructura e hiciera lo que hiciera nada cambiaría. Olía a colores amarillos, rojos y verdes, y a pañuelos colgados por todas partes, y a sabor de mar salada, y a canciones y panderetas, y a una preciosa gata que defendía a capa y espada su libertad aparente.

Levar arrulló a su gata Shiva y la acarició con fervor. Luego la dejó en el suelo y se dirigió directamente a la galería para ponerle algo de comer. Shiva se paseó coquetona varias veces por sus pies agradeciendo su presencia y con ella la comida. Cuando la gata hubo terminado de comer comenzó a acicalarse en  medio de la cocina y mientras tanto Levar se puso un vaso de granizado frío de limón y se dirigió con premura al ordenador, que lo tenía situado en la habitación.
Encendió el  PC hasta que llegó la musiquita de inicio del Windows  y ésta le llevó a la página principal.
Se dirigió a todas las dichosas redes sociales y encendió el Messenger, donde encontraría a su amigo –supuso.
Antes de iniciar cualquier conversación se planteó una pregunta esencial; ¿sería seguro contarle a su amigo lo que ponía en la nota que encontró en su mochila?
En principio decidió hacerle preguntas más generales sin plantearle dudas acerca de Ied, los Keburis o las sombras extrañas.

-Toc, toc, ¿estás ahí Brand?
-¡Ey Levar! ¿Dónde te habías metido? He encontrado un nuevo juego alucinante. ¡No te lo vas a creer! -exclamó-. Va de una bipolar como tú aunque básicamente consiste en matar, je, je, je. Pero está interesante. La historia es la hostia -siguió profiriendo sin parar-. Bueno, bueno, bueno, hay que celebrar que ya estas fuera. Te echaba de menos, tía.
Brand por fin expulsó el aliento y dejo de hablar.
-Yo también tengo cosas que contarte. No sé, la verdad que no me encuentro bien. Tengo desvaríos y veo cosas extrañas pero lo que sí me fascina de todo esto es el hecho de sentir tanta energía. Estoy a tope.
-Joder, Levar, ¿en serio? Quizá no debías haber salido tan pronto del hospital.
-Quizá tú tampoco me creerías si te dijera que hay mas cosas a parte de lo que vemos a simple vista -cogió aliento y siguió contándole-. ¿Sabías que mi gata en ocasiones se queda estática siguiendo con la mirada un no se qué?
-Bueno, ¿y tu como te sientes? -dijo al cabo de unos segundos.
-Pues tendría que verte para demostrártelo.
-Demostrarme el qué -espetó.
-Bueno, en realidad tú te tragas todos esos juegos pero si yo te digo que he visto algo mágico me tratas de loca. Ya sé, ya sé…- hizo una parada y siguió-. Soy bipolar, estoy marcada…
-Levar déjate de historias. Yo confío en ti. ¿No dicen de la visión periférica de los bipolares?
Hubo una pausa larga.
En esos momentos Levar se fue al aseo y Brand se atrencheró de nuevo a su reciente juego. A la media hora Brand tecleó.
-Confío en ti tonta.
-¿Entonces serás mi mensajero? -contestó al minuto.
-¿Y eso a que viene?
-Tú dí, ¿serás mi mensajero o no? Te buscaré en Clicker 5.
-Venga vale -contestó con retintín- te buscaré allí también.
-¡¡Ves!! Lo sé, te ríes de mí -hizo una pausa y declaró-. Brand, creo que ya no estoy aquí, que algo extraño me pasa.
-Je, je, je. Chica, yo no sé qué te pasa hoy.
-No sé -murmuró en voz alta a la vez que tecleó-, solo sé que he recibido un mensaje de alguien del futuro. ¿Tú sabes Brand lo que es un león de Sión?
-Creó que ahí ya estas hablando de movidas rastafaris, Miss Carrusel.
-Tienes razón, creo que estoy delirando -respondió Levar.



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2 comentarios:

  1. Este capítulo especialmente engancha, por estructura, contenido y novedades. Se hace difícil no querer saber qué le pasó a Levar con la carta, quiénes son esos Keburis, y, sobre todo, por qué vienen a buscarla a la tierra, por qué le dicen que sabe algo muy importante y ellos están allí por ella... la trama se pone superinteresantísima. Tus seguidores y tus anónimos queremos más!!

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  2. Estate atento porque los keburis no vienen de ningun lado...ya estaban alli ejejejje . Ya lo entenderás pero insisto que estos personajes en este caso no vienen de ningun lugar fuera de la tierra.
    En el capítulo 3 se dan algunas claves. Espero que te guste..
    Ya estamos dentro de las espirales apartir del 3...
    Besitos y gracias por seguirlo ;-) un gran sonrisa para ti

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