El contenido de La espiral Bipolar se engloba en un libro de alrededor de 140.000 palabras (o al menos eso creo de momento) Aquí haré la honesta y árdua tarea de transcribir los cápitulos en varias fases para una lectura mas fácil. Y sobre todo compartiré el arte porque el arte que trasmite es el arte para TODOS.
La curiosidad dió sentido a nuestros pasos y nuestros pasos nos llevaron a ella...a la curiosidad bajo el influjo de las mismas espirales.

{Os mando la energía... si queréis saltar os espero en la otra espiral}

jueves, 4 de octubre de 2012

(CAPITULO 12, 5º PARTE)


 La espiral del Faraón. 2047*



Habían conseguido los códigos de Emmanuel y ahora tenían que subir al Walnut cuanto antes.
Levar aun sufría los efectos de la hierba. Así que sin contarla, el resto del grupo tenía ahora como objetivo único llegar a los códigos del Faraón.

Abandonaron el edificio del sacerdote y comenzaron a volar a rumbo perdido hasta que uno de los niños habló.

-El Faraón siempre ha vivido en el edificio de piedra. Todos conocemos su gran casa. Esta en las afueras, cerca del cruce de las avenidas, en la ciudad de la periferia. – Señaló Divad.
-Es como una gran pirámide. – Añadió Imad.
-Perfecto, buscaremos el lugar con el GPS. – Dijo Rasha.

Mientras tanto Levar se dedicaba a abrazar a todo el mundo medio adormilada. Aún estaba bajo los efectos de la hierba pero no le había afectado como la primera vez, cuando tomó por equivocación del cuenco de la ganjha en el ritual de la aldea de los leones Negros.

-No entiendo porque no le ha subido mas la ganjha.- Comentó Jacky mirándola.
-Pues porque algo me protege. Lo sé. Sé que algo me protege estos días.
-Claro, nosotros te protegemos, reina Levar.- Intervino Blod.
-Ey, tienes razón, no hay nadie como este grupo… - Dijo de una manera que apenas se le entendía.
-Anda, come esto. Las fresas del chamán son relajantes pero además contienen mucho azúcar.- Le explicó Tania ofreciéndole dos buenos cachos.





Cruzaron toda la espiral del Faraón de una punta a otra.
El hábitat del monarca   estaba en el lugar más tranquilo de toda la espiral. El resto de periferia estaba constituido por grandes fábricas donde el Faraón explotaba la energía de los haggeds.
Había tres grandes ciudades y la ciudad donde vivía el Faraón, que era prácticamente solitaria, se denominaba Pirámide.
En el resto de las afueras a penas vivían diez familias, todas ellas π, que gozaban de la preciada máquina de cortar el césped.

Cuando llegaron al cruce de las avenidas vieron a lo lejos la portentosa pirámide  que buscaban desde hacía una hora.
Decidieron no acercarse y aparcar detrás de un luminoso cartel de vendo vehículo-niño-mujer-casa a módico precio.

-Ya hemos llegado.-  Avisó Rasha estacionando en un lateral de la avenida.
-¿Cómo te encuentras?- Preguntó el león a la chica que amaba.
-No sé, algo mareada supongo pero mejor, mucho mejor.
-¿Estás preparada para afrontar al Faraón?
-Rasha, yo creo que deberíamos esperar. A penas tengo energías.
-Me extraña incluso que estés tan bien. Suerte que puse poca hierba sagrada- Confesó Rasha.
-¿Ahora que haremos con estos chicos?- Preguntó Levar con cierta suavidad.
-Estos chicos vivirán la abolición de la esclavitud de sus propios padres y de ellos mismos en primera persona.- Expuso Tania.
-Faltan cinco códigos. El Faraón no sé a cambio de qué quiere los restantes pero las ciudades comenzaran a transformarse en un caos cuando vean que los microchips ya no existen. Cuando vean que no hay castigos ni π acosándoles todo el día empezaran a respirar mejor.- Manifestó Asar.
-Creo que no has tenido en cuenta la reacción de los π- añadió Blod.- Se rebelaran y crearan dos bandos; los que preferirán seguir a las órdenes del Faraón y los que se irán con los mismos haggeds.
-De ambos dependerá que se forme una rebelión o no.- Añadió Rasha.
-¿Y después que haremos nosotros? ¿Tiene fácil acceso la bola de las avenidas por la que llegamos aquí?- Planteó Asar.
-Cualquiera que siga vivo volverá a este Walnut y se irá de vuelta a la bola flotante antes de un día. –Propuso Rasha con voz de mando. Esta vez pretendía que sus palabras fueran acatadas cien por cien.
-Es de noche pero en pocas horas veremos la luz del sol. Entonces llamaremos a esa puerta que tanto nos ha costado llegar. – Ordenó Rasha aunque esta vez sin demasiada convicción.
-Vayamos a dormir y a descansar.- Añadió Asar.
Todos se incorporaron en sus asientos menos Rasha que salió a fumar genke con el líder de los insurgentes.



-Hace una noche espléndida. En el fondo no aparenta ser una espiral negativa pero  la gente anda corriendo sin importarles nada. Llenando sus vidas de cosas que no valen nada. El opio del Faraón…- Dijo Asar explayándose.
-La esclavitud tiene muchas formas y una de ellas es el amor- Dijo nostálgico Rasha mirando hacia  el Walnut.
-¿La quieres bastante, verdad?- Preguntó el insurgente.
-La amo hasta el punto de decidir abandonar algunas de mis creencias. Sin embargo no podría apartarme de mi gente y mi camada. Sería un dilema tremendo.-Descubrió mientras le daba una bocanada de hierba a la pipa.
-¿Ni aunque ella te lo pidiera?- Volvió a insistir.
-No lo sé, Asar. No puedo igualar nada a su fuera, a su rebeldía, a su belleza. Y a pesar de ser una mujer difícil no quiero domarla  ni tampoco perderla.  ¿Tú me entiendes, verdad?- Inquirió echándole la mano en el brazo.
-Es complicado Rasha. Lo sé. Cuando os miro solo veo un amor capaz de derribar montañas.  Pero ahora es momento de luchar y ponerle fin a esta farsa. No te preocupes, te prometo que lucharé por vuestra causa. Para mi Sión está entre nosotros también. Sabes que todos sufrimos las inclemencias de Babylon. Yo convivo día a día con él en mi propia espiral así que reconozco vuestra causa pero padezco en primera persona la inmundicia del egoísmo de una forma que sospecho que muchas espirales no conocen.
-Eres un chaval de buen corazón. Quiero que me prometas algo. – Rasha se rascó la cabeza.
-Si me pasa algo irás a la espiral de los leones y verificarás que están todos bien.
-Te lo prometo Rasha - le dijo dándole la mano- pero sé que eres un hombre fuerte y sabrás salir de cualquier situación.
-Gracias, eres un muchacho excepcional, Asar.





La noche les regalaba algo de brisa así que cuando terminaron la hierba entraron en el Walnut.
Ahora los que salían al exterior eran Jacky y Blod.
Era un turno que se había formado de manera natural. 
Al salir notaron que refrescaba y se echaron las manos en las axilas  poniéndose los brazos en bruces para calentarse.

-Gran perro del oeste, je, je, je -dijo sonriendo Jacky. -¿Nunca te imaginaste que llegarías aquí, eh?
-Nunca imagine que te aguantaría tanto tiempo, je, je.- Dijo Blod sonriendo con cierto sarcasmo.
-Sabes, presiento que algo raro va a sucedernos pero no logro saber que es. Si mi intuición no falla, esta encrucijada que vamos a pasar ni si quiera está escrita.
-Jacky, no puedes pretender que todo dependa de un dilema. A veces las cosas pasan simplemente porque tenían que pasar y por simple azar y no hay más.
-Bueno, eso es cierto, pero esta vez algo extraño va a pasar.
-Jacky, disfrutemos de esta noche. Mañana será otro día.
-Y si no llego a mañana…- Dijo con cierta inquietud.
-Pues un Keburi menos - Dijo dejando de lado el dramatismo y tratando de ser divertido.
-Me necesitáis. – dijo hinchando el pecho. –Soy el que hace que paséis a la bola que yo quiera je, je, je. – Dijo sonriendo abiertamente.
-¡Eres un tío grande sin duda!- Dijo sonriendo el can con él.
-Tu si que eres grande, gran perro del Oeste- contestó Jacky cargado de afecto.- Aunque ahora tienes un aspecto que casi da más miedo.
Le miró haciendo un repaso por todo su cuerpo. El perro del Oeste media más de dos cabezas que el Keburi y tenía un porte majestuoso y atlético.
Era evidente que el cambio había ido a mejor y que Blod lo estaba disfrutando.

-¡Que increíble aventura! – Musitó el Keburi repitiendo varias veces la frase.
Minutos después entraron en el Walnut. Todos descansaban excepto los niños que miraban cosas en el portátil.


-¿Qué hacéis chicos?-. Preguntó Jacky a los muchachos.
-Desactivando los cinco códigos. Rasha nos dio permiso. Al menos una parte de la ciudad amanecerá sin el microchip.
-Puff, no sé que decir - dijo el Keburi. – ¿Estáis seguros que será positivo?
-Según Rasha empezará a despertar a las multitudes. – explicó algo emocionado Imad.
-Estamos asistiendo a un cambio longitudinal y trasversal. – Le dijo Divad al Keburi enseñándole una gran sonrisa. Estaba bromeando pero solo su amigo podía entender el interior de aquellas palabras.
-¿Están todas desactivadas?- Preguntó Blod.
-Falta un código, ¿no, Imad?- Le preguntó un niño al otro.
-Un solo código y las ciudades de la Pirámide despertarán y con ellas una nueva era.
-Espera hijo, ¡no debemos sacar conclusiones!- Exclamó Jacky.
-Aún hay que enfrentarse al Faraón, de lo contrario todo el sistema Spider creará lagunas inmensas manteniendo  el microchip solo en algunas personas.
-Si esto sucede se creará un caos en toda la espiral. –Añadió Blod.
-Pronto veremos al Faraón, chicos. ¡Dejad de hacer conjeturas- Rechistó Rasha que estaba adormilado frente a los mandos del Walnut.
-El Faraón Melelik XVI, dicen que será el último de su saga así que es inútil pensar que sucederá ahora…- Añadió Divad.
-Tania y Levar aún duermen junto con Kramp. – replicó Rasha. –Por favor respetad los turnos de voz y controlar los decibelios.
Todos callaron y permanecieron tranquilos hasta que empezó a salir el sol y despertaron hasta los espíritus mas distraídos.





El día estaba amaneciendo y junto con el amanecer despertaban las ganas de vislumbrar a lo lejos un mundo lleno de esperanza.
Todos se desperezaban de sus asientos. A pesar de que el Walnut había estado toda la noche a la intemperie, no habían tenido ninguna incidencia. Era obvio que el Faraón quería viva a la reina Bipolar.
Salieron del coche y trataron de asearse con el agua de los dispersores del césped.
Levar estaba completamente recuperada y Rasha le sonreía animado por aquella grata novedad.
-Me alegro de verte sonriente y fortalecida, mi reina.
-Yo me alegro de verte tan espléndido y tan guapo.
Ambos se abrazaron fuertemente y dejaron para otro momento el beso que pretendían darse ya que todas las miradas les sonreían complacidas.

La prima de Tania se abrazó a ella con júbilo y el resto celebraron el día chapoteando sus botas en los pequeños charcos de la hierba verde y fresca.

Rasha pretendía mantenerlos a todos reunidos así que dio una voz para hablar con ellos.

-Todos menos los niños y Kramp subiremos a la casa del Faraón. Pediremos los códigos y lo que sucederá después depende de la encrucijada de cada uno.
-¿Todo claro?- Preguntó asegurándose de haber sido comprendido.
Todos asintieron.

Después se subieron al Walnut y se sentaron con la convicción de querer dar lo mejor de sí mismos en aquella lucha. 
Sobrevolaron la avenida unos cuantos metros hasta llegar al edificio de piedra.
Era un edificio descomunal creado piedra tras piedra por la ardua labor de unos cuantos haggeds. Tenía forma de pirámide  y unos ventanales que se alzaban desde el primer piso hasta lo alto del edificio.
La piedra era de un color arena, tallada por algunos laterales y pulida y estucada a conciencia para dejar aquel aspecto neo-viejo.
En medio de la pirámide se elevaba un ascensor acristalado que llegaba desde la planta cero hasta la cúspide del edificio.
Alrededor de la pirámide había varios eucaliptos inmensos que rodeaban el edificio y a su vez, presidiendo la misma puerta de entrada, dos acacias como dos columnas. Sus hojas eran espectaculares y frondosas y sus ramas largas,  altas y espinosas. Tenían alrededor de siete a ocho metros y de la punta de las ramas caían profusos racimos de semillas en forma de globos amarillos.
Tras los árboles, en la misma puerta de entrada, presidían dos columnas blancas primas hermanas de las acacias que lucían unos hermosos y ribeteados capiteles con símbolos pertenecientes a una lengua ya olvidada por los haggeds.
La puerta principal estaba acristalada de arriba abajo, teniendo unas dimensiones monumentales, alrededor de siete metros por cuatro.
Todo cuanto se exteriorizaba hacia fuera era ostentoso y superficial pero en el fondo tenía un significado y si así era, nada era banal.


Rasha aparcó el Walnut en el jardín, justo enfrente de la puerta acristalada. Tenía el aspecto de un gran Oasis y ya era inútil andarse con rodeos.
Todos bajaron menos los niños y la prima de Tania.
Asombrados de las magnitudes de aquel edificio anduvieron despacio hasta la puerta. Siguieron un camino de losas de piedra grises delimitadas por hierba y flores silvestres de amapola.
Al cruzarla la puerta Levar tuvo la sensación de estar frente a un hotel.
Dos filas de π esperaban una a cada lado del recibidor de la pirámide.
Y aunque parecía un grupo considerable, solo eran quince π a cada lado.
Rasha se puso en posición de defensa junto a Asar. El resto miraban atónitos a su alrededor.

-No os dejéis engañar, es todo apariencia.- Quiso explicar Asar a regañadientes mientras miraba de reojo a sus compañeros.
-Poneros en alerta. Estos π no tienen mucha pinta de querer ser nuestros amigos. – Susurró el león.

Se abrieron paso entre los π hasta que uno se acercó a Jacky y le gruñó al oído.
Jacky levantó de repente la pierna y apartó al π dándole una patada en la cara.
El resto de π se pusieron a la defensiva y trataron de atacar al Keburi.
Tania los apartó dándoles puñetazos a troche y moche, llegando a herir a alguno de ellos.

Rasha se puso en el medio y gritó:
-¡Parad, la guerra no va con ellos, solo son las esfinges del Faraón!

De repente una voz ronca y barítona puso silencio en la sala.
-Somos un gran ejército. No oséis plantearnos una guerra ya que tendréis por seguro una derrota. En esta sala solo cumplimos las órdenes del Faraón. En la calle rigen nuestras propias órdenes.

Todos se quedaron mirándole. Era el último de la fila y el más corpulento. Su altura se igualaba a la de Blod y sus mandíbulas cuadradas hacían juego con su gorra militar.

-Ejército o no, tenemos una cita con el Faraón.-  Intervino una mujer esbelta y atractiva que se acercó a ellos.
-Dejadlo ya comandante Francís. Veo que no tenéis mucha idea de cómo son unos buenos recibimientos.
En ese momento la mujer alargó su mano hasta Rasha y esperó a que la besara pero se quedó con la mano suspendida en el aire.

-Bueno, no nos han presentado- dijo ignorando el gesto de Rasha. – Soy Isis, la mujer del Faraón.- dijo con una gran sonrisa.
-Creo que el Faraón esperaba vuestra visita desde hace bastante tiempo… – Dijo e hizo una pausa.

Rasha le miraba a los ojos azules y el resto del grupo miraba su figura perfecta embutida en un fino traje gris de chaqueta y falda. Tenía una hermosa melena rubia que mantenía suelta y cuando hablaba hacía que los bucles de la misma se movieran. Su cara era asimétrica y sus pómulos elevados dando el toque final a la perfección de un rostro que presumía de unos labios gruesos y carnosos.
En su cuello lucía una cadena de oro a la que tenía colgado un gran diamante pulido. Aunque todas las miradas estaban posadas en ella, lejos de sentirse incómoda, ella adoraba su momento de protagonismo.

-Entraremos todos a la visita. O el grupo o nada. – Le contestó Rasha.
-Bien, no es molestia.- Dijo usando continuamente cierto protocolo. Entonces sonrió e hizo un ademán mostrando el ascensor.
-Subiré con vosotros -añadió con voz aterciopelada mientras apretaba el botón del ascensor.- Tengo a mi hijo arriba algo descompuesto por algo que comió a noche y quiero ver como va.- Terminó diciendo con una gran sonrisa de plástico.
Rasha odiaba tanta falsedad y Levar analizaba a aquella mujer que le recordaba a una antigua actriz de cine americano que había visto en numerosas películas.

Subieron hasta la penúltima planta. Ahí se bajó Isis, dispuesta a despedirse con cordialidad pasara lo que pasara.

-Bien, esta es mi parada. Espero tengan una buena instancia en nuestra casa.- Sonrió exageradamente y salió del ascensor.

-¡Chicos, allá vamos!- Exclamó Rasha.
Por fin llegaron a la última planta.
Salieron del ascensor y entraron en una salita acogedora  la cual estaba decorada, toda ella, en tonos claros; beis, vainillas y hueso.
Una puerta japonesa de papel separaba a la salita del resto de la casa;  lo que reflejaba la confianza que el Faraón tenía depositada en sus guardianes.

Un sacerdote abrió la puerta y dijo amablemente:
-Por favor, ¿puede pasar la reina Bipolar?
-No entrará sola- afirmó rotundamente Rasha.- Venimos en grupo.
-Bien,  pues pasar al salón. Pronto llegará el Faraón.

Pasaron a otra habitación. No había apenas muebles y reinaban colores grises, blancos y negros.
-Esto es un laberinto, Rasha. ¿Cómo saldremos de aquí?- Se planteó el gato.
-Tranquilo, simplemente saldremos.

Levar dio una ojeada a toda la habitación. Lo que más le llamó la atención fue un mural de la pared pintado con pinturas acrílicas y un gran marco.
El dibujo representaba un auriga de pie sobre un carro tirado por dos esfinges de diferente color donde cada una de ellas tiene la postura del cuerpo dirigida a la dirección opuesta a la otra.
El hombre, que sujetaba un látigo con forma de espiga, en lugar de unas bridas, mantenía una expresión de tranquilidad y confianza. En la mano portaba un cetro y tenía la cabeza coronada símbolo de su autoridad regia. Llevaba una armadura de color azul y en los hombros dos rostros grabados. En el carro, frente al auriga, había una pirámide sujetada por dos águilas a cada lado y en el centro de la misma las siglas N.O.U.

La mujer de ojos humildes y penetrantes se quedó pensativa al leer aquellas letras. ¿Qué podía significar exactamente?

De repente un hombre con traje gris salió por la puerta de un despacho que se encontraba en un habitáculo complementario al mismo salón.
Miró a todos confiado y se acercó a cada uno de ellos dándoles la mano.
Ninguno de ellos reaccionó ante tal recibimiento. 
Estaban nerviosos y la actitud de aquel hombre sosegado no calmaba sus nervios incipientes.

-Bienvenida reina Bipolar- dijo al acercarse a la mujer con una sonrisa moderada.- Yo soy Melelik XVI, el Faraón.- Añadió.
Ella apartó su mano y le miró desafiante.
-Tranquila, no te preocupes. De hecho te admiro porque en tan poco tiempo tienes un Imperio incluso mayor que el mío. Me gusta la gente ambiciosa.- Confesó reflejando incluso cierto orgullo.
-Mi Imperio no esta basado en hacer sufrir a nadie. Mi único Imperio es el corazón.- Declaró ella sintiéndose cargada de verdad. 
-El corazón… Curioso aparato. ¿Sabías que algunas culturas duran más porque saben parar la respiración y relajarla al mismo tiempo? De hecho existen millones de leyendas acerca de tan emotivo órgano. Pero ninguna es cierta. Los músculos  más atractivos y complejos están en nuestro cerebro, preciosa Levar.

El Faraón siguió mirando a la mujer bipolar y luego ojeó al resto. Estaba fascinado y al mismo tiempo contrariado.

-Interesante- dijo mirando a todo el grupo- Un grupo interesante. He de decir que esto es mejor que los siete leones… Bueno, estoy segura que en algún momento crucial también te acompañaron ellos, reina Isthar. –expuso esta vez con picardía en la mirada.
Entonces se acercó al ventanal y miró hacia el horizonte ensimismado en el en el paisaje de sus amplios jardines.
Levar le miraba algo confundida. Era un hombre de un atractivo considerable. Tenía el pelo corto moreno y algo ondulado en las puntas.
Sus  ojos eran grises y grandes  y, en sus facciones masculinas y firmes, brillaba el resplandor de la victoria.

-Casi nadie conoce mi vida privada –siguió diciendo.- Y sin embargo habéis conocido a mi mujer y a mi casa y sabéis cual es mi aspecto físico. Consideraos afortunados. Los haggeds a menudo crean curiosas leyendas acerca de mis colmillos, de mis largas fauces, de unos cuernos y demás artilugios que corresponden a antiguas leyendas de la Tierra.- Sonrió metiéndose las manos en los bolsillos elegantemente.
-Nadie lo suficientemente inteligente creería estas leyendas… -Insinuó pensando en los haggeds.
-Tenéis aquí a una leyenda viva… ¿Se podría pensar que yo mismo soy Babylon?- Le cuestionó al grupo sin esperar respuesta. 
-Creo que no hacen falta más presentaciones. Sabes de sobra a qué hemos venido.- Intervino Rasha irritado.
-Realmente he sido yo quien os ha conducido hasta aquí. – Le desafió el Faraón. -El código de Spider os traería de cualquier modo hasta el iceberg del sistema. Es curioso como otros antes llegaron al mismo punto.
-¿Otros?- exclamó Rasha desconcertado.
-Entre los haggeds hay pequeñas brechas. Suele suceder en cualquier sistema. Nos permite fortalecernos y tapar errores. De hecho algún terrestre intentó llegar desde la Tierra. Se empeñan en creer que los sueños y los viajes astrales les llevaran a algún sitio...
-!Mira! -exclamó algo eufórico dirigiéndose al león. Parecía que de repente se había acordado de algo pero el Faraón nunca dejaba nada al azar.
-Tu mismo padre  fue uno de tantos... -siguió diciendo.
-¿Mi padre?- exclamó Rasha desconcertado.






Éste es el último capítulo que voy a publicar de momento.
Aun quedan 110 páginas más arriba más abajo.
Si estás interesado en saber el final ponte en contacto conmigo
Pincha aquí para dejarme un mensaje en el facebook Istharenlanoxe
y me pondré en contacto contigo. 







-¿Todo se acabó?
Contestó Charlie ensimismado
en su bolígrafo
-Toda historia tiene su final.
-¿Y crees que volveremos a ver
a Levar? - Preguntó inocente.
-Claro, pero ahora ella es una reina,
ha comprendido su encrucijada.
-Se ha cansado de ser una simple
princesa para nadie.- Añadió la muchacha. 




Istharenlanoxe...   y feliz encrucijada*




(CAPITULO 12, Parte 4)


La espiral del Faraón. 2047*





Volaron hasta el distrito 224 guiados por el GPS.
Cuando llegaron al edificio donde se suponía que estaba Kramp, Tania se sobrecogió de emoción.
Miró a Rasha y le dijo que era recomendable dejar a Levar en el Walnut durmiendo, junto a los niños y Blod.
El resto bajaron del vehículo y se acercaron al edificio. 
Casualmente no era un edificio alto. Tenía solamente seis plantas de las cuales más de la mitad parecían deshabitadas.
La fachada del edificio era gris, con los zócalos de las puertas y las ventanas marrones y las barandillas y las repisas de los ventanales blancos.
Parecía un edificio antiguo pero a pesar de ello no tenía ni una sola grieta en las paredes y ningún desconchado en las molduras o en las barandillas blancas que ostentaba.
De todos modos la puerta de entrada era amplia y señorial, exhibiendo dos grandes láminas de cristal que se abrían hacía dentro y un soportal elegante de mármol gris veteado con rayas blancas.

Según el registro que habían logrado hallar los chavales,  Kramp vivía en el piso 3º, en la escalera B.
Llamaron al timbre sin ninguna dilación.
Abrió una señora de unos cincuenta años vestida con camisón rosa y bata fucsia. Tenía el pelo corto, redondeado y tan alborotado y extravagante que ni la reina más intuitiva podría descifrar ni su forma ni su color.

-¿Qué desean?- Preguntó algo sorprendida y con voz áspera.
Rasha improvisó.
-Venimos de parte del Faraón. Kramp tiene que acompañarnos.

La señora, aún dormida, contestó pidiendo por favor  que esperaran en la puerta.
Kramp apareció a los pocos minutos.

Tania no pudo verla enseguida, ya que, para no llamar demasiado la atención, se encontraba escondida detrás del resto.
Cuando la muchacha salió vieron a una preciosa mujer de pelo largo y mirada expresiva. Le caían varios mechones de su cabello negro sobre la cara y el resto de lo mantenía recogido en una gran horquilla.
Su aspecto de hija de Acuario había desaparecido, incluyendo los tatuajes de la cara que antes lucía con toda seguridad.
Ahora solo quedaba una expresión de resignación en sus ojos y el eterno deseo congelado de volver a ser una hija de Acuario…


-¿Qué querían?- contestó la muchacha con la voz amarga y el sueño en los talones.
-Queremos presentarte a alguien… - dijo Rasha sonriendo- aunque creo que ya la conoces…
 Entonces Tania, eufórica, se hizo paso entre el resto con la esperanza de regalar a su prima la promesa de una nueva vida.
-Hola prima, por fin te he encontrado.
La chica se estremeció de emoción y corrió a los brazos de Tania. Mientras se abrazaban unas lágrimas caían por las mejillas de ambas.

-Vamos, vístete, vienes con nosotros.
La prima de Tania se quedó patidifusa.
-Tania, tengo que advertirte. Todos nosotros estamos programados. Nos buscaran y nos encontraran rápidamente. Soy un GPS andante. Además los π no perdonan a ningún hagged. – dijo Kramp exhausta.- ¡Que haré yo si dejo a la señora Plácida! Me avasallaran castigándome sin piedad.
-No temas prima, nos buscan por muchos motivos. Este solo será uno más.
-Yo aquí ayudo a la señora Plácida. Es mi labor en la espiral y no puedo salirme del programa establecido. ¿No lo entiendes? Si me marcho… - volvió a repetir.
-Que prefieres, morir luchando por tu libertad o vivir como si estuvieras muriendo.
Se creó un silencio de unos veinte segundos. La muchacha miró a Tania y luego buscó respuestas en las miradas del resto del grupo.
Kramp por fin contestó:
-Obviamente elijo tu compañía, Tania…- Resolvió con una gran sonrisa.

La muchacha volvió a entrar en la casa para vestirse despidiéndose de la mujer que había estado cuidando tantos meses. La pobre señora necesitaba de su ayuda  para poder manejarse ya que era una anciana con problemas de visión. Esta disyuntiva supuso un gran dilema para la hija de Acuario pero pesaban más las ansias de libertad.
Ésta, probablemente, sería la única oportunidad que tendría de huir de aquel infierno.
Bajaron las escaleras sin usar el ascensor. Era más seguro y en el fondo más rápido. Cuando llegaron a la calle corrieron hasta el Walnut. Un π les llamó la atención desde lejos.
Hicieron caso omiso  con lo cual el π comenzó a correr tras ellos siguiendo los pasos del grupo.
Llegaron al Walnut sanos y salvos, exceptuando el propio vehículo que había recibido un golpe que un π le había propinado en uno de los cristales.
Rasha comenzó a conducir y elevó el Walnut a unas alturas extraordinariamente sobrecogedoras.

-Chicos -dijo dirigiéndose a los niños. – Hay que buscar el método de romper Spider. Esta gente no recibirá ni un castigo más. No dejaremos que estén esclavizados por más tiempo.
-Tenemos la dirección del creador de Spider. Quizá sea el único que nos pueda proporcionar los códigos de acceso. – Expuso Divad.
-Estupendo chicos, les felicito. Ahora podremos llegar al centro de la cuestión.




Levar no podía entender que no encontraran a Sol. Les pidió a los chicos que siguieran buscando a su hermana. Los muchachos sugirieron rastrearla por la foto. A mitad del trayecto Imad encontró un dato de interés según  la chica bipolar. No parecía su hermana pero tenía algo en su aspecto que le hacía sentir cierta familiaridad. Tenía dudas pero también le invadía un presentimiento que no podía desechar.

-Rasha, hemos encontrado algo. No sé si es ella pero deberíamos ir a buscarla antes de encontrar al controlador. – Le dijo Levar tocándole el hombro.
-Es peligros. Los π están tocándonos los talones continuamente. – Le advirtió él.
-Entonces yo me quedaré aquí hasta que la encuentre.- Acometió ofuscada la reina Bipolar.
-Tranquila- intervino Jacky- Iremos a buscarla. Rasha solo está un poco nervioso.
-De acuerdo, chicos. Me habéis convencido. Prepararos para una nueva parada.
E león comenzó a  sobrevolar unos edificios dirección al edificio donde supuestamente vivía Sol. No era momento de dejar nada para mañana y Rasha era consciente que la estabilidad de Levar pasaba por tener el conocimiento fehaciente de que su familia se encontraba bien.
¿Quién era él para arrebatarle dicho propósito?
¿Cómo podía olvidar que estaba sintiendo que bebería los mares por aquella mujer si hiciera falta?





Cuando llegaron bajaron del vehículo Levar,  Blod y Rasha. La situación cada vez se incrementaba en peligro y los π iban cercando el trayecto del Walnut que conducía Rasha.

Según Divad la muchacha que buscaban se encontraba en el distrito 346, en el piso 22C.
Llegaron a la planta baja y subieron el ascensor hasta llegar a la casa.
Llamaron al timbre y salió un hombre ataviado con un batín marrón.

-¿Qué desean?- Preguntó frunciendo el ceño.
-Buscamos a Sol.  – Contestó Rasha.
-¿Qué Sol? Aquí no vive ninguna Sol.
-No puede ser. Sol tiene que estar aquí. Vimos una foto…, supusimos que vivía aquí.- Esgrimió Levar bastante sofocada.
-Quizá se hayan equivocado.

Levar miró detenidamente a aquel hombre. Su cara le era familiar. De hecho había escuchado antes esa voz.

-Buscamos a mi hermana, la buscamos desde hace muchos meses. Tal vez un año ya.- Expuso tratando de ocultar la desesperación de su voz.
-Pues no sé. Aquí solo estamos mi mujer y mi hijo.
-Por favor - suplicó la chica bipolar.- Tiene que ser ella, por favor, no me diga que no.- Esta vez rompió a llorar. De nada le había servido tratar de controlar su angustia. 
-Relájate –le consoló el desconocido.- Tu no debes perder las esperanzas nunca, hay una encrucijada para ti. Tú no debes perderlas…

El grupo miró atónito al hombre. Parecía conocer a la reina Bipolar y lo más escalofriante era que parecía conocer su historia.

A los pocos segundos salió una mujer a la puerta.
-Hola pequeña. Ya veo que me has encontrado. –Dijo serenamente una mujer joven vestida también de batín, esta vez de color violeta.

-¿Hermana?- Exclamó la terrestre con el deseo sincero de darle un abrazo espléndido a la joven.
-Pequeña Levar. ¿Cómo me encontraste?- dijo sonriendo serenamente.
El aspecto no era el que tenía su hermana Sol en la Tierra pero tenía dibujados varios lunares en la mejilla formando una estrella.
-Veo que has hecho realidad tu sueño… –Le sonrió acercando su mano a el dibujo de la estrella de la mejilla.
Sol asintió y se acercó a Levar sin mediar palabra.
-Te he buscado en los confines del Universo Alfa. Pero no esperaba encontrarte en el peor de los sitio.
-Bueno, tal vez parezca el peor sitio. Pero aquí tengo una familia. Nunca pensé que podía pasarme pero veo que tú también has llegado hasta aquí.
-Sí, pero yo no he venido a quedarme sino a encontrarte.
-Mi niña – murmuró Sol con cierta tristeza.- Todos hablan  de ti… pero no acababa de creerme que eras tú. Al principio creí que lo que me pasó tenía sentido respecto a  tus genes bipolares... Pero he estado tan equivocada…
Yo creí que también era bipolar, que lo que me había sucedido tenía sentido teniendo en cuenta lo que tú estás pasando. Pero me di cuenta de que…
Bueno, mi marido me guió…
El que parecía un buen hombre volvió a salir de las sombras. Parecía un tipo callado y tranquilo pero Levar lo vio todo claro.
-¿Fue él? –preguntó algo perturbada.
-Él es el padre de mi hija. Tengo una vida plena junto a él y mi niña.
-No entiendo… -balbuceó Levar.- Entonces… ¿No vendrás con nosotros?- Dijo aturdida.
Quería entender pero nada se le estaba concediendo…
Entonces, mientras Sol se ausentó, Levar aprovechó para hablar con el hombre de bata marrón.

-Odio tener que hacer esto, pero tengo que obligarte a que me digas que pasó con ella. –Le intimidó desafiante.
-La mataron pensando que eras tú. Pierdo contándote esto porque… bueno, realmente no gano nada pero debes saberlo. Yo he estado todo este tiempo aquí para esperar tu presencia. El Faraón sabía que la buscarías. Pero te juro que la quiero, tanto que no sería capaz de alejarme de ella y de la niña por nada del mundo. Son mi vida pero tengo que alertar al Faraón.
-¿Qué sentido tiene...?- Tartamudeó la chica bipolar.- Él me encontraría de todos modos…
-Si… pero al principio la confundieron contigo en la Tierra pero fue un grave error. La torturaron para obtener información acerca de los viajes en el tiempo. Ella murió en el acto y luego consideraron que si era la otra hermana, debían capturar a mi mujer hasta que volvieras a por ella. Creció aquí y se crió entre haggeds. Después me asignaron para que pasara por su marido…
-¿Y ahora…? ¿Avisarás al Faraón?
-Él ya sabe que estás aquí y tú lo sabes. Supongo que deja que elijas tu propia encrucijada.
-¡Paparruchadas!- Intervino el león exclamando a voz en grito.
-Espera… -Le pidió Levar al león apartándole de la puerta.
-Creo que el presupone demasiadas cosas que son falsas a ojos de otros. Espero que la protejas con tu vida. Es lo único que me importa. ¿Y sabes? Sé quién eres.
El hombre la miró desconcertado.
-Eres uno de ellos… No necesito a un chamán para que me lo verifique. Sé que obtienes favores del Faraón y que esto te viene de perlas. Pero creeré en tu palabra. Si vuelve a pasar algo a ella o a la niña no te va a servir ninguna encrucijada…
Jacky estaba desconcertado. Por primera vez la muchacha bipolar estaba usando la energía invisible para obtener información de otros seres.
Aquel hombre era un alquimio, un falso buen hombre…

De repente apareció su hermana con una dulce niña a hombros. No se le veía apenas la carita pero Sol se afanaba por mostrársela a su hermana.
Tenía el pelo largo y una cara de caramelo, tan dulce como el mismo gorrión de la mañana. Era toda luz, tanta que Levar se sintió cegada.
Después le acarició los mofletitos y la niña resopló. Sus ojos eran azules, como los de su padre y sus labios carnosos y de color carmesí como los de Sol.

-Siempre me he sentido algo perdida en esta espiral- comenzó a decir Sol a su hermana-  pero desde que conocí a este hombre- explicó señalizando a su marido- mi vida cambió por completo.
-Se dé que habéis hablado pero me importa un pimiento que haga él en la espiral mientras nosotras estemos bien alimentadas y recibamos su cariño y protección. No ha sido sencillo pero tengo una familia aquí, Levar…

La mujer bipolar suspiró. En cierto sentido debía respetar al cien por cien los designios de su hermana sin ponerlos en cuestión ni un solo momento.
-Lo entiendo, pero no puedes permitir que te tengan esclavizada. La crueldad del Faraón no os deja tener una vida propia. No entiendo cómo puedes vivir en estas circunstancias… - dijo confundida la mujer de ojos plateados.
-El Faraón no vive las vidas ajenas ni nosotros la suya. Yo tengo una vida plena junto a mi marido y a mi niña. No puedo trasladarme poniendo en peligro a mi pequeña.

Sol se acercó a su hermana y le dio a la niña para que la cogiera en brazos.
El rostro le cambió totalmente y con ella su actitud.
Entonces comenzó a decirle cosas al bebé.

-Ojalá puedas entenderlo, Levar. Este es mi lugar porque en este lugar están mi pareja y mi pequeña flor de loto.  Nos alimentamos, trabajamos y cuidamos de la pequeña. No necesito más.
-Siento veros alienados pero entiendo la situación- dijo finalmente Levar.
-Creo que es hora de marcharnos, ¿No, Rasha?- Dijo mirando al león llena de complicidad.
-Si, quizá lo sea.- Contestó éste.

En esos instantes la hermana de Levar cogió a la pequeña criatura de los brazos de su hermana y más tarde cogió a la chica bipolar del mentón y le dijo:
-He oído hablar sobre una reina valerosa que nos sacará a todos de la esclavitud. Dile de mi parte que tenga mucho cuidado y que  la quiero  y la he echado mucho de menos.
-Sé lo diré. – Dijo la reina Bipolar acompañando a su hermana en la sonrisa.
-Te echaré de menos, hermana.- Admitió echándose en sus brazos.












Salieron apresurados de aquel edificio dirección a la casa del controlador. No podían pararse a reflexionar ni un momento sobre el estado de las cosas. Ahora los π estaban definitivamente pisándoles los talones a límites insospechados y Rasha intuía que, probablemente, no era un solo grupo el que los perseguía.



-Su casa está en el edificio 43 en el piso 50, puerta F.- Constataron los niños.
-El piso está algo alto, casi preferiría dejar el Walnut  en la azotea.
-No es mala idea Rasha. Será más sencillo escapar, en el caso de que nos veamos obligados a hacerlo.- Le avaló el gato.
Jacky, que acababa de despertarse hace unos minutos, expuso coherentemente:
-Es interesante a no ser que usen planchas voladoras.
-En cualquier caso nos dividiremos. Levar y Asar vendrán conmigo. El resto os quedaréis en el Walnut.

Era un edificio de 120 pisos. Bajaron hasta llegar al 50 a través del ascensor.
El único modo de entrar era el más sencillo. Llamando a la puerta F.
Al abrir aparecieron dos π en posición agresiva.

-Buscamos al controlador de Spider.

Los π no podían reaccionar a su antojo. Debían contenerse. Así que se cohibieron  limitándose a enseñar los dientes mientras Rasha, Levar y Asar entraban en la vivienda.
Les hicieron pasar al salón.
Aquel lugar tenía una decoración minimalista;  escasez de iconos y figuras y un ambiente con tintes grises, negros y blancos.  
Al fondo se distinguía la figura de un individuo que escribía afanado en un despacho, junto a unos grandes ventanales.
Vestía un morado eclesiástico y llevaba un ornamento de tela blanco que le rodeaba el cuello hasta el final de la chaqueta.
Cuando éstos llegaron al salón  el individuo tardó unos segundos en levantarse.

-Interesante, no tenía el gusto de conocer a la reina Bipolar… – Dijo tan arrogante como pudo.
-Veo que es una vulgar y mediocre humana. Será un drama que muera  una reina tan preciada… y tan joven… y tan sencilla…- Terminó diciendo mientras Rasha le miraba con odio.
-Buscamos los códigos del Spider. Solo negociaremos con eso.- Dijo Rasha  mientras Asar le decía al oído que era un alquimio.
-¿Negociar con qué? Je, je, je. – rió a carcajada limpia el controlador. –El Spider forma parte del gran Imperio del Faraón. No pensaréis que negociaremos con una amenaza tan frugal.  Ella es lo único valioso que está aquí entre nosotros para el Faraón. Aunque admito que me parece irrisorio darle valor a la vida de una… -hizo una pausa y miró a la reina dándose una vuelta alrededor de ella. -…una simple humana.
-No queremos negociar con la vida de nadie- Espetó enfurecido Rasha.
-Je, je, je, je, je- rió estruendosamente.- ¡Vamos, vamos chicos! ¡Esto no es nada divertido! Además los códigos solo los tiene el Faraón, están en su haber. Digamos que yo… - dijo algo jovial- … solo soy un mero presbítero que guarda algunas de las claves. Pero el controlador, el verdadero supervisor, el gobernador del Spider y de todo el sistema es el Faraón.
-Se acerca un ejército que arrasará a los π. No tendréis donde agarraros porque no sabréis defenderos de los insurgentes. – Escupió Asar cabreado.
-Arrebataremos el poder del Faraón para dárselo al resto de espirales. Hasta él, que para ti es tan indestructible, tiene sus debilidades.  – Apuntó finalmente el gato.

Por un momento el insurgente  se había sentido invadido por el impulso de la justicia y la hermandad.
¿Acaso un alquimio podía comprender estas virtudes?

-Aún no he visto ese ejercito y respecto a las debilidades que tiene Faraón una de las principales es ser poderoso.- esbozó una gran sonrisa.
-Ah, perdón. Soy el sacerdote Emmanuel. Se me había olvidado presentarme- sonrió sinuosamente mientras se presentaba.
-Entonces, si no hemos venido a hacer nada aquí nos vamos…- dijo Rasha decidido a marcharse con un ademán.
-Bien, si así lo quieres… pero había pensado ofreceros un código a cambio de ver hablar a la reina Bipolar.

Levar permaneció callada por unos segundos y después que miró a Rasha y le susurró delicadamente al oído:
-Negocia…
-¿Cuántos códigos tienes? – Preguntó Rasha.
-Cinco, cuatro de ellos los usaré para negociar. El primero solo va a servir para que la reina bipolar se presente. Los restantes los encontraréis en la pirámide del Faraón.
-Si me pides que hable, ya lo estoy haciendo, pero me parece inútil que negocies. Soy más poderosa que tú.
-Je, je, je- rió el sacerdote Emmanuel.- Ya veo… Eres otra de esas insurgentes y yo diría que en un alto porcentaje.
-Soy realista y tu no lo estás siendo.- Arguyó Levar.

El sacerdote dio media vuelta y comenzó a cavilar. Parecía regocijarse en su situación de privilegio pero no quería cometer fallos, así que contuvo el aliento y volvió a ponerse de cara a sus invitados.

-Ya tienes un código, veamos que podemos hacer con los cuatro restantes. – Insinuó tocándose el mentón.

Todos callaron y a los pocos segundos el sacerdote se sintió inspirado y se dirigió al grupo.
Le pidió a Asar que besara en los labios a Levar.
El gato se quedó mirando detenidamente tanto a Rasha como a la reina Bipolar.
Ella asintió con la cabeza y se acercó a los labios de Asar.
El sacerdote les miraba resarcido.
-Bien, increíble, ideal…je, je, je- Ahora hacer lo mismo pero con pasión.
Levar volvió a besar a Asar esta vez imaginando que estaba con Rasha.
El sacerdote estaba consiguiendo todo lo que se proponía.

Levar se separó de Asar y éste le pidió perdón. Quería a Asar como un amigo, casi como un hijo. Ese beso nunca había sido dado…
-No entiendo que pretendes-. Le dijo Rasha a Emmanuel.- Si nos vas a dar los códigos dánoslos ya.
-¿Y privarme del placer de veros sufrir? No, amigo.- Sonrió y se giró mirando después a la ventana.
-Lo que no entiendo es porque un  alquimio destapa su cara. ¿Ya no gozas de ese privilegio, querido sacerdote Emmanuel?- Le dijo Rasha con rin tintín.  
-¿Acaso creías que este era mi aspecto real?- Expresó el alquimio mirando con recelo y a la vez arqueando al máximo sus cejas.
-Éste es uno de los aspectos que más confianza les da a los haggeds. Ellos me consideran maestro espiritual y yo obtengo lo que quiero; su energía más pura.
-Desde luego, veo que no pierdes el tiempo. Aunque he de reconocer que el sacerdocio ya no es nada original. ¿Qué les prometes a cambio? ¿Unas limpiezas energéticas?
El sacerdote empezó a perder la paciencia. Se acercó a Levar y expresó:
-Bueno, ¡qué noche tan espléndida! Sería ideal que viéramos la belleza al desnudo de la reina…–Planteó cargado de alevosía y malicia.
-Si no quieres no tienes porque hacerlo, Levar.
-Tranquilo, lo haré. Me parece una tontería así que lo haré.

Entonces comenzó a quitarse el traje que habían robado al llegar a la espiral. El beis había tomado un cáliz crema, casi ocre y el traje estaba repleto de arrugas.
Llegó a la ropa interior y luego se quitó el sujetador acabando por las bragas.
-¿Qué? ¿¿¿Estás contento???- Exclamó Levar.

Rasha estaba ruborizado. No podía defenderla y esa frustración le comía por dentro.  
Levar miraba con rabia al sacerdote. Se sentía impotente y era precisamente el sentimiento que él quería ver en ella.

-¡Vaya, preciosa reina!- Exclamó mientras Levar comenzaba a vestirse.
-Para el penúltimo quiero que me expliques porque te llaman reina Bipolar.
El sacerdote sonrió de soslayo pues de algún modo sabía la pregunta.
-Me llaman la reina bipolar porque tan pronto río como me pongo a llorar.- Dijo y se quedó callada.
-¿Eso es todo? Vamos terrestre, habrá algo más…
-No deberías averiguar porque me llaman así por ti mismo… - Dijo casi en tono de pregunta.
-No me importaría pero no se da el caso ahora mismo. Responde, terrestre. –Le atizó con las palabras esta vez bastante serio.
-Manejo la energía en dos extremos, negativo y positivo.
-¡Aha! Ahora entiendo porque te quiere el Faraón…
-Ahora falta un código…- Siguió diciendo insinuante el sacerdote.
-Necesito sentarme, veréis tengo un poco de artritis en las rodillas y el bálsamo que me doy no acaba de funcionar.
Confesando su dolencia y sentándose en la mesa grande que había frente a los tres visitantes, les mostró que tenía más debilidades de las que debería aparentar. Simplemente era un Alfariano más.  
-Tienes a dos excelentes caballeros a tu lado pero deberías de ser consciente de que no te sacarán de todos los apuros.
Levar cayó su respuesta. Ya no se sentía especialmente intimidada por aquel ser caricaturesco. Estaba harta de sus proposiciones.

-El Spider- siguió diciendo Emmanuel- es un sistema inteligentemente conformado. El Faraón nunca os daría los restantes códigos.  Si lo hiciese todo su Imperio se vendría abajo pero aún hay una salida para vosotros; La reina bipolar.
-En realidad está siendo para mí un placer ser el preámbulo del Faraón. Quizá esta espiral cambie pero el Faraón volverá a implantar el código aquí y en cualquier sitio que pueda instaurar su vasto emporio. Ningún ejército podrá derrocar por completo todo su Imperio.
-Eso está por ver.- Se arriesgó a decir Rasha convencido.
-Me falta un último deseo porque aunque os pese aún tengo los códigos.
-Bien, seguiremos hasta que  nos des todos los códigos en mano.- Manifestó el león sin dudarlo un solo instante.
-Es justo pero no os lo daré hasta que no hagáis una última cosa.- Dijo sacándose una pequeña llave del cuello.  
-La abriré si le das a la reina esa hierbecilla que siempre lleváis los leones encima. –Dijo consciente de su maldad y los resultados de la misma.
Algunas habladurías habían llegado a oídos de los haggeds. Teniendo en cuenta que también el Faraón tenía información de primera mano, el sacerdote sabía demasiado ducho en la mujer bipolar.
-Eso es imposible, la reina no puede tomar eso.- Dijo tajantemente Rasha negándose a prepararle la hierba.
-Es lo último que debéis hacer aquí.
Rasha miró hacia todos los lados observando cómo estaban posicionados todos  los π. Luego miró a Levar y le dijo que no debía hacerlo pero, si optaba por esa opción, la respetaría.
-Sabes que es peligroso -contestó ella. – De todos modos el sacerdote lo ha querido así. – Dijo resignada.

Mientras tanto Rasha empezó a preparar una pipa de ganjha. Sabía sus consecuencias pero la situación era extraña a la par que peligrosa. Ahora no podían echarse atrás. Tenían que obtener los códigos fuese como fuese.

Cuando la pipa estuvo preparada el león se la pasó a Levar. Él no quería ni tan si quiera mirarla.
-¿Qué pasará, reina Levar? – preguntó Asar.
-Tranquilo, todo lo que veas y oigas de mi no lo tengas en cuenta. Solo confía en que yo estoy ahí en alguna parte de mi interior.
-Así lo haré, reina Bipolar. – Contestó éste.

Cuando le pasó la pipa le dio varias bocanadas. Pronto empezó a notar el efecto eufórico y mas tarde empezó sintió un aumento en su sensibilidad hacia el entorno. Sin embargo el efecto sedante era más fuerte y hacia que su mente distorsionara la realidad provocando efectos de somnolencia, euforia y bienestar. De repente no sentía ansiedad ni le dolía la cabeza.
Miró a Rasha con los ojos algo rojos y la necesidad de protección.
Este miró al sacerdote deseando terminar la velada surrealista que habían estado viviendo con él.

-Abre la caja, ya tienes lo que querías.- Masculló riéndose.

Abrió la caja y le proporcionó a Rasha un papel plastificado con varios códigos en su interior.

-Asar, coge a Levar. ¡! Nos vamos!!

Se fueron apresurados sin despedirse del sacerdote. Corrieron hacia la puerta de entrada y luego hasta el ascensor.
El sacerdote aún reía a lo lejos.

-Levar está enferma. Hay que darle algo de comida o dulces lo antes posible…- Le dijo el león a Asar apretando el botón del ascensor.
-No te preocupes, no está sola. Estoy yo aquí también.- Dijo Asar inocentemente.
-Eso me preocupa Asar. Qué no sufras tú también.
-Soy insurgente. He visto cosas muy raras entre los gatos.
-Bien, ahora debes estar pendiente de ella. Quizá se ponga algo agresiva pero tú no la hagas ni caso. La mitad son palabras de papel.
-Chicos, mierda, que estoy delante…- gritó Levar.
-Me siento algo eufórica pero aun estoy bien. – Entonces se subieron al ascensor.
-Lo siento Levar, mi intención es solo tener sobre aviso a Asar.
-Lo entiendo pero jamás digas que no soy sincera.
-Lo eres y a veces de una forma que no alcanzo a entender. – Le confesó él.







-Wow, chicos, creía que nunca llegabais. Varios Walnuts sobrevolaron por encima de nosotros. No se porque motivo no nos hicieron nada.
-Nosotros conseguimos cinco códigos, chicos.- Declaró Rasha. – El resto no está en nuestro haber. Los tiene el Faraón pero no se si será viable llegar a ellos.  Él es el único que puede dárnoslo.
-Y probablemente me quieran a mí a cambio- Intervino Levar con los ojos entornados y adormecidos.
-¿Y como haremos para no entregar a la reina Bipolar?- Preguntó Blod preocupado.
-Buscaremos los códigos en la propia casa del Faraón y si es necesario me entregaré.  Él es el único que tiene potestad sobre el Spider. Al menos en gran mayoría.  Si está dispuesto a confiar su Imperio en mí es porque quiere algo de un valor superior.

Todos miraron a Levar presagiando lo peor.

-No tengo miedo a morir. La reina Omega me decía que solo el agujero negro es la muerte. El resto son encrucijadas de la vida.
Todos la miraron con cara de circunstancia.
-Por favor, Tania, si te quedan algunas fresas escarchadas dale alguna a Levar.
-No lo dudes.- Contestó ésta.



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-Una y una dos...
-Eso es mentira, a veces dos
guardan tres más.
-Cierto Charlie, hay que 
acostumbrarse  a tener en cuenta 
todas las cosas.



Istharenlanoxe...