La espiral del Faraón. 2047*
Habían
conseguido los códigos de Emmanuel y ahora tenían que subir al Walnut cuanto
antes.
Levar
aun sufría los efectos de la hierba. Así que sin contarla, el resto del grupo
tenía ahora como objetivo único llegar a los códigos del Faraón.
Abandonaron
el edificio del sacerdote y comenzaron a volar a rumbo perdido hasta que uno de
los niños habló.
-El
Faraón siempre ha vivido en el edificio de piedra. Todos conocemos su gran
casa. Esta en las afueras, cerca del cruce de las avenidas, en la ciudad de la periferia. – Señaló Divad.
-Es
como una gran pirámide. – Añadió Imad.
-Perfecto,
buscaremos el lugar con el GPS. – Dijo Rasha.
Mientras
tanto Levar se dedicaba a abrazar a todo el mundo medio adormilada. Aún estaba
bajo los efectos de la hierba pero no le había afectado como la primera vez,
cuando tomó por equivocación del cuenco de la ganjha en el ritual de la aldea de
los leones Negros.
-No
entiendo porque no le ha subido mas la ganjha.- Comentó Jacky mirándola.
-Pues
porque algo me protege. Lo sé. Sé que algo me protege estos días.
-Claro,
nosotros te protegemos, reina Levar.- Intervino Blod.
-Ey,
tienes razón, no hay nadie como este grupo… - Dijo de una manera que apenas se
le entendía.
-Anda,
come esto. Las fresas del chamán son relajantes pero además contienen mucho
azúcar.- Le explicó Tania ofreciéndole dos buenos cachos.
Cruzaron
toda la espiral del Faraón de una punta a otra.
El
hábitat del monarca estaba en el lugar
más tranquilo de toda la espiral. El resto de periferia estaba constituido por
grandes fábricas donde el Faraón explotaba la energía de los haggeds.
Había
tres grandes ciudades y la ciudad donde vivía el Faraón, que era prácticamente
solitaria, se denominaba Pirámide.
En
el resto de las afueras a penas vivían diez familias, todas ellas π, que
gozaban de la preciada máquina de cortar el césped.
Cuando
llegaron al cruce de las avenidas vieron a lo lejos la portentosa pirámide que buscaban desde hacía una hora.
Decidieron
no acercarse y aparcar detrás de un luminoso cartel de vendo vehículo-niño-mujer-casa
a módico precio.
-Ya
hemos llegado.- Avisó Rasha estacionando
en un lateral de la avenida.
-¿Cómo
te encuentras?- Preguntó el león a la chica que amaba.
-No
sé, algo mareada supongo pero mejor, mucho mejor.
-¿Estás
preparada para afrontar al Faraón?
-Rasha,
yo creo que deberíamos esperar. A penas tengo energías.
-Me
extraña incluso que estés tan bien. Suerte que puse poca hierba sagrada- Confesó
Rasha.
-¿Ahora
que haremos con estos chicos?- Preguntó Levar con cierta suavidad.
-Estos
chicos vivirán la abolición de la esclavitud de sus propios padres y de ellos
mismos en primera persona.- Expuso Tania.
-Faltan
cinco códigos. El Faraón no sé a cambio de qué quiere los restantes pero las
ciudades comenzaran a transformarse en un caos cuando vean que los microchips
ya no existen. Cuando vean que no hay castigos ni π acosándoles todo el día
empezaran a respirar mejor.- Manifestó Asar.
-Creo
que no has tenido en cuenta la reacción de los π- añadió Blod.- Se rebelaran y
crearan dos bandos; los que preferirán seguir a las órdenes del Faraón y los
que se irán con los mismos haggeds.
-De
ambos dependerá que se forme una rebelión o no.- Añadió Rasha.
-¿Y
después que haremos nosotros? ¿Tiene fácil acceso la bola de las avenidas por
la que llegamos aquí?- Planteó Asar.
-Cualquiera
que siga vivo volverá a este Walnut y se irá de vuelta a la bola flotante antes
de un día. –Propuso Rasha con voz de mando. Esta vez pretendía que sus palabras
fueran acatadas cien por cien.
-Es
de noche pero en pocas horas veremos la luz del sol. Entonces llamaremos a esa
puerta que tanto nos ha costado llegar. – Ordenó Rasha aunque esta vez sin
demasiada convicción.
-Vayamos
a dormir y a descansar.- Añadió Asar.
Todos
se incorporaron en sus asientos menos Rasha que salió a fumar genke con el
líder de los insurgentes.
-Hace
una noche espléndida. En el fondo no aparenta ser una espiral negativa
pero la gente anda corriendo sin
importarles nada. Llenando sus vidas de cosas que no valen nada. El opio del Faraón…- Dijo Asar explayándose.
-La
esclavitud tiene muchas formas y una de ellas es el amor- Dijo nostálgico Rasha
mirando hacia el Walnut.
-¿La
quieres bastante, verdad?- Preguntó el insurgente.
-La
amo hasta el punto de decidir abandonar algunas de mis creencias. Sin embargo
no podría apartarme de mi gente y mi camada. Sería un dilema tremendo.-Descubrió
mientras le daba una bocanada de hierba a la pipa.
-¿Ni
aunque ella te lo pidiera?- Volvió a insistir.
-No
lo sé, Asar. No puedo igualar nada a su fuera, a su rebeldía, a su belleza. Y a
pesar de ser una mujer difícil no quiero domarla ni tampoco perderla. ¿Tú me entiendes, verdad?- Inquirió echándole
la mano en el brazo.
-Es
complicado Rasha. Lo sé. Cuando os miro solo veo un amor capaz de derribar
montañas. Pero ahora es momento de
luchar y ponerle fin a esta farsa. No te preocupes, te prometo que lucharé por
vuestra causa. Para mi Sión está entre nosotros también. Sabes que todos
sufrimos las inclemencias de Babylon. Yo convivo día a día con él en mi propia
espiral así que reconozco vuestra causa pero padezco en primera persona la
inmundicia del egoísmo de una forma que sospecho que muchas espirales no
conocen.
-Eres
un chaval de buen corazón. Quiero que me prometas algo. – Rasha se rascó la
cabeza.
-Si
me pasa algo irás a la espiral de los leones y verificarás que están todos
bien.
-Te
lo prometo Rasha - le dijo dándole la mano- pero sé que eres un hombre fuerte y
sabrás salir de cualquier situación.
-Gracias,
eres un muchacho excepcional, Asar.
La
noche les regalaba algo de brisa así que cuando terminaron la hierba entraron
en el Walnut.
Ahora
los que salían al exterior eran Jacky y Blod.
Era
un turno que se había formado de manera natural.
Al
salir notaron que refrescaba y se echaron las manos en las axilas poniéndose los brazos en bruces para
calentarse.
-Gran
perro del oeste, je, je, je -dijo sonriendo Jacky. -¿Nunca te imaginaste que
llegarías aquí, eh?
-Nunca
imagine que te aguantaría tanto tiempo, je, je.- Dijo Blod sonriendo con cierto
sarcasmo.
-Sabes,
presiento que algo raro va a sucedernos pero no logro saber que es. Si mi
intuición no falla, esta encrucijada que vamos a pasar ni si quiera está
escrita.
-Jacky,
no puedes pretender que todo dependa de un dilema. A veces las cosas pasan
simplemente porque tenían que pasar y por simple azar y no hay más.
-Bueno,
eso es cierto, pero esta vez algo extraño va a pasar.
-Jacky,
disfrutemos de esta noche. Mañana será otro día.
-Y
si no llego a mañana…- Dijo con cierta inquietud.
-Pues
un Keburi menos - Dijo dejando de lado el dramatismo y tratando de ser
divertido.
-Me
necesitáis. – dijo hinchando el pecho. –Soy el que hace que paséis a la bola
que yo quiera je, je, je. – Dijo sonriendo abiertamente.
-¡Eres
un tío grande sin duda!- Dijo sonriendo el can con él.
-Tu
si que eres grande, gran perro del Oeste- contestó Jacky cargado de afecto.-
Aunque ahora tienes un aspecto que casi da más miedo.
Le
miró haciendo un repaso por todo su cuerpo. El perro del Oeste media más de dos
cabezas que el Keburi y tenía un porte majestuoso y atlético.
Era
evidente que el cambio había ido a mejor y que Blod lo estaba disfrutando.
-¡Que
increíble aventura! – Musitó el Keburi repitiendo varias veces la frase.
Minutos
después entraron en el Walnut. Todos descansaban excepto los niños que miraban
cosas en el portátil.
-¿Qué
hacéis chicos?-. Preguntó Jacky a los muchachos.
-Desactivando
los cinco códigos. Rasha nos dio permiso. Al menos una parte de la ciudad
amanecerá sin el microchip.
-Puff,
no sé que decir - dijo el Keburi. – ¿Estáis seguros que será positivo?
-Según
Rasha empezará a despertar a las multitudes. – explicó algo emocionado Imad.
-Estamos
asistiendo a un cambio longitudinal y trasversal. – Le dijo Divad al Keburi
enseñándole una gran sonrisa. Estaba bromeando pero solo su amigo podía
entender el interior de aquellas palabras.
-¿Están
todas desactivadas?- Preguntó Blod.
-Falta
un código, ¿no, Imad?- Le preguntó un niño al otro.
-Un
solo código y las ciudades de la Pirámide despertarán y con ellas una nueva
era.
-Espera
hijo, ¡no debemos sacar conclusiones!- Exclamó Jacky.
-Aún
hay que enfrentarse al Faraón, de lo contrario todo el sistema Spider creará
lagunas inmensas manteniendo el
microchip solo en algunas personas.
-Si
esto sucede se creará un caos en toda la espiral. –Añadió Blod.
-Pronto
veremos al Faraón, chicos. ¡Dejad de hacer conjeturas- Rechistó Rasha que
estaba adormilado frente a los mandos del Walnut.
-El
Faraón Melelik XVI, dicen que será el último de su saga así que es inútil
pensar que sucederá ahora…- Añadió Divad.
-Tania
y Levar aún duermen junto con Kramp. – replicó Rasha. –Por favor respetad los
turnos de voz y controlar los decibelios.
Todos
callaron y permanecieron tranquilos hasta que empezó a salir el sol y
despertaron hasta los espíritus mas distraídos.
El
día estaba amaneciendo y junto con el amanecer despertaban las ganas de
vislumbrar a lo lejos un mundo lleno de esperanza.
Todos
se desperezaban de sus asientos. A pesar de que el Walnut había estado toda la
noche a la intemperie, no habían tenido ninguna incidencia. Era obvio que el Faraón
quería viva a la reina Bipolar.
Salieron
del coche y trataron de asearse con el agua de los dispersores del césped.
Levar
estaba completamente recuperada y Rasha le sonreía animado por aquella grata
novedad.
-Me
alegro de verte sonriente y fortalecida, mi reina.
-Yo
me alegro de verte tan espléndido y tan guapo.
Ambos
se abrazaron fuertemente y dejaron para otro momento el beso que pretendían
darse ya que todas las miradas les sonreían complacidas.
La
prima de Tania se abrazó a ella con júbilo y el resto celebraron el día
chapoteando sus botas en los pequeños charcos de la hierba verde y fresca.
Rasha
pretendía mantenerlos a todos reunidos así que dio una voz para hablar con
ellos.
-Todos
menos los niños y Kramp subiremos a la casa del Faraón. Pediremos los códigos y
lo que sucederá después depende de la encrucijada de cada uno.
-¿Todo
claro?- Preguntó asegurándose de haber sido comprendido.
Todos
asintieron.
Después
se subieron al Walnut y se sentaron con la convicción de querer dar lo mejor de
sí mismos en aquella lucha.
Sobrevolaron
la avenida unos cuantos metros hasta llegar al edificio de piedra.
Era
un edificio descomunal creado piedra tras piedra por la ardua labor de unos
cuantos haggeds. Tenía forma de pirámide
y unos ventanales que se alzaban desde el primer piso hasta lo alto del
edificio.
La
piedra era de un color arena, tallada por algunos laterales y pulida y estucada
a conciencia para dejar aquel aspecto neo-viejo.
En
medio de la pirámide se elevaba un ascensor acristalado que llegaba desde la
planta cero hasta la cúspide del edificio.
Alrededor
de la pirámide había varios eucaliptos inmensos que rodeaban el edificio y a su
vez, presidiendo la misma puerta de entrada, dos acacias como dos columnas. Sus
hojas eran espectaculares y frondosas y sus ramas largas, altas y espinosas. Tenían alrededor de siete a
ocho metros y de la punta de las ramas caían profusos racimos de semillas en
forma de globos amarillos.
Tras
los árboles, en la misma puerta de entrada, presidían dos columnas blancas
primas hermanas de las acacias que lucían unos hermosos y ribeteados capiteles
con símbolos pertenecientes a una lengua ya olvidada por los haggeds.
La
puerta principal estaba acristalada de arriba abajo, teniendo unas dimensiones
monumentales, alrededor de siete metros por cuatro.
Todo
cuanto se exteriorizaba hacia fuera era ostentoso y superficial pero en el
fondo tenía un significado y si así era, nada era banal.
Rasha
aparcó el Walnut en el jardín, justo enfrente de la puerta acristalada. Tenía
el aspecto de un gran Oasis y ya era inútil andarse con rodeos.
Todos
bajaron menos los niños y la prima de Tania.
Asombrados
de las magnitudes de aquel edificio anduvieron despacio hasta la puerta.
Siguieron un camino de losas de piedra grises delimitadas por hierba y flores
silvestres de amapola.
Al
cruzarla la puerta Levar tuvo la sensación de estar frente a un hotel.
Dos
filas de π esperaban una a cada lado del recibidor de la pirámide.
Y
aunque parecía un grupo considerable, solo eran quince π a cada lado.
Rasha
se puso en posición de defensa junto a Asar. El resto miraban atónitos a su alrededor.
-No
os dejéis engañar, es todo apariencia.- Quiso explicar Asar a regañadientes
mientras miraba de reojo a sus compañeros.
-Poneros
en alerta. Estos π no tienen mucha pinta de querer ser nuestros amigos. – Susurró
el león.
Se
abrieron paso entre los π hasta que uno se acercó a Jacky y le gruñó al oído.
Jacky
levantó de repente la pierna y apartó al π dándole una patada en la cara.
El
resto de π se pusieron a la defensiva y trataron de atacar al Keburi.
Tania
los apartó dándoles puñetazos a troche y moche, llegando a herir a alguno de
ellos.
Rasha
se puso en el medio y gritó:
-¡Parad,
la guerra no va con ellos, solo son las esfinges del Faraón!
De
repente una voz ronca y barítona puso silencio en la sala.
-Somos
un gran ejército. No oséis plantearnos una guerra ya que tendréis por seguro
una derrota. En esta sala solo cumplimos las órdenes del Faraón. En la calle
rigen nuestras propias órdenes.
Todos
se quedaron mirándole. Era el último de la fila y el más corpulento. Su altura
se igualaba a la de Blod y sus mandíbulas cuadradas hacían juego con su gorra
militar.
-Ejército
o no, tenemos una cita con el Faraón.- Intervino
una mujer esbelta y atractiva que se acercó a ellos.
-Dejadlo
ya comandante Francís. Veo que no tenéis mucha idea de cómo son unos buenos
recibimientos.
En
ese momento la mujer alargó su mano hasta Rasha y esperó a que la besara pero
se quedó con la mano suspendida en el aire.
-Bueno,
no nos han presentado- dijo ignorando el gesto de Rasha. – Soy Isis, la mujer
del Faraón.- dijo con una gran sonrisa.
-Creo
que el Faraón esperaba vuestra visita desde hace bastante tiempo… – Dijo e hizo
una pausa.
Rasha
le miraba a los ojos azules y el resto del grupo miraba su figura perfecta
embutida en un fino traje gris de chaqueta y falda. Tenía una hermosa melena
rubia que mantenía suelta y cuando hablaba hacía que los bucles de la misma se
movieran. Su cara era asimétrica y sus pómulos elevados dando el toque final a
la perfección de un rostro que presumía de unos labios gruesos y carnosos.
En
su cuello lucía una cadena de oro a la que tenía colgado un gran diamante
pulido. Aunque todas las miradas estaban posadas en ella, lejos de sentirse
incómoda, ella adoraba su momento de protagonismo.
-Entraremos
todos a la visita. O el grupo o nada. – Le contestó Rasha.
-Bien,
no es molestia.- Dijo usando continuamente cierto protocolo. Entonces sonrió e
hizo un ademán mostrando el ascensor.
-Subiré
con vosotros -añadió con voz aterciopelada mientras apretaba el botón del ascensor.- Tengo a mi hijo arriba
algo descompuesto por algo que comió a noche y quiero ver como va.- Terminó
diciendo con una gran sonrisa de plástico.
Rasha
odiaba tanta falsedad y Levar analizaba a aquella mujer que le recordaba a una
antigua actriz de cine americano que había visto en numerosas películas.
Subieron
hasta la penúltima planta. Ahí se bajó Isis, dispuesta a despedirse con
cordialidad pasara lo que pasara.
-Bien,
esta es mi parada. Espero tengan una buena instancia en nuestra casa.- Sonrió
exageradamente y salió del ascensor.
-¡Chicos,
allá vamos!- Exclamó Rasha.
Por
fin llegaron a la última planta.
Salieron
del ascensor y entraron en una salita acogedora la cual estaba decorada, toda ella, en tonos claros;
beis, vainillas y hueso.
Una
puerta japonesa de papel separaba a la salita del resto de la casa; lo que reflejaba la confianza que el Faraón tenía
depositada en sus guardianes.
Un
sacerdote abrió la puerta y dijo amablemente:
-Por
favor, ¿puede pasar la reina Bipolar?
-No
entrará sola- afirmó rotundamente Rasha.- Venimos en grupo.
-Bien, pues pasar al salón. Pronto llegará el Faraón.
Pasaron
a otra habitación. No había apenas muebles y reinaban colores grises, blancos y
negros.
-Esto
es un laberinto, Rasha. ¿Cómo saldremos de aquí?- Se planteó el gato.
-Tranquilo,
simplemente saldremos.
Levar
dio una ojeada a toda la habitación. Lo que más le llamó la atención fue un
mural de la pared pintado con pinturas acrílicas y un gran marco.
El
dibujo representaba un auriga de pie sobre un carro tirado por dos esfinges de
diferente color donde cada una de ellas tiene la postura del cuerpo dirigida a
la dirección opuesta a la otra.
El
hombre, que sujetaba un látigo con forma de espiga, en lugar de unas bridas,
mantenía una expresión de tranquilidad y confianza. En la mano portaba un cetro
y tenía la cabeza coronada símbolo de su autoridad regia. Llevaba una armadura
de color azul y en los hombros dos rostros grabados. En el carro, frente al
auriga, había una pirámide sujetada por dos águilas a cada lado y en el centro
de la misma las siglas N.O.U.
La
mujer de ojos humildes y penetrantes se quedó pensativa al leer aquellas
letras. ¿Qué podía significar exactamente?
De
repente un hombre con traje gris salió por la puerta de un despacho que se
encontraba en un habitáculo complementario al mismo salón.
Miró
a todos confiado y se acercó a cada uno de ellos dándoles la mano.
Ninguno
de ellos reaccionó ante tal recibimiento.
Estaban nerviosos y la actitud de
aquel hombre sosegado no calmaba sus nervios incipientes.
-Bienvenida
reina Bipolar- dijo al acercarse a la mujer con una sonrisa moderada.- Yo soy
Melelik XVI, el Faraón.- Añadió.
Ella
apartó su mano y le miró desafiante.
-Tranquila,
no te preocupes. De hecho te admiro porque en tan poco tiempo tienes un Imperio
incluso mayor que el mío. Me gusta la gente ambiciosa.- Confesó reflejando incluso cierto orgullo.
-Mi
Imperio no esta basado en hacer sufrir a nadie. Mi único Imperio es el corazón.-
Declaró ella sintiéndose cargada de verdad.
-El
corazón… Curioso aparato. ¿Sabías que algunas culturas duran más porque saben
parar la respiración y relajarla al mismo tiempo? De hecho existen millones de
leyendas acerca de tan emotivo órgano. Pero ninguna es cierta. Los
músculos más atractivos y complejos
están en nuestro cerebro, preciosa Levar.
El
Faraón siguió mirando a la mujer bipolar y luego ojeó al resto. Estaba
fascinado y al mismo tiempo contrariado.
-Interesante-
dijo mirando a todo el grupo- Un grupo interesante. He de decir que esto es
mejor que los siete leones… Bueno, estoy segura que en algún momento crucial
también te acompañaron ellos, reina Isthar. –expuso esta vez con picardía en la
mirada.
Entonces
se acercó al ventanal y miró hacia el horizonte ensimismado en el en el paisaje
de sus amplios jardines.
Levar
le miraba algo confundida. Era un hombre de un atractivo considerable. Tenía el
pelo corto moreno y algo ondulado en las puntas.
Sus ojos eran grises y grandes y, en sus facciones masculinas y firmes,
brillaba el resplandor de la victoria.
-Casi
nadie conoce mi vida privada –siguió diciendo.- Y sin embargo habéis conocido a
mi mujer y a mi casa y sabéis cual es mi aspecto físico. Consideraos
afortunados. Los haggeds a menudo crean curiosas leyendas acerca de mis
colmillos, de mis largas fauces, de unos cuernos y demás artilugios que corresponden a
antiguas leyendas de la Tierra.- Sonrió metiéndose las manos en los bolsillos
elegantemente.
-Nadie
lo suficientemente inteligente creería estas leyendas… -Insinuó pensando en los
haggeds.
-Tenéis
aquí a una leyenda viva… ¿Se podría pensar que yo mismo soy Babylon?- Le cuestionó al grupo sin esperar respuesta.
-Creo
que no hacen falta más presentaciones. Sabes de sobra a qué hemos venido.- Intervino
Rasha irritado.
-Realmente
he sido yo quien os ha conducido hasta aquí. – Le desafió el Faraón. -El código
de Spider os traería de cualquier modo hasta el iceberg del sistema. Es curioso
como otros antes llegaron al mismo punto.
-¿Otros?-
exclamó Rasha desconcertado.
-Entre
los haggeds hay pequeñas brechas. Suele suceder en cualquier sistema. Nos
permite fortalecernos y tapar errores. De hecho algún terrestre intentó llegar desde la Tierra. Se empeñan en creer que los sueños y los viajes astrales les llevaran a algún sitio...
-!Mira! -exclamó algo eufórico dirigiéndose al león. Parecía que de repente se había acordado de algo pero el Faraón nunca dejaba nada al azar.
-Tu mismo padre fue uno de tantos... -siguió diciendo.
-¿Mi
padre?- exclamó Rasha desconcertado.
Éste es el último capítulo que voy a publicar de momento.
Aun quedan 110 páginas más arriba más abajo.
Si estás interesado en saber el final ponte en contacto conmigo
Pincha aquí para dejarme un mensaje en el facebook Istharenlanoxe
y me pondré en contacto contigo.
-¿Todo se acabó?
Contestó Charlie ensimismado
en su bolígrafo
-Toda historia tiene su final.
-¿Y crees que volveremos a ver
a Levar? - Preguntó inocente.
-Claro, pero ahora ella es una reina,
ha comprendido su encrucijada.
-Se ha cansado de ser una simple
princesa para nadie.- Añadió la muchacha.
Istharenlanoxe... y feliz encrucijada*