El contenido de La espiral Bipolar se engloba en un libro de alrededor de 140.000 palabras (o al menos eso creo de momento) Aquí haré la honesta y árdua tarea de transcribir los cápitulos en varias fases para una lectura mas fácil. Y sobre todo compartiré el arte porque el arte que trasmite es el arte para TODOS.
La curiosidad dió sentido a nuestros pasos y nuestros pasos nos llevaron a ella...a la curiosidad bajo el influjo de las mismas espirales.

{Os mando la energía... si queréis saltar os espero en la otra espiral}

martes, 26 de junio de 2012

(Capítulo 6, 2ªPARTE)
















(Capitulo 6, 2ªparte)
Viaje a Ítaca. Año 2045*
 


Estaban llegando al campamento y el caballo instintivamente aminoró el paso.
El hombre de blanco estaba allí, dando la sensación de perpetuo, constante e inmortal.
Bajaron del caballo y Rasha dio las riendas al hombre esbelto.
Caminaron hasta las escaleras mecánicas y sobrepasaron las bolas flotantes. Pronto llegarían al portón.

-¿Esas bolas… qué utilidad tienen?
-Son las personas que tienen que renacer en tu Universo. Llegan aquí como personas adultas y nacen como bebés en tu dimensión, se trasmutan para evolucionar o tener otra oportunidad. Por eso es tan importante esta espiral, y por eso se llaman bolas nuevas.
-Ahm… -resopló Levar queriendo oír más.

Entraron al campamento y pasaron un gran pasillo hasta atajar por la derecha. Allí seguían el resto de invitados comiendo, bebiendo y conversando.
-Sana y salva. No esperaba menos de Rasha -vislumbró la reina Tersa.
-No hemos estados exentos de peligros, mi reina. Vimos dos π. Están buscando a Levar. Recibieron órdenes de matarla. -confesó el león.
-!Esto solo acaba de empezar! -vaticinó la reina-. Tendréis que partir a la espiral de los leones de Sión cuanto antes -dijo alzando la voz y mirando a los allí presentes.

El ambiente se enrareció. Todo el grupo que estaba con Levar y que había oído la conversación reflejaba cierta ansiedad. La nave donde estaban daba la sensación de parecer un invernadero. El calor de los allí presentes se sumaba a la desazón que habían producido las palabras de Rasha.
El lider se fue a hablar con el resto de leones. Los hijos de Acuario y de la Liberación hablaban con unos decibelios más altos que los de costumbre.
Blod miraba a Jacky y a Levar, y Tania les hablaba a los tres.
-Entiendo que te sientas algo desconcertada. Yo en tu caso me sentiría también así, supongo - confesó apoyándose el pulgar y el índice en la frente.
-Bien, esto es sencillo -dijo intentando no perder el hilo-. El universo de Levar y el nuestro se equilibran a través de dos energías, la positiva y la negativa, ¿ves…? -palmeó una mano con la otra y siguió.
-Los bipolares tienen en algún momento un exceso de alguno de los polos, ¿verdad? - dijo mirando a los ojos de Levar y esperando su aceptación.
-Bien -trató de concluir-. Tú  tienes un alto potencial de ambos.
-Lo que quiere decir… -intervino la reina Tersa, que aun no se había marchado- es que tienes un potencial codiciado por Babylon.
-Y por Sión -añadió Tania.
-Creo que lo que esta chica necesita es sacar su potencial cuanto antes -sentenció Blod.
-Y deberíamos empezar ya -apuntilló Jacky. Entonces le dio una palmada en la espalda e hizo que le siguiera.

-Estás cansada de oír tonterías, bien… -dijo seriamente el Keburi-. ¿Es cierto, no? -preguntó sin esperar respuesta.
Entonces, mirándola fijamente, le enseñó un dedo.
-¿Qué? -pregunto Levar desatinada.
-¿Cómo que qué? ¿Que harías con un dedo?
-Metérmelo en un ojo….je, je, je -le contestó riéndose.
-Bien, bien, reírnos nos ayudará -entonces el Keburi trató de concentrarse en voz alta.
-Las emociones, amiga Levar, son mágicas. Solo tienes que desearlo, pero no simplemente desear sino querer que suceda con todas tus fuerzas. Mira lo que hago con un solo dedo…
La muchacha observó atentamente como el Keburi levantaba su falda sin apenas tocarla.
A los pocos segundos de que se bajara la falda la muchacha volvió a reír.
Al ver que Jacky se quedaba serio y trasmitía cierta preocupación con sus gestos la terrestre trató de poner de su parte.
-¿Qué quieres decirme?
-¡¡Que uses tu magia de una vez por todas!! -gritó.

Blod, que estaba pasando desapercibido, frunció el ceño.
-Eso es lo que aprenderá mas adelante, quizá con los leones de Sión, Jacky -intervino de forma rotunda tratando de calmar al Keburi.
-Lo siento, lo siento. Estoy preocupado, no quería alzar la voz pero por un momento me sentí impaciente -se disculpó.
-Tiempo al tiempo. La chica acaba de aterrizar -replicó el can tratando de sosegarle.
-Si habláis de mí, hacerlo directamente, por favor -espetó malhumorada Levar.

Entonces los tres volvieron a la mesa y Levar sentó mostrándose algo adusta.
Se sentía perdida, era una evidencia. Pero si lo razonaba, se daba cuenta de que, aunque la situación era compleja todo era circunstancial. No era una muchacha bipolar que se había tomado unas cuantas pastillas y se había perdido en el espacio… Era alguien que no había aprendido a dominar sus energías; una muchacha que jamás se había planteado que su enfermedad no era tal, sino un don, un don que había que manejar.
Pese a eso, no sabía dónde se encontraba y qué le esperaba; también era una evidencia. Pero afrontar una encrucijada , por difícil que fuese, era un motivo, un sentido, una razón, una excusa… para  seguir caminando.
Estaba siendo empujada a formar parte de un conflicto que se había generado entre Babylon y Sión.
¿Qué podían significar ambos conceptos? ¿Ambas luchas? ¿Ambas fuerzas? Lo que si que estaba claro era que aunque el Universo Alfa era aún desconocido para ella, le había propiciado suficientes motivos como para seguir hacia adelante.
 Sin embargo, que sería de su familia, sus amigos, su vida en la tierra, de aquel papel que le había tocado vivir.  Había sido vilipendiada y menospreciada por ser ella misma, por tener una enfermedad que se encargaba de enseñarle la cara real de las cosas, los detalles, por tener el valor suficiente de ser sincera en un mundo donde la mentira enterraba lo auténtico de las cosas.
Se sintió desadaptada, arrojada a un lugar oscuro donde no le hiciera daño a los ojos de los pobres idiotas que creían vivir en un mundo feliz y sin prejuicios. Así fue como se tragó su enfermedad, como creyó que ser sensible era un virus y se dejó llevar por psiquiatras que frenaron sus manías y sus delirios psicóticos, los mismos que consiguieron que acabara en un estado de decadencia, inutilidad y depresión.
Después de a aquella cueva estaba convencida de que lo había visto todo, era absolutamente previsible  que odiara ser bipolar y tener que explicar ,una y otra vez, que lo suyo era como una diabetes mental. Necesitaba explicar a gritos que aquello no era una enajenación mental, era solo una forma de defenderse de los enajenados…
Aquella situación absurda y mordaz la mantenía dentro de una pesadilla continua; la sedación absoluta de la conciencia donde a ratos la vida te permitía ver de reojo como el resto de la gente hacía su vida normal. Curiosamente nadie se preguntaba si mantener así a un ser humano era digno o si era extremadamente necesario utilizar un método único sin  plantearse ni si quiera el dolor o los daños colaterales del paciente y ,sobre todo, sin pedirle ni un solo permiso para que le convirtieran en un zombie.

Ahora sí, ahora al menos ya podía razonar y decidió con toda seguridad crear lazos de unión con todos los seres que le estaban ayudando. Ahora no podía dejar nada a la deriva.
Se sentía despierta, como una flor de loto  plena de frenesí porque le habían susurrado al oído que por fin estaría resplandeciente y viva para siempre.
Ahora no podía abandonar. Si la muerte le esperaba tendría que venir a por ella.
Su idea de autolisis ya no tenía sentido.
Estaba sometiendo, sin querer, a escrutinio su propia personalidad frente a la de cada uno de los seres que había conocido en aquel Universo.
Jacky poco a poco se convertiría en un amigo y compañero de risas. Le inspiraba creatividad e instinto puro. Blod era mas protector y sensato. Tania era el contrapunto entre tanto equilibro y una compañera que le enseñaba a manejar su ira y su rabia en pos de la fuerza inteligente.
La reina Tersa era un halo de luz entrañable y Rasha prometía convertirse en un protector excelente contra lo desconocido.
Su única angustia era no poder saber como estaban sus padres y sobre todo lo que estarían sufriendo sin saber su paradero.
Dividida definitivamente entre dos mundos, trató de aunar fuerzas para no desfallecer y afrontar con suficiente entereza cualquier cosa que pudiera suceder.


Después de mantener varios minutos la mirada perdida en el infinito, Jacky le alertó.
-Levar, ¿te encuentras bien? -le preguntó preocupado.
-Sí, claro. Solo que necesito dormir.
-Entiendo. Hablaré con la reina Tersa. Necesitas total tranquilidad.

Después de que el Keburi realizara un par de gestiones, una princesa llamó a Levar y le pidió que le acompañara.
Pasó por un camino de plantas de aloe hasta llegar a una puerta de madera de color nogal. La princesa abrió una puerta que daba a una habitación con una cama inmensa.  El decorado resplandecía de unos colores apastelados en tonos azules. Una ventana acompañaba a la habitación. La cama estaba repleta de cojines, algunos azules, otros blancos, todos a juego con el resto de la habitación.

-Puedes dormir cuanto quieras -le dijo una voz angelical.
-Gracias -contestó-. Muy amable.

Observó toda la habitación y pronta se quitó los zapatos para echarse sobre la cama. Una vez sentada, se desvistió. El día aún era caluroso, así que se quedó en bragas y se acostó a sus anchas sobre la cama.

Y ya no pudo hacer esperar más a sus sueños…




Abrió sus ojos y remoloneó unos instantes en la cama mientras divagaba. Necesitaba meditar.
El peso del deber era superior al que nunca jamás había tenido y, sin embargo, nada le haría retroceder. Por una vez tendría la oportunidad de demostrar qué era capaz de hacer por amor.
Una voz en su interior estaba volcada en no perder las esperanzas puestas en volver a ver a sus padres. Otra luchaba por entender la intrínseca dificultad de este universo tan extraño y peligroso que aguardaba secretos inconfesables.
Quería dejar de hacerse preguntas sobre las doce espirales, pero era imposible equipararlas porque eran altamente distintas.
Cobijaba secretos que no se cumplirían y su incumplimiento aportaba, paradójicamente, un matiz de esperanza y milagros.
Si ella era fuerte, si tenía algo especial, si portaba consigo misma cierta magia… ¿por qué no había un mundo para ella? Y, ¿por qué, en el fondo, se empeñaba en buscar ese lugar?
De cualquier modo, si su misión personal no resultaba bien definida, bien sí lo estaba su deseo sincero de ayudar a los que le rodeaban, y de no abandonar hasta el final a los que contaban con ella.
De repente, noto en la punta de su lengua su sentido del humor y su dignidad y sus principios. 
Entonces recordó las cosas que le caracterizaban rememorando sus ganas de luchar por lo justo.

Después de ahondar en sus adentros, entendió que era hora de vestirse y salir al exterior.
Volvió a ponerse el traje de guerrera que caracterizaba a las reinas de esas espiral y ella había elegido con autoridad. 
Por primera vez se sintió fuerte al ponérselo. Se miró en el espejo tocándose el pecho y el botecito de Astin a la vez. Luego ojeó los utensilios que se encontraban en el tocador esperando encontrar algo familiar y le vino a la mente las palabras de la chamán: “Úsalo cuando sientas desfallecer…”.
Siguió tocando el frasquito fuertemente y recordó lo fuerte que había sido en otras luchas cuando combatía contra su depresión o su soledad.
Unos segundos después reconstruyó en su mente la carta de Íed inventando su semblante.
Estaba refugiado en un campamento de reinas. Era hijo de Sión y conocía a Levar.
De alguno modo, tendría que encontrar a esa persona tarde o temprano.
Se ató las botas fuertemente y se agarró el pelo con una cuerdecillas que colgaba de un cepillo.

Aunque estaba dispuesta a salir, antes cogió fuerzas y pisó con paso firme el suelo.
Abrió la puerta y anduvo hasta llegar al invernadero central de la nave.
Había unas cuantas personas distraídas comiendo de una fuente algo de fruta.
Mas allá, una princesa custodiaba una puerta.
-Perdón, ¿para llegar hasta la reina Tersa, dónde debo ir?
-Oh, princesa Levar -dijo sorprendida-. Tus compañeros están en la sala de reuniones. Te acompañaré gustosa.

Siguió a la mujer. Iba vestida como ella, con la vestimenta de cuero de reina guerrera y sus botas respectivas.
Era linda y su pelo brillaba en un gran moño del que salían varios tirabuzones.
Sus ojos azulados miraron con orgullo a la muchacha. Levar, no sabiendo a que se debía el gesto, agachó la mirada algo trastocada.

-Bien, aquí están -le prestó con su mano el pomo de la puerta e hizo un ademán agachando la cabeza.
-¿Puedo hacerte una pregunta? -planteó Levar.
Ésta asintió con la cabeza.
-¿A qué se debe tanto agradecimiento?
-Bueno… -balbuceó-. Eres la princesa Bipolar, ¿verdad?
-Soy… soy… bueno, yo soy Levar -balbuceó aturdida.
- Claro, Levar… la princesa Bipolar -sonrió con sencillez.
-Vaya, qué rápido corren las noticias, no lo sabía ni yo -ironizó, y se dispuso a entrar en la sala.

-Hola -saludó con simpleza mientras entraba. 
-¡Qué bueno que ya estés aquí¡ -dijo algo atolondrada la reina Tersa-. ¡Siéntate!

Estaba todo el grupo al completo, incluyendo a los leones de Sión.
Levar se contentó de ver allí también al desahuciado. Temía que le expulsaran o simplemente le marginaran.
Esbozó una sonrisa y saludó a Tania y a Jacky.
Su cura del sueño le había sentado mejor de lo previsto, lo cual pronosticaba lo que Jacky comentaba con sus compañeros; que cada día daría avanzaría un paso mas.
En la sala había un poco de penumbra. Todos estaban sentados en una mesa alargada apta para veinticinco comensales. La mesa era de mármol negro y tenía un veteado en gris metálico. Levar se preguntaba cómo había llegado aquella mesa allí o lo que era más insondable, ¿de dónde salían muchas cosas de las que gozaba el campamento? 
La mujer terrestre siguió observando la sala. Le era imposible dejar pasar ni un detalle en aquellos momentos.
En las paredes había unos murales en los que se mostraban complicadas escenas donde algunas mujeres batallaban con animales de distintas clases. Estaban realizados a mano con arenas coloreadas con tintes arcillosos y amarillos.
Levar no se había fijado antes… En un lateral había dos muchachos jóvenes alzando juntos un extraño artefacto. El objeto, que tenía forma de escudo, poseía forma de pirámide invertida, con dos metros y cuarenta centímetros de ancho y un metro veinte de largo. Tenía dibujado a relieve un extraño collarín en forma de laúd que articulaba en su interior un entramado de doce pentágonos sucesivos de menor a mayor. Dentro de cada pentágono estaban dibujadas dos espirales gemelas cada una enroscada hacia el lado contrario al centro. 
En general en todo el cuadro destacaban los colores arcillosos y amarillos, y las huellas del artista traslucían su afán por la lucha y el conflicto.
La muchacha oteó toda la sala y luego buscó una silla. La reina presidía la mesa y a los lados se sentaban, indistintamente, hijos de Acuario, leones, Keburis y demás.
Levar encontró una silla junto a un hijo de la Liberación con el que no había tenido oportunidad de hablar demasiado.
-Puedes sentarte aquí con el desahuciado -le aconsejó la reina.
-No, creo que aquí estaré mejor.

Por primera vez había confesado una negación sin dejarse llevar por las circunstancias.
Corrían tiempos mejores para la chica bipolar.
Por un instante recordó todo lo que para ella era publicidad. Claramente lo eran las cosas que solo valían para decorar y manipular.
Pensó en la imagen  de la reina y se le antojó que su estética estaba de más.
Quiso por uno instante compartir sus pensamientos en público pero no hubiera sido una buena idea.
-¿Desahuciado? - exclamó llena de asombro mirando a la reina.
-Tso -dijo éste.
-Claro, es tu nombre, es justo lo que quería decir - aclaró triunfante esta vez- ¿Quieres venir aquí?
-Tsi, tsi -repitió éste.

Corrió hacia ella, y en el momento que Tso iba a abrazarla, una fuerza le arrastró hacia fuera.
-Ven -volvió a insistir la chica-. No temas, no volverá a pasar.
-Acuerdo, acuerdo -repitió confiado.
El desahuciado se puso en el regazo de Levar y ella entendió que tenía que controlar su fuerza. De un modo que desconocía, su fuerza en las espirales era superior de lo que ella misma suponía.
La conversación seguió cocinándose y parecía estar avanzada.
Las estrellas revelaban su preocupación. Los desahuciados tomaban cada día más terrenos auspiciados por los mutantes azules y los  pi. Robaban objetos valiosos de los campamentos y atemorizaban a sus gentes. 
Los hijos de la Liberación se quejaban de no poder seguir su ritmo vital a causa de las sombras que se colaban entre la gente creando bajas.
Los Keburis hablaban por los chamanes y los Ággelos. Alegaban que tenían más trabajo que nunca y que había más muertos que alumbramientos.
Últimamente, a causa de estos incidentes, los Ággelos aparecían más en los sueños de la gente de la tierra. Sin embargo los alquimias esperaban su turno en la sombra.

-No olvidemos a los leones de Sión -promulgó la reina-. Hablad.
-Las preocupaciones son sobresalientes, lo sé. No quiero resultar cargante, pero alguien tendrá que decir que en la Tierra todo se está desequilibrando. Babylon se está acercando mas que nunca -explicó Rasha- y con ello nos vemos otra salida que enfrentarnos con toda seguridad a todo aquel que desequilibre el statu quo pactado.
-Nuestros mensajes ya no llegan a la Tierra y la gente está realmente asustada y descorazonada, aunque no quiera admitirlo en público -siguió diciendo-. El Faraón está sobrepasando sus límites y Sión está en peligro grave. Hay que encontrar un puro de corazón, y por alguna razón aún no lo hemos encontrado -concluyó mirando a la terrestre a los ojos.

Por un momento, la chica de ojos plateados no sintió ser menos importante de lo que le habían hecho parecer.
Era una estúpida idea buscar un líder común para todos.

-Habrá que hablar sobre los π -siguió diciendo la reina-. Tengo entendido que andan buscando a Levar, y por alguna razón ,que aún no tengo clara, incluso han intentado matarla. Alguien más reconoce su valía y quieren acabar con ella, lo cual es normal, pero lo que me temo es que saben algo que nosotros ignoramos.
-Hemos recibido noticias de los chamanes -añadió la reina sin parar de hablar. -No creen en las guerras pero según ellos ya no se puede hacer nada para evitarla.
-Babilón quiere encontrar la forma de romper el equilibrio definitivamente el equilibrio. Todo indica a que Levar esta implicada en sus objetivos.
-No lo entiendo -confesó Levar-. Si yo estoy implicada y desean mi muerte, es mucho más sencillo que me entregue por el bien de todos.
-¡No! -exclamó Rasha-. El bien común implica que tú estés de nuestra parte. Todos tenemos que ser uno. Es el único modo de luchar en esta guerra. Creo que alguien debería explicarte qué es Sión -manifestó frunciendo el ceño.
-Pues empieza ahora -contestó la muchacha llena de furia.
-Bien, chicos y chicas, relajaos. -apaciguó la reina-. Tenemos que clarificar quién irá con Rasha en la lucha contra Babylon. Aún esperamos a los Ecoditas, a los chamanes e incluso a alguna reina. Tendré que hablar con la reina Omega sin falta. Ella está haciendo todo lo posible para colaboren todos los que puedan. 
-Y tú, Levar -le señaló con el dedo-. Espero que comprendas la importancia de lo que sucede. -Supongo que a media tarde te podrás enterar de más cosas.
Entonces la miro muy seria y se levantó para marcharse.

La insolencia de Levar empezaba a hacer estragos en las conversaciones. Por lo visto, el destino estaba marcado por directrices universales para todos. El equilibrio no podía romperse aún más y Levar tenía que interiorizar algo que estaba pasando por alto.

La reunión había terminado. Todos salieron hacia el invernadero. Levar solicitó hablar con Rasha. Por supuesto él no se negó.
Entraron en una habitación desocupada. Había una pequeña cama y a su lado un escritorio con una silla, ambos completamente austeros. Entraba un poco de luz que procedía de la ventana del exterior situada frente al escritorio.
-Necesito beber… -murmuró Levar.
-Espera, traeré algo para los dos.
Se fue pensativo, ideando que podría traer adecuado para la ocasión.
Se ausentó varios minutos y volvió con una jarra de zumo de naranja en una mano y dos vasos en la otra.
Sirvió dos vasos, ofreciéndole uno a Levar.
-Bebe, lo necesitabas, ¿no? -le dijo al ver que cogía de inmediato el vaso.
- Claro, claro -contestó Levar.

Bebió un sorbo y le miró fijamente, agachando justo después la cara e intentando confesar lo que sentía… Entonces Rasha le cerró la boca con los dedos. Él contestó que no pasaba absolutamente nada y añadió:
-Levar, no tienes que decidir ni hacer nada. Solo me gustaría que fueras consciente de que te necesitamos. ¿Entiendes eso?
-¿Y qué se supone que debo hacer? o mejor dicho… ¿Qué se supone que estoy haciendo mal?
-No creer en ti, pequeña.
Levar oyó la palabra pequeña y le recordó a su antiguo amor.
-No es que no crea, Rasha -dijo algo desolada- es que tengo que hacer esfuerzos para equilibrarme. ¿Cómo puede eso implicar ninguna fuerza? -hizo una pausa y siguió- En una ocasión me tiré de un farm -le confesó- y en otra empecé a levitar y casi me rompo la cabeza. Como comprenderás pensar en todo esto me pone de mal humor cuando me dais tanta importancia.
-!A mi personalmente me gustaría estar al 100%! -exclamó llena de rabia.
-Pero nadie lo está, Levar -le contestó acercándose con el vaso en la mano.
-Mira este vaso. ¿Ves? -dijo agarrándolo fuertemente y mostrándoselo-. Sigue su cometido. Si yo lo agarro no se cae. Pero si lo suelto se rompe en el suelo. ¡Agárrate! Agarra el vaso. Toda tu fuerza, agárrala en tus entrañas y en tu corazón y luego suéltala de manera gradual sin dejar que el vaso caiga.
-¿Y si me caigo? ¿Y si siento desfallecer?
-Haz como el vaso. No te guardes nada. ¡Rómpete en ese mismo instante!
-Bueno, creo que puedo entenderlo. Pero en ocasiones es superior a mí. Creo que he tomado demasiadas pastillas en mi vida -dijo con voz triste y trémula.
-Tonterías, sigues siendo muy inteligente -sonrió y le apartó un mechón de la cara a la muchacha.
-Sigo siendo una idiota, que no es lo mismo -contestó.
Hizo una pausa, las palabras se le agolparon por un instante.
-¿Qué es Sión? -quiso saber.
-Sión es la tierra prometida, es el amor que une a las personas. Un lugar donde encuentras paz en tu corazón. Sión es sentirse liberado de las cadenas de Babylon. Es la meta de todo ser luchador. La  esperanza de un mundo mejor y la casa de los leones guerreros que hace mucho tiempo consiguieron derribar a Babel.
Entonces cogió una de las manos de la muchacha y se la puso en su propio pecho para que notara los latidos de su corazón.
Levar se ruborizó y Rasha le cogió fuertemente la mano para que siguiera notando sus latidos amén de que no insistiera en soltarse.
-¿Todos los leones sois tan atractivos? -arrojó esta vez sin ningún pudor.
-¿Todas las princesas sois tan impertinentes? -dijo sonriendo.

Alguien tocó a la puerta y ambos se separaron.
-Princesa Maya, ¿qué sucede? -mencionó Rasha en cuanto vio a la mujer vaporosa.
-Tranquilo, vengo a llevarme a Levar. La reina Omega quiere verla.
-¿Quién la acompañará? -preguntó aflorando su instinto protector. Al fin y al cabo le habían destinado a ello.
-El Keburi y el perro del oeste y…-dudó- creo que también Tania.
-Solicita que yo esté en esta lista. Temo por su vida.
-¡No, no! !No pasa nada! -Exclamó Levar-. En serio.
-Iré con Jacky y Blod sin ningún problema -dijo algo más calmada.

Se fue lentamente de la habitación hasta reunirse con la princesa. Y mientras se despedía con la mano de Rasha le miró intensamente.

En el camino encontraron a Jacky y a Blod. Tuvieron que llevarse con ellos al desahuciado. Levar insistía. No podía quedarse solo pues sabía que realmente lo marginarían y quién sabe que harían con él. Ella prefería ser la protectora de su integridad en la medida de lo posible.
Por fin los cinco estaban preparados. La princesa los guió hasta el farm.
El viaje hasta la reina Omega sería relativamente breve, siempre que no surgieran imprevistos.
La emoción corría por el estómago de Levar.
Salieron hasta las bolas nuevas sobrepasando las escaleras metálicas. Al llegar al otro lado un farm los esperaba.
Viajaron sin incidencias y llegaron al nuevo campamento con la certeza de estar protegidos por una de las reinas más poderosas del Universo Alfa.

“El nombre del Universo se debía a las reinas Omegas. Ellas formaban parte del principio y del fin del universo y de todo cuanto se había creado. Las reinas tenían la potestad de crear, así como las mujeres en la tierra tenían la facultad de parir.
El universo tiene su propio sentido del humor, con lo cual muchos individuos pasaban por las bolas nuevas para empezar una nueva vida en la Tierra.
Las bolas nuevas, las pequeñas flotantes, son como los ovarios de ambos Universos.
Todo lo que existía en un Universo tenía su análogo en el otro.”
Todo aquello se lo estaba relatando Jacky y ella, por si misma, iba entendiendo algunas cosas, aunque sentía aún las mismas ganas de saciar su curiosidad respecto a muchos interrogantes. Siempre tan alerta, siempre tan curiosa. Al fin y al cabo, siempre en pie.
Estaba nerviosa. Intuía que algo nuevo le esperaba y sentía que cada vez tenía mas armas para hacerle frente a la realidad.
Llegaron definitivamente al campamento y prosiguieron los pasos de la princesa guía que los acompañaba.
Levar debía entender la naturaleza del universo Alfa. Debía ver con los ojos de una niña la complejidad de un mundo anciano. Y esto le causaba cierta ansiedad en el estómago.
Aconsejada por la princesa decidió dejar al desahuciado en el farm ; había muchos niños en la espiral y cualquier protección sería poca.

Volvieron a coger otras escaleras mecánicas. Alrededor había más bolas flotantes que en el campamento de la reina Tersa.
Una puerta inmensa se abrió y entraron en un jardín repleto de rosas, jazmín de Madagascar y grandes enredaderas de galán de noche.
En el centro del jardín había un estanque lleno de peces colorados, y a cada tres metros del estanque, una fuente de piedra con un niño que descansaba sobre una bola de mármol.
En el fondo se observaban varias torres de una altura majestuosa y, en el centro, una torre colosal más grande aún que las otras.
Caminaron hacia la torre central hasta una puerta principal que daba acceso al interior.
Dos seres andróginos, dulces y angelicales de unos ocho años, con ropas de cuero y pelos alborotados, abrieron una a una las dos caras de la puerta que los mantenía protegidos.
Entraron a una especie de palacete. Los ventanales, que eran inmensos, estaban adornados con unas vidrieras que tenían gravadas escenas de hombres y mujeres cortejándose.
No había cortina alguna en todo el palacio. El suelo era fino y de mármol; de un tono blanco, moteado en rojos y naranjas.

Las paredes estaban pintadas de rojo pastel y las puertas eran de un marrón cerezo.
Se encontraron ,a cada lado, dos hileras de quince puertas por fila de las cuales algunas estaban abiertas.
En el centro del hall había un mosaico en el suelo en el cual rezaba una frase en latín:
“Eadem mutata resurgo”.
-Que suponía; “mutante y permanente vuelvo a seguir siendo yo mismo”.

-Aunque cambiando resurgiré -murmuró Levar.
Frente a ellos había una escalera amplia que daba paso a tres pisos de distintas alturas cada uno.
Los peldaños de la escalera eran blanco y negros sucesivamente. Al llegar al último la escalera se enroscaba caprichosa hacia la izquierda y seguí con un escalón rojo y otro amarillo sucesivamente también.
La princesa los acompañó a una de las puertas abierta.
Justo antes de entrar ,en la tercera puerta, presenciaron una clase repleta de niños.
Éstos ensayaban ejercicios de psicomotricidad con bolas de plástico grandes, cajones, cuerdas y otros utensilios.
Los niños tenían entre 9 y 14 años y las supuestas profesoras mostraban las posibilidades de los objetos utilizándolos con su propio cuerpo.

-Precioso lugar -apostilló Levar.
-En realidad, toda la espiral es bella -añadió Blod-. Hasta sus mujeres.
-¿Entonces, las feas dónde están? -dijo irónicamente la muchacha.
-En la espiral de los hijos de Acuario, je, je, je -río Blod.
-Muy gracioso -refunfuñó Tania. Aunque hubiese sido de idiotas sentirse aludida, ya que ella misma era una gran mujer de pies a cabeza.
-Pues yo soy una enana -sostuvo la terrestre.
-Bueno, una enana impresionantemente bella -apuntilló el perro del oeste.
-Eres un pelota Blod -intervino Jacky.

Mientras paseaban por el corredor observaban tranquilamente cada detalle y, al cabo de unos minutos, llegó la misma princesa que les había recibido.
-Por favor, seguidme -agachó la cabeza a modo de reverencia y comenzó a andar-.
La siguieron hasta una de las puertas. Cuando entraron, la reina Omega estaba cortándole el pelo a otra mujer.
Cuando les vio, antes de saludar, dijo:
-Me encanta cortarle el pelo porque luego se queja y refunfuña y está tan simpática.
La otra mujer sonrío acompañando a la reina.
-Perdonadme -dijo dejando las tijeras y el peine en el suelo-. Dos besos y un abrazo para la chica más valiente del universo Alfa.

La reina rió con entusiasmo y Levar se quedó boquiabierta. Ella no era tal chica.
Besó también al perro del oeste y a Tania y dijo de inmediato:
-Un gran equipo, chicas. Esperemos que esta vez los leones sepan cumplir sus alianzas.
-¿Alguien quiere cortarse el pelo? -añadió de inmediato enseñando los dientes y parte de las encías.
-Yo, quiero rapármelo -pidió Levar.
-¿Todo?
-No, solo los laterales. Lo demás salvaje -dijo riendo mientras le guiñaba un ojo a Tania-  !Quiero rendir un homenaje a los hijos de Acuario!
-De acuerdo. Eso está hecho -dijo buscando la maquina de rapar -!Siéntate, hermosa!
Así hizo Levar y se quedó mirando a la reina por el espejo que tenía enfrente.
Era alta y vestía una túnica azul con grandes aberturas en los brazos y recta hasta los tobillos. El sayo lucía, en la parte mas baja, unos bordados negros en realce que poseían forma de pétalos y tenían en su interior pequeñas bolitas de oro incrustadas.
 En los pies llevaba unas sandalias de cuero y, en el cuello, la misma marca de la espiral que había visto en la reina Etram.
Su piel era algo oscura aunque no lo suficiente como para disimular sus arrugas.
Y en su esencia sobresalía, a pesar de tener la cara de una mujer entrada en edad, un espíritu joven que jugaba como una adolescente con la tijeras mientras le cortaba el pelo a Levar.
Su pelo era gris, recogido en las entradas y ondulado de la raíz a las puntas.
Los rasgos de su cara eran amplios. Lucía todo el rato una sonrisa con unos dientes perfectos y una boca sonrosada.
La terrestre se fijo y se quedó por un momento ensimismada en sus ojos. Eran impresionantes; grandes y de un azul oscuro que jamás había visto antes.
Tenía arrugas pronunciadas en cuello, boca y ojos, lo cual acentuaban su gran carisma y su personalidad.
La muchacha siguió mirando a la reina mientras a través del espejo. Hizo cuenta de un anillo que portaba en el índice derecho con la letra Ω y y de un botecito que colgaba de su cuello similar al que Astin le había regalado.
-Umm.... -degustaba la reina mientras le rapaba con la máquina.
-Fantástico, un cambio siempre vienen bien, ¿verdad, pequeña? -dijo y esta vez miró a Tania.
-Eso sí, te van a confundir con una hija de la Liberación, je, je, je.
Todos rieron al unísono fingiendo que no compartían el temor de ver indefensa a la muchacha.
-Veamos, como creo que ya está… ¿no, Levar? -insistió y la muchacha asintió.
-Vamos pues a las clases. Quiero que veáis a algunos de los niños especiales.
-Esto no me lo pierdo -dijo Jacky sonriendo y frotándose las manos.

Siguieron a la reina y ésta les pidió que entraran en una de las habitaciones. La sala estaba presidida por dos grandes ventanales uno a cada lado pero no había ni una sola silla o mesa. La música envolvía a todos los allí presentes.
Algunos niños estaban aprendiendo a tocar instrumentos musicales y otros enseñaban a estos mismos. La situación era delirante e maravillosa al mismo tiempo.
-Venid, entrar todos -ordenó sin el mas mínimo gesto de severidad.
-Este niño -dijo tocándole la cabeza y acariciándole- es un niño prodigio.
-Todos sabemos que todos somos especiales para nosotros mismos pero este muchacho es especial para muchas personas.
-La educación es importante y aflora lo mejor de nosotros. Algunos han acabado en las garras de Babylon porque no supieron ser felices consigo mismos o porque la existencia solo les enseñó a vivir con desidia. Otros ya nacieron sumamente egoístas. Nunca se sabe -dijo dejando la frase en el aire y acercándose a otro niño.
-Este es Paris -dijo tocándole en el hombro-. ¿Eres envidioso?
-Algo -confesó el niño con sinceridad.
-Veis -dijo dirigiéndose al grupo de Levar- Sabemos que puede controlar sus defectos, incluso vivir perfectamente con ello, pero probablemente tendrá que pasar por alguna bola más para aprender de su propia encrucijada, sobre todo si su deseo es evolucionar.

Levar empezó a asquearse. La idea de separar el mal del bien con tantas barras diferenciadoras no le gustaba.
Eso le hacía pensar que ella tendría que pasar por múltiples bolas, incluso merecer estar en Babylon por sus defectos. Había hecho muchas tonterías durante toda su vida.
En este caso debía reafirmar su derecho a luchar contra Babylon.
-¿Y los defectos? -lanzó Levar-. Todos tenemos defectos. Nadie es perfecto y es ahí donde radica la verdadera naturaleza de las cosas.
-Claro, este niño tendrá varias vidas envidiables y en algún momento la encrucijada le planteará seguir o no su destino.
-Es como tú -siguió diciendo la reina-. Has elegido esto, nadie te obliga a luchar contra Babylon. Tu encrucijada en el universo Alfa ya ha empezado, niña.
-No sé, hay cosas que no entiendo.
-¿Como cuales? -preguntó interesada la reina.

Levar miró a los niños. Recordó que su reloj biológico se había disparado con su último amor. Tenía una espina en el corazón, un talón de Aquiles.
-¿Quién es el Faraón? ¿Cómo vamos a contraatacar a Babilón? ¿Dónde esta Sión? ¿Qué pasa con los π?

Después de ametrallar a la señora con tanta pregunta, la madre de todas las reinas habló.
-Entiendo que tengas tantas preguntas. Yo también me sentiría algo perdida en tu lugar pero ambas sabemos que es complicado sentirse segura cuando eres el punto de mira de muchas personas -agachó la mirada y cogió la mano de Levar.
-Ven, vamos a un lugar tranquilo -le invitó mirándole esta vez a los ojos- Necesitas estar preparada para lo que viene.


Salieron de aquella habitación de música y subieron la escalera central. Tenían que llegar al último piso, así que la reina fue marcando los pasos para que el resto no acabara extenuado.
Blod tenía ansiedad por llegar. Tania necesitaba beber algo. Y el Keburi estaba completamente extasiado ya que su respeto a la espiral de la reina Omega era prácticamente sagrado. Levar debería estar desconcertada pero prefirió estar a la expectativa sin mas.
Llegaron al último piso. Después del hall había una sola puerta que la reina Omega abrió tirando de una palanca situada en la pared.
Por fin pasaron todos.  La estancia era grande. Estaba llena de aparatos técnicos. Parecía el sistema de control de un avión pero con varias pantallas de distintos tamaños y en distintas posiciones. En ellas se retransmitían imágenes de la naturaleza física de todas las espirales y de la esencia intrínseca de las distintas energías del Universo Alfa.  Éstas últimas se mostraban en pantallas mas grandes y parecían mapas con coordenadas energéticas, como amebas grandes y pequeñas que se movían y se mezclaban en distintos colores.
Frente a aquellos mandos habían varias sillas de distintos colores dispuestas aleatoriamente en distintos lugares de la sala.
-Sentaos donde queráis, será mejor estar relajados.
Levar le miró seriamente y dijo:
-Es que no entiendo que está pasando exactamente.
-Debes saber una historia cuanto antes. Quizá te saque de alguna duda -declaró.
Y comenzó con un relato sobre la historia de Etiopia y Babilonia.


-En la antigua Etiopía, en tu propio planeta, hubo un rey que gozaba de grandes riquezas y que gobernó alrededor del año 950 a. C. Se llamaba el rey Salomón. Toda Etiopía estaba gobernada bajo su tiranía. También estaba la reina de Shaba que gobernaba en la antigua Mesopotamia. Ambos estaban sin desposar y tenían un patrimonio impresionante.
-En uno de sus largos viajes se conocieron y aunaron riquezas, ampliando con esto los territorios donde millones de esclavos estuvieron sometidos a tratos vejatorios y deshumanos -explicó la reina dibujando una pirámide en el aire con los dedos.
-La leyenda cuenta que la pareja imperialista atemorizó a los ciudadanos de ambos territorios. Se dice que, después de poco tiempo, tuvieron un hijo llamado Menelik que provisto de tanto poder hizo la vida imposible a todas las gentes de ambas tierras.
-Cuentan que unos soldados fueron capaces de acabar con la esclavitud de Menelik.
Eran nuestros leones, Levar, leones vigilantes y poderosos que no temían a nada.
-Después del enfrenamiento en Babilonia algunos de nuestros Keburis se convirtieron en sacerdotes y cambiaron la Ley de Salomón y su hijo por la Ley de Judá; el principio de la creación. A partir de esa Ley los esclavos viajaron buscando la tierra prometida, camino hacia Sión. 

-Bien -siguió diciendo-. Lo que te suena a otro idioma ha sucedido en la Tierra. Siempre algunas almas de la espiral Alfa lucharon en algunas guerras en tu espiral. Aunque muchas de ellas habían olvidado que procedían éste Universo.
-Desde aquello los faraones egipcios y las tierras de Etiopía enfurecieron y de ahí se creó una lucha constante entre ambas fuerzas. Poder y egoísmo frente a libertad y amor.
-Lo que está en la Tierra sucede en nuestra espiral y viceversa. Vosotros habéis tenido a los yanquis imperialistas luchando en guerras banales contra Arabia Saudí solo por dinero y poder. El equilibrio ha de seguir, y sin embargo, no se está respetando. Es mas, algunas riquezas de Arabia Saudí fueron puestas intencionadamente allí una Era anterior a la tuya por algunos alquimios precisamente para generar la guerra. La ambición y el poder de los gobernantes está siendo cada día más codiciosas. La guerra universal ya ha comenzado -afirmó seriamente y luego bebió un  vaso de agua ofreciéndole antes al resto.
-La tierra se nutre de nuestra energía y nosotros de la energía de ella. Ambos universos forman un cáliz dividido por aire y tierra. Ninguno es capaz de vivir sin el otro mientras lo sostengan el fuego y el agua. Cuando los cuatro elementos se unen necesitan un último elemento para poder trasmutarse en el tiempo y vencer al mundo tangible; el éter. Éste último elemento hace posible que el mundo sublunar trascienda al mundo supralunar. Lo positivo aporta espacio, lo negativo aporta tiempo. Ambas fuerzas equilibran nuestros ritmos.

Tania solicitó agua y la reina siguió su narración mientras le ofrecía su vaso.

-Las dos fuerzas pueden crearse o destruirse indistintamente, ya que comparten distintos niveles energéticos. Pero también pueden revelarse o desafiar las Leyes del Universo lo que produciría resultados desastrosos en ambos casos porque podrían neutralizar lo que tuvieran mas cerca o incluso neutralizarse así mismas. En el peor de los casos anularían la materia éter tan necesaria para el equilibrio vital de todos.

La reina Omega miró a todos los invitados e inclinó de pronto la cabeza. Luego la alzó de tal forma que parecía estar haciendo un esfuerzo supremo.

-Está escrito que la Tierra no sepa de nuestra existencia, pero si el Faraón sigue haciendo de las suyas podría descifrar las claves de algunas leyes sobre el tiempo y sobre tu mundo. Con una fuerza  tan fuerte como la suya podría neutralizar lo que quisiera a su antojo y sobre todo saltar la delgada línea…
-Corren malos tiempos para tu planeta, niña -dijo intentando concluir la narración.
-Pues sí, el equilibrio esta amenazado - añadió algo resignada-. Si destruyen las bolas flotantes estamos perdidos… ningún niño volverá a nacer… -tragó saliva y miró a los tres-. Ambo Universos solo son fértiles si están separados y si los terrestres consiguen averiguar nuestro paradero todo cuanto conocemos perecerá.
-¿Y yo que puedo hacer con todo esto?
-Tu misma. Si realmente eres bipolar, se te debería ocurrir algo -dijo algo decepcionada la reina.
-Puff -resopló  Levar-. ¿Como qué?
-Bueno, los bipolares siempre sirven de ayuda en tu mundo. Las almas más sensibles hicieron grandes obras de arte en la Tierra y la gran mayoría eran bipolares.
-Recuerda a Van Gogh, Munch, a Leonardo Da Vinci, Edgar Allan Poe, Tchaikovsky, Virginia Woolf, a Leo Tolstoi, Sting, Jim Carrey, Robin William, Kurt Cobain, Albert Einstein, a Isaac Newton… y un sin fin larguísimo de escritores, poetas, músicos, inventores y científicos en general. Además, se suele decir que los bipolares tenéis visión periférica y podéis estar en los dos polos opuestos.

-Yo creo que es mucha responsabilidad para una sola persona… -ayudó Jacky-. No creo que Levar sea la única respuesta.
-No lo es -confirmó rápidamente la reina.
-No lo es, queridos -repitió- Pero pronto todos lo sabremos… -dijo dejando cierto misterio al azar. -Yo solo puedo luchar como una leona, no me dan miedo los π. Aunque sé que me diréis que debería pensar de otro modo.

Todos permanecieron callados. Incluso Tania se apiadó de Levar.

-Sea como sea lucharé por esta causa sin dudarlo -dijo de manera convincente a pesar de saber que no era suficiente.
-No se trata de eso, Levar. Por algún motivo que desconocemos el Faraón te quiere a ti. Resultas ser una moneda de cambio apetecible así que no queremos que te pase nada. Eres importante para él pero también lo eres para nosotros. Y aunque para él no lo fueras, nosotros  estaríamos moralmente obligados a ayudarte a descubrir tu potencial  que paradójicamente es el mismo que el faraón pretende utilizar y que puede volverse tanto en contra de sus fuerzas como de las nuestras. Solo un niño recién nacido puede traspasar la línea. Sobre todo si su energía tiene algo pendiente con el Universo Alfa. Tu lo hiciste, mujer preciosa. Es un motivo para que ambas luces luchen y sobre todo para que tengan la excusa perfecta para destronar a las energías del enemigo contrario. Puedes adoptar el papel de Helena de Troya o puedes adoptar el del cordero degollado. Pero en realidad a ti te corresponde decidir que papel adoptar.
Levar insistía en pensar que no era protagonista de nada.
Miró a la reina cuando ésta terminó su homilía. Se miraron fijamente a los ojos. La chica le trasmitió un lenguaje corporal y energético que la reina no esperaba.
Hubo un silencio desde que la reina terminó de hablar hasta mucho después de que ambas se miraran. Y el resto, contagiados por su áurea de intimidad, se sintieron en la obligación de agachar sus miradas en un gesto de respeto.
Realmente nunca nadie supo que sucedió entre ellas.

 Después de un buen rato la reina volvió a hablar y todos se incorporaron:
-!Ven aquí, muchacha! Tengo que admitir que no esperaba que vinieras tan pronto…
-Así que habrá que regalarte algo, es injusto que no te haga un regalo de bienvenida.
-¿Qué es? -preguntó con ansiedad la mujer de ojos grises.
-Déjame un minuto. Enseguida estará -dijo con una amplia sonrisa.
-Por favor, esperarme fuerza.

Todos salieron a una salita muy coqueta que había justo en el hall. En ella había una mesita decorada con una bandeja rectangular de color  negro donde estaban posadas varias bolas de madera de distinto tamaño. Junto a la mesita, había varias sillas de rattan de color marrón oscuro con la forma de una cáscara de lenteja gigante y sus respectivas cuatro patas.

Tania miró a Levar con cierta envidia. Sabía que ella estaba justamente en el lugar que ella habría deseado estar.
-No se, Levar -comenzó a hablar-. Todo esto es extraño. No sabemos como has llegado aquí. Quizá sea algo sencillo.
-Bueno, si yo lo supiera… -dijo dejando que las palabras se las llevara el aire.
-Yo si que sé algo. Que tienes un corazón puro y eso no te lo va a quitar nadie - intervino Blod con dulzura.
-Tal vez tengas razón, es más, ojala tengas razón -dijo dándole una palmadita en la espalda al perro del oeste.
-Yo creo que ya has entrado en la encrucijada. Sonríe Levar, estamos todos contigo - concurrió Jacky tratando de trasmitir compañerismo y esperanza.

Habían pasado al menos veinte minutos. Los cuatro se miraban algo angustiados.
Nadie había oído esta historia contada por la reina Omega lo cual convertía el momento en un suceso importante. Ahora no podían permanecer pasivos.
Realmente el tiempo corría en su contra. Tratarían de reclutar a más ayudantes. Suerte que Rasha, como mínimo, alistaría a una cantidad indefinida de leones de Sión. Se oían habladurías de que los leones iban a crear alianzas con todas las espirales excepto la de los mutantes, el Faraón y el perípato de La Encrucijada. Aún faltaba por visitar a los Ecoditas y a los hijos de la espiral Naciente.

Levar dejó de pensar que no encajaba en ningún lugar. Esta vez lo hacía a la perfección, independientemente de su lugar de procedencia y su futuro incierto.
Tania, el Keburi y Blod le habían tomado cariño y muchos con los que se topaba simpatizaban con ella. De algún modo el respeto de los demás le aportaba cierta seguridad.
Tenía la extraña sensación de que si decidía luchar volvería a ver a sus padres.
Su intuición de que la serenidad volvería a llamar a su puerta tarde o temprano apaciguaba su corazón y le aportaba cierta tranquilidad.
Se sentía bella, potente, intuitiva y disfrutaba de un humor que había sido desconocido para ellas durante muchos meses atrás.
¿Y su hermana? ¿Podría volver a verla?

De pronto, la reina Omega hizo llamar solamente a Levar.
-Ven, por favor -le llamó con su habitual amabilidad.
-Sí, claro -contestó Levar.
Al entrar, le indicó que se sentara en una silla.
-Puff, por fin tengo las coordenadas. ¡Estos Ággelos están altamente protegidos, eh!
-A ver… -y pronunciando estas palabras apretó algunas teclas en el ordenador.
-Solo falta esperar -dijo juntando las manos llena de alegría.

De repente, una luz similar a la de un láser salió de la parte central del suelo y se disparó hasta más allá del techo.
Al instante dos figuras salieron poco a poco de la luz.
Uno de los seres era un hombre de mediana edad. Vestía una chaqueta azul oscuro cobalto y un pantalón a juego. Tenía el pelo peinado hacia un lado y un gran bigote en el labio superior. Su sonrisa era ligera, casi insinuante, y su cuerpo era delgado y alto.
La otra persona tenía menos altura, aunque un peinado parecido. Gozaba de una barba morena y de un cabello negro como el tizón y llevaba de bandera una gran sonrisa.

Ambos se acercaron ajustándose las corbatas.
-Hola Levar -saludó el más mayor-. !Bienvenida a este universo! No esperaba que llegaras tan pronto.
-¡!!Abuelo!! -exclamó-. ¡Madre mía, eres tú!
Le abrazó fuertemente y luego, al darse cuenta de que el otro hombre era su tío, le abrazó fuertemente también a él.
-Puff -resopló-. ¿En qué espiral estáis? ¿Cómo estáis?
Levar estaba completamente excitada. Siempre imaginó que su abuelo y su tío ejercían de ángeles en algún lugar.

-Pues mira, tenemos el privilegio de seguir con nuestra forma terrestre. Estamos en la espiral de los Ággelos, aunque tu tío allí ejerce de Keburi.
-No podía ser otra cosa -sonrió ella.
-Necesitábamos verte. Hablan de ti por todas partes -confesó su abuelo.
-Imagino… me buscan hasta los π…
-¿Ya sabes quiénes son? -preguntó con serenidad el abuelo.
-Si, claro, topé con dos de ellos.
-¿Cómo estáis todos en la tierra? -preguntó.
-La abuela está horrible y bueno… mis padres ya llevan dos hijas perdidas.
-Tranquila, venía a verte precisamente por eso.
-!Tu abuelo está empeñado! -dijo sonriendo su tío-. Quiere que sepas que todo va a salir bien. Tú simplemente vive el momento.
-Lo he soñado -añadió su abuelo-. Sé que estarás bien. Ese botecito que llevas en el cuello quizá te ayude y recuerda… confía en los leones.
-Si yo confío… -musitó Levar.
-No, deberías confiar más. Hay cosas que no puedo contarte pero si puedo decirte que si te muestras auténtica rodaran máscaras.
-Tranquilo… conozco esas consecuencias.
Entonces miró al otro hombre. Estaba espléndido. Rebosaba felicidad al verla.
-Y tu, tío, estás muy guapo -dijo colocándole la camisa-. ¿Has enamorado ya a alguna alma incauta?
-Je, je, je -rió éste.
-¡Cuanto te he echado de menos, tío!
-Yo más, hija, yo más -y sonrió de oreja a oreja.

Abrazó a ambos varias veces hasta que la reina les advirtió que debían regresar.
-Vamos, tenemos que dejar las cosas como están -dijo esta vez seria.
-!Sí1 ¡Pero ya tengo mi regalo, no podría pedir nada mejor! -le dijo a la reina en tono burlón.
A la gran señora no le quedó mas remedio que reír.

Ambos se acercaron al lugar donde la luz emanaba su fuerza y se despidieron con la mano y el corazón de la chica rebelde.
Se esfumaron en pocos segundos y Levar clamó: 
-¡Que ilusión!
Entonces se le plantó en la cara un gesto estúpido de felicidad que le duró durante un buen rato.
Debía admitir que existía la magia, que se podía viajar en el tiempo, incluso que ella misma se había implicado por propia voluntad en este embrollo. Pero, aunque la sucesión de las cosas hubieran tomado ese matiz, ella humildemente necesitaba ante todo ver a su familia sana y salva.




Salió de la habitación de mandos, que era así como más tarde la nombraría Tania.
Al ver de nuevo a sus compañeros tuvo la necesidad de contar lo que había ocurrido y mostrar su alegría de forma inocente. Sin embargo algo le decía que lo mejor sería utilizar la discreción.
Así que les contó que había recibido noticias de que su familia estaba bien.
Blod, que era un perro viejo, veía sus mejillas sonrosadas y el éxtasis en sus ojos así que estuvo tentado a un pelo de preguntarle. Pero finalmente pensó que debería respetarla, pasase lo que pasase.

Llegaron a las escaleras de caracol y bajaron, abandonando el pasillo y despidiéndose de la reina Omega.
Había sido una buena anfitriona, pero ellos preferían volver a ver al resto de compañeros.
Por fin salieron del palacio de la reina Omega.
Levar se quedó con la sensación de que le faltaban trozos de la historia. Una guerra en el universo Alfa y otra paralela en la Tierra presagiaban análogas tragedias-pensó rememorando a la reina Omega.


Estaban saliendo por las escaleras mecánicas para subir al farm justo cuando Levar desahogó su ansiedad.
-Blod, si el universo Alfa teme que la Tierra lo encuentre es porque… podría llegar a hacerlo, ¿no?
-Claro, todo el mundo teme lo peor. Si las bolas flotantes desaparecen y el perípato de la encrucijada deja de existir, ambos universos perecerían.
-La Tierra ya está muriendo -alertó Levar-. Hace muchos años comenzó la industrialización y con ella el imperialismo. A día de hoy va hacia su propia destrucción por culpa del egoismo y el estilo de vida humano, que está muy lejos de volver a las raíces.
-Uno no admite el destino, lucha para cambiarlo -intercaló seriamente Tania.
-Y ahora, ¿qué tenemos? -dijo retóricamente Levar-. Tenemos la fuerza para combatir las circunstancias. Más tarde ya será demasiado tarde.
-Debemos luchar junto a los leones y, mientras tanto, encontrar un método para frenar en La tierra lo que se ha comenzado en el universo Alfa -dijo Blod.
-Yo necesito sentarme un rato -dijo Jacky mientras se subían al farm.
Sabían que se había iniciado un torbellino imposible de parar.
Cuando la terrestre subió abrazó al pequeño Tso que estaba desesperado de tanto esperar.

2 comentarios:

  1. Precioso capítulo, lo he leído varias veces porque me ha encantado y así creo que he podido comprender en esencia la complejidad del mismo. Mucho simbolismo y muy concentrado, con una primera parte en la que la nueva princesa Bipolar nos enseña su rico mundo interior y después dos charlas muy reveladoras con dos reinas totalmente diferentes: Tersa y Omega. Mientras en una plantean los problemas que empiezan a ocasionar los Pis y los mutantes, en la otra de manera más relajada descubrimos cómo Levar empieza a ser consciente de todo su poder. Interesante el apunte que se da en el capítulo sobre cómo puede desarrollar todo su potencial, necesitará apoyo para ello, tanto de leones como del resto, y también interesante fue ver como el resto de amigos intentan en muchos casos quitar hierro al asunto, es decir, relativizar su gran responsabilidad ofrenciéndole todo su apoyo, para que comprenda que entre todos la podrán ayudar. Se está poniendo interesantísimo el libro a cada paso. Muchas gracias por estas dosis diarias de tu gran obra.

    Saludos y un bso cariñoso desde mi propio universo Alfa.

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  2. Te has quedao agusto, jejejje.
    Gracias por los comments. Ciertamente cada persona le da un simbolismo y es interesante escuchar el tuyo. Me alegro de que te haya gustado, aunque este capítulo tiene cola porque son muchas partes...cuando acabe todo me encantaría saber de nuevo tu opinión. Un saludo cariñoso desde el calor..!!

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