La
formación de los círculos. Año 2045*
Todos
se acercaron aglutinándose entre los asientos y el gentío, expectantes hasta
que llegara Rasha. Algunos, que llegaron tarde para coger asiento, se sentaron
en el suelo. Otros se quedaron de pie, incluyendo algunos león de Judá y algún
que otro Ecodita que iba más retrasado en el andar que el resto.
Mientras
el Consejo se esperaba pacientemente a que acudiera Rasha, Levar se acercó a la
casa de la reina Madre.
Cuando
llegó, buscó a alguna princesa y encontró una joven que aún recogía algunos
utensilios de la cocina. La sesión en la que prepararon dulces lo había dejado
todo patas arriba. La muchacha le comentó a la reina bipolar que un chamán
acababa de salir de la casa.
Levar
salió con paso firme y encontró al chamán Ribe unos pasos más alante. Le explicó
su dolencia y éste le aconsejó que se pusiera hielos y cuando bajara un poco la
inflamación se untara con mantequilla y perejil.
Volvió
a la casa. La princesa seguía con sus labores. Era una dulce joven de unos
catorce años, con tez blanca y dulzura en los ojos. Dejó sus quehaceres y le
ayudó con el hielo y la tela, incluso le untó la mantequilla y el perejil
cuando la inflamación bajó.
Cuando
salió y llegó a los asientos de mármol, todo el mundo estaba en silencio.
Estaba hablando la reina Makkeda. Era una mujer de una gran belleza y estatura.
Ahora su pelo era largo y sedoso y lo tenía recogido con dos orquillas en las
entradas. También vestía como una guerrera, con la diferencia de que su falda
era larga y finamente replegada. Por otro lado, tenía una larga toga que cubría
media espalda y medio pecho por delante, de un color gris plateado.
Su
gran voz se metía entre todos los entresijos de la reunión.
-Hemos
sido cobijados por los leones de Sión, los leones Negros… Algunos han hecho un
largo viaje para llegar hasta este punto -dijo señalizando a la gente-. Otros
han hecho grandes esfuerzos para tratar de tener una actitud guerrera -dijo
mirando a los Ecoditas-. Así que nos une la garra y la fuerza que este pueblo
ha sabido aportar sabiamente con su entereza y su tolerancia. Gracias por todo
a los leones, y gracias por estar ahí luchando hacia la liberación.
En
ese momento, todos aplaudieron eufóricos llevados por la pasión y las ganas de
lucha.
-Ahora
hablará Rasha -dijo señalando su asiento, aunque él aún no había llegado.
Todos
miraron en rededor. El león, que llevaba unos minutos detrás de la piedra rezando a sus
ancestros, subió al altillo por fin
gracias a que fue por uno de sus leones fieles.
-Perdonar,
necesito hablaros de algo importante.
Su
tez estaba seria y algo pálida de no dormir lo que hacía que su aspecto moreno
esta vez no lustrara en su esplendor.
-Todos
hemos llegado hasta aquí, el camino no ha sido fácil pero ahora deberíamos
mirar hacia adelante. Me he reunido con todo el Consejo y están de acuerdo
conmigo en lo siguiente: he elaborado una estrategia, junto con los leones de
Judá, que nos será de gran ayuda.
Miró
a todos los allí reunidos e hizo una pausa. Todos se miraban inquietos y
sorprendidos. Nadie había planteado ninguna táctica hasta el momento. No habían
previsto ni si quiera que el líder pudiera hacerlo.
-El
único modo de vencer al Faraón -siguió diciendo convincente- es introducirse en
su mundo, ser parte de él y vencerlo desde dentro -hizo una pausa y continuó-.
Es importante que tengáis claro que debemos proceder así.
Se
oyó un murmullo al unísono.
-Entraremos
en la espiral de los mutantes azules y nos haremos pasar por ellos hasta que
encontremos a los π -hizo una pausa y tragó saliva-. Ellos nos llevarán a la
bola del Faraón. El único modo de vencerle es convirtiéndose en su esclavo.
Las
voces se sumaron a un descontrol y los leones, que estaban entre el tumulto,
apaciguaron como pudieron el ambiente hasta que Rasha pudo hablar de nuevo.
-Así
que entraremos en su espiral a través de la espiral de los mutantes. Una vez
dentro, elaboraremos una estrategia para llegar a la espiral del Faraón y poder
atacar su templo. Aunque el Faraón sea nuestro objetivo, antes deberemos pasar
desapercibidos, como si fuéramos π, es
decir, convertirnos en uno de los suyos.
Todos
se quedaron anonadados. La estrategia sonaba bien, pero realizarla supondría
bajas seguras.
Los
visitantes tenían preguntas. Todos temían las bajas, pero en ningún momento
tenían previsto hacerse pasar por π.
-¿Cuántos
seremos? -gritó uno desconcertado.
-¿Cómo
entraremos tantos en la espiral de los mutantes azules? Va a ser imposible
pasar desapercibidos-gritó un hijo de Acuario.
-Tendremos
preparados seis farms -dijo, haciendo caso omiso de las preguntas-. Partiremos
mañana, después del desayuno. Teóricamente llegaremos a través de una bola
flotante hasta los desiertos del Cuervo llegando allí a mediodía. Lo demás
iremos programándolo sobre la marcha.
Habrá que observar al enemigo de cerca.
Levar
miraba asombrada las reacciones de los grupos. Por un momento habían perdido la
serenidad y el valor. Todos estaban desconcertados y perdidos en su propio
desierto mental.
Levar
pidió permiso al chamán Lucas para hablar haciendo un gesto sutil con la mano,
luego le susurró en la oreja en palabras su deseo de declarar sus pensamientos.
Éste se lo concedió ansioso de oír su
homilía.
-Rasha,
¿me permites…? –dijo musitando y apartándole del centro. El león se apartó
asombrado pero con total respeto. El chamán se quedó de pie frente a todo el
mundo, e hizo un ademán consiguiendo que la reina Bipolar se acercara y se
posicionara en el lugar del líder.
Cuando
Levar se puso en el lugar donde estaba Rasha fisicamente comenzó a decir:
-Visitantes
y leones… quizá yo no sea la adecuada para luchar en el Universo Alfa como una
más. Pero eso ya me trae sin cuidado. -Hablaba y gesticulaba continuamente con
sus manos.
-Ahora
soy la reina Bipolar, he luchado en muchas ocasiones por mi vida, me he sentido
en un pozo otras tantas y siempre he conocido las dos caras de la verdad in
extremis. Esta vez quiero luchar por la cara de la verdad de Sión, y mi lucha
no será un deseo extremista de ganar, es un deseo de que todos juntos lo
hagamos. Cada uno de vosotros ha hecho que me sintiera mejor, cada uno me ha
dado un cachito de su corazón. El Faraón para mi no es el peor de los pozos. Yo
misma podría haber caído en sus redes- en este momento la reina Madre la miró
con compasión.
-Sin
embargo, la encrucijada ha querido que yo siguiera viva y que me hiciera
fuerte. Si alguna vez caigo no temáis, porque el extremo de mi balanza puede
cambiar, entonces, después de un pozo, probablemente vuelva a renacer como Ave
Fénix. Hay que tener esperanza en nuestros corazones -dijo mientras todos se
sumaban en un silencio sepulcral-. Hay que recordar que Sión es más fuerte que
cualquier cara del mal y confiar en ello porque el Faraón solo no hace nada, es
un ser que necesita de la esclavitud de los demás -dijo entristecida-. Somos
más poderosos porque nosotros, entre todos, componemos un puzzle
indestructible: Sión.
-Gracias
por devolverme a la vida –terminó diciendo con suavidad y dulzura-. Gracias por
haberme enseñado que Sión también soy yo.
Entonces
todos se levantaron y comenzaron a aplaudir, silbando y vitoreando.
Levar
había conseguido sembrar esperanza en sus corazones. Y Rasha, que no salía de
su asombro, se acercó a ella para agradecerle que cambiara su discurso.
-Ambas
partes eran necesarias -le contestó alegremente ella.
Ahora
acontecería para los visitantes la última celebración de la ganjha sagrada.
Todos
se dirigieron a las bancadas de las brasas. La reina ya había llegado antes y
se encontraba moviendo el agua con una gran pala de madera, mientras una
princesa echaba la pasta de ganjha.
Jacky
y Tania estaban algo desconcertados. Hablaban entre ellos sin parar acerca de
cómo sería estar en la espiral de los mutantes azules. Nadie solía pasar esa
pantalla, excepto en circunstancias excepcionales, como lo hicieron en alguna
antigua batalla los leones y como la harían ahora los guerreros que había
reunido Rasha.
Ambos
se mezclaron entre el gentío entusiasmados
por los gestos de celebración y por todo lo que se había estado hablando
sobre la lucha.
De
camino a los comederos, Levar se encontró con Blod y le siguió para sentarse
junto a él; ambos solo harían acto de presencia ya que no podían beber ni
ingerir hierba; inconscientemente que ambos compartieran esta responsabilidad
les calmaba.
A
ella, de las celebraciones, le encantaban las batucadas. Gracias al sonido de
los tambores no podía dejar de bailar en toda la noche y eso le aliviaba del
estrés y la ansiedad, además de que le entusiasmaba moverse y bailotear
emborrachada de unos movimientos espontáneos y mágicos.
Por
el camino se les unió Ággelo.
-¡Kufu!
-exclamó Levar-. ¿Qué harás? ¿Vendrás también a la espiral de los mutantes?
-Creo
que sí, soy el único Ággelo, así que me tocara representar a mi espiral. No se
si lo sabes pero mi espiral también ha sido infectada por π. Tendremos que
poner de nuestra parte, supongo- manifestó con un gesto de resignación.
-Quizá
tengas problemas con los π, entonces…
-Bueno,
los Ággelos podemos aparecer y
desaparecer en cualquier momento. No será tan díficil para mí esquivar a un π.
-Claro,
eso supone una gran ventaja –dejó caer pensativa.
Zanjada
la conversación siguieron andando hacia las bancadas.
Cuando
se sentaron, Ággelo quiso hacer más preguntas. Parecía interesado en todo lo
que le ocurría a Levar.
-He
oído que tuviste un incidente negativo con la hierba de Judá.
-Si,
la verdad que lo pase horrible, pero todo quedó en eso, en un susto. Creo
incluso que me hizo más fuerte.
-Siempre
has sido fuerte -le alabó.
-Bueno,
así, asá. -Puso cara de repugnancia-. ¿No recuerdas mis crisis? A ti no te
hacían mucha gracia, recuerdo.
-Bueno,
no entendí lo importante que eran las señales.
-Bueno,
diste a entender que eran incordiosas, además nunca entendiste el valor de las
señales…
-Tranquila,
eso no ocurrirá ahora. Ya no más -dijo jurándolo con la mano en el corazón.
-Sabes…
ahora que recuerdo… no quisiste hablar de todo lo ocurrido cuando nos separamos
-dijo con la expectativa de escudriñar sus intenciones presentes.
-Claro,
yo también estaba dolido.
-Te
comprendo, Kufu, pero no era para tanto. Te traicioné con uno de mis amigos,
pero si hubiera sido al revés yo no podría haberme separado de ti.
-A
ti no te pasó. Quizá por eso no lo entiendas. Pero ahora ya no volverá a
suceder jamás -dijo con una sonrisa-. Ahora no puedo pensar en eso, solo miro
tus ojos grandes y pierdo la noción de todo lo demás -espetó mirándole a las
pupilas fijamente.
Ambos se acercaron, y él se arrimó aún más a
su cuello.
-Cuanto
tiempo sin olerte.
En
todo este rato, Rasha observaba desde las bancadas. Volvía a sentir ardor en el
estómago; volvía a sentir furia.
–Ya
ves, huelo igual -dijo apartándose de él-. Qué cosas, eh…
-Dime
la verdad… -siguió diciendo ella-. Dejamos de hablar porque yo ya no te
importaba o…
-No
volvimos a hablar porque fue doloroso para mí. Perdí la confianza en ti y ya no
podía creer en tus palabras.
-¿Y
ahora sí? -preguntó escéptica.
-Ahora
es distinto. Además, como Ággelo, tengo otra encrucijada.
-Supongo…
-contestó ella.
Entonces
el Ággelo cogió a Levar, pasándole las manos dulcemente por pelo y sus orejas y
le dijo:
-Pequeña,
ya estás perdonada. Ya te perdoné, así que, olvídalo ya.
-Me
gustaría, pero me hizo daño tantos años… porque yo si te quise.
-Y
yo, preciosa, y yo –dijo en tono de confesión.
Entonces
acercó sus labios a los de la reina Bipolar y esta se dejó besar.
Al
hacerlo ambos cerraron los ojos.
Luego
él la miró y dijo:
-Fue
tan dulce… -y dejó sus labios entreabiertos.
-Kufu…
-murmuró.
-¡Levar!
-le pegó un codazo Tania-. Mira qué juego con fuegos. Ese león es especialista,
¿eh?
La
estrategia de Tania sirvió para que la mujer bipolar dejara de lado a Kufu y
mirara los fuegos algo hipnotizada.
Él
era dulce y elegante, pero… jamás olvidaría aquella traición.
Tso
salía con una princesa de la casa de la reina. Había mejorado considerablemente
y ya podía andar, aunque sus pasos eran lentos.
Se
dirigió a la reina Bipolar. Esta le acogió con cariño y se sentó sentándolo en
su regazo. Después se lo presentó a Ággelo y cuando este le dio la mano, Tso
arrugó la nariz.
-No
te preocupes. Lo hace con todos los nuevos –sonrió ella.
-Reina
Levar, las batucadas empiezan -sonrió Blod, consciente de que a ella le
encantaban.
-Genial,
es mi parte favorita - dijo la reina bipolar entusiasmada.
La
terrestre bailó con todas sus fuerzas, ignorando las miradas de los curiosos,
que no eran pocas. Jacky y Tania la acompañaron en todo momento, y el gran can
junto a Tso sonreían contagiados del ímpetu de los músicos y bailarines.
La
noche transcurrió entre risas y bailes a golpe de tambores y darbukas.
Rasha
no probó ni una vez la ganjha sagrada. No estaba preparado para cambiar de
pantalla. Solo deseaba tener el privilegio que un Ággelo había estado teniendo
con Levar durante toda la celebración…
La
reina Madre se retiró pronto. Los visitantes, poco a poco, se iban retirando a
la tienda provisional y los leones, aún con los cuencos de hierba en la mano, iban
cayendo rendidos en un estado de profunda narcosis.
Levar
estaba extasiada, y dentro de su vorágine de sentimientos, logró ver a lo lejos
a Rasha. Se estaba marchando hacia casa.
Dejó los bailes y se acercó a él.
-Espera
-le gritó.
El
se paró y la observó impertérrito.
-¿Qué
quieres? –inquirió con reservas.
-Nada,
al menos darte las buenas noches.
-Buenas
noches -contestó.
Cuando
se iba le volvió a gritar:
-¿Podemos
hablar?
-No,
Levar. -dijo entristecido-. Es tarde.
Cuando
Levar llegó a la tienda provisional, habló con Blod de inmediato.
-Blod,
despiértame pronto -le dijo estirándole de la ropa.
-Reina
Levar, ahora, desde que tengo este cuerpo, duermo más… -dijo algo resignado.-
No se a que hora me levantaré.
-Lo
sé, lo sé. Tu despiértame a tu hora, que seguro no habrá salido el sol.
-Bien,
así lo haré -dijo adormilado.
Levar
se durmió con una ensalada de sensaciones. La lucha le retaba y le inspiraba
respeto. Todo lo que habían hecho estas gentes había sido inesperado para ella.
Habían sido gentiles, comprensivos y cariñosos. Ser reina Bipolar, de hecho, le
proporcionaba cierta seguridad, pero al mismo tiempo algo de miedo.
La
reina Madre había sido excepcional con ella y Rasha le había ofrecido algo que
solo él podía darle. Y aunque estaba Kufu con su dulzura y una horrible belleza
que le atraía para sí, por fin había comprendido su encrucijada en la espiral
de los leones de Sión. Por un lado, tenía que aclararlo todo con Kufu, y por
otro, aún faltaba por resolver la situación con Rasha.
Esta,
hasta el momento, había sido una aventura llena de emociones de la que no sabía
si saldría viva, y en cualquier caso, tampoco sabía cual podía ser su destino futuro.
Si
la muerte infernal existía, serían los agujeros negros y presentía que a ella
no le tocaba, a estas alturas, caer en un nuevo pozo.
Ahora
todo había cobrado otro sentido: la lucha por Sión, la lucha por los
Alfarianos, la lucha por la Tierra.
Blod
llamaba a Levar insistentemente. No había manera. La chica bipolar dormía
profundamente.
Él
se propuso despertarla con efectividad así que le gritó en la oreja de forma
continuada:
-¡¡Levar,
Levar, Levar!!
Ésta
se levantó de un brinco.
-¿Qué
pasa? Déjame dormir -remoloneó.
-Tienes
que levantarte para hablar con Rasha. Lo dijiste entre sueños -rió este.
-Vaya,
a ver que hacemos.
Entonces
se desperezó y se acercó a la fuente que habían habilitado para la ocasión,
fuera de la tienda provisional. Allí se lavó la cara y se mojó el pelo.
Jacky,
que no había podido dormir muy bien, abrió los ojos y se levantó de golpe.
Luego siguió a Levar y se lavó a su
lado.
-¿Dónde
vas tan pronto? -le preguntó a la reina bipolar medio dormido aún.
-Tengo
que hablar con Rasha. Creo que está enfadado conmigo.
-Normal,
no haces más que ignorarle -le incriminó Jacky.
-No
le ignoro. Además, si le hiciera más caso de lo debido, tampoco se acercaría.
Me rehúye haga lo que haga, Jacky. Es cansado hablar con él.
-Claro,
es un león recio. Se debe a su honor y dignidad -dijo dando zancadas y
parodiando los gestos del león.
-Claro,
claro -contestó, queriendo vestir sus palabras.
-Un
león recio -repitió ella.
Terminó
de arreglarse y fue a vestirse con su vestimenta de guerrera para ir en busca
de Rasha.
Este
se encontraba en la armería metiendo, en unas cajas de madera revestidas con
metal, espadas, venablos, flechas y arcos. Otros leones le ayudaban sumidos en
sus quehaceres.
-Hola
Rasha.
-¡Qué
pronto estás despierta! ¿Dormiste bien? -le dijo mirándole de reojo.
-Si,
al menos lo intenté. Quería hablar algo contigo.
-Si,
bueno, pues lo siento… Estoy ocupado.
-¿No
puedes parar ni un momento?
Entonces,
el resto de leones le miraron de modo inquisitivo. Debía hablar…
-Bien,
pararé en un momento -contestó serio y confundido.
Cuando
dejó el arma que tenía en las manos, cogió a la reina Bipolar y se la llevó junto
a la estatua de mármol del león.
-Dime,
tengo prisa -dijo, queriendo eludir la conversación.
-Quería
saber por qué no me hablas -dijo, expresándole con los ojos lo mucho que le
necesitaba.
-Es
obvio, no se dio el caso.
-No
me hablaste en la reunión del consejo y tampoco en la celebración, ni tan
siquiera cuando me fui a dormir.
-¿Estoy
obligado a hacerlo? -contestó con una pregunta.
-No,
pero por favor, no me digas que no puedes hablarme -dijo enfadada-.
-¿Qué
no puedo hablarte? ¿Acaso te has permitido tratarme con normalidad?
-Pero,
¿por qué me gritas? -dijo estallando en cólera mientras le cogía de la
camiseta.
Éste
le apartó la mano y le cogió de la muñeca.
-Eres
una egocéntrica, niña. Yo solo he hecho lo mejor para la reina Bipolar. Ese era
mi deber -dijo soltándole ahora la mano-, y además la he protegido incluso por
encima de mis creencias. Eso debería bastarte, ¿no crees? -añadió-. No puedo
darte nada más.
-¿Por
qué? -dijo agachando esta vez la cabeza.
-Ahora
has sellado tu boca con otros labios. Mi punto de inflexión no cambiará.
-No
entiendo, ¿lo dices por Ággelo? -le miró perdida.
-¿Acaso
quieres perderte en otros brazos más?
-Kufu
acaba de llegar, es inofensivo y aún me recuerda.
-Elige
lo que te plazca. Yo no puedo dejar que juegues entre dos cuerdas.
-Rasha,
yo le hice mucho daño. Un daño que tengo que enmendar.
-Pues
corre -dijo enfurecido.
-Rasha….
tú… tú… ¿me amas? -dijo extendiendo su mano llena de inseguridad.
-Adiós,
Levar. No hay nada más que hablar -dijo marchándose hacia la armería.
Levar
agachó las manos expresivas y miró al suelo. Luego se postró ante la arena y
comenzó a llorar desconsoladamente cuando Rasha ya se había marchado.
Un
viejo anciano que vivía cerca de la plaza del león salió acercándose
directamente al lugar donde estaba ella.
-Niña,
levanta, hay que llorar sentados, por lo que pueda pasar.
El
anciano la cogió agarrándola del brazo y se la llevó hasta las bancadas, cerca
de las brasas. Debía comer algo antes de partir.
Después
de consolarse con la serenidad de aquel hombre, se fue con sus compañeros.
Cuando llegó a los comederos, se encontró una bella niña de tez negra que no
llegaba bien a las mesa. Amablemente se acercó a ella y la acompañó durante
todo el desayuno.
Jacky
y el resto se deleitaban de las delicias que habían preparado las cocineras.
Levar
tenía la mirada perdida, pensativa, hasta que llegó Ággelo.
-¡Hola,
bella reina! -exclamó dulcemente.
-Hola
-dijo esta sin hacerle apenas caso.
-¿Estás
bien? Juraría que estás baja de energías -le psicoanalizó vagamente.
-Es
obvio que si tengo la mirada triste es porque estoy baja de energías, aunque
visto lo visto en este Universo, en realidad podría pasarme cualquier cosa
-contestó irónicamente-. Ah, perdona. No debería ser tan sincera. Recuerdo que
no te gustaban mis sarcasmos -increpó, sin ganas de seguir la conversación.
-Bueno,
todo tiene arreglo. ¿No crees?
-Si,
menos la muerte, como decía mi padre.
-Quizá
algunas cosas no tengan remedio -argumentó Kufu, mientras Levar cogía un trozo
de pan y lo untaba en mantequilla de melocotón para dárselo a la niña.
-Mira,
creo que me haré uno de éstos -dijo Levar señalando el pan y la mermelada- y
otro batido de cereales. Están geniales. ¿Los has probado?
-Bueno,
no como mucho. Los Ággelos en general no comen demasiado, ya lo sabes. La
comida no es necesaria cuando te alimenta el espíritu-. Se justificó
reafirmándose en sus propias palabras.
-¡Qué
pena! Es uno de los mejores placeres del ser humano y veo que aquí en las
espirales también nos siguen -dijo con una gran sonrisa y algo de manteca en la
boca.
-Tienes
ahí… espera… te quitaré la manteca… ahí en la comisura de la boca -indicó
señalando sus labios.
-Ah,
perdón, buscaré telas limpias.
-Eres
una chica excepcional. Eres tan natural… -confesó poniéndose zalamero.
-Sinceramente,
si no lo valoraste entonces, no tiene sentido ni cometido alguno que lo hagas
ahora.
-Cuando
nos separamos no pude decirte nada. Pasamos la última Navidad juntos y todo se
acabó. Ahora estás aquí -dijo Levar dudando por un momento su propia versión de
los hechos.
-Ahora
estoy aquí y vine a poner las cosas en su sitio.
-¿Qué
cosas? -preguntó extrañada.
-Ya
lo sabes. -Hizo una pausa y siguió-. Mi perdón, estás perdonada.
-Ah,
la traición -musitó Levar-. Ahora estoy perdonada y ya no voy a dormir igual
por la noche-. Ironizó.
-Eso
es irónico y mordaz, y lo sabes -contestó él.
-Lo
siento, me siento dolida. Hoy hablé con Rasha y apenas quiso dirigirme la
palabra.
-Quizá
no aprendas nunca, Levar -escupió el Ággelo.
-Quizá,
si algún hombre demostrara que están verdaderamente unido a mí, todo sería más
fácil.
-Lo
tendré en cuenta -dijo sonriendo de medio lado y mirándola a los ojos.
En
ese momento, Blod pasaba lleno de furia con Tso a su lado.
Levar
le paró:
-¿Qué
sucede? ¿Dónde vas corriendo? -preguntó ávida de una explicación.
-Un
león me trató como un desahuciado por estar con Tso.
Tso,
que se había recuperado aunque con alguna pequeña reserva, saltaba de alegría
al ver la comida.
-¿No
habéis desayunado?
-Claro,
pero Tso quiere dos veces, y si le dejas tres -dijo agotado.
Entonces
ambos se pusieron a reír estrepitosamente.
Ággelo
les imitó con la sonrisa y Tso, sin tener en cuenta lo que se decía de él, se
puso a desayunar otra vez.
El
resto, que ya se habían provisto de alimentos más sólidos, se cogieron vasos de
zumo de mango y se sentaron en las bancadas.
Una
gran mayoría de visitantes ya habían desayunado, pero ahora faltaban algunos
hijos Nacientes y algún hijo de Acuario también, que serían los últimos en
recargar energías con los alimentos matutinos.
Rasha
fue llamando a los rezagados. Debían organizarse.
Las
cajas de las armas estaban preparadas para cargarse en los farms. Faltaban los
luchadores.
Cuando
todos estuvieron en la explanada, Rasha les habló:
-A
partir de ahora iremos en grupos de ocho individuos. En cada farm habrá tres
grupos. En total, seremos seis farms.
-Un
total de ciento cuarenta y cuatro individuos. Me encantan las matemáticas -dijo
Jacky ipso facto, enseñando los dientes en una gran sonrisa.
-Repartiremos
ahora los círculos o grupos –dijo esto último dirigiéndose a Levar para que le
quedara claro-. Debemos elegir seres de facultades distintas. Así podremos
aprovechar los dones de cada espiral. Todos tenemos que tener un Keburi, una
reina, un hijo de Acuario… y así sucesivamente.
-¿Quién
dividirá a los grupos? -gritó un hijo de la Liberación que llevaba
una honda en la mano. El resto de grupo supuso que él quería ser elegido.
-Sugiero
que elijáis a uno de vosotros para hacer las elecciones de los miembros de cada
círculo. Alguien razonable, que sepa hacerlo sin prisas pero sin pausas. Además
tendrá que elegir a siete porque él mismo contará como el octavo del grupo.
Se
oyó un murmullo rico en exclamaciones.
Ya
se estaban buscando los elegidos para formar los círculos. El propio elegido
tendría que tener voz de mando porque, aunque no haría las funciones de líder
tal y como las debía cumplir Rasha, si debía tomar algunas decisiones
importantes.
-Yo
elegiré a un grupo -dijo levantando la espada un hijo de la espiral Naciente.
Era Ominona, el hijo de la liberación que le había explicado algunas técnicas
de lucha durante los entrenamientos a Levar, el mismo que quería cerciorarse de
que la muchacha utilizara todo su potencial sin condicionarse por nada.
Todos
estuvieron de acuerdo. Ominona lideraría un círculo.
Empezó
a elegir y escogió a un Keburi joven que había colaborado con el espectáculo
organizado por Jacky; después al chamán Ribe, un hijo de Acuario y un Ecodita,
así como un hijo de la
Liberación y, respecto a los leones, eligió dos pues eran los
mas numerosos y preparados al fin y al cabo.
El
hijo de la Liberación
dio un brinco cuando fue elegido por Ominona. El muchacho era alto, moreno,
llevaba el pelo rasurado y tenían una gran perilla recortada en pico. Su
camiseta era roja y sus pantalones tenían dibujos de cuadros rojos y verdes.
Tenía una mirada profunda y estaba dispuesto a cualquier cosa por la
liberación.
Otro
hijo de Acuario levantó su mano ofreciéndose como líder. El resto de compañeros
ciertamente le insistían por que su claridad de juicio y su capacidad de
funcionar de mentor para el resto siempre había sido evidente.
Le
llamaban Watchman que significaba sereno en inglés. Era así porque decía
recordar su antigua vida en la
Tierra antes de trasmutar a hijo de Acuario. Para recrear
estas travesías del pasado solía contar bonitas historias acerca de condes y
castillos que sucedían en una región al sur de Inglaterra, donde luchar contra
la opresión del Estado suponía ir en contra de la propia vida de uno. Ahora,
como hijo de Acuario, era un buen luchador pero siempre consideraba a bien
pensar con serenidad antes de actuar lo que le había proporcionado una barriga
redondeada y peluda aunque endurecida, como la barriga de un oso pero sin
proporciones exageradas.
Rasha
hizo que Watchman se acercara. Éste eligió a dos leones, uno Negro y otro de
Judá. Luego a un hijo de Acuario, a un Keburi y a la princesa Luz. Y por
último, a un hijo de la
Liberación y a la reina Makkeda.
Cuando
llegó a la reina, la bella mujer le pidió permiso con la mirada al hijo de
Acuario para hablar.
Se
alejó respetuosamente del círculo y se acercó tres metros de Rasha y le dijo
haciendo una reverencia:
-Creo
que las reinas, los chamanes y las princesas deberíamos ser elegidos por otros
sin cuestionar ni un momento la palabra de los líderes que se escojan por los
círculos. Sería lo más adecuado.
Entonces
se puso la capucha del hábito marrón que lucía sin apenas rozar el mismo y
volvió a retirarse tres metros atrás. Prefería ocultar la alforja y el traje de guerrera que llevaba debajo con
la intención de mostrarse simplemente como una mas del círculo. Esto ayudaría a
los propios líderes escoger con objetividad.
Por
fin salió Rasha a escoger su propio grupo. Hizo salir primero a Tania y después
a un hijo del sol Naciente. Más tarde escogió a Blod y a una Ecodita. Luego a
Jacky y al chamán Lucas, y por último, a Levar y a un león de Judá llamado
Pripe.
Alguien
observó que contando con Rasha, éste círculo se compondría por nueve
luchadores.
El
líder no necesitó explicar nada pero el león Pripe habló por él:
-Rasha
es el líder encargado de organizar todos los círculos. Es por ello que pueden
elegir ocho miembros. Además, creo que no es necesario explicar que si la reina
Bipolar se encuentra en éste grupo, debemos tomar todas las precauciones
posibles.
Fue
motivo suficiente para que todos dejaran apartado el tema y siguieran creando
los círculos.
Algunos
grupos iban surgiendo de manera natural.
El
Maestro Chántico, por ejemplo, y el
resto de hijos de la espiral Naciente se fueron escogiendo con normalidad. Las
princesas y las reinas que faltaban, incluyendo a la chamán Elsa, también
obtuvieron un lugar, que en la mayoría de los casos era privilegiado por las
múltiples cualidades que estas Alfarianas tenían a su favor.
La
reina Makkeda formaría parte de farm donde viajarían un grupo de tres círculos.
Estarían separados del farm de Levar,
pero eran un círculo demasiado fuerte como para mezclarlo con el de la
terrestre.
También
el grupo de Ominona con otros dos círculos compondría otro farm separado del
resto de círculos mas potentes. Rasha había tomado la decisión tajante de no
poner a ninguno de los grupos más competentes con otros de igual nivel.
Al
final sucedió lo que Rasha temía pero lo que era no solo previsible sino que
indicaban que gozaban de un buen ejército: que los grupos estarían organizados
y aún quedarían luchadores sin escoger.
La
solución fue sencilla para Rasha: se unirían dos miembros más en cada grupo.
Rasha
para su propio grupo escogió a otro león y al Ággelo.
No
debían retrasarse tanto tiempo, así que líder Negro dio las últimas
instrucciones al terminar las últimas disposiciones.
Ya
estaban organizados todos los círculos y debían partir.
-Finalmente
la mayoría tendrán diez miembros en cada grupo. Es decir que habrá tres
círculos por farm y estarán compuestos por diez personas cada uno. -comentó
consciente de la situación-. Los farms irán cargados. Así que todo dependerá de
los Keburis y su habilidad para abrir pantallas. Al entrar en la bola flotante
que nos llevara a la espiral de los mutantes azules debemos prepararnos para
camuflarnos antes de encontrarnos con los mutantes. Es entonces cuando
tendremos que confiar en las alianzas que mantenemos con algunos de ellos. Será
necesario vestirnos como ellos.
Levar,
mientras Rasha pronunciaba estas palabras, se vio, instintivamente, matando a
un mutante y a un π y la escena hizo que sintiera un escalofrío por le recorría
todo el cuerpo. No quería ser “Levar la asesina del universo Alfa”. Quería ser
“la niña de ojos plateados, la muchacha bipolar de raro humor, la terrestre que
venía en son de paz”. Sin embargo, las circunstancias le arrastraban a luchar
y, como consecuencia inevitable, a matar cuando fuera necesario.
-En
cada farm habrá una pantalla tecnológica -siguió explicando Rasha-. Todos
estaremos en contacto continuo unos con otros. Cuando todos estemos junto a la
bola flotante, el primer Keburi del grupo pasará la pantalla. Cuando lleguemos
a la espiral de los mutantes, nos camuflaremos y, hasta poder hacer un ataque
frontal, probablemente pasaran horas o incluso días.
Entonces
calló y cogió aire.
En
ese mismo instante, un pájaro pequeño, gris y amarillo se posó en el hombro de
Levar. Sonrió algo desconcertada. Un pájaro siempre vaticinaba buenas noticias.
El pájaro tenía pequeñas vetas de color amarillo en las alas y un pico corto y
risueño por su cante. Cuando Levar lo observó detenidamente, el pájaro huyó
despavorido.
-Era
bonito, ¿verdad? -reparó Jacky mirando a la mujer bipolar.
-Sí,
la verdad es que un pájaro… -tartamudeó- siempre trae buenas noticias.
-Los
egipcios pensaban que un pájaro traía mensajes de ultratumba, de la muerte y
sus ancestros. Aquí todos los relacionan con la trasmutación ya que en
ocasiones uno de los ciclos mas comunes es llevar una vida de pájaro y luego
trasmutarse en la que a cada uno le corresponda.
-Yo
he muerto tantas veces…Jacky -apostilló Levar-. A mi me gusta la parte del Ave
Fénix que resurge de sus cenizas.
-Hombre…
esa ave no te puede visitar y posarse en tu hombro… -sonrió Jacky.
-En
realidad, tengo miedo.- Dijo cambiando bruscamente de tema.
-Yo
te protegeré -dijo el Ággelo, que estaba escuchando.
-Bueno,
esa no es la cuestión, Kufu -le contradijo sin la menor duda-. La cuestión es
que no quiero matar.
Tania,
que también escuchaba la conversación, intervino:
-No
vas a matar, vas a equilibrar el mal con el bien -explicó Tania convencida.
-¿Y
hacerlo matando es positivo? -preguntó inocentemente.
-Podrías
quedarte como las princesas de los leones, haciendo pasteles -dijo irónicamente
la hija de Acuario-, pero el universo Alfa nos espera. El universo Alfa te
estaba esperando, Levar…
Levar
estaba preocupada por el desahuciado. Se acercó a Rasha y le preguntó que
harían con él.
-Puede
venir con nosotros -contestó ampliamente-, pero tarde o temprano tendrá que
buscar su lugar en el Universo Alfa.- Dijo con rigor y serenidad.
-Tal
vez tenga que ser así -dijo algo entristecida.
Tania,
que escuchaba la conversación, quiso participar. Al fin y al cabo la
conversación se estaba convirtiendo en grupal.
-Y
Ággelo… ¿por qué viene con nosotros? -dijo mirando a Rasha, sin apartar la
mirada.
Se
oyó un silencio sepulcral y todos miraron hacia otro lado. No les correspondía
inmiscuirse en las intimidades de la reina Bipolar y el león Negro.
-Vendrá
bien en la lucha.
-Pero
si no ha cogido un arma en su vida…
-Muchos
no han cogido un arma nunca. No es motivo suficiente para que no la cojan ahora
-dijo resarciéndose en sus palabras.
-Rasha
-exclamó Do, el otro león Negros que Rasha escogió casi al final-. Los grupos
están preparados. Han salido varios luchadores a traer los farms. Tendremos que
esperar a que atraviesen la selva.
-Bien,
esperaremos. ¡Corred la voz! Desarmaremos la tienda provisional y ensayaremos
con algunas armas, mientras esperamos a los farms.
Todos
acataron sus palabras y se pusieron a deshacer la tienda. Algunos aún tenían
cosas dentro que tuvieron que coger apresurados.
Al
final partirían a mediodía.
Mientras
tanto, el círculo de Levar, que ya se estaba comportando en unidad, mantenía
conversaciones triviales.
-¿Qué
tal has dormido hoy? -preguntó Levar al perro del Oeste.
-Bien,
creo que hoy tus ronquidos se han difuminado con el murmullo de los que no
podían dormir.
Levar
rió cariñosamente.
-Y
tu forma humana, ¿qué tal va, grandullón? -preguntó Jacky sonriendo.
-Bien,
supongo…
-Sigue
teniendo la misma fuerza y la misma bondad -opinó Levar.
-Yo
creo que debió ser un perro espectacular -dijo Ari, la Ecodita que Rasha eligió
para el grupo. Era una muchacha sana y noble y parecía dispuesta a hacer lo que
fuese por la reina Bipolar, además de que podía ayudar también con las pócimas.
En realidad para Levar aquella muchacha era como un bálsamo y fue una de las
primeras Alfarianas-Ecoditas que aceptaron a la terrestre en toda su amplitud.
Blod
sonrió agradecido a la
Ecodita.
En
ese momento, un hijo de la espiral Naciente se presentó ante el grupo.
-Soy
Najren. Supongo que tarde o temprano serán imprescindibles las presentaciones.
He sido elegido por Rasha para estar en vuestro círculo.
Soy
pariente del Maestro Chántico.
-Me
habló muy bien de ti y me trasmitió un mensaje para ti: “confía…”-declaró
mirando a la terrestre.
Era
un muchacho bajo de estatura, con el pelo negro, alborotado y crecido a
trasquilones; además tenía unos rasgos dulces y afinados donde resaltaban sus
ojos negros rasgados. Vestía similar a todos los hijos de la espiral Naciente
pero, por su juventud y su rebeldía inherentes, no soportaba llevar fajín ni
colores estridentes. Solo llevaba un kimono cruzado de color beis atado a la
cintura con un cordón marrón y un pantalón de lino de color caqui.
-Gracias
por el mensaje.- Contestó Levar algo desconcertada pero gratamente
impresionada.
-Y
yo, al igual que Najren, también fui elegido. Soy Pripe, león de Judá.
Todos
se miraron unos a otros saludando al mismo tiempo a los tres desconocidos; Ari,
Najren y Pripe, ya que Ari para la mayoría era desconocida o simplemente había
pasado desapercibida.
-Al
chamán supongo que ya lo conocéis todos -dijo Jacky, poniendo una mano en el
hombro al chamán Lucas.
-Cierto,
y quería aconsejaros algo para los nervios.- Abrió la mano y enseño una fruta
arrugada.
-Esto
es fresa deshidratada -dijo, sacando una bolsita del interior de su hábito.
Después, aun con las fresas en sus manos, repartió un cacho generoso a cada
uno.
-Usadla
cuando queráis. Está bañada en tila y hierba luisa. Nos vendrá bien a todos.
Pues bien, ya está el grupo al completo. Falta Ággelo, que se ha ausentado y no
sabemos por qué.
-Será
para arreglarse la vestimenta -rió Tania, ironizando.
El
resto de grupos también se fueron presentando, unos mas empáticos que otros
pero todos unidos por objetivos similares.
Mientras
tanto Rasha preparaba el campo de lucha. Cogió algunas espadas y venablos, y
llamó a los chamanes y reinas para que hicieran acto de presencia.
Comenzaron
realizando juegos inofensivos donde los Keburis daban saltos mientras las
espadas de los hijos de la espiral Naciente marcaban solo a los más diestros,
haciendo una danza de la lucha singular.
Por
otro lado, los chamanes, por primera vez en los entrenamientos, se pusieron a
medir sus fuerzas energéticas con los leones y los hijos de la Liberación. Algunas escenas resultaron
estrambóticas y pintorescas por las reacciones inesperadas de los chamanes.
Quizá su fuerte era mas intelectual y espiritual pero combinados podían sacarle
partido a la escasa movilidad y elasticidad de la que gozaban.
Levar
entró a participar después de haber permanecido observando un rato.
Recordó
las palabras mágicas:
“Agarra
tu energía con todas tus fuerzas y luego suéltala gradualmente. Si no puedes de
forma regular, explota y rómpete por completo.”
Nadie
podía competir con ella, excepto el Ággelo, que tenía la facultad de desaparecer.
Mientras
ella reía con Ággelo acerca de los juegos, un hijo de la espiral Naciente se
acercó a Levar y quiso confiarle un secreto al oído:
-Cuando
el Ággelo desaparezca, acuéstate en el suelo. Ellos allí casi no pueden ver si
tu estas a ras de tierra. Es una forma de desaparecer ante ellos. De ese modo,
cuando desaparezca, cae con él y ensáñate en sus piernas.
Levar
guardó el secreto pues, aunque sabía que no tendría que aplicarlo con Kufu, le
podría venir bien con otro Ággelo. Quién sabe si otros Alfarianas podían gozar
de tal virtud… En realidad nunca había tenido relación con ningún alquimio… La
observación de que cualquier secuaz del Faraón podía gozar de virtudes de otros
Alfarianos la dejó turbada y, al mismo tiempo, hizo que se advirtiera a sí
misma de cualquier imprevisto.
Todo
el mundo quería luchar con la reina Bipolar. Hubo un Keburi que quiso luchar
con ella, al que se le añadió un hijo de Acuario. Ambos resultaron levemente
heridos por la terrestre y sorprendidos por notar que ella estaba regulando sus
fuerzas a conciencia.
Los
Ecoditas, sin embargo, aun miraban atónitos las luchas simuladas. Eran diestros
con la honda y, algunos con el arco, pero, hasta el momento, solo habían
ensayado con objetos inanimados.
Después
de hora y media se disparó la alarma. Rasha había recibido la alerta de que los
farms estaban llegando a la aldea. Ordenó a todos los grupos que recogieran las
armas, se organizaran de nuevo en círculos y tuvieran a mano sus pertenencias.
Los
farms estacionaron cerca de la selva, en una explanada de grandes dimensiones
donde no afectarían a los cultivos y donde no pudieron situarse la vez anterior
por las circunstancias climáticas cuando Levar llegó por primera vez a la
espiral.
Anduvieron
hasta la gran explanada y una vez allí subieron todos en manada a los
vehículos. Mientras tanto Rasha y otro león contabilizaron a los luchadores a
medida que iban subiendo a los vehículos. Cuando estuvo todo preparado, Rasha
subió al farm junto a Levar y compañía y dio la orden de que le siguieran hasta
la bola flotante; una bola que estaba situada cerca de la aldea de los leones
Ashanti, la cual les permitiría amanecer directamente en la espiral de los
mutantes.
Mientras
se dirigían a la aldea, todos los componentes de los farms ocupaban posiciones.
-¿Y
cómo es tu espiral? -le preguntó Levar a Najren, el hijo de la espiral
Naciente.
-No
sé. Ante todo somos humildes. Para nosotros el respeto y el honor son inherentes
a nuestra cultura y nuestro carácter.
-Sí,
pero… como es la espiral… no sé, el ambiente, su paisaje, sus casas.
-Ah,
bueno. Tal vez deba decir que es preciosa, Montañas majestuosas, grandes lagos
e inmensos ríos, y un aroma a tomillo, lavanda, loto y jazmín peculiares.
-¿Y
sus mujeres?
-Son
lindas, inteligentes, sencillas, con grandes ojos y bocas pequeñas y suaves.
-Vaya,
la mejor descripción que he oído de la espiral Naciente -aseveró Tania.
Todos
miraron a Najren embaucados por sus palabras.
El
león de Judá, sin embargo, miraba hacia otro lado, dando la sensación de que no
quería tener contacto con nadie. Aún así, Jacky quiso hacer cuenta de él.
-León
de Judá -exclamó con jovialidad el Keburi.
-No.
Pripe, león de Judá -dijo con unos gestos completamente inmutables.
-León
de Judá, Pripe, ummm..... Muy interesante -musitó tocándose el mentón-. ¿Tú de
quién eres hijo? -exclamó Jacky intencionadamente.
Blod
y Tania rieron.
-Je,
je, je, je -reían sin parar- Je, je, je, je.
Levar
prefería no participar en la conversación. Temía que este león de Judá le
despreciara tanto como el líder de los leones de Judá.
-Respetad
al león. No os conviene llevaros mal con él, Jacky -intervino Rasha.
-Tranquilo
-contestó Pripe-. Realmente, estar en el grupo de esa muchacha extraña no era
lo que mas hubiera deseado, pero ya conoces mis principios -dijo un poco
enfurecido.
-Esa
muchacha es la reina Bipolar. Eres afortunado realmente por estar aquí -le
contestó Rasha.
-Hay
que dejar algo claro -dijo el líder de los leones Negros dirigiéndose a todo el
grupo-. Aquí todos somos hermanos, y por lo tanto, iguales. Espero, deseo y
pido que reine el respeto -dijo, mirando intensamente a Pripe y luego ojeando a
todo el grupo.
-¡Ari
y Tania, comprobad los cinturones cuanto antes! Debemos estar preparados para
cuando pasemos la bola flotante.
-Si
-afirmaron las dos, y fueron mirando los
cinturones de todos para averiguar que estaban bien sujetos.
Pronto
llegaron a las bolas flotantes, donde se dispusieron a pasar con la ayuda de
los Keburis.
-Rasha
-le gritó Levar-. Yo no sé nada de esta espiral. No me habéis dicho nada acerca
de ella.
-Blod
está a tu lado. Él te confiará lo que quieras saber -contestó estirando los
hombros.
Blod
y Levar se miraron estupefactos y acabaron coincidiendo en una mirada alegre.
-Blod,
cuéntame lo peor, va, estoy dispuesta a oírlo.
-Bueno,
pues… el sol sale apenas pocas horas. Viven realmente en penumbra todo el día y
solo duermen unas horas de claridad, y alguna que otra hora más de oscuridad.
No son muy distintos a la
Tierra. En realidad, algunos tienen alianzas con algunos leones,
pero la mayoría son egoístas y materialistas y no dudarían a la hora de matarte
o entregarte al Faraón.
Levar
escuchaba atenta, mientras Blod relataba la vida de los mutantes y el resto
observaban atentamente.
-Blod,
no la asustes- manifestó el chamán Lucas.
-Si,
asústala -intervino Tania-. Tiene que estar sobre aviso.
Levar,
en ese instante, agarró fuertemente a Tso, deseando no encontrarse lo peor. De
todos modos, sabía, de un modo u otro, que apostaría al caballo cojo… la muerte
se acercaría a sus ojos.
La
reina Bipolar encontraría, frente a sí misma, lo que en otros momentos había
buscado dentro del pozo.
Recordó
el sueño del pozo profundo. Caminaba por un olivar y comenzaba a correr
saltando bancales. Tras de sí, tenía personajes monstruosos y peligrosos
persiguiéndola con la intención de capturarla. No paraba de correr y, aunque
ellos tampoco dejaban de hacerlo, nunca le alcanzaban, hasta que cayó en un
pozo oscuro y profundo. Siguió cayendo hasta que, al cabo del rato, llegó al
fondo del abismo, entonces se encontró en la oscuridad arañando paredes.
Segundos
después despertó…
-Chamán
Lucas, ¿es posible que vuelva a tener otra crisis? -preguntó con reticencias.
-Ya
no lo harás, reina Bipolar. Ahora no -exclamó, y rió tan seguro y convencido,
que Levar no quiso investigar más en el asunto, por lo que pudiera pasar.
Comenzaron
a notar un traqueteo bajo sus pies. Se estaban acercando a la gran bola. Eran
el cuarto farm que superaría la entrada a la misma.
Llegaron
la entrada, el conductor abrió una escotilla que tenía a mano izquierda y Jacky
tecleó unos números en la pantalla.
Despegaron
a una velocidad incomprensible y no reconocible por el ojo humano.
Desde
el cristal de la luna se veían luces amarillas y anaranjadas, hasta unos
destellos luminosos blancos que no se mezclaban con ninguna luz.
El
traqueteo en los pies seguía perenne. Los ánimos estaban templados. En algunos
momentos del trayecto algunos cerraron sus ojos, como Tso y Ari. Otros
observaban ingrávidos la luminosidad de la espiral, el infinito esplendor de
una caracola gigante, la forma envidiable del ADN…
La
sensación de ingravidez se había apoderado de todos los pasajeros del farm.
Realmente,
llegarían pronto al destino.
El
desahuciado y Ari abrieron los ojos por fin, junto al resto que también los habían
cerrado. Habían llegado a la espiral de los mutantes.
Si quieres seguir LA ESPIRAL BIPOLAR
por el Factbook pincha aquí Istharenlanoxe
-Quizá seamos pocos, quien sabe… quizá miles.
-Nunca llegaremos allí- musitó Charlie.
-¿Quién ha dicho que queramos llegar.
Istharenlanoxe.
Nadie podía competir con ella, excepto el Ággelo, que tenía la facultad de desaparecer.
ResponderEliminarejejje, perdona que te ponga esta frase, sé que no te mola nada que analice tus frases, solo la pongo porque no he podido evitar descojonarme. La metáfora es divertida, y no solo por la facultad mágica del ággelo, jeejej.
Por lo demás, el capítulo es precioso, las descripciones cuadran perfectamente, el espíritu de batalla va implícito e incluso puedo escuchar de fondo temas de guerra como este
http://www.youtube.com/watch?v=U_HxjU8TolU
Y tiene mérito tu hazaña, pues evocar algo así leyendo tu libro quiere decir cosas muy buenas. Este fragmento es de uno de los mejores videojuegos de la historia, y sabes que los japos hacen las cosas bien cuando se ponen... Cuando estaba Rasha organizando los farms no he podido evitar acordarme de este pasaje...
Poco más que comentar, me ha agradado mucho el capítulo y el esfuerzo se ve recompensado, al menos para mí, con las evocaciones sentimentales y emocionales que me ha producido leerlo.
Besos cariñosos preciosa isthar...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
ResponderEliminarYa sabes ke las desapariciones de los Ággelos van de dos en dos jejejejej, no paran. Por cierto, hay cosas del Ággelo que estoy corrigiendo...
ResponderEliminarY por lo demás ya lo cambié todo, esas palabrillas que me como o esas frases extrañas que a veces me monto jejee
Gracias, y si no lo sabes son unas "gracias" en muchos sentidos.
!!!!Hay que empezar a volar.....!!!!