La abnegación del los mutantes (Año 2045)
(Parte 6º)
Levar
miraba absorta el techo del farm. Un pájaro había entrado en él y era incapaz
de salir. Era un mirlo macho con un plumaje negro y un pico entre naranja y
amarillo. Su longitud y su altura eran aproximadamente de veinticinco
centímetros
Estaba
mareado hasta que de repente algo le asustó y cayó ipso facto en el regazo de
la muchacha.
Se
levantó con el pájaro en las manos y lo acercó a la luna subiendo una pequeña
escotilla situada a mano derecha al final del cristal. Soltó al pájaro y
suspiró.
-Hay
algo que no me gusta-susurró Blod en la oreja de Levar.
-Dime,
gran amigo- contestó ella.
-Bien…
ahora que todos imagina que ya saliste, sería un buen momento para marchar.
Algún rojo te podría poner en contacto con un chamán y el te llevaría de camino
a…
-¡Blod…!-
rechistó la muchacha- ¿Cómo puedes imaginar que…?
-Reina,
sería una buena ocasión para acabar con esta absurda guerra… ¿Qué temes si
elijes un destino distinto al que ellos te quieren imponer?- siguió susurrando
Blod. Ambos eran conscientes de que no podían llamar la atención mientras
hablaran sobre este tipo de asuntos.
-Yo
tengo que luchar, amigo Blod. Tengo que ayudaros y tengo que demostrarme a mi misma
quien soy hasta llegar al Faraón y quizá allí elija mi encrucijada. Soy yo la
que elijo… - dijo esta vez con toda la ternura que le cabía.
-Tu
encrucijada sucede a cada rato, reina Isthar. El Faraón no tiene porque ser la
última salida.- Le dijo en voz alta.
-¿Qué
pretendes que haga?- inquirió ella volviendo a susurrar.- No te entiendo…
-Pretendo
que siempre pienses donde estás y por qué.
-Ahora
tengo claro algunas cosas, antes todo estaba más confuso. Ahora las miradas me
han llevado al camino, incluida la tuya.
-Entiendo-
contestó Blod agachando la cabeza. Posteriormente se sonrojó y dejaron de hablar.
Levar
estaba ensimismada mirando la piel de Asar. Era de una tez dorada casi tostada,
similar a los leones de Sión pero un poco más cítrica.
Asar
miró a la reina Levar. Ambos tenían cosas que decirse.
-Tu
piel no es lila. No es como la de los mutantes- le dijo inocentemente sin
ningún preámbulo.
-Soy
una mezcla entre mutante y león. ¡Quién lo diría verdad! ¡Un gato
fortalecido!-dijo recreándose en una gran sonrisa.
-Yo
en mi espiral siempre fui una mezcla extraña. Mas bien un gato sobre las
nubes…- rió estrepitosamente Levar. Asar siguió sonriendo con ella aunque no
entendía la alegoría. Oír simplemente la sonrisa de la reina era motivo
suficiente para sonreír.
-¿Entonces
eres un insurgente?- preguntó la reina.
-Los
ayudo, sí- contestó él.
-Ya
estamos con que no sabemos quienes somos.- Discrepó Tania que había estado
escuchando la conversación.
-Soy
Asar, tampoco hay mucho que decir.- Contestó modestamente acallando el malhumor
perpetuo de Tania.
Se
hizo una pausa y Jacky habló.
-A
mi me gustaría saber que armas portan el resto de farms.
-Bastones… espadas… bumerangs
con pinchos afilados…arcos…hondas… y alguna que otra mas. –Descubrió Rasha.- Aunque
su mejor arma es que son insurgentes.
-Peligrosos
si se enfadan ¿no?- comentó Jacky riendo de soslayo.
-En
efecto.- Contestó Pal que tenía información de primera mano.
-Y
tu, reina, supongo que provienes de la espiral de las reinas.- Quiso saber
Asar.
-Supones
bien-contestó y zanjó la conversación levantándose y cogiendo el mentón de Asar
estirándolo hacia arriba.
-Tu
si que tienes ojos honestos y firmes como un auténtico chamán.
Asar
se quedó mirando a la reina entusiasmado como si estuviese viendo un cuadro o
el horizonte del mar. Rasha les observaba.
No
podía sentir celos por el muchacho. Sabía que el amor que le estaba profesando
Levar era absolutamente fraternal. Sin embargo, por el motivo que fuese, intuía
que ella se estaba alejando de él y, a medida que esto iba ocurriendo, iba
sintiendo como su corazón se rompía en pedazos; lentamente pero sin pausa, un
pedazo detrás de otro…
Ya
no quedaba mucho para llegar al estado de Rugby. Rasha tenía la sensación de
que en cada lucha vivía momentos interminables donde no podía controlar la
seguridad de Levar al cien por cien. Esa sería su propia cruz durante todo el
viaje, sería su propia encrucijada…
¿Era
necesario seguir así, y si así fuera, que supondría cambiar un solo gesto de
compañerismo por sucumbir a un pequeño instante de amor?
Levar
dejó de mirar a Asar y se dio cuenta de que Rasha les observaba lleno de
orgullo.
Cruzaron
las miradas y fue entonces cuando el líder de los mutantes constató el amor que
se había forjado entre ambos.
No
era un amor oculto- pensó Asar. Era imposible cerrar la brecha del amor que
había nacido entre ellos. Estando juntos siempre surgiría la chispa adecuada
aunque fuese invisible a los ojos de otros.
El
desierto de Pentecostés se acercaba. Se encontraron con un desierto de arenas
blancas. No había ni una sola planta ni animal ya que las pocas horas del día hacían
unas temperaturas que eran insoportables a la vida orgánica. Solamente había una
arañita que había desarrollado una velocidad y unas patas inmunes al calor de
la arena. La llamaban la araña faraónica.
Todos
los farms fueron avisados por Pal. No podían salir bajo ningún concepto de
ellos. Eran alrededor de 50 farms.
Aunque
nadie lo habría apostado, era extraordinario que todos esos farms no llamaran
la atención en la vieja estación pero, fuese como fuese, habían logrado llegar
al desierto de Pentecostés.
Se
prepararon para cualquier cosa aunque era improbable que alguien los encontrase
allí. Si una cosa caracterizaba a la
espiral de los mutantes era su asombrosa capacidad de crear refugios; lugares
donde los insurgentes podían respirar a gusto aunque estuviesen en las mismas
cloacas.
Rasha
tuvo la necesidad imperiosa de fumar genke. Sabía que si fumada en cristal no
afectaría aunque cualquier precaución era mínima. Llamó a Tania, Jacky, Pripe y
Ari y se sentó en uno de los asientos de la cabina de mandos preparando la pipa
hasta que ellos llegaran.
Para
los leones la hierba era la luz que servía de vigía, la reina de Sión, el
camino hacia casa.
A Levar
no le importaba que fumaran en el farm mientras no oliera la hierba. Najren y
Blod se quedaron con ella. Algunos preferían pasar otras pantallas solo, como
el hijo de la espiral Naciente. Sabía que él nunca llegaría al nivel que pasaba
el líder y que ni por ensoñación conocería las pantallas que veía la reina
Bipolar. Tso no podía fumar porque
desviaría la energía sin querer. Todos sabían, incluso el desahuciado, que lo
más importante que había que hacer para manejar la energía era saber dirigir su
dirección.
Por
otro lado, Ággelo ya vivía en su propia pantalla individual, y Blod, por esta
vez, simplemente se negó a fumarla. Se sentía algo inseguro por lo que se
aferró al brazo de Levar. Después trató de disimular todo el rato que estaba
asiado a ella pero no fue relevante para ninguno ya que estaban disfrutando de
la hierba especial.
Ninguno
podía olvidar que todos los luchadores estaban subidos al carro de la ilusión
donde los deseos galopaban amables.
El
sueño de cualquier león de llegar a Sión, la sensación de libertad de cualquier
hijo de Acuario, ganar la respetabilidad y el honor de cualquier hijo de la
espiral Naciente, evocar un grito de guerra por que habían respetado su espacio
como Ominona podía sentir…
El
genke les acercaba a las dimensiones sin tocarlas. Les llevaba en una nube hasta la misma cara de un Faraón
rendido a los pies de los Alfarianos.
El
chamán, que ya tenía sus propios métodos para pasar de pantalla, miraba a Blod
y a Levar con una cara risueña.
Se
levantó y le dijo a la terrestre:
-Tú
no necesitas nada de esto porque ya gozas de lo tuyo. Es el precio que tienes
que pagar por acercarte a lo negativo y lo positivo de esa manera, como si
fueras el búho de la noche o la estrella del mañana…- Dijo esto en forma de
canción retórica y se sentó de nuevo.
Asar
que había estado inmerso en un mutismo inusual intervino.
-Yo
sabía que entre nosotros se encontraba una mujer con ojos abiertos.- Dijo en
tono críptico sonriendo.
Levar
estaba sorprendida de que Asar supiera su identidad pero al mismo tiempo le
aportó algo de seguridad.
La
reina se levantó y se acercó al muchacho. Segundos después se puso en cuclillas
a su lado y le dijo:
-¿Cómo
lo has sabido?- Le preguntó desconcertada.
-Por
la sonrisa- contestó él sonriendo.
-No
te olvidaré Asar. -Le dijo suavemente.
-Aun
no debemos despedirnos. ¿No has aprendido la esencia de las
encrucijadas?-sonrió sabiendo que ella lo sabía.
-!
Bueno, algo habré aprendido, sí ! -contestó alegre la mujer.
Entonces
la reina volvió a su sitio junto a Blod y el chamán Lucas y comenzó a divagar.
Pensó
que jamás entre tantas espirales le había costado tan poco confiar en alguien. Había
tenido una conexión especial con aquel insurgente, sobre todo basada en las
miradas. En ocasiones esto también le había sucedido en su mundo. Había sentido
una familiaridad con algunos desconocidos con los que apenas había tenido
contacto. Comprobó pues que así le
sucedía también en el Universo Alfa.
Era
curioso… ¿Cómo podía fraternizar con seres de otros Universos cuando apenas se
había socializado con seres de su propio mundo?
Los
sentimientos se arremolinaban en su mente. Ideas suicidas habían cambiado a un
quizá haya algo que ver…
Sentimientos
de soledades enfrentadas cambiados por
una situación en la que varias personas le controlaban, o lo que era mejor, le
protegían.
Una
fase depresiva en la que no cabían ilusiones frente a una fase eufórica donde
era alguien importante sin hacer en principio nada.
El
simple hecho de ser bipolar era un don en aquel Universo.
Según
le había confiado Jacky, el Universo Alfa era lo primero que vería al morir.
Veinticuatro Universos paralelos que se entrelazaban en dimensiones similares
los cuales eran supervisados por la reina Omega y el Faraón.
Si
lo que le había contado Jacky era cierto, en el espacio entre Blod y Levar
podían haber seis Universos distintos, quien sabe si por su forma o color.
Quizá entre el triangulo energético imaginario que era ella (negativo, neutro y
positivo), existía el mundo de otro ser clonado que vivía en otro Universo.
“Todo
lo que se crea, se crea de la nada.” Le reveló el maestro Chántico.
La
“nada” pues debía de moverse con algún patrón o debía ser el espacio necesario
donde otro patrón se movía. Y si el tiempo era lo que daba un espacio a las
cosas, el tiempo podía no existir…
Habían
pasado veintiún años. Ella, hace unas semanas, se encontraba en el año 2014. Y
ahora estaba en el año 2045. ¿Medían los Alfarianos el tiempo del mismo modo?
¿Tenían la misma noción del tiempo o realmente había hecho un viaje de veinte
años con la suerte de llegar intacta?
Todo
parecía una broma absurda pero la carta que había recibido de Íed le alertaba
en su tiempo para que fuera fuerte veinte años después.
¿El
nexo en común de ambos mundos paralelos era su propia dualidad?
¿Era
acaso cruel la encrucijada o realmente algo importante debía acontecer?
Mientras
todos fumaban genke, Levar se encontraba en un instante meditativo agarrada a
Tso o más bien con Tso agarrado a ella. Había conseguido estabilizar ambos
estados magnéticos entre ella y el desahuciado. Sabía que cuando ella misma
estaba algo eufórica Tso se encargaría de absorberle algunas energías para
estabilizarla.
¿Qué
haría con Tso? ¿A quien se lo entregaría después de la lucha para que le
protegiera y se hiciera cargo de él?
¿Qué
Universo sería capaz de albergar todo un
ejército de individuos con los que nadie se había enfrentado y que probablemente podían ser destructivos con cualquier espiral
si se lo propusieran?
¿Qué
encontrarían en la ciudad Negra?
¿Cómo
era Isocrati y cuántos había como él?
Salieron
del desierto de Pentecostés. Ningún
vehículo había seguido los pasos de los farms. Habían estado salvaguardados por
las dunas del desierto. Ahora en poco tiempo alcanzarían la ciudad Negra.
Pal
le hacía gestos a Rasha. Estaban apunto de sobrevolar el confín del desierto y
posteriormente dirigirse al distrito L, por el que tenían que pasar para llegar
a la ciudad Negra.
Entraron
en una oscura faz mutante, esta vez alejada de las dunas. Ya habían pasado las
tres horas de rigor desde que amaneció el sol hasta que se acostó contando con
dos horas posteriores. Sobrepasaron un vasto campos yermos donde la única señal
de vida era alguna lagartija o, quizás, alguna cucaracha roja del desierto.
Frente
a la luna de los cristales de los farms apareció una noche sombría acompañada
de una ciudad espectral.
Los
edificios fúnebres jugaban a encontrarse en las alturas. Había un exceso de
residuos y desechos en las esquinas de las calles y una sensación monocromática
de tonalidades grises en toda su gama. La contaminación lumínica favorecía a
los farms para orientarse y la contaminación acústica formaba un cúmulo de
ruido ensordecedor de vehículos, personas y máquinas.
Subieron
a una altura prudencial. No debían llamar la atención antes de lo debido.
Buscaron las coordenadas del estadio de Rugby. Se esconderían en el campo a
través ya que el estadio se situaba en un área alejada de la ciudad y rodeada
de un campo infértil y huérfano en edificios.
Esperarían
hasta que fuese el momento adecuado.
Todos
en los farms se mantenían expectantes. Aquel lugar inhóspito les ayudaba a
estar en continua alerta.
Lucharían
mano a mano y cuerpo a cuerpo lo cual hacía que la situación fuese más
dificultosa. De alguna manera preferían esperar
lo peor.
-Kufu,
he de decirte que se han liado las cosas pero yo….-empezó a decir Levar.
-No
te preocupes- siguió diciendo Kufu- Entiendo como te sientes. Yo tampoco puedo olvidarte. - dijo
dispuesto.
-Bueno
Kufu. No se…- balbuceó- Yo he podido olvidarte... Que no olvide todo lo que
paso no implica que solo piense en ti.
El
Ággelo agachó la mirada decepcionado.
-Un
día te traicioné. No me obligues a decir que esto también es una traición.
-No
lo es, pequeña. Pero habíamos creado un lago de malentendidos. Quizá por eso
perdimos la confianza.
-Por
eso y porque no supiste entenderme Kufu. Yo confiaba en que nunca te marcharías
y me dejarías sin más. Tú fuiste inflexible porque no contaste con que yo te
habría querido de todos modos. Yo nunca tuve un motivo para dejar de amarte,
aunque relamente hubieron muchos. Yo nunca fui mala persona contigo en
realidad. Al menos yo no lo siento así.
Kufu
le miró con los ojos de un glacial.
-Despues
te vengaste de mí, hiciste todo lo posible para que yo sufriera y con los años
me he dado cuenta de que el único que fue ruin fuiste tú.
Sencillamente
tú no querías a alguien como yo y no tuviste la honestidad de decírmelo
directamente a la cara. Y luego me dices que tú me perdonaste…
Rasha
que escuchaba a lo lejos traba de hacerse el sordo pero les miraba de vez en
cuando de reojo.
-Crees
que no intenté entender todo lo sucedido… Ahora solo puedo hacerte una
pregunta… ¿Hay perdón en tu corazón para mí?- preguntó ilusamente Kufu sabiendo
la respuesta.
-Tengo
muchas cosas en mi corazón. Una no hacerte daño y otra no hacérmelo a mi misma.
-Entonces
prométeme que lo olvidaras todo de una vez por todas.- Pidió apesadumbrado el Ággelo.
-Lo
intentaré…- contestó la reina de ojos plateados casi por seguir la frase de
Kufu.- Pero no creo que haya nada olvidar. Yo solo quiero no hacerte daño, a
pesar del daño que yo sufrí…
Ággelo
la miró con cierta arrogancia y luego se volvió a su asiento.
Levar
se mareó un poco.
A
los pocos segundos Blod se acercó a la reina y la cogió del brazo diciéndole:
-¿Estas
bien, reina Isthar. ?
-Si,
si claro. Solo me había quedado algo traspuesta. -aseguró nada convencida.
Entonces
Rasha habló para todos:
-Todos
estamos algo nerviosos. Me gustaría deciros que nadie había llegado a este
punto, con lo cual esto es un gran mérito ya. Tenemos frente a frente a Babylon
y llegar aquí es solo un paso más hacia Sión.
Tenemos derecho a estar nerviosos pero también a sentirnos orgullosos.
Solo queda un paso al estadio y después de esto nos queda la parte más difícil;
la espiral al Faraón. Hoy solo tenemos que ser valerosos. Ellos son precisos y
veloces, nosotros fuertes e inteligentes. Confío en todos y en cada uno de
vosotros. Es nuestra oportunidad para luchar contra Babylon. Hay que atacar
como leones. -dijo mirando a Asar después- o en cualquier caso luchar y no
doblegarse.
-Yo
quería deciros que no os olvidéis de los ∏. Quizá haya alguno entre ellos. Son los más
peligrosos- comentó Pal.
-¿Qué
pueden hacer?-. Preguntó Levar a pesar de parecer una completa ignorante.
-Pueden
absorberte toda la energía hasta morir. Les gusta actuar por detrás así se
sienten más cómodos. Se trasforman en animales. Son más inteligentes que los
mutantes azules ya que pueden averiguar tu punto débil. Quizá no queráis
toparos con uno de ellos. –concluyó Pal.
-Ya
se me ha acercado mas de uno-dijo Levar mirando a Tso. Jacky que se encontraba
junto a ella le miró con complicidad con la intención de que la muchacha
reprimiera sus palabras y por tanto
salvaguardara su identidad.
Pal
era la única que no sabía que llevaban en el farm a la reina Bipolar. Al
fin y al cabo seguía siendo una mutante.
De
repente Tania exclamó:
-Los
∏
son como los humanos. Nunca sabes por donde te van a salir. -Dijo con sarcasmo
y alevosía, aunque la frase le surgió de
forma natural.
-Ni
que conocieras a todos los humanos.- argumentó Jacky.
Levar
que se retorcía de rabia intentaba no saltar. Sin embargo quiso decir algo para
probar su capacidad de regulación mostrándose serena.
-Si
no los conoces y los juzgas es porque eres una xenófoba- la miró a la
expectativa de que entendiera la palabra xenofobia. Su lenguaje no dejaba de
ser extranjero en aquellas Tierras.
-Me
lo dice alguien que se asombra por el más minúsculo ser del Universo Alfa.
-¿Pero
a ti que te pasa?- gritó Levar- Admito que no quieras hablarme, admito tu
carácter sarcástico y reivindicativo, pero no admito que hagas entender al
resto que las cosas son por mi culpa. Si, me dio un ataque maníaco, si, soy lo
que soy. –dijo de forma encriptada- No me gusta la falsedad pero yo al menos no
te odio.
-Yo
tampoco, reina Isthar- dijo con rintintín.- Y sinceramente me da igual
cualquier cosa que digas.
-Bien-
exclamó Levar- así ya tengo a alguien que dice que no me odia pero se atormenta
con tan solo mi presencia.
Tania
ardió de rabia y trató de mirar hacia otro lado.
Rasha
se interpuso entre ambas y comentó:
-No
hemos venido hasta aquí para odiarnos entre nosotros- dijo clavándole una
mirada inquisidora a Tania.
-Yo
he llegado hasta aquí para darme cuenta de que Tania no me acepta- murmuró
Levar dirigiéndose a Blod con la suficiente fuerza como para que le oyera la
hija de Acuario.
-En
realidad es bueno que manejéis vuestra rabia. Necesitarán toda esa fuerza para
la lucha – añadió el chamán Lucas tratando de calmar los nervios.
-Que
la fuerza de Sión nos acompañe- dijo en voz alta Rasha mirando al infinito.
-Creo
que sencillamente es rabia causada por la envidia- le murmuró en voz muy baja
Blod a Levar.
-Sea
lo que sea tenemos que concentrarnos. Pronto nos encontraremos con los
mutantes- dijo seriamente Levar cogiendo las riendas de la situación.
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-¿Cuantas estrellas quedan?
-No sé, no las cuento.-
Dijo Charlie con cierto desaire.
En el fondo ambos sabían que
a cada rato nacía una...
Istharenlanoxe.
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