El contenido de La espiral Bipolar se engloba en un libro de alrededor de 140.000 palabras (o al menos eso creo de momento) Aquí haré la honesta y árdua tarea de transcribir los cápitulos en varias fases para una lectura mas fácil. Y sobre todo compartiré el arte porque el arte que trasmite es el arte para TODOS.
La curiosidad dió sentido a nuestros pasos y nuestros pasos nos llevaron a ella...a la curiosidad bajo el influjo de las mismas espirales.

{Os mando la energía... si queréis saltar os espero en la otra espiral}

miércoles, 19 de septiembre de 2012

Capitulo 11, 5º parte




 La abnegación de los mutantes (Año 2045).
(5º parte)






La reina Makkeda se dirigía al farm de Rasha cuando un mutante la interrogó:
-¿Es cierto que está aquí esa reina especial?
-No lo sé hijo. – Le contestó ella con total normalidad.- Si estuviera tampoco permanecería en un farm, ¿no crees?

Siguió andando hacia el farm de Rasha algo malhumorada y cuando llegó obvió sus propios modales.
-Ella quiere. Dice que quiere exponer su vida- dijo preocupada.
Su tez mantenía una actitud de ansiedad importante.
-Bueno… ella se ha ofrecido, si… - balbuceó Rasha.
-No durará ahí fuera ni un minuto. ¿Acaso no eres consciente de ello?
-Reina Makkeda si no creamos un señuelo la pieza más importante quizá muera.
-Todos tenemos derecho a vivir- añadió algo enfurecida.- Ninguna vida vale menos que otra.- Terminó de decir trasmitiéndole furia en sus ojos.
Rasha avergonzado bajó la mirada.
-Es cierto, Rasha. Ella se ha ofrecido y está encantada con la idea, pero ella no es consciente de lo que hay ahí fuera.
La reina se apaciguó en cierto modo. Si las intenciones del león eran por lo general honestas no debía desconfiar de él.
-Ya ha luchado reina Makkeda. No creo que sea tan inconsciente. De todos modos habrá que pensar en otro plan y no se si tienes alguno para sugerir. --Ya no sé que puedo hacer con esta mujer…- musitó abatido refiriéndose a la terrestre.
Los ánimos estaban crispados pero la reina estaba haciendo todo lo posible para que la confrontación de ideas no afectara al respeto que ambos se procesaban.
-Quizá para empezar deberías calmarte. Se por lo que estás pasando, Rasha. Y no respiras ni un solo momento. ¿Por qué no descansas y pensamos después lo que podemos hacer?
-Quizá, cuando consiga solucionar esto…
-¿Y por que no sacáis a un hombre disfrazado que se haga pasar por ella?
-No es mala idea- añadió abriendo los ojos. –Se me ocurre el hábito de Asar.
-Es un  muchacho especial este chico.- comentó la reina.
-Pues no es mala idea. Creo que lo hablaré con él cuanto antes. – dijo incorporándose.
-Elige a alguien astuto y hábil. Cualquier otra persona no valdrá para acompañar al muchacho.
-Si, bueno… encontraremos a ese hombre.- Aseguró, auque algo agotado.
-Me marcho, reina Makkeda. Gracias por todo- dijo siendo gentil también con el cuerpo.
-De nada y mucha suerte Rasha.- Se despidió alzando la voz.  Rasha ya estaba prácticamente marchándose.






El león Negro se dirigió a la parte trasera de su farm. Ahí esperaría a que Asar llegara con una plancha voladora.

-La he conseguido -dijo alegremente mientras estacionaba la plancha en el suelo y bajaba de ella.
-Ahora es necesario encontrar un señuelo- dijo con voz apagada.
-¿Cómo? ¿La otra chica no volará?- se preguntó Asar aturdido.
-No, hemos decidido que no vuele ningún inocente. Yo mismo llevaré la plancha- dijo sorprendiendo a Asar.- Pero aún no sé quien llevaré.
-Vaya… malas noticias.- murmuró.
-Necesito tu hábito. Llevaré a un hombre conmigo. Es la mejor opción.
-Pero… pero…- tartamudeó.
-Con el hábito podemos hacer que parezca una mujer. Solo hace falta pasar el bulo.
-En realidad es peligroso para cualquiera- reconoció el chico.
-Lo es, así que buscaré un candidato cuanto antes.- Dijo mirando hacia atrás.
-No lo busques, iré yo.
Rasha miró atónito al muchacho quedándose boquiabierto.
-Es peligroso, no puedo permitir que te pase nada, muchacho.
-Yo tampoco que le pase algo a la reina. He visto en sus ojos algo familiar que me ha cautivado. Ella no solo es una reina para mí.
Rasha que también sentía algo superior por ella abrió los ojos de par en par.
-Ella es Isthar. La luz que ilumina- confesó Rasha.
-Entiendo…- dijo Asar vergonzoso de descubrir su secreto.
-¿Entonces estás seguro?- le preguntó el león.
-Si, claro. Ya tengo el hábito- dio riéndose. – Ahora tengo que correr el bulo. No será complicado.
-De acuerdo avisa a tantos puedas. La reina va a viajar.















Rasha decidió no decírselo a nadie. Era mas seguro y le garantizaba cierta tranquilidad.
Al tener todo el plan esclarecido, el valiente muchacho se fue a mezclarse con los mutantes rojos. A los diecisiete minutos se encontraba detrás del farm preparado para crear una situación lo más dramáticamente convincente.
Se subió a la plancha con Rasha y aguardó lo peor bajándose la capucha.
Primero subió Rasha y, en cuanto lo hizo también Asar, comenzaron  a sobrevolar la multitud en pocos segundos.  
Al minuto escaso, un rojo, que había avistado la plancha, comenzó a gritar.
-¡La reina Bipolar! ¡Mirad, la reina Bipolar!- dijo señalando con el dedo hacia el cielo.
El bulo había sido eficaz. Todos creyeron a ciencia cierta que aquella era la reina Bipolar.
Asar asomó un brazo para saludar. La multitud se atropelló en saltos, gritos y exclamaciones.
-Era cierto, la reina está con nosotros- gritó otro.
Rasha se marchó dirigiendo la plancha lo suficientemente lejos como para que se viera que salía de la antigua estación de trenes.








Tan pronto giraron un edificio se encontraron con cuatro mutantes azules.
Asar en seguida reaccionó y le dijo a Rasha al oído:
-No dejes que se enteren que soy una mujer. Romperemos el plan  y nadie pensará que la reina ha desaparecido de la estación: No pueden saber que soy un hombre:

Por lo visto estaban bien vigilados en el exterior de la vieja estación: era cierto que buscaban a la reina.
Algún infiltrado les habría alertado.
Rasha estaba pensando que sería una buena idea dejar la plancha. Ni los mutantes azules ni los rojos sospecharían de la hazaña: ahora tenía que hacer lo posible para que Asar pasara desapercibido.
Se adentraron en los edificios y después de varias vueltas volvieron a un edificio a dos manzanas de la estación, donde estacionaron la plancha por unos segundos en el techado.
Rasha deseaba con todas sus fuerzas que nadie viera el rostro de Asar.
Se encontraron con dos mutantes azules. Rasha sacó su espada y al hacerlo ambos mutantes  se desprendieron de las camisas, despistando al león para sacar sus armas. Las armas que portaban eran pistolas. Eran de color gris y tenían una forma estilizada, como si fueran un bumerang pero con gatillo y una mirilla para apuntar con exactitud.
El león hizo un amago de querer desplazarse hacia atrás y luego hizo un movimiento con bastante flexibilidad agachando las piernas y tumbando el resto del cuerpo hacia atrás. Los mutantes comenzaron a disparar. Cuando por fin desistieron Rasha corrió hacia ellos con espada en mano y les cortó las manos a los dos al unísono. Las armas cayeron al suelo. Rasha metió su espada en el estómago de uno y luego, con total rapidez, en el estomago del otro. 
Asar observaba algo fascinado mientras el león ordenó que entraran a coger la plancha. Al subir a ella, se desplazaron al edificio de al lado. Era un lugar deshabilitado. Asar podía hacer allí su transformación.
 Se aventuraron a separarse. Rasha salió el primero por la puerta principal. Un mutante de unos noventa y cinco centímetros de altura le frenó el paso.

-¿A dónde crees que vas ¿ Y la mujer Bipolar?- dijo este levantando una mano en señal de parada.
-La cogieron en otra plancha voladora-  le dijo Rasha, no muy convencido de ser creído.
-¡Pagarás por ello, maldito!- gritó tratando de cogerle. 
El mutante era algo torpe así que Rasha no tuvo muchas dificultades para esquivarlo.
Tuvo que empezar a correr, aunque lo hizo con la carga de no proteger al valeroso Asar.
El líder se escondió entre los cubos de basura esperando lo peor.
Mientras tanto Asar se quitaba el hábito y se lo ataba a la cintura.
Cuando entraron los mutantes  a aquella instancia Asar estaba haciéndose el dormido entre unos cartones.
Los mutantes notaron su presencia y comenzaron a darle patadas indiscriminadas.
-Oye has visto a una mujer con un hombre en una plancha voladora.
Asar fingió que le despertaban y comenzó a balbucear.
-¿Qué? ¿Qué? ¿Qué mujer ni que ocho puertas? Dejadme dormir de una vez… Siguió diciendo. -¿Es que ya uno no puede dormir ni con cartones?
Los mutantes le miraron detenidamente mientras inspeccionaban el lugar.
Asar se quedó paralizado. Debía tener cuidado para no ser encontrado.
Al cabo de unos minutos los mutantes se fueron. Eso le dio tiempo para inspeccionar el exterior desde las ventanas.
Llegar a la estación iba a ser difícil.
Rasha estaba avanzando. No paraba de correr escondiéndose en las esquinas para que ningún mutante le viera. Ambos debían llegar  a la estación y tardar más de lo debido podía significar la muerte.  
El león no tuvo problemas para alcanzar el perímetro de la estación. Una vez llegado a los parkings señalados esperó a Asar.
Este salió del edificio sin traumas. Observó la calle y no vio ningún mutante hasta que giró la esquina y se topó de frente con tres de ellos.

-¿Dónde vas rojo?- preguntó uno.
-¿Eres un insurgente del demonio?- le dijo el otro.
-¡Vamos a jugar con él!- gritó el tercero.
Asar se encontraba en el medio de un remolino de mutantes azules y debía reaccionar.
-¿Jugar? ¿Jugar?- repitió riéndose.
-Arrodíllate y canta una canción. – le ordenó el tercero.
-Chicos, no puedo, debo marcharme. – dijo apartándose de ellos.
-¿A dónde vas niño pequeño? Te quedarás aquí y bailarás y cantarás para nosotros.- Le advirtió con un dedo.
-Soy un insurgente y también un idiota…- dijo a trompicones- por no haberos pateado antes el culo.
Entonces cogió a dos de ellos y estirándoles del brazo les rompió los huesos mientras les hacia chocar uno con otro.
Ambos se quedaron doloridos en el suelo cuando Asar dijo:
-Ahora solo queda uno- dijo sonriendo- ¿Qué prefieres?
Este se abalanzó al muchacho transformándose en un lagarto gigantesco.
Algunos mutantes habían adoptado algunas cualidades de los y ahora lucían hermosos trajes de animales repelentes.
Uno de ellos trató de morderle y arañarle con las uñas de ofidio pero el muchacho consiguió sacar un puñal que tenía sujeto en la cintura y le asestó cuatro puñaladas; dos en los brazos y dos en el vientre.
El reptil calló al suelo y Asar comenzó a correr. El resto de mutantes quedaron atrás.
Corrió hasta que por fin vio a Rasha esperándole de lejos. Debía correr cien metros pero ya había llegado a la estación.
El líder le esperaba impaciente y conmovido.
-¡Vamos tenemos que llegar hasta las vayas!- le alertó- ¿Te encuentras bien?
-No te preocupes. Se manejar a estos mutantes. En el fondo son tan idiotas que no me han relacionado.
-La reina Bipolar estará bien. Afirmó el chico tocándole el hombro a Rasha.
-Lo que espero ahora es que tú estés bien.- Le dijo al muchacho de ojos negros.
-Tranquilo, lo estoy.

Corrieron hasta el centro de la estación hasta que vieron que no corrían peligro. Una vez allí anduvieron entre los rojos tratando de pasar desapercibidos.  .
-Yo iré al farm. Tú únete a los insurgentes y vas viendo como marcha el panorama general. Nos vemos.- Convino Rasha.







Asar rodeado de una multitud de gatos, empezaba a sentirse asediado. Todos habían echado en falta su presencia. Hubo uno que le vio andar hacia el epicentro y le paró eufórico.
-Asar, ¿viste? La reina Bipolar nos ha dejado. La vimos.
-Ah sí. –Disimuló.- ciertamente no creo que vuelva. Están protegiéndola.- dijo no sin algo de verdad.
Entonces se desató el hábito de la cintura y se lo acomodó dejándolo caer por los hombros pero sin llegar a ponerse la capucha. Ya era hora de ser Asar de nuevo.
-Iba con un hábito como el tuyo- siguió insistiendo el insurgente.- Dicen que era bella como el amanecer.
Asar se contuvo de no llamarle incrédulo y asintió tratando de parecer natural, aunque no comulgaba con ese tipo de actitudes.
-Será mejor que tu te prepares para el amanecer. Será el momento en el que viajaremos a la ciudad Negra.
-Claro, claro- repitió varias veces el mutante rojo y se marchó satisfecho de poder hablar con el discreto líder.

Sofía se encontraba aún intentando situar a algunos insurgentes. Los mecánicos estaban haciendo a la perfección su trabajo. Faltaba poco para que todo estuviera dispuesto.
Mientras tanto Rasha hablaba con Pal y Ja dentro de su propio farm. 
-¿Estaremos preparados para el amanecer?- preguntó Ja a Rasha.
-Eso espero. Siguen viniendo algún que otro rojo, pero sea como sea lo dispondremos todo para el amanecer.- Informó Rasha.
-Hemos perdido sin embargo a la reina Bipolar.-advirtió Sofia.
-Su presencia no era necesaria. Podía desviar la mirada de los mutantes y eso no es positivo. – explicó Rasha. – Ahora está en manos de sabios chamanes.- mintió.
-Sin ella quizá los insurgentes no se sientan tan motivados.- interfirió Sofia.
-Lo estarán con Asar. Tiene un don especial para mover multitudes. –añadió el león.
-Cierto. Es un muchacho prodigioso. Suerte que te acompañe en el farm.
-El mismo se ofreció,- mintió deliberadamente Rasha- quizá no tenga suficiente con tener la responsabilidad en otros farms- dijo en voz baja.
Entonces Asar entró por la puerta del farm y justo al hacerlo añadió:
-O quizá este simplemente donde me necesitan. Los insurgentes conocen la zona, están familiarizados con los mutantes azules. Los leones y demás espirales quizá necesiten ayuda de alguien que conozca bien a los mutantes.

-¿Con que nos encontraremos?- pregunto la reina Bipolar levantándose de repente del asiento.
-Llegaremos al desierto de Pentecostés después del amanecer. Allí esperaremos hasta desplazarnos al estadio de Rugby de la ciudad Negra. Es allí donde el consejo de la Secta hará su aparición entre las multitudes.-Explicó Ja.
-¿Entonces atacaremos en el estadio?- quiso saber Levar.
-Si reina, Isthar- le contestó Pal.- Todo se hará según lo previsto.
-Y la Secta… el consejo quiero decir…- balbuceó la reina Bipolar- ¿También deberemos derrocarlo?
-Es nuestro cometido, reina. Los insurgentes esperan con paciencia encontrarse con Isocrati y sus hombres.
-¿Isocrati?
-Es el líder de la Secta principal. Ningún insurgente ha osado atacarle antes, aunque ganas no han faltado.- Le contestó Asar tratando de compartir su complicidad con la reina.
-El chamán estará encantado de formar parte de la reunión, Rasha. – dijo ella reprochándole falta de complicidad con el resto del círculo.
- Ninguna de mis intenciones es negativa o atenta a nadie. – le contestó firmemente el león.
Entonces Rasha, Levar y el chamán  se miraron.
-Está algo nerviosa por eso quiere que todos participemos en las conversaciones.- Se disculpó el chamán.
-No, no. Es cierto Rasha. No nos confías ningun tipo de decisión, ni si quiera tener una voz participativa- añadió Blod.
-Rasha está implicado en un asunto delicado. Yo os confiaré toda la información que queráis. – Intervino Asar dispuesto a colaborar y calmar los ánimos.
-Tranquilos, quizá tengáis parte de razón. Estar confinados aquí no es positivo para nadie. Saldremos al exterior por turnos. –propuso el león y, al mismo tiempo, pidió disculpas a todo el grupo.
Entonces Tania, Jacky y el resto abrieron los ojos de par en par. Tania era la primera en desear salir.
-Quien quiera puede quedarse a hablar con Asar. Quien lo haga saldrá en el último turno. – ordenó el león Negro.
-El primer turno será Najren, Ari, Jacky y Tania.
-¿Cuánto tiempo tenemos?- preguntó Najren.
-Alrededor de media hora. Aun falta un poco para el amanecer. Con lo cual tenemos que ir concienciándonos. – explicó Rasha mirando a Najren y luego al resto.
-Bien ya podéis moveros.- ordenó el león.
El grupo salió entusiasmado. Llevaban horas en el farm.
-Media hora, solo media hora…- repetía algo desorientado el Keburi mientras se iba.   
-No seas pesado. Algo es algo. Luego estaremos en la intemperie mucho rato aunque solo sea para luchar. – interfirió Tania.
-Desconfía de los gatos…- siguió diciendo Jacky mirando a Najren.

Ari que apenas pronunciaba palabra se planteaba porque se quedaba tan fascinaba al ver a los insurgentes.
¿Qué hubiera hecho yo si me quitaran la libertad, me ordenaran una vida obligada y me trataran con una extranjera en mi propia tierra? -se planteaba Ari en sus pensamientos
Tania la sacó de su letargo.
-¿Ari, tu que piensas de los gatos?
-A mi me fascinan. Tienen algo especial…- dijo en voz baja. –Algo que no se explicar.
Entonces todo el mundo terminó de salir del farm y Najren pidió silencio.
-Por favor, no nos separemos. Me veré obligado a actuar en caso de que os alejéis del grupo.
Najren miró alrededor con aires de cierta sospecha y luego se agarró fuertemente a su espada.
-Tranquilo Najren. Ari se queda fascinada según dice ella, Jacky balbucea tonterías y a mí al final me toca estar pendiente del resto- dilucidó la hija de Acuario.
-No te preocupes Tania. Estaré yo pendiente -le alivió.- Pero trata de permanecer junto al grupo.
-Sabes, hace tiempo que busco a mi prima Kramp. Siempre creí que la habían raptado los mutantes azules y que estaba en esta espiral o incluso en la del Faraón…- le confió a Najren.
-Y ahora ¿Crees lo contrario?
-Ahora sé que no está con los mutantes. Ya son palabras mayores… Eso me hace esperar lo peor…
-Hay quien ha salido del Faraón ileso. – le dijo el hijo de la espiral Naciente tratando de mitigar los miedos de la gran guerrera.
-Hay quien a muerto. Encontrarla será como encontrar una aguja en un pajar.
-Al menos lo intentaremos –dijo Nafren.
-Al menos lo intentaremos- repitió Tania con una semi-sonrisa.



Mientras tanto Levar razonaba junto a Asar en el farm.
-No entiendo que ganaremos con llegar a la Secta.- planteó Levar.
-No se trata tanto de lo que hay que perder o ganar. Se trata de llegar al Faraón y es necesario pasar por la Secta para ello. Ellos tienen la bola para llegar a él.- explicó Asar.
-De todas formas los mutantes azules pertenecen a Babylon. Más de medio Universo Alfa esta infectado del mismo mal.- aclaró Rasha- aunque algunos adoptan actitudes valientes e intentan apartarse de sus garras.
-En tu espiral quizá reconvirtáis lo negativo en positivo. Aquí eso suele suceder gracias a las pantallas. Los alquimios saben crear esos inventos químicos. De todos modos, un mutante azul o un jamás pasarán una de nuestras pantallas. –intervino el león Pripe tan serio como pudo.
Tso que miraba atónito a la reina Levar, comenzó a pegarle de nuevo estirones en la falda.    
-Reina, yo salir fuera. Yo sentir mal, mutante Ja, Pal. – murmuró en voz baja.
-Tranquilo. No harán ningún daño, te lo aseguro pequeño. Dijo acariciándole los pocos pelos estirados y duros que le quedaban en la cabellera.
-¿Los mutantes Pal, Ja y Sofía se quedaran en este farm? –preguntó con descaro Levar.
-Pal si, pero el resto se irán a otros farm- aseguró Rasha.

En ese instante los tres mutantes salieron del farm, lo que sirvió para que Levar hablara con Blod y el chamán.
-No me siento segura con ellos- intervino en seguida la reina Bipolar.
-Yo no me siento seguro con casi nadie, reina Isthar- explicó Blod.
-Entiendo tus inquietudes…- añadió el chamán.- Cualquiera de ellos podría absorber tu energía incluso sin pretenderlo. Tu energía lunar ahora mismo tiene un alto potencial. Quitarte la compresa ahora probablemente significaría un desastre real para todos. Eres poseedora de una fuerza que solo tú puedes entender y manejar. Eres la Tierra que cobija a la semilla. Todos los hilos de las raíces, así como las ramas y las hojas, están íntimamente conectados de la misma forma que lo están tú Universo y el nuestro. En esta red tú eres capaz de conectar ambos mundos de manera directa. Tienes el don de la magia por así decirlo y me temo que de ti no tira solamente tu pasado, también lo hace tu futuro. Vives en un umbral peligroso pero honesto al mismo tiempo. Un cordón azul tira de ti. Casi no se ve pero para los mutantes es una golosina estupenda porque les ayuda a vivir pantallas que en esta encrucijada serían incapaces de superar.
-Ay chamán. A veces creo que el destino pide de mí más de lo que puedo dar…
-Preciosa Isthar. No crees en lo preestablecido, y el Universo tiene ciertas leyes que parecen inquebrantables pero solo tú tienes la clave para entender tu camino. Todo puede ser trasmutado así que no debes permitir que nadie te impida trasmutarte en lo que quieras, incluso dentro de la misma encrucijada.
-Eso mismo me dijo un hijo de la Liberación…
-Es así- siguió diciendo le chamán. Todo es dual, amiga del tiempo. Tu bien lo sabes. Has de conocerte pero también conocer el todo. Y ambas empresas son difíciles y duraderas.
-Hay cosas que no entiendo… o tal vez entienda a mi modo. Siento que tengo una luz interior que casi no puedo manejar… pero al mismo tiempo mi razón tira de ella. Siento curiosidad… No puedo evitarlo, chamán Lucas. Cuando estoy cerca de algún mutante, es como si algo oscuro está tirando de mi. Y quiero saber qué es,  necesito saberlo.
-¿Para qué quieres saber lo que podría suceder si te dejas llevar con ellos?- le cuestionó el chamán casi contrariado.
-Con ellos no me siento como cuando el desahuciado me absorbe energía positiva. Él me regula, esto es otra cosa. Es como si jugaran con mis ganas interiores. Me siento como si tuviera una lucha interna entre varias personalidades.
-Probablemente lo sea- intervino Pripe.- Si eres tan fuerte como pretendes aparentar, saldrás indemne. Pero es evidente que muchos gatos matarían por tu energía… Con ella podrías conseguir cualquier cosa- murmuró esto último el león de Judá. 
-Ahora no puedes doblegarte, reina Isthar. Debes llegar hasta el final para comprender. El chamán Lucas tiene razón, tu energía es inagotable mientras tú te lo permitas a ti misma y tomes buenas decisiones.- Le aconsejó Blod.
-Yo voy a llegar hasta el final, lo necesito llegar…quizá de mi muerte…- dijo en voz muy baja.
-No existe la muerte en el Universo Alfa. ¿Lo has olvidado?- siguió diciendo Blod.
-Estoy olvidando… Creo que esta es una guerra de la que no formo parte.
-Reina Isthar, tengo que decirte que muchas espirales disputan tu energía. Eres un diamante terrestre codiciado por el propio Faraón. Él ha solicitado a la Secta que te capture. Toda esta gente que se encuentra aquí está porque tú estás.
-Si ellos consideran que has de estar en sus manos cueste lo que cueste eso implica que eres un arma para cualquier espiral. Ésta no es un a guerra de sangre, pequeña Levar. Protegemos a la puerta y ella nos bendice a nosotros… Ahora te has convertido en la matriz del  Universo.- Dijo el chamán Lucas casi como si estuviera hablan de alguien ajeno a ella. 
-Y ahora se supone que no estoy aquí… -intercaló la reina Levar susurrando.
-Claro. No estás aquí. Ahora eres la reina Isthar, la luz que nos ilumina  y da fuerzas.- Añadió Blod con alegría en su voz.
-La luz que hace que estos mutantes tengan suficiente energía como para luchar- agregó el chamán.
-Pero… si ahora no estoy…- dijo algo aturdida levantando los brazos.
-Ahora estás en sus corazones. Eso ya es suficiente. – Añadió el chamán acercándose a Levar y abrazándola.- No somos tan distintos a la Tierra; La esperanza mueve ambos Universos.  

Ella, algo intimidada, se dejó abrazar. No había reaccionado pero a los pocos segundos abrió sus brazos de par en par y envolvió al chamán en un gran abrazo.
Entonces el chamán le murmuró al oído:
-No bloquees nada en tu interior. Es hora de que Isthar  nos ilumine sin bloquear su potencial. No deben saber quién eres pero tienen que empezar a probar de tu vaso…
Se separaron y ambos sonrieron. Aunque Levar estaba algo desconcertada confiaba en las palabras del chamán.
Por un momento se sintió angustiada por la responsabilidad que recaía en sus espaldas. Pero recordó una idea que siempre le había rondado la cabeza: si toda la salud de la madre Tierra era responsabilidad de todos los humanos, ella, por disparatado que pareciera, podía ser la hacedora de un pequeño cambio que desencadenara otros mucho mayores. Para ellas el fin de proteger el Universo era responsabilidad de todos y nadie debía bajar la guardia.
Después de esta conversación se sintió arropada. A veces olvidaba que era una chica sensible y al mismo tiempo tenía una fuerza descomunal para afrontar los problemas.
Mi Ave Fenix.- Pensó recordando su tótem. Siempre resurgiendo de las cenizas.






El primer grupo del círculo que había salido, regresaba de su cita con el exterior. Todos andaban un poco más despejados deseando de algún modo volver con el grupo. Pero Tania, que se sentía identificada con los insurgentes, no quería permanecer cerrada ni un minuto más.
Rasha apareció tras el grupo y advirtió al resto de que estuvieran preparados.
Cuando todos estuvieron listos, Rasha salió con ellos a la intemperie. Era la hora de la reina Bipolar.
Anduvieron hasta el tumulto de insurgentes. Todos estaban valorando la situación actual. Algunos hablaban de las circunstancias políticas que surgirían de esta gran batalla hacia la liberación. Otros comentaban las armas que llevarían.
La reina Bipolar miraba alrededor suyo algo mareada.
Esta vez, tentando a la suerte, comenzó a absorber energía negativa de un mutante rojo, aumentando las suyas en proporciones peligrosas.
-Rasha por favor, bésame. –le pidió encarecidamente la reina.
-¿Qué dices? ¿Aquí? ¿Por qué?- le asaltaron mil preguntas.
-Bésame, te lo pido por mi vida. – repitió abochornada.
Entonces él la cogió de la cintura y la besó con una ternura que jamás había sabido trasmitir antes en su vida.
El chaman, Blod, Pripe y Ággelo miraban atónitos al león y la terrestre.
Rasha estaba deseando que en el fondo no acabara ese instante.
Fue así como ella se bajó de sus brazos y le dijo:
-Como aquella vez en la orilla, ¿recuerdas? Tu amor siempre me ha salvado.- Añadió mirándole tiernamente a los ojos.
Después de estas palabras Rasha sonrió y la miró con cierta sobriedad.
-Tenemos puestas sobre nosotros las miradas de mas de un centenar de mutantes rojos.- Dijo sonriendo y enseñándole los dientes tratando de disimular.
-Tranquilo, tu haz como si nada.- Le contestó ella.
-Vamos, por favor, moveros todos. Perderemos la hora del descanso- dijo guiñándole un ojo a Levar.
Todos desfilaron hacia un grupo que hablaba en un lateral de la muchedumbre. Levar tenía la sensación en su interior de que estaba siendo engatusada por la energía de aquellos gatos.
Se cogió la barriga instintivamente y trató de poner en práctica lo que había aprendido en la espiral de los leones. La misión era que, a pesar de recibir energía negativa, consiguiera poder trasmitir positiva. Los gatos eran fuertes y perspicaces aunque un poco torpes en las distancias largas.
Alzó la cabeza mirando al cielo y trató de relajarse.
Por fin se sentía tranquila…
-¿Se transforman realmente en gatos?- le preguntó la reina Bipolar a Pripe.
-Sí, realmente sí. Pero se tienen pocos testimonios. Lo hacen solo en circunstancias muy adversas. Los mutantes azules son más hábiles para las transformaciones. – Contestó el león de Judá.
-Vamos, antes de volver al farm, iremos a dar un último paseo mas – dijo Pripe algo temeroso de que Levar necesitara ayuda.
Sin embargo el beso había sido una ayuda excelente. También lo podía haber sido un abrazo pero aquello fue más que suficiente.
Para el león oír de los labios de la reina que le necesitaba era un oasis.
Deseo tenerla siempre cerca de mi boca, deseó poseerla y abrazarla.- Pensó casi ausente.
Sin embargo no podía acercar su masculinidad a la reina Bipolar y protegerla al mismo tiempo porque era contraproducente.
Comenzaron a pasear en círculos. No iba a perder a la reina pero tampoco podía seguirla…
Un hombre de mediana edad, corpulento y algo distraído, se acercó al círculo. Tenía vetas lilas en el rostro pero era más moreno de lo habitual. Su pelo era frondoso y negro, aunque tenía una gran entrada en la frente. Y sus ojos eran calmos, vigilantes y tan grandes como los de Levar.
Sonrío en su corazón. Sabía que la muchacha advertiría tal entrega. Después se acercó al grupo y se inclinó tímidamente hacia la reina, que era una cabeza y media mas baja que él.
-Reina… presiento cierta soledad en tu mirada. ¿De que espiral provienes?
-De la espiral de las reinas obviamente- dijo con amabilidad ésta.
Ahora que lo tenía mas cerca se dio cuenta de que aquel hombre no llevaba el símbolo; es más, llevaba una vestimenta muy sencilla, con tonos beis y marrones.
Ella observó astutamente su indumentaria y dedujo que podía ser un Ággelo.
-Y tú… ¿eres un Ággelo?
 La deducción podía ser cierta porque cerca de aquel hombre sentía cierta neutralidad. No trataba de apoderarse de ninguna de sus energías.
-Soy un mutante rojo de la zona sur. Una mezcla de madre mutante y padre de la espiral de los hijos de Acuario. Aunque desafortunadamente no tengo las habilidades Acuarianas.
-Y a que se debe tu acercamiento a nosotros.- Dijo esta vez con cierta desconfianza.
-No pretendo ser indiscreto pero vamos a luchar contra los mutantes y eso requiere mucho control… quiero decir que si su energía es sobrante… esta piedra le servirá para que la descargue en ella. Si luego la lava con sal, se quedará limpia de nuevo.  Es una ágata negra…- dejó caer con tanta delicadeza que parecía que el sonido pudiera romperla- Nace en la ciudad Negra, pero ya sabes… entre el fango pueden nacer flores preciosas…
Levar le miró asombrada pero con ciertas reservas. No era tan brusco ni tan agresivo como la mayoría. Pero su voz cálida parecía sincera.
-Bien, te lo agradezco de corazón, aunque las reinas tenemos nuestros propios talismanes- disimuló haciendose pasar por una verdadera reina.
-Gracias por la charla, reina…-dijo esperando respuesta.
-Si, reina Isthar. Y tú eres…
-Soy Bernard, Bernard simplemente- contestó esta vez con pasmosa sinceridad. Algo en la reina le indujo a decir su nombre verdadero.
Se despidieron, el grupo debía volver.









Llegaron al farm sin ningún rasguño y sin tener que contar con ninguna hazaña negativa en la lista que afectara a la reina, pues lo del beso resultó ser un placer que ambos amantes disfrutaron.  
Faltaban varias horas para que llegara el amanecer. En el farm decidieron comer y dormir algo.
Rasha y Asar hacían guardia en la puerta del vehículo, que para Levar parecía un furgón espectacularmente grande con la habilidad de volar.
Ni el líder de los leones ni el líder de los mutantes apenas dormían.
Ja y Sofía se despidieron del grupo una hora antes y Pal permaneció en el farm, sería la única mutante que se quedaría en el círculo de Rasha.
Pal era una mujer predispuesta aunque algo callada debido a su discreción innata, pero sería de gran ayuda tenerla entre ellos para la expedición hacia la ciudad Negra ya que conocía a la perfección no solo la geografía de la espiral de los mutantes sino también su sociología.
Todos se dispusieron a comer aunque algunos como Ari y Blod se encargarían también de racionalizar los alimentos.
Ya no verían a la multitud de insurgentes hasta llegar al desierto de Pentecostés. Ahora, aunque algunos no pudieran hacerlo, otros aprovecharían para dormir hasta salir de la estación de trenes.
El resto de los luchadores se galopaban unos con otros en el exterior por desear entrar en los vehículos. 
Los dos líderes, junto a Pal, Sofía y Ja, organizaron filas tratando de imponer cierto orden a un caos que parecía indomable. Otros, como el chamán Ribe, Joe y algunos leones, trataron de organizar a los rojos para que no se amontonaran.
La tarea no generó más problemas de lo previsto y, poco a poco, todos los insurgentes se fueron posicionando no sin derrochar algo de energía.  
Un insurgente al entrar en el farm se colgó de la puerta y exclamó a voz en grito:
-Encontrar a la reina Bipolar, encontrarla. -El chamán Ribe le rogó silencio.

Pronto la antigua estación solitaria, de nuevo parecería una estación fantasma sujeta por el esqueleto de un techado que ya solo aguantaba por una simple y llana dignidad. 
Muchos mutantes azules creyeron que los rojos estaban realizando una de sus fiestas libres, pero la Secta comenzó a advertirles sobre las intenciones de estos sujetos. La presencia de la reina había sido un motivo de búsqueda para Isocrati pero quien de verdad movía los hilos de esta trama era el mismísimo el Faraón.
Los mutantes, tanto azules como rojos,  consideraron que la reina Bipolar era indestructible y, por lo que todos sabían, ya no estaba entre ellos. Había desaparecido con un león en una plancha voladora.
Isocrati necesitaba saber el paradero de la reina Bipolar. Tenía varias vías posibles de información, entre ella Siul. Pero guardaba otra de sus mejores vías para la ocasión. Algo que no esperaban en ninguno de los farms.
Los mutantes azules habían sido listos en su posicionamiento. No habían atacado a ningún mutante rojo para prevenir un ataque frontal  masivo y agresivo. Era absurdo crear unas bajas que podían salvarse con un simple razonamiento. Si cambiara de trasmutación a muchos Alfarianos de una sola vez, más tarde, la encrucijada, le haría pagar por sus actos atroces. Ahora confiaba en que eso ya no le ocurriera. Agarrado a las promesas del Faraón se planteó que, si entregaba a la terrestre, ya no sería necesario pasar por tales disyuntivas. Aún así le resultaba casi imposible olvidar su condición de mutante azul, esa misma condición que le había hecho cometer los peores crímenes con los habitantes de su espiral.
Todo estaba antepuesto, menos la encrucijada… que siempre miraba caprichosa al resto…




 Si quieres seguir LA ESPIRAL BIPOLAR
por el facebook pincha aquí   Istharenlanoxe


-Si la suma de dos mas dos son cuatro, 
¿porqué siempre me falta algo?-
Preguntó tocándose unos dedos con otros
 -Quizá no haya que contar dedos, Charlie-presumió
la muchacha.- Yo tengo un gato que cuenta verdades...
a veces a medias...a veces a pares...



Istharenlanoxe...


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Deja tu comentario. Exprésate...