La abnegación de los mutantes (Año 2045).
(5º parte)
La
reina Makkeda se dirigía al farm de Rasha cuando un mutante la interrogó:
-¿Es
cierto que está aquí esa reina especial?
-No
lo sé hijo. – Le contestó ella con total normalidad.- Si estuviera tampoco
permanecería en un farm, ¿no crees?
Siguió
andando hacia el farm de Rasha algo malhumorada y cuando llegó obvió sus
propios modales.
-Ella
quiere. Dice que quiere exponer su vida- dijo preocupada.
Su
tez mantenía una actitud de ansiedad importante.
-Bueno…
ella se ha ofrecido, si… - balbuceó Rasha.
-No
durará ahí fuera ni un minuto. ¿Acaso no eres consciente de ello?
-Reina
Makkeda si no creamos un señuelo la pieza más importante quizá muera.
-Todos
tenemos derecho a vivir- añadió algo enfurecida.- Ninguna vida vale menos que
otra.- Terminó de decir trasmitiéndole furia en sus ojos.
Rasha
avergonzado bajó la mirada.
-Es
cierto, Rasha. Ella se ha ofrecido y está encantada con la idea, pero ella no
es consciente de lo que hay ahí fuera.
La
reina se apaciguó en cierto modo. Si las intenciones del león eran por lo
general honestas no debía desconfiar de él.
-Ya
ha luchado reina Makkeda. No creo que sea tan inconsciente. De todos modos
habrá que pensar en otro plan y no se si tienes alguno para sugerir. --Ya no sé
que puedo hacer con esta mujer…- musitó abatido refiriéndose a la terrestre.
Los
ánimos estaban crispados pero la reina estaba haciendo todo lo posible para que
la confrontación de ideas no afectara al respeto que ambos se procesaban.
-Quizá
para empezar deberías calmarte. Se por lo que estás pasando, Rasha. Y no
respiras ni un solo momento. ¿Por qué no descansas y pensamos después lo que
podemos hacer?
-Quizá,
cuando consiga solucionar esto…
-¿Y
por que no sacáis a un hombre disfrazado que se haga pasar por ella?
-No
es mala idea- añadió abriendo los ojos. –Se me ocurre el hábito de Asar.
-Es
un muchacho especial este chico.-
comentó la reina.
-Pues
no es mala idea. Creo que lo hablaré con él cuanto antes. – dijo
incorporándose.
-Elige
a alguien astuto y hábil. Cualquier otra persona no valdrá para acompañar al
muchacho.
-Si,
bueno… encontraremos a ese hombre.- Aseguró, auque algo agotado.
-Me
marcho, reina Makkeda. Gracias por todo- dijo siendo gentil también con el
cuerpo.
-De
nada y mucha suerte Rasha.- Se despidió alzando la voz. Rasha ya estaba prácticamente marchándose.
El
león Negro se dirigió a la parte trasera de su farm. Ahí esperaría a que Asar
llegara con una plancha voladora.
-La
he conseguido -dijo alegremente mientras estacionaba la plancha en el suelo y bajaba
de ella.
-Ahora
es necesario encontrar un señuelo- dijo con voz apagada.
-¿Cómo?
¿La otra chica no volará?- se preguntó Asar aturdido.
-No,
hemos decidido que no vuele ningún inocente. Yo mismo llevaré la plancha- dijo
sorprendiendo a Asar.- Pero aún no sé quien llevaré.
-Vaya…
malas noticias.- murmuró.
-Necesito
tu hábito. Llevaré a un hombre conmigo. Es la mejor opción.
-Pero…
pero…- tartamudeó.
-Con
el hábito podemos hacer que parezca una mujer. Solo hace falta pasar el bulo.
-En
realidad es peligroso para cualquiera- reconoció el chico.
-Lo
es, así que buscaré un candidato cuanto antes.- Dijo mirando hacia atrás.
-No
lo busques, iré yo.
Rasha
miró atónito al muchacho quedándose boquiabierto.
-Es
peligroso, no puedo permitir que te pase nada, muchacho.
-Yo
tampoco que le pase algo a la reina. He visto en sus ojos algo familiar que me
ha cautivado. Ella no solo es una reina para mí.
Rasha
que también sentía algo superior por ella abrió los ojos de par en par.
-Ella
es Isthar. La luz que ilumina- confesó Rasha.
-Entiendo…-
dijo Asar vergonzoso de descubrir su secreto.
-¿Entonces
estás seguro?- le preguntó el león.
-Si,
claro. Ya tengo el hábito- dio riéndose. – Ahora tengo que correr el bulo. No
será complicado.
-De
acuerdo avisa a tantos puedas. La reina va a viajar.
Rasha
decidió no decírselo a nadie. Era mas seguro y le garantizaba cierta
tranquilidad.
Al
tener todo el plan esclarecido, el valiente muchacho se fue a mezclarse con los
mutantes rojos. A los diecisiete minutos se encontraba detrás del farm
preparado para crear una situación lo más dramáticamente convincente.
Se
subió a la plancha con Rasha y aguardó lo peor bajándose la capucha.
Primero
subió Rasha y, en cuanto lo hizo también Asar, comenzaron a sobrevolar la multitud en pocos segundos.
Al
minuto escaso, un rojo, que había avistado la plancha, comenzó a gritar.
-¡La
reina Bipolar! ¡Mirad, la reina Bipolar!- dijo señalando con el dedo hacia el
cielo.
El
bulo había sido eficaz. Todos creyeron a ciencia cierta que aquella era la
reina Bipolar.
Asar
asomó un brazo para saludar. La multitud se atropelló en saltos, gritos y
exclamaciones.
-Era
cierto, la reina está con nosotros- gritó otro.
Rasha
se marchó dirigiendo la plancha lo suficientemente lejos como para que se viera
que salía de la antigua estación de trenes.
Tan
pronto giraron un edificio se encontraron con cuatro mutantes azules.
Asar
en seguida reaccionó y le dijo a Rasha al oído:
-No dejes que se enteren que
soy una mujer. Romperemos el plan y
nadie pensará que la reina ha desaparecido de la estación: No pueden saber que
soy un hombre:
Por lo visto estaban bien vigilados
en el exterior de la vieja estación: era cierto que buscaban a la reina.
Algún infiltrado les habría
alertado.
Rasha estaba pensando que sería una buena idea dejar la plancha. Ni los mutantes azules ni los rojos sospecharían de la hazaña: ahora tenía que hacer lo posible para que Asar pasara desapercibido.
Rasha estaba pensando que sería una buena idea dejar la plancha. Ni los mutantes azules ni los rojos sospecharían de la hazaña: ahora tenía que hacer lo posible para que Asar pasara desapercibido.
Se
adentraron en los edificios y después de varias vueltas volvieron a un edificio
a dos manzanas de la estación, donde estacionaron la plancha por unos segundos
en el techado.
Rasha
deseaba con todas sus fuerzas que nadie viera el rostro de Asar.
Se
encontraron con dos mutantes azules. Rasha sacó su espada y al hacerlo ambos
mutantes se desprendieron de las
camisas, despistando al león para sacar sus armas. Las armas que portaban eran
pistolas. Eran de color gris y tenían una forma estilizada, como si fueran un
bumerang pero con gatillo y una mirilla para apuntar con exactitud.
El
león hizo un amago de querer desplazarse hacia atrás y luego hizo un movimiento
con bastante flexibilidad agachando las piernas y tumbando el resto del cuerpo
hacia atrás. Los mutantes comenzaron a disparar. Cuando por fin desistieron
Rasha corrió hacia ellos con espada en mano y les cortó las manos a los dos al
unísono. Las armas cayeron al suelo. Rasha metió su espada en el estómago de
uno y luego, con total rapidez, en el estomago del otro.
Asar
observaba algo fascinado mientras el león ordenó que entraran a coger la
plancha. Al subir a ella, se desplazaron al edificio de al lado. Era un lugar deshabilitado.
Asar podía hacer allí su transformación.
Se aventuraron a separarse. Rasha salió el primero
por la puerta principal. Un mutante de unos noventa y cinco centímetros de
altura le frenó el paso.
-¿A
dónde crees que vas ¿ Y la mujer Bipolar?- dijo este levantando una mano en
señal de parada.
-La
cogieron en otra plancha voladora- le dijo
Rasha, no muy convencido de ser creído.
-¡Pagarás
por ello, maldito!- gritó tratando de cogerle.
El
mutante era algo torpe así que Rasha no tuvo muchas dificultades para
esquivarlo.
Tuvo
que empezar a correr, aunque lo hizo con la carga de no proteger al valeroso
Asar.
El
líder se escondió entre los cubos de basura esperando lo peor.
Mientras
tanto Asar se quitaba el hábito y se lo ataba a la cintura.
Cuando
entraron los mutantes a aquella
instancia Asar estaba haciéndose el dormido entre unos cartones.
Los
mutantes notaron su presencia y comenzaron a darle patadas indiscriminadas.
-Oye
has visto a una mujer con un hombre en una plancha voladora.
Asar
fingió que le despertaban y comenzó a balbucear.
-¿Qué?
¿Qué? ¿Qué mujer ni que ocho puertas? Dejadme dormir de una vez… Siguió
diciendo. -¿Es que ya uno no puede dormir ni con cartones?
Los
mutantes le miraron detenidamente mientras inspeccionaban el lugar.
Asar
se quedó paralizado. Debía tener cuidado para no ser encontrado.
Al
cabo de unos minutos los mutantes se fueron. Eso le dio tiempo para inspeccionar
el exterior desde las ventanas.
Llegar
a la estación iba a ser difícil.
Rasha
estaba avanzando. No paraba de correr escondiéndose en las esquinas para que
ningún mutante le viera. Ambos debían llegar
a la estación y tardar más de lo debido podía significar la muerte.
El
león no tuvo problemas para alcanzar el perímetro de la estación. Una vez llegado
a los parkings señalados esperó a Asar.
Este
salió del edificio sin traumas. Observó la calle y no vio ningún mutante hasta
que giró la esquina y se topó de frente con tres de ellos.
-¿Dónde
vas rojo?- preguntó uno.
-¿Eres
un insurgente del demonio?- le dijo el otro.
-¡Vamos
a jugar con él!- gritó el tercero.
Asar
se encontraba en el medio de un remolino de mutantes azules y debía reaccionar.
-¿Jugar?
¿Jugar?- repitió riéndose.
-Arrodíllate
y canta una canción. – le ordenó el tercero.
-Chicos,
no puedo, debo marcharme. – dijo apartándose de ellos.
-¿A
dónde vas niño pequeño? Te quedarás aquí y bailarás y cantarás para nosotros.-
Le advirtió con un dedo.
-Soy
un insurgente y también un idiota…- dijo a trompicones- por no haberos pateado
antes el culo.
Entonces
cogió a dos de ellos y estirándoles del brazo les rompió los huesos mientras les
hacia chocar uno con otro.
Ambos
se quedaron doloridos en el suelo cuando Asar dijo:
-Ahora
solo queda uno- dijo sonriendo- ¿Qué prefieres?
Este
se abalanzó al muchacho transformándose en un lagarto gigantesco.
Algunos
mutantes habían adoptado algunas cualidades de los ∏ y ahora lucían
hermosos trajes de animales repelentes.
Uno
de ellos trató de morderle y arañarle con las uñas de ofidio pero el muchacho
consiguió sacar un puñal que tenía sujeto en la cintura y le asestó cuatro
puñaladas; dos en los brazos y dos en el vientre.
El
reptil calló al suelo y Asar comenzó a correr. El resto de mutantes quedaron
atrás.
Corrió
hasta que por fin vio a Rasha esperándole de lejos. Debía correr cien metros
pero ya había llegado a la estación.
El
líder le esperaba impaciente y conmovido.
-¡Vamos
tenemos que llegar hasta las vayas!- le alertó- ¿Te encuentras bien?
-No
te preocupes. Se manejar a estos mutantes. En el fondo son tan idiotas que no
me han relacionado.
-La
reina Bipolar estará bien. Afirmó el chico tocándole el hombro a Rasha.
-Lo
que espero ahora es que tú estés bien.- Le dijo al muchacho de ojos negros.
-Tranquilo,
lo estoy.
Corrieron
hasta el centro de la estación hasta que vieron que no corrían peligro. Una vez
allí anduvieron entre los rojos tratando de pasar desapercibidos. .
-Yo
iré al farm. Tú únete a los insurgentes y vas viendo como marcha el panorama
general. Nos vemos.- Convino Rasha.
Asar
rodeado de una multitud de gatos, empezaba a sentirse asediado. Todos habían
echado en falta su presencia. Hubo uno que le vio andar hacia el epicentro y le
paró eufórico.
-Asar,
¿viste? La reina Bipolar nos ha dejado. La vimos.
-Ah
sí. –Disimuló.- ciertamente no creo que vuelva. Están protegiéndola.- dijo no
sin algo de verdad.
Entonces
se desató el hábito de la cintura y se lo acomodó dejándolo caer por los
hombros pero sin llegar a ponerse la capucha. Ya era hora de ser Asar de nuevo.
-Iba
con un hábito como el tuyo- siguió insistiendo el insurgente.- Dicen que era
bella como el amanecer.
Asar
se contuvo de no llamarle incrédulo y asintió tratando de parecer natural,
aunque no comulgaba con ese tipo de actitudes.
-Será
mejor que tu te prepares para el amanecer. Será el momento en el que viajaremos
a la ciudad Negra.
-Claro,
claro- repitió varias veces el mutante rojo y se marchó satisfecho de poder
hablar con el discreto líder.
Sofía
se encontraba aún intentando situar a algunos insurgentes. Los mecánicos
estaban haciendo a la perfección su trabajo. Faltaba poco para que todo
estuviera dispuesto.
Mientras
tanto Rasha hablaba con Pal y Ja dentro de su propio farm.
-¿Estaremos
preparados para el amanecer?- preguntó Ja a Rasha.
-Eso
espero. Siguen viniendo algún que otro rojo, pero sea como sea lo dispondremos
todo para el amanecer.- Informó Rasha.
-Hemos
perdido sin embargo a la reina Bipolar.-advirtió Sofia.
-Su
presencia no era necesaria. Podía desviar la mirada de los mutantes y eso no es
positivo. – explicó Rasha. – Ahora está en manos de sabios chamanes.- mintió.
-Sin
ella quizá los insurgentes no se sientan tan motivados.- interfirió Sofia.
-Lo
estarán con Asar. Tiene un don especial para mover multitudes. –añadió el león.
-Cierto.
Es un muchacho prodigioso. Suerte que te acompañe en el farm.
-El
mismo se ofreció,- mintió deliberadamente Rasha- quizá no tenga suficiente con
tener la responsabilidad en otros farms- dijo en voz baja.
Entonces
Asar entró por la puerta del farm y justo al hacerlo añadió:
-O
quizá este simplemente donde me necesitan. Los insurgentes conocen la zona,
están familiarizados con los mutantes azules. Los leones y demás espirales
quizá necesiten ayuda de alguien que conozca bien a los mutantes.
-¿Con
que nos encontraremos?- pregunto la reina Bipolar levantándose de repente del
asiento.
-Llegaremos
al desierto de Pentecostés después del amanecer. Allí esperaremos hasta desplazarnos
al estadio de Rugby de la ciudad Negra. Es allí donde el consejo de la Secta hará su aparición
entre las multitudes.-Explicó Ja.
-¿Entonces
atacaremos en el estadio?- quiso saber Levar.
-Si
reina, Isthar- le contestó Pal.- Todo se hará según lo previsto.
-Y
la Secta… el
consejo quiero decir…- balbuceó la reina Bipolar- ¿También deberemos
derrocarlo?
-Es
nuestro cometido, reina. Los insurgentes esperan con paciencia encontrarse con
Isocrati y sus hombres.
-¿Isocrati?
-Es
el líder de la Secta
principal. Ningún insurgente ha osado atacarle antes, aunque ganas no han
faltado.- Le contestó Asar tratando de compartir su complicidad con la reina.
-El
chamán estará encantado de formar parte de la reunión, Rasha. – dijo ella
reprochándole falta de complicidad con el resto del círculo.
-
Ninguna de mis intenciones es negativa o atenta a nadie. – le contestó
firmemente el león.
Entonces
Rasha, Levar y el chamán se miraron.
-Está
algo nerviosa por eso quiere que todos participemos en las conversaciones.- Se
disculpó el chamán.
-No,
no. Es cierto Rasha. No nos confías ningun tipo de decisión, ni si quiera tener
una voz participativa- añadió Blod.
-Rasha
está implicado en un asunto delicado. Yo os confiaré toda la información que
queráis. – Intervino Asar dispuesto a colaborar y calmar los ánimos.
-Tranquilos,
quizá tengáis parte de razón. Estar confinados aquí no es positivo para nadie.
Saldremos al exterior por turnos. –propuso el león y, al mismo tiempo, pidió
disculpas a todo el grupo.
Entonces
Tania, Jacky y el resto abrieron los ojos de par en par. Tania era la primera
en desear salir.
-Quien
quiera puede quedarse a hablar con Asar. Quien lo haga saldrá en el último
turno. – ordenó el león Negro.
-El
primer turno será Najren, Ari, Jacky y Tania.
-¿Cuánto
tiempo tenemos?- preguntó Najren.
-Alrededor
de media hora. Aun falta un poco para el amanecer. Con lo cual tenemos que ir
concienciándonos. – explicó Rasha mirando a Najren y luego al resto.
-Bien
ya podéis moveros.- ordenó el león.
El
grupo salió entusiasmado. Llevaban horas en el farm.
-Media
hora, solo media hora…- repetía algo desorientado el Keburi mientras se iba.
-No
seas pesado. Algo es algo. Luego estaremos en la intemperie mucho rato aunque solo
sea para luchar. – interfirió Tania.
-Desconfía
de los gatos…- siguió diciendo Jacky mirando a Najren.
Ari
que apenas pronunciaba palabra se planteaba porque se quedaba tan fascinaba al
ver a los insurgentes.
¿Qué
hubiera hecho yo si me quitaran la libertad, me ordenaran una vida obligada y
me trataran con una extranjera en mi propia tierra? -se planteaba Ari en sus
pensamientos
Tania
la sacó de su letargo.
-¿Ari,
tu que piensas de los gatos?
-A
mi me fascinan. Tienen algo especial…- dijo en voz baja. –Algo que no se
explicar.
Entonces
todo el mundo terminó de salir del farm y Najren pidió silencio.
-Por
favor, no nos separemos. Me veré obligado a actuar en caso de que os alejéis
del grupo.
Najren
miró alrededor con aires de cierta sospecha y luego se agarró fuertemente a su
espada.
-Tranquilo
Najren. Ari se queda fascinada según dice ella, Jacky balbucea tonterías y a mí
al final me toca estar pendiente del resto- dilucidó la hija de Acuario.
-No
te preocupes Tania. Estaré yo pendiente -le alivió.- Pero trata de permanecer
junto al grupo.
-Sabes,
hace tiempo que busco a mi prima Kramp. Siempre creí que la habían raptado los
mutantes azules y que estaba en esta espiral o incluso en la del Faraón…- le
confió a Najren.
-Y
ahora ¿Crees lo contrario?
-Ahora
sé que no está con los mutantes. Ya son palabras mayores… Eso me hace esperar
lo peor…
-Hay
quien ha salido del Faraón ileso. – le dijo el hijo de la espiral Naciente
tratando de mitigar los miedos de la gran guerrera.
-Hay
quien a muerto. Encontrarla será como encontrar una aguja en un pajar.
-Al
menos lo intentaremos –dijo Nafren.
-Al
menos lo intentaremos- repitió Tania con una semi-sonrisa.
Mientras
tanto Levar razonaba junto a Asar en el farm.
-No
entiendo que ganaremos con llegar a la Secta.- planteó Levar.
-No
se trata tanto de lo que hay que perder o ganar. Se trata de llegar al Faraón y
es necesario pasar por la Secta
para ello. Ellos tienen la bola para llegar a él.- explicó Asar.
-De
todas formas los mutantes azules pertenecen a Babylon. Más de medio Universo Alfa
esta infectado del mismo mal.- aclaró Rasha- aunque algunos adoptan actitudes
valientes e intentan apartarse de sus garras.
-En
tu espiral quizá reconvirtáis lo negativo en positivo. Aquí eso suele suceder
gracias a las pantallas. Los alquimios saben crear esos inventos químicos. De
todos modos, un mutante azul o un ∏ jamás pasarán una de nuestras pantallas. –intervino
el león Pripe tan serio como pudo.
Tso
que miraba atónito a la reina Levar, comenzó a pegarle de nuevo estirones en la
falda.
-Reina,
yo salir fuera. Yo sentir mal, mutante Ja, Pal. – murmuró en voz baja.
-Tranquilo.
No harán ningún daño, te lo aseguro pequeño. Dijo acariciándole los pocos pelos
estirados y duros que le quedaban en la cabellera.
-¿Los
mutantes Pal, Ja y Sofía se quedaran en este farm? –preguntó con descaro Levar.
-Pal
si, pero el resto se irán a otros farm- aseguró Rasha.
En
ese instante los tres mutantes salieron del farm, lo que sirvió para que Levar
hablara con Blod y el chamán.
-No
me siento segura con ellos- intervino en seguida la reina Bipolar.
-Yo
no me siento seguro con casi nadie, reina Isthar- explicó Blod.
-Entiendo
tus inquietudes…- añadió el chamán.- Cualquiera de ellos podría absorber tu
energía incluso sin pretenderlo. Tu energía lunar ahora mismo tiene un alto
potencial. Quitarte la compresa ahora probablemente significaría un desastre
real para todos. Eres poseedora de una fuerza que solo tú puedes entender y
manejar. Eres la Tierra
que cobija a la semilla. Todos los hilos de las raíces, así como las ramas y
las hojas, están íntimamente conectados de la misma forma que lo están tú
Universo y el nuestro. En esta red tú eres capaz de conectar ambos mundos de
manera directa. Tienes el don de la magia por así decirlo y me temo que de ti no
tira solamente tu pasado, también lo hace tu futuro. Vives en un umbral
peligroso pero honesto al mismo tiempo. Un cordón azul tira de ti. Casi no se
ve pero para los mutantes es una golosina estupenda porque les ayuda a vivir
pantallas que en esta encrucijada serían incapaces de superar.
-Ay
chamán. A veces creo que el destino pide de mí más de lo que puedo dar…
-Preciosa
Isthar. No crees en lo preestablecido, y el Universo tiene ciertas leyes que
parecen inquebrantables pero solo tú tienes la clave para entender tu camino. Todo
puede ser trasmutado así que no debes permitir que nadie te impida trasmutarte
en lo que quieras, incluso dentro de la misma encrucijada.
-Eso
mismo me dijo un hijo de la
Liberación…
-Es
así- siguió diciendo le chamán. Todo es dual, amiga del tiempo. Tu bien lo
sabes. Has de conocerte pero también conocer el todo. Y ambas empresas son difíciles
y duraderas.
-Hay
cosas que no entiendo… o tal vez entienda a mi modo. Siento que tengo una luz
interior que casi no puedo manejar… pero al mismo tiempo mi razón tira de ella.
Siento curiosidad… No puedo evitarlo, chamán Lucas. Cuando estoy cerca de algún
mutante, es como si algo oscuro está tirando de mi. Y quiero saber qué es, necesito saberlo.
-¿Para
qué quieres saber lo que podría suceder si te dejas llevar con ellos?- le
cuestionó el chamán casi contrariado.
-Con
ellos no me siento como cuando el desahuciado me absorbe energía positiva. Él
me regula, esto es otra cosa. Es como si jugaran con mis ganas interiores. Me
siento como si tuviera una lucha interna entre varias personalidades.
-Probablemente
lo sea- intervino Pripe.- Si eres tan fuerte como pretendes aparentar, saldrás
indemne. Pero es evidente que muchos gatos matarían por tu energía… Con ella
podrías conseguir cualquier cosa- murmuró esto último el león de Judá.
-Ahora
no puedes doblegarte, reina Isthar. Debes llegar hasta el final para comprender.
El chamán Lucas tiene razón, tu energía es inagotable mientras tú te lo
permitas a ti misma y tomes buenas decisiones.- Le aconsejó Blod.
-Yo
voy a llegar hasta el final, lo necesito llegar…quizá de mi muerte…- dijo en
voz muy baja.
-No
existe la muerte en el Universo Alfa. ¿Lo has olvidado?- siguió diciendo Blod.
-Estoy
olvidando… Creo que esta es una guerra de la que no formo parte.
-Reina
Isthar, tengo que decirte que muchas espirales disputan tu energía. Eres un
diamante terrestre codiciado por el propio Faraón. Él ha solicitado a la Secta que te capture. Toda
esta gente que se encuentra aquí está porque tú estás.
-Si
ellos consideran que has de estar en sus manos cueste lo que cueste eso implica
que eres un arma para cualquier espiral. Ésta no es un a guerra de sangre,
pequeña Levar. Protegemos a la puerta y ella nos bendice a nosotros… Ahora te
has convertido en la matriz del Universo.-
Dijo el chamán Lucas casi como si estuviera hablan de alguien ajeno a
ella.
-Y
ahora se supone que no estoy aquí… -intercaló la reina Levar susurrando.
-Claro.
No estás aquí. Ahora eres la reina Isthar, la luz que nos ilumina y da fuerzas.- Añadió Blod con alegría en su
voz.
-La
luz que hace que estos mutantes tengan suficiente energía como para luchar- agregó
el chamán.
-Pero…
si ahora no estoy…- dijo algo aturdida levantando los brazos.
-Ahora
estás en sus corazones. Eso ya es suficiente. – Añadió el chamán acercándose a
Levar y abrazándola.- No somos tan distintos a la Tierra; La esperanza mueve
ambos Universos.
Ella,
algo intimidada, se dejó abrazar. No había reaccionado pero a los pocos
segundos abrió sus brazos de par en par y envolvió al chamán en un gran abrazo.
Entonces
el chamán le murmuró al oído:
-No
bloquees nada en tu interior. Es hora de que Isthar nos ilumine sin bloquear su potencial. No
deben saber quién eres pero tienen que empezar a probar de tu vaso…
Se
separaron y ambos sonrieron. Aunque Levar estaba algo desconcertada confiaba en
las palabras del chamán.
Por
un momento se sintió angustiada por la responsabilidad que recaía en sus
espaldas. Pero recordó una idea que siempre le había rondado la cabeza: si toda
la salud de la madre Tierra era responsabilidad de todos los humanos, ella, por
disparatado que pareciera, podía ser la hacedora de un pequeño cambio que
desencadenara otros mucho mayores. Para ellas el fin de proteger el Universo
era responsabilidad de todos y nadie debía bajar la guardia.
Después
de esta conversación se sintió arropada. A veces olvidaba que era una chica
sensible y al mismo tiempo tenía una fuerza descomunal para afrontar los
problemas.
Mi
Ave Fenix.- Pensó recordando su tótem. Siempre resurgiendo de las cenizas.
El
primer grupo del círculo que había salido, regresaba de su cita con el exterior.
Todos andaban un poco más despejados deseando de algún modo volver con el grupo.
Pero Tania, que se sentía identificada con los insurgentes, no quería
permanecer cerrada ni un minuto más.
Rasha
apareció tras el grupo y advirtió al resto de que estuvieran preparados.
Cuando
todos estuvieron listos, Rasha salió con ellos a la intemperie. Era la hora de
la reina Bipolar.
Anduvieron
hasta el tumulto de insurgentes. Todos estaban valorando la situación actual.
Algunos hablaban de las circunstancias políticas que surgirían de esta gran
batalla hacia la liberación. Otros comentaban las armas que llevarían.
La
reina Bipolar miraba alrededor suyo algo mareada.
Esta
vez, tentando a la suerte, comenzó a absorber energía negativa de un mutante
rojo, aumentando las suyas en proporciones peligrosas.
-Rasha
por favor, bésame. –le pidió encarecidamente la reina.
-¿Qué
dices? ¿Aquí? ¿Por qué?- le asaltaron mil preguntas.
-Bésame,
te lo pido por mi vida. – repitió abochornada.
Entonces
él la cogió de la cintura y la besó con una ternura que jamás había sabido
trasmitir antes en su vida.
El
chaman, Blod, Pripe y Ággelo miraban atónitos al león y la terrestre.
Rasha
estaba deseando que en el fondo no acabara ese instante.
Fue
así como ella se bajó de sus brazos y le dijo:
-Como
aquella vez en la orilla, ¿recuerdas? Tu amor siempre me ha salvado.- Añadió
mirándole tiernamente a los ojos.
Después
de estas palabras Rasha sonrió y la miró con cierta sobriedad.
-Tenemos
puestas sobre nosotros las miradas de mas de un centenar de mutantes rojos.- Dijo
sonriendo y enseñándole los dientes tratando de disimular.
-Tranquilo,
tu haz como si nada.- Le contestó ella.
-Vamos,
por favor, moveros todos. Perderemos la hora del descanso- dijo guiñándole un
ojo a Levar.
Todos
desfilaron hacia un grupo que hablaba en un lateral de la muchedumbre. Levar tenía
la sensación en su interior de que estaba siendo engatusada por la energía de
aquellos gatos.
Se
cogió la barriga instintivamente y trató de poner en práctica lo que había
aprendido en la espiral de los leones. La misión era que, a pesar de recibir
energía negativa, consiguiera poder trasmitir positiva. Los gatos eran fuertes
y perspicaces aunque un poco torpes en las distancias largas.
Alzó
la cabeza mirando al cielo y trató de relajarse.
Por
fin se sentía tranquila…
-¿Se
transforman realmente en gatos?- le preguntó la reina Bipolar a Pripe.
-Sí,
realmente sí. Pero se tienen pocos testimonios. Lo hacen solo en circunstancias
muy adversas. Los mutantes azules son más hábiles para las transformaciones. –
Contestó el león de Judá.
-Vamos,
antes de volver al farm, iremos a dar un último paseo mas – dijo Pripe algo
temeroso de que Levar necesitara ayuda.
Sin
embargo el beso había sido una ayuda excelente. También lo podía haber sido un
abrazo pero aquello fue más que suficiente.
Para
el león oír de los labios de la reina que le necesitaba era un oasis.
Deseo
tenerla siempre cerca de mi boca, deseó poseerla y abrazarla.- Pensó casi
ausente.
Sin
embargo no podía acercar su masculinidad a la reina Bipolar y protegerla al
mismo tiempo porque era contraproducente.
Comenzaron
a pasear en círculos. No iba a perder a la reina pero tampoco podía seguirla…
Un
hombre de mediana edad, corpulento y algo distraído, se acercó al círculo.
Tenía vetas lilas en el rostro pero era más moreno de lo habitual. Su pelo era
frondoso y negro, aunque tenía una gran entrada en la frente. Y sus ojos eran
calmos, vigilantes y tan grandes como los de Levar.
Sonrío
en su corazón. Sabía que la muchacha advertiría tal entrega. Después se acercó
al grupo y se inclinó tímidamente hacia la reina, que era una cabeza y media
mas baja que él.
-Reina…
presiento cierta soledad en tu mirada. ¿De que espiral provienes?
-De
la espiral de las reinas obviamente- dijo con amabilidad ésta.
Ahora
que lo tenía mas cerca se dio cuenta de que aquel hombre no llevaba el símbolo;
es más, llevaba una vestimenta muy sencilla, con tonos beis y marrones.
Ella
observó astutamente su indumentaria y dedujo que podía ser un Ággelo.
-Y
tú… ¿eres un Ággelo?
La deducción podía ser cierta porque cerca de
aquel hombre sentía cierta neutralidad. No trataba de apoderarse de ninguna de
sus energías.
-Soy un mutante rojo de la
zona sur. Una mezcla de madre mutante y padre de la espiral de los hijos de
Acuario. Aunque desafortunadamente no tengo las habilidades Acuarianas.
-Y a que se debe tu
acercamiento a nosotros.- Dijo esta vez con cierta desconfianza.
-No
pretendo ser indiscreto pero vamos a luchar contra los mutantes y eso requiere
mucho control… quiero decir que si su energía es sobrante… esta piedra le
servirá para que la descargue en ella. Si luego la lava con sal, se quedará
limpia de nuevo. Es una ágata negra…-
dejó caer con tanta delicadeza que parecía que el sonido pudiera romperla- Nace
en la ciudad Negra, pero ya sabes… entre el fango pueden nacer flores
preciosas…
Levar
le miró asombrada pero con ciertas reservas. No era tan brusco ni tan agresivo
como la mayoría. Pero su voz cálida parecía sincera.
-Bien,
te lo agradezco de corazón, aunque las reinas tenemos nuestros propios
talismanes- disimuló haciendose pasar por una verdadera reina.
-Gracias
por la charla, reina…-dijo esperando respuesta.
-Si,
reina Isthar. Y tú eres…
-Soy
Bernard, Bernard simplemente- contestó esta vez con pasmosa sinceridad. Algo en
la reina le indujo a decir su nombre verdadero.
Se
despidieron, el grupo debía volver.
Llegaron
al farm sin ningún rasguño y sin tener que contar con ninguna hazaña negativa en
la lista que afectara a la reina, pues lo del beso resultó ser un placer que
ambos amantes disfrutaron.
Faltaban
varias horas para que llegara el amanecer. En el farm decidieron comer y dormir
algo.
Rasha
y Asar hacían guardia en la puerta del vehículo, que para Levar parecía un
furgón espectacularmente grande con la habilidad de volar.
Ni
el líder de los leones ni el líder de los mutantes apenas dormían.
Ja
y Sofía se despidieron del grupo una hora antes y Pal permaneció en el farm,
sería la única mutante que se quedaría en el círculo de Rasha.
Pal
era una mujer predispuesta aunque algo callada debido a su discreción innata, pero
sería de gran ayuda tenerla entre ellos para la expedición hacia la ciudad
Negra ya que conocía a la perfección no solo la geografía de la espiral de los
mutantes sino también su sociología.
Todos se dispusieron a comer
aunque algunos como Ari y Blod se encargarían también de racionalizar los
alimentos.
Ya
no verían a la multitud de insurgentes hasta llegar al desierto de Pentecostés.
Ahora, aunque algunos no pudieran hacerlo, otros aprovecharían para dormir
hasta salir de la estación de trenes.
El
resto de los luchadores se galopaban unos con otros en el exterior por desear
entrar en los vehículos.
Los
dos líderes, junto a Pal, Sofía y Ja, organizaron filas tratando de imponer
cierto orden a un caos que parecía indomable. Otros, como el chamán Ribe, Joe y
algunos leones, trataron de organizar a los rojos para que no se amontonaran.
La
tarea no generó más problemas de lo previsto y, poco a poco, todos los
insurgentes se fueron posicionando no sin derrochar algo de energía.
Un
insurgente al entrar en el farm se colgó de la puerta y exclamó a voz en grito:
-Encontrar
a la reina Bipolar, encontrarla. -El chamán Ribe le rogó silencio.
Pronto
la antigua estación solitaria, de nuevo parecería una estación fantasma sujeta
por el esqueleto de un techado que ya solo aguantaba por una simple y llana dignidad.
Muchos
mutantes azules creyeron que los rojos estaban realizando una de sus fiestas
libres, pero la Secta
comenzó a advertirles sobre las intenciones de estos sujetos. La presencia de
la reina había sido un motivo de búsqueda para Isocrati pero quien de verdad
movía los hilos de esta trama era el mismísimo el Faraón.
Los
mutantes, tanto azules como rojos,
consideraron que la reina Bipolar era indestructible y, por lo que todos
sabían, ya no estaba entre ellos. Había desaparecido con un león en una plancha
voladora.
Isocrati
necesitaba saber el paradero de la reina Bipolar. Tenía varias vías posibles de
información, entre ella Siul. Pero guardaba otra de sus mejores vías para la
ocasión. Algo que no esperaban en ninguno de los farms.
Los
mutantes azules habían sido listos en su posicionamiento. No habían atacado a
ningún mutante rojo para prevenir un ataque frontal masivo y agresivo. Era absurdo crear unas
bajas que podían salvarse con un simple razonamiento. Si cambiara de
trasmutación a muchos Alfarianos de una sola vez, más tarde, la encrucijada, le
haría pagar por sus actos atroces. Ahora confiaba en que eso ya no le
ocurriera. Agarrado a las promesas del Faraón se planteó que, si entregaba a la
terrestre, ya no sería necesario pasar por tales disyuntivas. Aún así le
resultaba casi imposible olvidar su condición de mutante azul, esa misma condición
que le había hecho cometer los peores crímenes con los habitantes de su
espiral.
Todo
estaba antepuesto, menos la encrucijada… que siempre miraba caprichosa al
resto…
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-Si la suma de dos mas dos son cuatro,
¿porqué siempre me falta algo?-
Preguntó tocándose unos dedos con otros
-Quizá no haya que contar dedos, Charlie-presumió
la muchacha.- Yo tengo un gato que cuenta verdades...
a veces a medias...a veces a pares...
Istharenlanoxe...
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