El contenido de La espiral Bipolar se engloba en un libro de alrededor de 140.000 palabras (o al menos eso creo de momento) Aquí haré la honesta y árdua tarea de transcribir los cápitulos en varias fases para una lectura mas fácil. Y sobre todo compartiré el arte porque el arte que trasmite es el arte para TODOS.
La curiosidad dió sentido a nuestros pasos y nuestros pasos nos llevaron a ella...a la curiosidad bajo el influjo de las mismas espirales.

{Os mando la energía... si queréis saltar os espero en la otra espiral}

miércoles, 5 de septiembre de 2012

CAPÍTULO 7, 6ª parte

La espiral de los leones de Sión (6ª parte)




Levar se levantó con la hora ajustada. Blod prefirió dejarla dormir lo suficiente así que aún no se había animado a acercarse a la tienda. Sin embargo Jacky, impaciente en estos casos por definición, había estado avisándola sutilmente durante una hora.

Había estado murmurándole:
-Vamos, dormilona, si es que te quedas tiesa como el cuero. ¡Vamos! Te vas a perder todo el espectáculo.

Media hora después…

-¡Levar, que me tengo que ir, por favor, despierta ya, anda!
Su voz aumentaba en gravedad y decibelios.

Por fin llegó Blod acompañado de la chamán Elsa, cuando las súplicas del Keburi ya habían conseguido despertar a la muchacha.
-Hola, preciosa -le dijo la chamán justo cuando abrió los ojos.
-Hola, chamán Elsa -contestó haciendo alarde de su capacidad memorística.
-Los espectáculos han comenzado, ¿estás preparada?
-Si, creo que sí -murmuró medio dormida  frotándose los ojos aún.
-¿Dónde está el resto? -preguntó tratando de incorporarse.
-Tso está con Tania preparando el baile de máscaras. Ayudan a  Jacky que se marchó con ellos hace un momento.
Levasr miraba a la chamán algo desconcertada y desorientada. Jacky hacia unos instantes estaba ante sus ojos pero su proceso particular de despertarse le mantenían durante mas de media hora en un trance donde era incapaz de percibir parte de la realidad. En una ocasión, en la espiral de la reina Omega, una princesa le contó de forma ilustratiba que ese trance era una  cualidad que tenían las personas creativas para ordenar sus ideas y sacarle mayor partido a su talento y en algunos casos desarrollar una aspiración ambiciosa de un ingenio genuino.


-Necesitaba tiempo para preparar su aparición -siguio diciendo la hermosa chamán refiriéndose a Jacky. -Además de que está involucrado en tareas de organización. Hoy va a desplegar un gran derroche de energías -le contestó Blod.
-¿Y qué hace aquí la chaman Elsa? -preguntó Levar al chamán casi sin apenas mirar a la chamán Elsa.
-Todo el mundo espera tu presencia, princesa Bipolar. Y yo estoy aquí para ayudar -dijo con una sonrisa de oreja a oreja la exuberante mujer. Era una mujer atractiva. Tenía las facciones de los hijos Nacientes pero guardaba la sencillez y los gestos limpios de las reinas al tiempo que tenía la tez morena, tostada como las leonas pero suavizada como la piel curtida de las ecoditas.
Sus ojos rasgados miraron a Levar en la calma, devolviéndole una sonrisa con la comisura de los labios. La terrestre le devolvió cierta confianza con los gestos de su rostro y luego comenzó a atarse las botas.
El chamán observaba la escena de forma contemplativa y Blod merodeaba la tienda con la mirada en su afán instintivo de controlar la situación. Cuando Levar terminó con el calzado la chamán le ofreció la mano para ayudarle a levantarse. Al tocarse Levar sintió una sensación extraña de familiaridad, como si la chamán intuyera sus sentimientos mas profundos y ella a su vez dejara descansar placidamente su confianza en ella. Se dejó llevar y reposó por unos instantes sus deseos sobre la ujer apartando completamente los miedos y las inseguridades. Sintió finalmente un soplo de luz en su interior, un auparse, un soñar. ¿Era ella la musa? ¿La que siempre le ánimo a soñar?






Levar se dirigió las hogueras junto con Blod, el chamán y Elsa. Los mas rezagados siguieron al grupo dejando atrás una tienda vacía y llena de paz. 
Cuando llegaron todas las miradas se posaron en una princesa terrestre aún dormida. 
El espectáculo había comenzado, pero apenas se habían concluido las presentaciones.
La noche transcurrió llena de magia y colores.
Los hijos de la espiral Naciente vestían con colores llamativos y esta vez sus fajines no estaban atados por delante sino por detrás. Bailaron la danza de la lucha, realizando unos pasos que impresinaban por su precisión y poderío y otros, vestidos solamente de cintura para bajo y con el dorso completamente desnudo, mostraban con orgullo unos símbolos, aplicados en la cintura, el pecho y los brazos, que se antojaban ilegibles. Éstos últimos realizaban acciones simples siguiendo unos movimientos corporales atractivamente naturales.
Solo un simple gesto diferenciaba a los últimos de los primeros, una simple mirada. Era una forma sencilla y directa de reencontrarse con sus cuerpos y encontrarse con los cuerpos de los otros.
Los hijos de Acuario salieron a escena realizando haciendo trucos y resolviendo impresionantes malabares y acrobacias.
Algunos contorsionistas, otros combinaban el antipodismo mientras narraban al mismo tiempo una fábula o leyenda.
Había dos mujeres que lucían  los laterales rapados y los tatuajes en la cara pertinentes de los hijos de Acuario que se habían vestido de y se movían juntas por un solo trapecio reproduciendo una sensual y sensible danza gimnástica.
Los Ecoditas también participaron. Se pintaron las caras con distintos colores tapando su cuerpo con una sola capa negra, escondiendo una ropa interior que en ocasiones se mostraba tímida. Éstos contaron a los niños preciosos juegos sobre leones y princesas aladas, serpientes en un continuo dialogo con ocas,  sapos que querían ser monos y monos que jugaban a ser reptiles.
Los niños observaban con detalle los cuentos de los Ecoditas y  ante los malabaristas o los contorsionistas se quedaban sin habla.
Los mayores reían y a la vez se inquietaban temerosos de que nadie cayera al suelo o de que el truco de algún malabar con fuego no quemara a ninguno de los allí presentes.
Para finalizar salió Jacky que se hacía equilibrios sobre unos grandes zancos de madera que estaban escondidos con una gran tela verde olivo. En la parte de arriba llevaba una camisa de lino que le había prestado un león y un gran gorro de visera amplia que los niños le habían ayudado a construir.  Su cara estaba pintada toda de blanco menos los ojos y una línea trasversal que le cruzaba toda la cara pintada de negro. A la diestra le acompañaba una joven princesa y a la izquierda otra. Una estaba disfrazada de una mujer perversa y la otra de una doncella virginal.

El Keburi iba, mientras se acercaba al público lleno de eufória y entusiasmos  canturreaba unas estrofas melódicas:

-Los árboles pequeños
dan sombra en la casa del trigo
y  la madreselva convive
con la cizaña según te lo dice el Libro.

(Las dos mujeres que acompañaban al Keburi movieron sus brazos sujetando unas grandes ojas como si fueran las ramas de un árbol)

-El hombre paleo-salvaje
da paso al neo

(Dijo dando varios saltos intrincados y tocando las naricitas de los mas pequeños)

-y éste regula y quita
las malas hierbas sin miedo.
Las lágrimas de las sirenas
se unen al elemento trigo  
siguiendo el consejo de lo que convenimos.

(Las dos muchachas echaron agua a los que estaban sentados en las primeras filas con unos pequeños cubos que les cedieron dentro de la actuación unas hijas de Acuario)

-La madre de la gaita
la llamó convenciéndola
de que  volviera a casa
para que subiera  la pasta,
y esta se purificó como  una momia
con el aliento del dragón y su casta.

(Jacky siguió dando vueltas acompañado de las dos jóvenes y cuando trató de hacerse paso a zancadas hasta las últimas filas, se acercó a Levar y soplando su mano le tiró un buen puñado de mariposas de papel. Ella sonrío como una niña)

-Y mientras tanto la anciana rumia:
"Las manos van al pan
y el caldero a la caldera".

(Cogió los cubos de agua ahora vacíos en una de sus manos y con la otra sacó una ardilla que Suerte la bautizó. Después se la entregó a uno de los niños, que sin duda era el más moreno de todos).

-El buitre que está muy cerca
pensará que mas pedazos se lleva
pero es el Águila que está al lado
la que llevará los trozos
y los repartirá entre sus amados.
Aunque el buitre por si acaso mira
él siempre estará presente,
él siempre esperando.

(Mientras decía esta estrofa las dos muchachas giraban una alrededor de la otra con los brazos extendidos simulando un águila y un buitre).

-Los caprichosos vientos del siroco
tiraran el nido sobre un hormiguero
y sus laboriosas hormiguillas llegarán
hasta la orilla del hombre recio.
Un cazador cazado
del agua las migas recogerá.

(Sacó una espada hecha de cuero y piel de animal y simuló que se la clavaba así mismo)-
-Y su linda esposa dirá:
"Con la cuchara que cojas comerás.
Después llegará una doncella
que la cuchara a la boca se lleva.
Escupirá la papilla
pensando que no le llegó al vientre".

(La muchacha comenzó a tirar una papilla extraña por la boca, que los niños aborrecieron mostrando una gran negación enfática que recorrió toda la aldea).

-Aclamará:
“Que no solo de pan vive el hombre
pués el más rico bocado
se comparte y no es prestado”.
Así es como la madreselva
la había premiado.
No necesita compás.
Solo le faltan más manos.
para encontrar la esmeralda
que su camino iluminará.
Pero como la piedra
de su corazón brillaba
la urraca pensó
que sería oro y no trigo,
así que la muchacha se fue
y al mar la tiró con brío.

(Entonces las princesas y el Keburi se echaron al suelo, aunque con algo de dificultad,  y comenzaron a nadar en un mar imaginario).

-Es el pescador que no sabe
que sin hilo no hay pescado

(Dijo mientras trataba de levantarse ayudado de varios Keburis)

-Quizá debamos empezar,
pues tal vez el hilo es un niño
que un día en un trigal se perdió.
No es tan complicado entender
esta sencilla espiral.
Los hay que golpean el agua
buscando migas e hilos.

(Miró a un hijo de la Liberación que les estaba ayudando con el atrezo. Bien que este no podía sentirse aludido pues en el teatro todo valía).

-Otros que comerían cualquier pan,
Por qué no decirlo.

(!!!Haggeds!!! –gritaron los niños)

-Es verdad pues
que unos se comen la ostia
y otros dibujan el trigo.
Éstos últimos nadie los ve de día
y sueñan en la oscuridad,
pero si llega el día en el que
el cordero more con el león...

(Las dos jóvenes se acercaron a los niños y pidieron colaboración haiendo que todos rugieran, tanto niños como mayores).

-la doncella blanca y pura en buitre se convertirá.

(La muchacha empezó a inclinarse saludando a todos y su compañera volaba alrededor de ella con efusividad)

-Será entonces cuando  intentará dar a la moneda
un beso en cada reverso.
En una cara egoísmo,
en otra miedo y no más.
-¡Vayamos niños!
-¡Vamos!- gritó eufórico.
-¡Vamos a buscar al niño perdido en un trigal!

(Todos empezaron a dar palmas y el Keburi junto a las princesas a danzar saltando alrededor de todos).

¡Era increíble! Todos se alzaron y comenzaron a aplaudir con efusividad.
!Todo era increíble junto al Keburi!

Al terminar Jacky con su actuación, los participantes de la gran obra risueña comenzaron a recoger satisfechos todo el atrezo sin olvidar que eran visitantes y debían respetar el entorno al máximo. Mas tarde se dirigieron a la tienda a cambiarse y hasta que no volvieron a los comederos nadie probó bocado.
La comida se servía en raciones abundantes. Unos a otros se pasaban los cuencos para que nadie se perdiera ni una sola receta de las princesas.
La noche era cálida, los estómagos se estaban llenándo, y los corazones delirantes hacían la vez de olas marinas en una noche tan calmada.
Un anciano, que había aplaudido sin parar el número de las trapecistas, olvidó que se tenía que ir a dormir pronto. Aún estaban recogiendo y muchos espectadores seguían en sus asientos saboreando las críticas que podían pronunciar sobre lo que habían presenciado, todas ellas positivas.
El anciando se hizo paso entre la gente y cuando llegó a Levar insinuó:
-Bah, ya queda poco para una nueva trasmutación. Son demasiados siglos. Ahora estoy cansado, será mejor dormir –explicó resignado mientras miraba profundamente a Levar.
-Hay muchas vidas para superarse. Me lo enseñó un amigo… -le contestó Levar al hombre.
Blod, algo molesto, quiso saber quién.
Ella captó su inquietud y quiso expicarle:
-Alguien que aún no conozco -comentó recordando a Íed.
Blod se quedó pensativo, entonces el anciano sonrió y se marchó.



Entre malabares y cuentos todos se sentían serenos y sosegados. Se habían desecho de todo aquello que distraía su mente de una paz interior y ,sobre todo, habían saboreado la sensación de libertad en la punta de la lengua y un espíritu que les propició que la noche trascurriera sobre un eje  maravilloso e inolvidable de energía ONE LOVE


De pronto, cuando menos se lo esperaba la terrestre, Jacky saltó frente a ella ahora sin zancos pero con la misma pintura facial que había utilizado durante la actuación y que ahora permanecía intacta.

-Hola, bella princesa -dijo algo desbocado-. Vengo solo a decirte que el consejo de chamanes y reinas quieren subirte de categoría.
-¿Qué es eso de categoría?
-Una reina menos o una reina más, una reina menos o una reina más… -pronunció en tono burlón mientras desaparecía dando brincos nostálgicos cual si tuviera aún puestos los zancos.

-Blod…, no entiendo, yo no quiero ser nada.
-Supongo que es el resultado de ganarte el respeto de todos los clanes –expuso  el can haciendo vagas suposiciones.
-Pero es que eso a mí me da igual, a mí solamente me importa ganarme el corazón de la gente que quiero.
-Eso queremos todos, princesa.
Hubo una pausa y la reina bipolar miró absorta el horizonte.

-Entonces, quieren probarme… -añadió dos minutos después.
-Quieren que saques tu potencial.
-Supongo que falta el lado negativo -musitó.
-Será eso, princesa bipolar, será eso.- Repitió el perro del Oeste con un aire conformista.



Blod aún estaba en pleno proceso de adaptación. Todo había sucedido muy deprisa y su nueva forma de hombre le resultaba en ocasiones molesta. Sin embargo, a medida que pasaban las horas se daba cuenta de que su fuerza y vitalidad seguían intactas y su capacidad de andar a dos patas resultaba ventajosa. Comenzaba a sentir el respeto de la gente y eso le gustaba; un respeto inusitado que hacía que le concedía cierto estatus social y que en el fondo prefería no plantarse. Para el can mantener una sola ilusión era un anhelo mayor que conocer toda la verdad…

-Un hombre… -se repetía así mismo-. Un hombre de verdad…- Divagaba en ocasiones en silencio. 
-Tú para mí eres un Ággelo, Blod -le decía siempre Levar sacándole de su ensimismamiento.


El can siempre se asombraba de que Levar pudiera observar sus pensamientos y sonreía.
-Gracias, princesa -le contestó en una ocasión- pero fui yo el que elegí proteger a un Ággelo de verdad.
En esta ocasión Levar le abrazó fuertemente y mientras lo hacía Rasha miraba desde una distancia prudencial con los ojos empapados en celos.
Al fin y al cabo, Blod también había sido discriminado por su condición de can, y gracias a la ayuda prestada por la mujer bipolar evolucionó a hombre. Ambos se debían devoción. La inquietud del león era infundada y su parte más racional era consciente de ello. De hecho sentía un afecto y un respeto especial por aquel perro del Oeste pero nunca imaginó que un de posesión hacia mujer le llevaría tan lejos. Desde su infancia había convivido con numerosas mujeres y les procesaba respeto máximo  y, de hecho, nunca le había sucedido nada parecido. El can nunca la desearía como mujer y, aunque así fuera, él debía respetar cualquiera de sus designios. A menudo ese pensamiento le hacía recordar las palabras de Jacky y su razonamiento mas objetivo y justo; ella debía elegir su propio destino.






La noche iba a ser larga, ya que la reina Madre no pasaría por alto el ritual sagrado de la ganja y ni si quiera habían terminado de comer.
Cuando llegó el momento la ganja reclamó su protagonismo. Fueron pasándose los cuencos unos a otros devotamente.  El olor a hierba impregnaba todo el ambiente.
Cuando llegó a las manos de Levar ella, por simple inercia, dio un sorbo instintivamente al cuenco que alguien le ofreció inocentemente. Lo que nadie había presagiado y solo ella temía estaba apunto de suceder.
Cuando paso el cuenco los ojos ya se le estaban enrojeciendo y las pupilas dilatando. Tenía un calor inusual en el cuerpo. Se dio cuenta del error que había cometido justo cuando empezó a sentir su primer sentimiento lunático acerca de lo que estaba percibiendo del entorno. Todo sucedía tan rápido. Todo en el Universo Alfa era tan nítido y cegador…
Sintió otra vez un  pinchazo en el corazón al pensar que no volvería a casa contrario a otro sentimiento que paradójicamente le hacía revivir un sentimiento de soledad. Era un sentimiento  que le había hecho cobijarse en si misma durante las crisis bipolares que se le sucedieron en la Tierra; la sensación continua de perder el sentido de la vida.
Otra vez se sentiría sola, despreciada, apartada del resto de la sociedad...
Probablemente echaría de menos a todas las espirales y fingiría que todo estaba funcionando bien, cuando de ningún modo podría olvidar a esas gentes, a esos corazones auténticos, en definitiva a la experiencia reveladora de acercarse al origen bipolar.

-Blod, necesito dulces -le reclamó con premura.
-¿Qué pasa, pequeña?
-¡He tomado del cuenco, Blod, he tomado del cuenco!- exclamó esta vez perdiendo los nervios.
Sus ojos se llenaron de pánico y el can, asustado, entendió que aquello no suponía nada bueno para ninguna de las espirales.
-Corre, vamos a la casa de la reina- le indicó tratando aparentar  que no estaba tan inquieto como ella.

Tso les siguió pero se quedó fuera de la casa con el resto de individuos que corrieron tras de ellos. Blod dejó a Levar dentro de la casa y se fue a buscar a la princesa Corín, que se encontraba sentada en las últimas filas tomando también hierba sagrada.

-Necesita cobijo -analizó la princesa-. Que coma y beba algo, sobre todo frutas y dulces. Vuelvo en seguida.- Dijo y desapareció por instantes.

Blod volvió a la casa de la reina Madre.
-No estoy enferma, joder Blod, en serio.
En su mirada voy una preocupación inusual.
-Estás peor –aclaró de mala gana.
-¡Esto es una mierda! -gritó-. ¡Todo me sale al revés! -siguió gritando.
-Levar, en serio, cálmate –quiso tranquilizarla el can.
-No quiero calmarme. No me siento bien. No me digas como tengo que sentirme. ¡No intentes controlarme! -le gritó completamente fuera de sí.
-Estás en otra pantalla. No piensas con claridad.


Rasha, que había estado pendiente de la situación entró en la casa sin dudarlo ni un segundo. Había estado bebiendo la hierba sagrada que aclaraba en parte su pensamiento. Estaba tan acostumbrado a la planta que su ingestión le mantenía estable en su propia dimensión lo cual significaba que podía presumir de coherencia y aplomo.

-Puff, me alegro que estés aquí -le confesó Blod.

La preocupación por la fragilidad del estado Levar le hacía sentir un nudo en el estómago inusitado. ¿Había llegado el momento de enfrentarse con la cruda realidad de convivir con ambos extremos?




-Tiene mucha rabia contenida pero creo que la va sacando progresivamente. O al menos eso quiero pensar, pero no se si eso es positivo o negativo. El caso es que está fuera de control.
-¿Qué ha pasado? -quiso saber el león.
-Ha bebido del cuenco sagrado, no sé si mucho, pero lo suficiente como para trastocar sus energías.
-Dejadme, yo consideraré si estoy bien; y estoy delante, joder, no habléis como si me hubiera muerto- grito exasperada la mujer bipolar.
-Esa planta es peligrosa porque despierta algunas dimensiones que algunos ya tienen abiertas. Sé de su uso sagrado para los leones, Rasha - inquirió Blod-. Si se llega a altas dimensiones es preferible no volver a los bajos fondos.
-Espero no ofenderte –siguió exponiéndole al león- pero vosotros libráis batallas con estas dimensiones a diario. Ella no necesita esa curación. Es muy probable que haya llegado a la dimensión más baja y más alta sin necesidad de probarla.
Rasha apenas escuchaba al can. Miraba a la muchacha y se movía de un lado a otro buscando la solución adecuada.
-Blod, por favor, ve a buscar comida. Sobre todo algo dulce, frutas quizá. Y encuentra a alguna de mis hermanas y pregúntale por “la mermelada de niños” -ordenó Rasha tratando de guardar la calma.
-Sí, claro -contestó este histriónicamente.
-¿Qué pasa? ¿Que ahora vosotros dos os queréis y todo?
Blod y Rasha se miraron mutuamente y luego miraron algo pasmados a la muchacha.
-¡Admítelo, te mueres de celos! -exclamó dirigiéndose a Rasha.
-¿Eso a qué viene, Levar? -preguntó el león con un timbre de voz titilante.
-Eres posesivo. No quieres estar conmigo pero odias que otros disfruten de mi presencia -siguió diciendo- De mi presencia, ¡ja! No quiero ni pensar que pasaría si disfrutaran de algo mas- dijo tan irónica como pudo.

Y cuando ambos pensaban que no seguiría hablando de repente siguió su discurso:
-¡Como no me había dado cuenta! La eterna lucha del falo. La eterna necesidad de dominación de la mujer. Todos los leones estáis infectados de odio hacia la mujer rebelde. Por eso tienes celos hacia Blod. Te mueres de celos porque me ves como un trofeo- sentenció.
-Levar, hay cosas que se solucionan solas -dijo el can intentando apaciguarla.
-Como ese estúpido león de Judá -dijo ella gritando y atorándose sin dejar de dirigirse también al perro del Oeste.
-Me proteges también de él. He sido una idiota por pensar que lo que pretendías era que me enfrentara a otros que no me aceptaban para aprender a dominar mis propias emociones en estas situaciones. La realidad es que enfrentarme a él pone en cuestión tu propia autoridad. Y yo idiota he tratado de no intervenir cuando debería decirle dos palabras al muy imbécil.

Blod y Rasha estaban estupefactos. Levar había entrado en una vorágine de odio y rencor. Si en sus palabras se escondía alguna verdad su reacción no era verdaderamente la adecuada. Eran las formas lo que les asustaba y eso implicaba que la muchacha tenía que enfrentarse a algo difícil de controlar.
-Por favor, cálmate -le pidió Rasha cogiéndole de la muñeca.
Una princesa apareció con Blod. Traía “la mermelada de los niños”.
El cuerpo y la mente de Levar habían reaccionado ante el THC; la sustancia activa de la hierba sagrada la cual se mezclaba con los efectos inversos que producía otro de sus  más componentes activos: el CBD. Entre estos efectos del CBD se encontraba uno, el más intenso; el efecto opiáceo.  Esa dualidad que era mortal para la mujer bipolar se traducía en un desequilibrio moral para su mente. Sin embargo “la mermelada de los niños” contenía extracto de amapola, una sustancia similar al CBD que los leones mezclaban con algunas melazas de frutas. Ésta mermelada particular se ofrecía a las embarazadas durante el parto o a los niños cuando tenían dolores intensos inaguantables. Por estos motivos la llamaban “la mermelada de los niños”.


-Venga Levar, siéntate y come un poco. Te prepararé yo misma algunas tostadas -le dijo un princesa.
Era Aganju, la penúltima de las hermanas de Rasha. Era muy parecida a Corín físicamente pero algo más alta e incluso más morena. Sus ojos rasgados escondían los misterios que la reina Madre le había trasmitido. Era, entre las hermanas, la que había perfeccionado mejor el uso de las plantas. Había heredado de la reina la serenidad y la fuerza suficiente para poder manejar cualquier hierba, incluso si su manipulación resultara ser venenosa.

Rasha aún sujetaba las muñecas de la muchacha.
-No quiero veros -dijo estirando el brazo para soltarse de la mano de Rasha con todas sus fuerzas.
-No me interesáis, no habéis hecho nada por mí. Solo pensaréis siempre en vosotros mismos anteponiendo los deseos de los demás.
-¡Eres un egoísta y un hipócrita! –exclamó a voz en grito dirigiéndose al león.
Rasha se quedó boquiabierto y el resto salieron de la habitación. En ese instante llegó la princesa Corín y pidió a Aganju que también ella se quedara a ayudarla.
La hermana menor ordenó con firmeza a Rasha que abandonara la habitación y luego se dirigió a la reina bipolar.

-Princesa, te ruego calma, todos los de ahí afuera están preocupados por ti.
Al parecer Corín era la única que le trasmitía cierta paz.
-No se preocupan, son unos falsos –declaró esta vez sin gritar aunque con un nervio inusitado.
Todo el cuerpo le pinchaba, como si le hubieran atravesado todos los poros de su piel con pequeñas agujas y éstas se movieran hacia fuera y hacia dentro sin cesar. Estaba sofocada, la temperatura de su cuerpo había subido, sudaba a borbotones por las manos y el tronco y en su mirada había una frase que pedía auxilio a lo lejos, unas palabras que solo pedían consuelo y  calma en la lucha con las tinieblas…

-Solo me necesitan para luchar contra el Faraón. Solo me necesitan de anzuelo, soy simplemente su mercancía, la moneda con la cual harán un trato.
Dijo esto con total seguridad y pausadamente mientras se sentaba y se cogía la frente con ambas manos mientras miraba al suelo.
-Levar, en serio, necesitas comer algo de mermelada –murmuró la joven princesa.
De repente la mujer bipolar comenzó a vociferar palabras ininteligibles. Se abalanzó hacia la puerta e hizo un intento de salir de la habitación mientras las dos princesas estaban desprevenidas.
-¡No! ¡Te lo impediré aunque la vida se me vaya en ello! ¿Me oyes?-grito la princesa Corín cogiéndola de la cintura-. Por favor, Levar, no salgas de la casa-.
La princesa Aganju la ayudó sujetándola de los hombros.
-¿Quién me lo impide? -gritó empujando a las dos brutalmente.
-Si tú no te tranquilizas, alguien tendrá que hacerlo por ti.
-Además, no permitiré que salgas por esa puerta. Eres un peligro para ti misma, Levar y lo sabes.

La princesa Corín miró fijamente a su otra hermana y ésta entendió con una simple mirada que debía salir a buscar ayuda.
La intención de Corín era alejar a Levar de la puerta pero era prácticamente imposible porque trataba de soltarse de ambas princesas con la intención de acercarse a la puerta. Trató de agarrarse al picaporte con todas sus fuerzas.
Entonces ambas princesas empezaron a gritar son soltarla de la cintura una y agarrándola con todas sus fuerzas de los hombros la otra.
Poco después unos leones llamaron a la puerta golpeándola sin piedad. Entonces Levar intuyó sus intenciones y consiguió soltarse de ambas princesas poniéndose a dos metros de la puerta desafiando tanto a las princesas como a la misma puerta y a las propias voces de los leones que reclamaban tranquilidad curiosamente a voz en grito.
Levar volvió a agachar la cabeza de nuevo, abatida, planteándose si tenía mas opciones. Entonces Corín abrió la puerta y dos leones se abalanzaron sobre la chica cogiéndola de los brazos fuertemente.
Un tercer león trataba de tranquilizarla extendiendo sus brazos con las palmas de las manos hacia arriba dando a entender que no pretendía dañar a la chica.

-Esto es solo por tu bien. Si forcejeas será peor, princesa -le dijo Corín con suavidad.
-Estos imbéciles solo quieren hacerme daño… -dijo la mujer bipolar mientras aún le sostenían de las muñecas.
-¡No lo ves, Corín! ¡Están forzándome! –exclamó solicitando cierta compasión. Las princesas la miraron esta vez apartadas a tres metros. Ahora solo la fe y el destino hablarían por ella ya que nadie podría evitar lo inevitable; que hicieran a la fuerza lo que ella no deseaba hacer por la lógica.
-Relájate y no te forzaremos -dijo uno de los que la sujetaban.
Fue de ese modo como la mujer terrestre intentó forcejear con mas intensidad, justo al oír las palabras de aquel león. Empezó a dar coces y codazos a los leones y a propinar patadas incontroladas en el aire que parecían gratuitas, casi sobrehumanas.
-¡Ahora no soy una princesa ni quiero serlo! -gritaba afónica.
-Simplemente no te encuentras bien, Levar. Has tomado del cuenco sagrado. Deberías probar “la mermelada de los niños”. Te aliviará -moderó Aganju tratando de aportar parte de su espíritu sensato y práctico. Las princesas se encontraban ahora en el pasillo y la muchacha forcejeaba continuamente mientras los leones trataban de llevarla a un lugar seguro para ella.

-¡Sólo quiero que me suelten! -chillaba encolerizada sin parar de forcejear poniendo todas fuerzas para tratar de soltarse de los brazos de los felinos.
A duras penas consiguieron llevarla a una de las habitaciones. El león que no la sujetaba hacia la necesaria función de que no rompiera o cogiera nada por el camino para utilizarlo en su propia contra o en contra de los demás.
Los tres hombres eran corpulentos. Ninguno tenía turbante pero sus rastas eran cortas, las más largas por los hombros. No parecía que fueran a utilizar su fuerza, la cual era considerablemente importante, pero era cierto que estaban ahí para hacer lo que fuese necesario para solucionar la situación.
Quizá era cierto que la utilizarían como señuelo. Las palabras de la muchacha no estaban exentas de coherencia. Ellos mismos eran conscientes de que la muchacha podría ser una clave destructiva tanto para sus intenciones como para el resto de espirales. En el caso de los leones harían lo inimaginable para ganar esta batalla y en el lugar de las espirales era obvio que todos la necesitaban pues se estaba convirtiendo en el faro que alumbraba la esperanza del Universo Alfa.  
Pese a todo, la gran mayoría pretendía respetarla y protegerla, se consiguiese de un modo lícito o no.


Entraron en una habitación. Era un lugar austero. A penas tenía un pequeño colchón apoyado sobre unas tablas situadas en el suelo y, en el fondo izquierdo, una mesa de escritorio completamente vacía.
Uno de ellos agachó la cabeza de Levar sin dejar de sujetarla y, controlando sus fuerzas, agarró a la muchacha  estampándola contra el propio escritorio. El otro forzó el brazo derecho de la muchacha poniéndoselo en la espalda. Entonces, con la mitad de su cuerpo tumbado sobre el escritorio, la sujetaron con una fuerza considerable aguantando la presión que la propia Levar ejercía sobre ambos.  La chica bipolar tenía una fuerza que no solo era difícil de dirigir sino que dejaba estupefactos a los propios leones que eran capaces de tumbar a dos o mas hombres corpulentos.

-No dejaremos que te muevas. Hasta que no te calmes no saldrás de aquí, princesa bipolar -impuso uno de ellos con suavidad pero con fiermeza.

El tiempo transcurría de forma extraña. Levar tenía la sensación de que habían pasado horas y al mismo tiempo que estaba suspendida en el aire, flotando sin gravedad alguna, sin el peso de los segundos y los espacios vacíos entre ellos. Su sensibilidad hacia el exterior era extrema y delirante y de ningún modo caería al abismo. ¿De que modo podía explicar a los Alfaríamos que nunca se dejó llevar por los segundos, por los pinchazos, por los delirios, por la Muerte? ¿De que modo explicaría que nunca hizo un pacto con la serpiente infinita?



-Confía en mí, Levar; soy yo, Blod –escuchó la voz de uno de los que le sujetaban el brazo.
La chica estaba tan fuera de sí misma que no se había dado cuenta de que el gran can había sido sustituido a uno de los leones.
La mujer terrestre giró el cuello todo lo que pudo y miró al perro del Oeste con tristeza e impotencia.
Éste, sin embargo, siguió cogiéndola del brazo con todas sus fuerzas sin bajar la guardia y mirándola frío y ausente, como si en realidad no quisiera que aquello estuviese pasando o como si ella no fuera simplemente Levar. 
Pasó una hora angustiosa y la muchacha por sí sola comenzó a calmarse.


Volvió a mirar a Blod y luego instintivamente miró hacia el otro lado. Ya no le sujetaba un león.
Era el chamán Lucas realizando la misma operación que el perro del Oeste.
-¡¡Soltadme ya, joder!!
El chamán habló ipso facto.
-Relájate. Íed está entre nosotros. Ya eres reina –decretó con entereza.
Levar aminoró la fuerza. Durante más de media hora había intentado controlar su furia y su ira.
Sé quedó atónita cuando escuchó pronunciar la palabra Íed y eso le hizo meditar y relajarse un poco al mismo tiempo.
El chamán consiguió darle un sorbo de una pócima que calmaría su mente. Tan solo un par de gotas bastaban para relajar su fase maníaca. Después “la mermelada de los niños” concluiría borrando el estado psicótico.






La noche cayó con una sensación de extrañeza para todos. Las timbaladas y la celebración habían cesado por completo hacía varias horas.
Todo el mundo se fue pronto a dormir.
Levar durmió toda la noche sintiéndose perdida, lejana. Su cuerpo se fue tan lejos como pudo y su mente vagaba acompañada de Tánatos que la mecía en un sueño hipnótico sin precedentes.
Dos hombres hacían guardia frente a su puerta.
Rasha no pudo pegar ojo hasta el día siguiente. Ya entrada la madrugada, durmió dos horas maltrechas. Luego despertó y, sin a penas desayunar,  quiso saber cuanto antes sobre la mujer bipolar.

-¿Aún duerme? -preguntó a Blod que estaba sentado en una silla frente a la puerta acompañado a otros dos leones que hacían guardia de pie. 
Rasha, antes de que recibir una contestación, se sentó en un asiento, junto a al can.
-Creo que a ella le afectó que no nos lleváramos bien, Blod- agachó la cabeza y suspiró profundamente.
-Siento lo ocurrido. Si quieres, no sé… podemos hablar -se justificó el líder mientras le ponía una mano en el hombro.
-No hay nada por lo que debamos preocuparnos. Yo nunca entraría en guerra contigo, Rasha, tú eres un amigo -sonrió y el león cambió por completo la expresión de su cara.
-Ayer Levar sufrió mucho. Creo que es lo que más debería preocuparnos -siguió diciendo.
-Bueno, de eso mismo hablaba. Hay cosas que si las aclaráramos, sería mejor para todos y sobre todo para ella.
-Supongo que te preocupa perderla.
Se miraron y el silencio habló por los dos.




Quizá era inútil hablar con Blod -pensó Rasha.
Él estaría tremendamente agradecido hacia la mujer que consiguió que evolucionara a persona. No quería competir con él, pero en cualquier caso era difícil hacerlo. Levar tenía un corazón agradecido por naturaleza y el can había confiado en ella sin pedir credenciales.
De todos modos era complicado que Blod confiara en el líder por completo. Y también era absurdo que Rasha pensara que Blod no podía protegerla tal y como él podía hacerlo.
Para él sus sentimientos eran obvios, pero el resto aún no sabían de su trascendencia…
Podían ser rivales, la naturaleza de sus sentimientos confluían en ella.
Pero Rasha había sentido el roce de su piel, había sintonizado el ritmo de su corazón con el de ella y se había mecido en una melodía armoniosa sin igual colgado de sus brazos.





Pronto se haría de día. El despertar de Levar aún era incierto.
Jacky fue el primero en levantarse. Lo hizo atontado y hasta la media hora no pudo reaccionar. Andaba por la aldea buscando algo como el que busca un huevo de Pascua hasta que encontró a Tania y a algunos hijos de Acuario que estaban comiendo unas tortitas acompañadas de batido de frutas. Eso le abrió el apetito y se fue disparado hacia la mesa de desayunos. Hizo malabares durante seis segundos con tres melocotones y luego se llevó dos para comérselos junto a Tania.



-Estaba descontrolada -empezó a decir un hijo de Acuario.
Era un hombre atractivo. Llevaba, al igual que Tania, dos franjas tatuadas en la cara y tenía un cabello liso y moreno que le llegaba por los hombros. Así como sus ojos eran grandes, su nariz era redonda y sus labios tan gruesos y sonrosados que parecían estar perfilados por carmín.

-Si, a mí me dijeron que dio algún arañazo que otro a los que intentaban controlarla, y alguna que otra patada. Los leones que la asistieron salieron todos mal parados.
-Es una pena- dijo Tania compadeciéndose de Levar.
-Quizá no se realice el consejo para decidir a su rango alfariano.- Pensó la hija de Acuario con cierta tristeza.
-Yo creo que si se recupera lo harán, estoy convencido -dijo Jacky dándole grandes bocados a su melocotón.
-No se -dijo el primer hijo de Acuario que habló-. Es una muchacha excepcional. Solo fue un error que tomara ganja sagrada.
-Hoy estará mejor, chicos -confió el Keburi.

El chamán Ribe, que había estado al tanto de la conversación, quiso intervenir y habló sin mostrar ningún reparo.
-Ella estará bien. Además, creo que estará mejor muy pronto. No deberíamos olvidar que nos profesa respeto a todos y que sus actos crearan precedente -vaticinó el chamán.
-Ojala -intercaló Tania-. Todos queremos lo mejor para ella.

En esos mismos instantes, Joa pasaba por delante. Todos pusieron cara de circunstancia menos el chamán, que le observaba con desidia.
Éste gruñía mientras daba zancadas.
Llegó a la casa de la reina y entró con premura traspasando una cortina de tela. Era la única puerta que existía de acceso a las casas.
Avisaron a Rasha y éste salió rápido a la sala de entrada.

-¿A qué se debe tu visita de buena mañana? ¿Qué es eso que te corre tanta prisa?
-Deberíamos partir a mediodía y lo sabes; todos los leones están preparados. Es difícil reclutar a más. Ariel Negru ha realizado una labor excelente.
-Ahora no podemos partir. Levar tiene que recuperarse.
-No podemos hacer excepciones, Rasha. Tenemos que salir ya -explicó tratando de ignorar sus designios y remarcando la palabra “ya”.
-Saldremos cuando la princesa esté mejor. De lo contrario, saldrás tú solo con los leones de Judá.
Joa no tuvo más opción que aceptar lo inevitable. En el fondo no era del todo mentira que estaban tratando a Levar como si fuera Elena de Troya.

-Ahora necesitamos silencio -murmuró Rasha.- Es lo mejor que podemos ofrecerle ahora a Levar. Es más, no podemos dejar aquí a la puerta, abandonada al destino.



Desde aquel momento todo el mundo evitó las visitas a la casa de la reina. Solo Blod, Rasha, algún chamán y la reina Madre podían visitar a la princesa bipolar.



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Istharenlanoxe...

2 comentarios:

  1. Qué gran alegría que vuelvan los capítulos nuevos!! El cuento de Jacky me ha parecido sublime, implica a todo el auditorio y recupera la pureza del cuento y la representación. Me ha encantado.

    Por lo demás, es entendible que Levar cargue su rabia contra Rasha. Lo hace cuando le reprocha su actitud proteccionista, sus aires de macho alfa para defenderla de Joa en vez de darle libertad a sí misma y su frialdad en muchos momentos. Rasha defiende su causa de liberador de Sión, entiende su rol de dar cobijo a la princesa bipolar y protegerla, pero ha equivocado totalmente el plano afectivo con respecto a ella. Lógicamente, Levar reclama su atención porque no puede entender la indiferencia del león después de que ambos hayan expresado sus sentimientos el uno hacia el otro y hayan hecho el amor incluso.

    El suceso de la ganja creo que les ha hecho comprender a todos los alfarianos que su lider es la princesa bipolar y que deben cuidarla y respetarla mucho más. Espero que a partir de ahora dejen de cuestionarla y se acaben las divisiones internas. El acercamiento entre Blod y Rasha puede significar un primer paso en esa alianza tan necesaria, ya que Levar necesita que los seres a los que quiere se lleven bien y remen en la misma dirección. Parece que una situación tan delicada como la que ocurre aquella noche puede ser paradojicamente algo positivo para los aliados. Larga vida a la princesa bipolar.... me ha dejado muy intrigado lo que le dice Jacky acerca del consejo de las reinas... habrá que esperar, jeje.

    Besos muy fuertes desde la espiral de los ecoditas istharenlanoxe ;)

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  2. Levar no carga su rabia contra Rasha, esta teniendo una crisis maniaca o psicotica, como mas te guste llamarlo. Subconscientemente algo sucede entre ambos que sale a relucir con la crisis pero no es ella la que habla sino la psicosis, Sanxo.
    De hecho ella no reclama su atención en ninguna parte del libro aunque si que es verdad que el no manifiesta lo que siente, eso no es indiferencia, es simplemente que es introvertido por una parte y por otra cumple un papel que no debe saltarse.
    El haber tomado la ganja de hecho no es a favor de ella sino todo lo contrario. Ahi no se muestra como una lider ni mucho menos, ahi muestra sus debilidades que paradojicamente puede controlar y utilizar a su favor pero en este caso solo ha sido agresiva y ha estado fuera de control, algo que realmente no les interesa a los alfarianos verdaderamente.
    Por otro lado Rasha y Blod nunca estuvieron enfrentados, es una cuestión personal de Rasha sentirse posesivo hacia ella pero que yo sepa no he trasmitido ni un momento ninguna controversia entre ellos.
    (Que película estas viendo? ejejeej)
    Besos desde la espiral de los mutantes :-D
    Y gracias por tu dedicación aunque te encante cambiar los hechos...

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