LA ABNEGACIÓN DE LOS MUTANTES (AÑO 2045)
(Parte 3º)
La
pareja de mutantes comenzó a hablar con Pal sobre los nuevos planes. Cuando le
informaron a la mutante sobre el planteamiento de contar con los rojos se alarmó
moderadamente y luego intentó calmarse valorando la exposición de motivos de
sus dos compañeros.
Sofía
trató de convencerla. Sería una estrategia que pasaría a la historia. Los
mutantes rojos y el resto de espirales se unirían para luchar por la liberación
de los Haggeds, los mutantes y el resto del Universo Alfa.
Pal
accedió a negociar con los mutantes rojos. Por descabellado que sonara, era una
idea original que podía convenir a ambas partes. Solo faltaba una última
confirmación; que los rojos aceptaran comenzar una nueva alianza con los
luchadores de Rasha.
Cuando
terminó la videoconferencia a través de las pantallas tecnológicas, Sofía y Ja volvieron a entrar en el farm de
Rasha. Los ánimos estaban algo mas
calmados.
Debía
hablar cuanto antes con el líder de los luchadores.
-Pal
accedió a la demanda. En cuanto acepten los mutantes, nos dará las coordenadas
para llegar a la antigua estación de trenes. Nuestra reunión para forjar
alianzas será en la misma estación. - le dijo Sofía a Rasha.
Ésta
mutante era una mujer de ideas firmes y fiel a sus principios, pero muy
reservada en sus maneras cuando de Alfarianos de otras espirales se trataba.
Aún
así, empezaba a confiar moderadamente en
el círculo de Levar.
-Bien,
mantendré informados al resto. ¿Tardaremos mucho en ponernos en contacto con
ellos?- Objetó Rasha.
-No
creo- mintió piadosamente Sofía. –Seguro que estarán entusiasmados.
Ambos
mutantes se miraron al unísono. Los dos sabían que las reacciones de los rojos
eran variopintas y en ocasiones inesperadas. Los gatos eran volátiles y
cambiantes, aunque tenían claro que posicionamiento querían tomar en la espiral
de los mutantes. No tenían un lugar decente donde estar pero no necesitaban
ostentar nada. Solo querían sentirse cómodos con los suyos, vivos y libres de
causas maléficas y superficiales como las que se desprendían de las energías de
los azules.
Los
luchadores del león Negro no lo tenían todo a su favor.
-De
acuerdo- contestó Rasha.
-Conectaremos
en una hora. Supongo que pronto sabremos la confirmación de los mutantes rojos.
-Perfecto.
Esperaremos. ¡Ah! ¡y gracias! No me equivocaba cuando confié en nuestra
alianza.
Ja
y Sofía se pusieron la mano en el corazón y asintieron con la cabeza casi al
unísono.
Rasha
entró en todos los farms y advirtió a
todos de que solo necesitaban una última confirmación para estar en alianza con
los mutantes rojos.
Durante
esa hora la palabra “mutantes rojos” estaba en boca de todos.
¿Quién
iba a suponer que la alianza entre espirales tendría en cuenta a mutantes? Nunca
se había conocido lo suficientemente bien la realidad de esta espiral. Nadie
imaginaba que unos seres insurgentes luchaban contra viento y mareas por tomar
la decisión de ser ellos mismos en un ambiente tan hostil y sombrío. Suponía
una lucha no solo loable y meritoria, sino expuesta a realizarse en las
sombras, donde nadie podía entender como la inmundicia de la espiral de los
mutantes se escondía arriba y no abajo, en el alcantarillado.
¿Cómo
estos seres podían brillar en la oscuridad y el en silencio de sus propias
vidas de la misma manera que lo había hecho Levar?
¿Cómo
en ambos casos no importaban los títulos ni los méritos públicos o consabidos y
solo importaba la lucha interna, una lucha que humillaba al guerrero, una lucha
que solo la encrucijada sabía valorar?
Una
vez más, a ojos de la verdad, la ley de la vida había premiado con virtudes y
había castigado con el don del sacrificio y el dolor al mismo tiempo.
La
fuerza de la alianza entre unas espirales y otras demostraba una vez más que la
unión era la energía más poderosa de todo el Universo Alfa.
Algunos
tímidos, otros recelosos y unos cuantos optimistas habían decidido que la
alianza con los mutantes era una bendición y una buena señal.
Pasara
lo que pasara, asumirían el peligro pero festejarían el derecho de gozar de un
Universo rico en ONE LOVE.
-Las
negociaciones fueron positivas- resolvió Ja-
y las coordenadas resueltas. Debemos ir cuanto antes a la estación.
Estamos en peligro. Las pantallas tecnológicas se han abierto muchas veces.
-Tranquilo,
partiremos de inmediato. Notificaré al resto. Partimos en un cuarto de hora-
estableció el león.
Salieron
por fin del cauce del río. Afortunadamente nadie los había visto de momento.
Levar
se sentía algo decaída. Se abrazó a Tso.
Era el único que le regulaba las energías.
Él al absorber sus energías hacía que Levar sacara la suyas negativas
con lo cual su reacción era sacar las positivas. Era un milagro que un ser regulara las
enfermedades de otro.
-Pronto
se me pasará- pensaba- Pronto se me irá el dolor.
Aunque
ya habían partido rumbo a la estación, aun faltaba un largo trayecto hasta
llegar allí. Tenían que sobrevolar a una altura considerable y una velocidad prudencial,
ni demasiado rápido ni a una rasante extremadamente baja.
La
reina Bipolar había complicado las cosas y los nudos de este enredo parecían
poner eufóricos a la mayoría de los luchadores, y tornaban neuróticos a otros
tantos.
Los
farms comenzaron a elevarse. Dos farms extraños comenzaron a seguirles. No
podían parar pero harían lo posible para dejarlos atrás.
La
carrera no cesaba y las velocidades aumentaban
cada vez más.
Rasha
abrió la pantalla tecnológica. Decidió extraviar a tres de sus farms para despistar a los farms que los seguía.
El
intento fue fallido porque cada farm intruso siguió uno de los grupos de
farms.
Rasha
trató de confundir al farm que perseguía al grupo de tres farms de luchadores.
Él se escondió en el cauce del río, otro de los farms se fue dirección a la
estación de trenes y el tercer farm fue avisado para que encubriera al de
Rasha. Su misión era dar vueltas y vueltas alrededor del río hasta cansar a su
oponente y después esconderse también en entre los juncos del cauce. Una vez
allí, el león ordenó que se fueran a la estación mientras su farm burlara al
vehículo de los intrusos. Éste farm enemigo finalmente desistió y se fue. Ya
solo que daba otro farm.
Los
otros tres farms consiguieron también deshacerse del vehículo que les perseguía
con la ayuda del farm de Rasha que tentó al otro farm compitiendo con el en
velocidad y destreza.
Finalmente
bajaron a la superficie. Seguían cerca del cauce pero no había ni un sola rama
donde poder esconderse. Debían estar alertas. Un mano a mano en estas
circunstancias era peligroso.
Fueron
bajando algunos mutantes; en total cinco. Eran guardianes de la Secta. Sus vestimentas
eran similares: todos vestían trajes; todos con pantalones negros, unos con camisas marrones y otros con camisas grises.
Aunque tenían las cejas y el pelo oscuros, tenían una piel similar al resto de
mutantes que Rasha había conocido, aunque con un tono grisáceo mezclado con
vetas de color morado.
Cada
uno llevaba una porra y un arma de fuego.
Se
acercaron a Rasha que estaba con Pripe, Tania y Najren, y sacaron sus espadas. Detrás
estaban Blod, Levar y el Keburi. Jacky que se sintió intimidado por las armas de
los intrusos, saltó y dando una voltereta le quitó su arma a dos de ellos.
Luego dio tres brincos más y le quito el arma al resto.
Rasha
comenzó a mover la espada con pasmosa habilidad y Najren, aprovechando que
estaban distraídos, mató a los dos mutantes que tenía a mano hincándoles la
puta de su espada.
Dos
energías grises se elevaron hacia el cielo.
Aún
era de día. El sol resplandecía sobre las cabezas del resto de mutantes azules.
Pripe machacó a otro metiéndole la punta del venablo.
El
león Do, que había siempre había estado en los mandos del farm sin moverse para
nada, decidió hacer un acto heroico con tal mala suerte que al salir y unirse
al grupo uno de los mutantes le disparó y quedó tendido en el suelo sin
moverse. Tania logró quitarle el arma y Blod le asfixió con la fuerza de un
abrazo acabando con él. Y Levar, que había llegado la última, derribó de pleno
con la ira de sus manos al quinto mutante que estaba saliendo ahora del farm.
Entonces,
Tania junto con Rasha inspeccionaron el interior del farm. Quedaban tres
mutantes mas contando al conductor.
Tania
y los dos leones les liquidaron con sus espadas sin ninguna reserva. El farm
había quedado completamente eliminado.
Por
fin podían ir dirección a la estación junto al resto de luchadores que quizá ya
habrían llegado.
No
quisieron arriesgarse; cogieron el cuerpo de Do y lo enterraron en el cauce.
Posteriormente abrieron la pantalla unos minutos para dejar gravada la ruta
hasta la estación y luego prosiguieron su camino.
-No
debemos correr Rasha. - le dijo Ja avisándole a conciencia. -Es aún más
peligroso correr porque podemos ser avistados por el tráfico aéreo. Mientras
tanto dejaremos que Pal haga los honores en la estación.
El
gran hombre alto adoptó un gesto de preocupación. Involucrar estas espirales
con la de los mutantes podía implicar un conflicto frontal de intereses. Quizá
el mismo Faraón haría cuenta de ello y se aprovecharía de tal situación.
Rasha
trasmitió esta vez al hombre alto un gesto de serenidad. Debía mostrar
empatía ya que ha su lado tenía nueve individuos
pendientes de un hilo y al otro lado cinco farms con grupos de hasta treinta
personas.
Su
padre le había preparado mentalmente para situaciones como éstas. Le contaba
historias del pasado, alianzas con otras espirales, los leones siempre
combatientes, siempre alertas…
Pensó
en Levar. Ya no hablaría más sobre lo sucedido entre ambos en la aldea de los
leones Negros.
Tenía
que dejarla marchar y sobre todo evitar que tuviera dudas en su encrucijada por
su propia culpa. Su amor por ella era una fuente de vida y calor que daba luz a
sus sueños y esperanzas.
No
podía imaginarse sin ella pero era probable que la encrucijada separara sus
existencias vitales. Solo la encrucijada podía hablar por ambos.
El
resto de compañeros lucharían junto a él con uñas y dientes. No cabía en él ni
el desprecio, ni la duda o la desconfianza.
Sin
embargo aborrecía al Ággelo por tener el suficiente valor de expresarle sus
sentimientos hacia ella y por mostrarle a su vez cariño y afecto físico. Le
maldecía por utilizar la excusa de que
querer redimir sus actos. No solo quería ganarse la confianza de Levar
sino que se mostraba lleno de vida y de brillo ante ella, aparentando ser un
hombre sin rencores.
El
león de leones era un hombre con una fina sensibilidad pero debía aprender a
controlar la pasión de sus emociones. Sin embargo, en situaciones de lucha bajo
presión, era un león frío y calculador. Nadie podía intimidarle fácilmente,
menos ella, a la que llamaba en silencio desde su corazón.
Ja
se quedó en la cabina de mandos y se sentó junto al conductor.
Le
había contado a Rasha que los rojos eran individuos antisistema y que su
estética era distinta aunque seguían rasgos morfológicos similares a los
mutantes azules. A pesar a ser altos y de tener una tez blanca con estrías lilas,
tenían una compostura y un linaje distinto a los mutantes azules. Muchos
estaban mezclados con otras espirales, incluso con los mismos leones.
Eran
agresivos frente a cualquier movimiento que implicara alienación o borreguismo,
por eso no estaban dispuestos a sufrir ninguna humillación por parte del Faraón
o la Secta. Mantenían
una intrincada red donde se procuraba defender los derechos de los insurgentes,
los cuales siempre fueron perseguidos con ansias y ahínco u olvidados en
ocasiones por la Secta
a su peor suerte.
En
algunas ocasiones vestían con símbolos que definían al grupo sin ser apenas amonestados.
Sin embargo muchas veces se jugaban la vida por
llevar una simple camiseta o unos guantes con el símbolo.
El
emblema consistía en un círculo de color rojo con dos pirámides negras superpuestas,
una de ellas invertida formando. Ambas formaban seis puntas. La simbología quería trasmitir el desorden y
el caos natural que el Faraón no podía dominar y todo lo que era contrario a
él, puesto que para él solo había una pirámide posible; la que apuntaba hacia
arriba.
Se
rebelaban con la misma fuera que un hijo de la Liberación pero no
querían defender la libertad, sino la posibilidad de vivir con tranquilidad en la
espiral de los mutantes, sin que nadie les molestara.
Este
símbolo para los mutantes rojos era en definitiva su bandera; su propia
liberación personal.
Sin
embargo, para la Secta
los mutantes rojos eran simplemente un problema difícil de resolver.
El
poder de la Secta
no podía acallar voces y suspiros. Había que tener siempre presente que los
familiares de muchos insurgentes vivían entre los mutantes azules. Eso hacía
que la coyuntura fuera delicada porque matar o herir a un mutante azul podía
suponer la pérdida directa de uno de ellos.
-¿Que
creéis que le sucederá a los insurgentes? - dejó caer Tania.
-Yo
creo que para nosotros pueden ser un gran apoyo- intercaló Blod.
-¿Creéis
que lucharán con nosotros?- Preguntó Levar.
-Si,
reina Isthar, aunque no se como ni cuantos serán.- Reafirmó Rasha aplicando su
teoría de la inestabilidad.
-He
oído hablar sobre los mutantes rojos. No pasan pantallas fácilmente, al menos no son capaces de pasar pantallas
del resto de espirales, pero me han revelado que tienen habilidades interesantes.
-intervino el chamán Lucas.
-¿Cómo
cuales?- preguntó Ari llena de curiosidad.
-Poseen
habilidades felinas. Son intuitivos y peligrosos si se les ofende. Si te
muerden puedes morir en el instante-- Explicó el chamán sintiéndose algo
desconfiado por divulgar una información que podía ser contraproducente para
los mismos insurgentes.
-¿Y
porque tienen habilidades distintas a los otros mutantes azules?- preguntó
Levar.
-Por
adaptación. Realmente es un linaje descarriado pero no deja de ser un linaje
del Faraón. Dicen que se mezclaron en algún momento de la historia con hijos de
Acuario, hijos de la
Liberación, e incluso leones.
-Contestó el chamán.
-Tenemos
que estar concienciados de que de ahora en adelante puede pasar cualquier
cosa.- Importunó Rasha impulsado por sus propios pensamientos.
-Pripe,
Najren, Jacky y yo saldremos los primeros, Luego irá Blod, Tania, Ággelo, Ari y
la reina Bipolar en este orden. No sabemos como será el recibimiento así que
hay que estar preparados.
-Tranquilos,
tenéis que saber que ellos realmente nos protegerán.- Anunció Ja a todo el
grupo.
El
viaje siguió su curso hasta llegar a la estación. Faltaba una hora para que el
sol se pusiera. Era conveniente que
llegaran antes del ocaso y así sucedió.
Cuando
el farm de Rasha llegó, los otros cinco farms ya estaban estacionados. Sin
embargo no quisieron bajar hasta que llegara Rasha.
Pal
avisó unos minutos antes a Ja con la pantalla tecnológica. Por lo visto los
insurgentes habían llegado hace una
hora.
Abrieron
la puerta del farm y comenzaron a salir.
Una
multitud destacada de mutantes rojos se habían arremolinado cerca de las
paradas de los raíles del tren.
Los
raíles, antes solitarios, despedían oxido y los ventanales de la estación
carecían de cristales. La mitad de la estación estaba cubierta y la otra mitad
estaba compuesta por una extensión grande de aparcamientos señalizados.
La
estación estaba físicamente rodeada por una verja, excepto una entrada cerca de
los aparcamientos. Esto no condicionaba a los farms que llegaban planeando
desde el cielo.
Al
lado de los aparcamientos, de hecho, había unos cuantos farms aparcados,
algunos en perfectas condiciones y otros para el desguace.
La
multitud quería ver a Rasha. Era el dirigente de todos los farms, el león mas
preparado y para cerrar la alianza era
inminente hablar con él.
Rasha
se abrió paso entre la gente acompañado de su grupo. Llegaron al epicentro del
los grupos, donde se había dejado un espacio abierto para poder realizar las
reuniones. Se había formado por la misma posición del gentío un círculo algo
irregular de la dimensión de un farm.
Un
mutante hizo un gesto con las manos, que
consistía en bajar y subir ambos brazos a la vez, y con voz de mando pidió silencio.
Los
mutantes acallaron sus gritos.
Llegaron
cerca del epicéntro y fueron fieles a los acontecimientos.
Un
hombre alto y delgado que vestía de rojo y tenía el símbolo en un medallón que
le caía por el cuello pidió a Ja que se acercara.
Cuando
llegó al corazón físico de la reunión comenzó a hablar.
-Estamos
reunidos para contraatacar a los mutantes azules y llegar al consejo de la Secta. Será un placer
seguirles después hasta el Faraón si deciden sumarse a la lucha. –Propuso Ja
con total elegancia.
Era
evidente que seguirlos implicaba acatar sus decisiones y que sumarse a la lucha
del resto de espirales implicaba seguir las decisiones de los luchadores de
Rasha. Pero Ja concilió la necesidad de ese acertijo para explicar sutilmente
que nadie sería superior.
Luego
hizo un gesto con la mano a Rasha para que se acercara al centro de la homilía.
La
gente participaba en un murmullo colectivo.
Aunque
sus pelos y cejas estaban tintados de colores básicos (rojo, verde amarillo), los
tonos lilas de su piel les delataba.
Sus
ropas eran deportivas, la mayoría de color negro y rojo, en pocas ocasiones de
color violeta o amarillo. Y algunos llevaban con orgullo el símbolo de la
estrella de seis puntas que les definía. Algunos en los zapatos, otros en las
camisas, otras en las gorras con visera y algunas mutantes lo llevaban tatuado
en insólitas partes del cuerpo.
-Gracias
por la bienvenida. Hemos llegado hasta aquí con la intención de enfrentarnos a
los mutantes azules y por definición al Faraón. Quien no tenga intención de
seguirnos está a tiempo de echarse a tras.
El
murmullo se acrecentó. Los insurgentes no estaban dispuestos a ser dirigidos
por nadie pero las mentes pensantes sabían que la iniciativa original provenía de los luchadores del león y que
ellos estaban ahí para sumarse al viaje pues compartir objetivos comunes y
sobre todo tenían un enemigo común. Asumir esta tarea empezaba a ser necesario.
-Quizá
nuestra lucha se origine de un modo distinto a la vuestra pero se de corazón que
todos queremos acabar con Babylon.
-Muerte
al Faraón- se oyeron unas voces que gritaban repetidamente.
-Muerte
al faraón- volvieron a chillar desgañitándose.
-Muerte
a la ciudad Negra. – clamaban otros.
El
círculo de Levar no se atrevía a decir ni una sola palabra. Intimidados por la
situación se miraban unos a otros buscando cierta seguridad.
El
resto de luchadores del león Negro que faltaban permanecían dentro de los
vehículos.
Tan
solo el grupo de Rasha se encontraba
fuera afrontando el comité de los mutantes rojos.
De
repente un hombre vestido de negro se acercó a Rasha. Sus cejas eran abundantes
y su tez lilácea era más gris de lo normal. Parecía un anciano por su pelo
blanco pero tenía un cuerpo musculoso y atlético. Llevaba el símbolo tatuado en
uno de la parte inferior del antebrazo, terminando casi por la muñeca y se
acercaba al león de forma decisiva pero cautelosa.
-Perdón
me gustaría hablar- dijo amablemente mirando a Rasha.
-Claro,
por supuesto. Adelante.- El león hizo un ademán con la mano para que el hombre
le adelantara y él se retiró del epicentro.
-Compañeros
y amigos. Me informan que aún faltan rojos por llegar que también se unirán a
nuestro gran grupo de luchadores. Sería de gran ayuda que en el día de hoy
reclutáramos a cuantos mutantes rojos sea posible. Por lo que animo a que
llamen a todos los rojos posibles que aún no han sido informados. – su voz
sonaba rotunda pero nada agresiva.
-¡Mutantes
rojos!- exclamó- Luchemos por la derrota del Faraón. -Dijo esta vez eufórico
pero permaneciendo estático en el sitio.
-¡Muerte
al Faraón! -gritaron unos pocos.
-¡Por
la derrota del sistema!- gritó otro.
Levar
estaba literalmente con la boca abierta. Más de doscientos individuos rodeaban
el epicentro donde ellos se encontraban. Se entendía que no eran una amenaza
para su propio grupo ni para el resto de farms. El medio justificaba un fin que
apuntaba directamente a la abolición de la esclavitud.
Sin
embargo, los mutantes rojos participaban de una inquietud que les volvía
agresivos e impredecibles.
No
dejaban de ser gatos llenos de creatividad, movidos por un sentimiento noble,
un sentimiento difícil de saciar.
Levar
estaba fascinada por la esencia de la escena que estaba presenciando.
Su
corazón palpitaba sin cesar por lo que debía controlarse; ponerse a levitar no
sería buena idea. Nadie debía constatar sus habilidades. Nadie podía saber
todavía que ella era la reina Bipolar.
Tso
se había quedado en el farm. No era conveniente que advirtieran de su presencia
ya que podría confundir el motivo de unión entre grupos.
Jacky
se encontraba al lado derecho de Levar. Le estaba pegando estirones en el
corpiño de cuero.
-Reina…
-balbuceó- Esta gente es siniestra. Nos confundirán con los mutantes azules
seguro.- Susurró lo máximo posible.
-Son
gatos -dijo en voz baja la reina.- Auténticos felinos…- añadió hipnotizada.
No
había duda de que los rojos tenían rasgos de gato; rasgos que los tornaban
peligrosos y fascinantes al mismo tiempo.
-Preocúpate
por lo que eres tu, reina Isthar…-dijo refunfuñando Blod.
-Yo
se quien soy aunque también tengo derecho a perderme en ocasiones. Pero estos
seres son mágicos. ¿Has visto sus ojos?- dijo con algo de euforia en el timbre
de su voz.
Najren
que estaba detrás de Levar intervino en la conversación.
-Son
astutos. Confunden al resto porque son astutos- repitió el hijo de la espiral
Naciente no sin algo de pasión en sus palabras.- Hay que tener cuidado con
ellos- terminó diciendo.
-Yo
creo que luchan por una buena causa. Son
distintos a nosotros pero en el fondo buscan lo mismo que todos los Alfarianos.-
dijo Ari murmurando al máximo. –Deberíamos confiar más de aquellos que van a
ser compañeros de lucha.
-Debemos
creer porque es lo mas sensato- interfirió el chamán.- Queráis o no, no nos queda otra.
Mientras
el grupo hablaba, Rasha no se fue del perímetro del epicentro.
-Escuchad,
es importante- gritaba afónico. Mientras tanto los insurgentes gritaban “¡muerte al faraón!”.
-Por
favor silencio- siguió gritando y en vista del panorama dio un rugido de león
espeluznante e hizo que toda la estación de trenes se quedara en silencio.
Levar
se quedó con los ojos bien abiertos expresando su sorpresa y su estupefacción. Había
secretos que aún no conocía de Rasha y de repente sintió la necesidad de saber.
-Compañeros-
siguió diciendo el león subiendo el tono de voz y la cabeza.
-Tenemos
que organizarnos. ¿Alguien puede decirme cuantos farms podemos tener en nuestro
haber?
-Algunos
faltan por arreglar- gritó un muchacho joven con buena fe.
-Tenemos
que organizarnos. Será imposible hacer ningún movimiento si no estamos
situados. –Otro muchacho quiso participar. Tenía la necesidad imperiosa de
servir de ayuda.
Todos
miraron a su alrededor menos un joven que iba encapuchado con un hábito de pies
a cabeza. Cambió la compostura y se acercó a Rasha.
Fue
andando y acallando las voces mientras llegaba al epicentro.
-Somos
alrededor de 300 mutantes rojos. Será complicado encontrar tantos farms. – dijo
destapándose la capucha. – De todos modos hay bastantes farms contando los que
necesitan algunos arreglos. Es mucho más de lo que podíamos esperar en estos
momentos, contando con los que vosotros traes claro.
El
muchacho tenía un atractivo visible. Se descolocó el cabello negro y rizado al
quitarse la capucha y Rasha descubrió unos ojos grandes y negros que le
parecían familiares. Tenía una dilatación en cada una de las orejas en forma de
túnel de unos tres centímetros. Sus
rasgos faciales se disputaban una lucha natural entre lo dulce y lo agresivo y
sus labios eran gruesos y bien perfilados. Su estatura era similar a la de
Rasha, aunque su aspecto de monje reflejaba cierto ascetismo.
Rasha
le miró detenidamente. Era un hombre joven con aplomo. Su serenidad parecía
demostrar la misma esencia de su carácter. Aunque era demasiado joven…
Ja
que contemplaba la escena detenidamente se acercó al muchacho y le puso la mano
en el hombro.
-Gracias
Asar por tu ayuda. Organizarás a los grupos. Yo me encargaré de lidiar con el
resto de cuestiones.
El
mutante Ja parecía conocer al muchacho. Eso podía significar que el muchacho no
solía pasar desapercibido.
-¿Y
los farms que no están arreglados? Es imposible luchar sin ellos…Somos
demasiados- advirtió el chaval.
-Haré
algunas llamadas. Hay una empresa que estaría encantada de ayudarnos según
nuestro amigo Ja.
-¿Insurgentes?-
quiso saber Asar.
-No
exactamente pero si asqueados con este sistema.
-Tranquilo,
me ocuparé del orden.
El
murmullo mostraba una inquietud general.
Sin
embargo, pasara lo que pasara, la cantidad de los farms y los rojos ya era suficiente
para luchar. Lo que no era seguro es si eran suficiente para vencer.
Asar
organizó filas con otros cinco insurgentes. Y Ja comenzó a buscar a más
reclutas mientras esperaba a otros que aún estaban por llegar.
Y Rasha
ordenó que todos sus luchadores salieran de los farms. Todo sería mas sencillo
si se mezclaban entre sí creando una alianza firme.
Levar
quería perderse entre la gente. Quería beber del mismo vaso de euforia que
aquellos individuos bebían. Decidió ir a
sacar a Tso. No podía permanecer escondido si luego le iban a dejar luchar.
Fue
a buscarle y cuando consiguió sacarle, a pesar de que se estaba cohibido por
los ruidos, llamó también a Blod.
Sabía
que a estas alturas andar sola era peligroso.
Después
fue directa al farm de la reina Makkeda. Una vez allí saludó a la reina y le
confió sus inquietudes.
-Reina,
estoy algo perpleja con los gatos.
-Es
lógico. Te sientes familiarizada con ellos. Ellos no controlan su energía
negativa al igual que los habitantes de la Tierra.
-Lo
que no entiendo es porque Rasha no me confió que podía rugir así.
-Rasha
es un león, preciosa, eso nunca lo olvides. – dijo sonriendo de soslayo.
-Creo
que la lucha por Sión esta llegando muy lejos, está moviendo a muchos
Alfarianos. -Dijo cambiando de tema la muchacha.
-En
las batallas siempre mueren seres inocentes. Es prudente esperar otra
encrucijada.
-Entonces,
¿yo puedo morir…?- dijo algo nerviosa.
La
reina le miró con cierta cadencia en sus gestos y miró después a Blod.
-Aquí
la única muerte real son los agujeros negros, niña. Lo de más son encrucijadas
que te llevan a otros destinos a través de las pantallas.
Entonces
la reina Makkeda se acercó a Levar y le recogió el pelo con las dos manos hacia
atrás.
-¡Mírate!
¡Cada día estás más bella!
Levar
se sonrojó y no articuló palabra.
-¿Tu
crees que el lo verá? – dijo refiriéndose a Rasha.
-El
lo ve todo. Quizá es torpe para trasmitir pero es inteligente para observar.
-Tengo
que hablar con él antes de que empiece esta locura- musitó.
-Adelante
pues. Quizá sea necesario que lo hagas.
Mientras
se alejaban del farm, Blod opinó sobre la última conversación de Levar con la
reina Makkeda.
-Reina
Isthar. El no está por la labor…
-No
entiendo a que te refieres. – dijo sacudiendo la cabeza.
-Él
vio como os besabais tú y Ággelo. Mancillaste su dignidad.
-Quizá
Ággelo sea capaz de darme lo que Rasha no se atreve a concederme.
-Quizá
debas esperar. Rasha ahora necesita concentrarse, debe organizar a todos.
-Es
posible que tengas razón. – dijo empezando a dar zancadas.
-Hablaré
mejor con Ággelo- concluyó decidida.
-¡Madre
mía! Levar… –se lamentó Blod dándose golpes en la cabeza con la mano- Estás
perdida…- Musitó.
Luego
lo pensó mejor y decidió quedarse con la idea de que el Ággelo tal vez era algo
manipulador.
Ággelo
se encontraba aún en el epicentro donde algunos gatos insurgentes trataban de hacerse
paso para coger la voz de mando. Discutían entre ellos sin cesar superponiendo
unas voces con otras.
Kufu
se encontraba, entre toda aquella algarabía,
acompañado de algunos miembros del grupo como Ari, Najren y el chamán.
Rasha
y Pripe se encontraban en el farm junto al mutante Ja. Confiados de que se
encontraban solos, abrieron las pantallas.
-Localizar
a Pal, por favor. Ella sabe las coordenadas de la próxima reunión de la Secta. Debéis hablar
de ello con mis compañeros, los rojos.
Los
farms tenían un sistema de coordinación con el resto de farms de Rasha. Era un
mecanismo del que disponía cualquier farm pero era necesario activarlo y
sincronizarlo con el funcionamiento de los otros vehículos. Este método
facilitaba la comunicación entre unos y otros y protegía a todos los grupos de
cualquier amenaza externa, alertando de cualquier movimiento extraño que
pudiera intimidar a cualquiera de los vehículos que trabajaban en cadena. Para
los leones este trabajo en cadena tenía un nombre; anclaje.
Sin
embargo, este sistema sofisticado no iba a servir de gran ayuda esta vez pues
la gran concentración en la estación de trenes era visible para cualquiera que
transitara la zona en tres manzanas a la redonda.
El
muchacho con el hábito de monje entro en el farm pidiendo permiso a Rasha con
la mirada. Había pasado aproximadamente una hora y media.
Casi
como si intuyera lo que el líder estaba pensando, hizo un comentario a propósito
de no pasar desapercibidos:
-Las
filas están organizadas, hay varios grupos que tienen ya asignado un farm. El
resto de grupos aún no he podido estructurarlos. Son numerosos y desordenados.
No es el momento de buscarles un rumbo.
El
muchacho había logrado reunir a los rojos en grupos de diez con un jefe al
mando en cada grupo. Gatos y gatas trasmitían ahora una sonrisa sinuosa porque,
por fin, tendrían la gran oportunidad de revelarse ante el maquiavelismo del
Faraón.
-Perfecto,
muchacho. Estás siendo de gran ayuda- le declaró agarrándole con firmeza el
hombro. Asar sonrió templando su moderación. En estos momentos, ningún luchador
que se preciara estaba exento de sentir cierta euforia descontrolada en su
estomago.
-De
todos modos es necesario que tengáis en cuenta la situación. Los mutantes
rojos, en ocasiones, nos reunimos en algunos lugares abiertos como éste
simplemente para celebrar nuestro encuentro y el poder que sustenta nuestra
unión. Algunos tocan instrumentos, otros bailan y otros, más ilusos, beben o
ingieran pastillas de alquimios para olvidar el infierno en el que vivimos. La Secta principal pasa por
alto este tipo de encuentros. Saben que son inofensivos y que no alteraran la
base de su sistema. Que seamos tantos no constituye un problema, pero si ven
demasiados farms pueden sospechar. Y si
lo hacen estamos perdidos.
-Tranquilo,
Asar- intervino el león mirando también a Ja. -Pronto llegaremos a una
conclusión acerca del tema de la
Secta.
Fuera
de los farms Levar pasaba frente a todos con Tso que le estaba agarrando fuertemente
su mano izquierda. Iba, directamente, en dirección al Ággelo. Necesitaba
aclarar ciertos puntos con él.
Este
se encontraba con Tania y el resto del círculo de Rasha cerca de los
aparcamientos señalizados de la estación. Estaban todos sentados en el suelo y
charlando distendidamente.
-¡Kufu,
Kufu, tengo hablar contigo, es importante!
-Por
supuesto, tranquila. Respira, anda.- Le aconsejó con tranquilidad.
Ella
soltó a Tso e hizo el intento de sentarse en el suelo junto a Ággelo.
-Aquí
no te sientes. Buscaremos algun lugar mejor donde podamos estar más cómodos.
Había
unos bancos de piedra por donde pasaban los raíles del tren. Kufu las señaló
con el índice. En ellos un gran grupo de rojos estaba sentado. Se había formado
una gran jarana con tintes alegres donde las bebidas y la música no faltaban.
Entre
unos y otros, había un lugar que parecía ideal para Kufu, Levar y el
desahuciado.
El
Ággelo se lo mostró a la terrestre y, como vio que ella no rechistó, se aceraron
y se sentaron.
Los
insurgentes miraban a la reina Bipolar con extrañeza. Ella era una intrusa y
estaba acompañada de un ser canijo que parecía pusilánime.
Sabían
que era un desahuciado pero daban por sentado de que no era un intruso ya que
andaba al lado de una reina.
Sin
embargo, aunque los Ággelos parecían gozar del respeto de todas las espirales,
para aquellas gentes Tso y Levar resultaban parecer más carismamáticos e insurgentes que Kufu.
-Una
reina joven…- comentó una mutante mirando a la terrestre de reojo.
El
resto la siguieron también con la mirada.
-Kufu-
empezó a decir la reina Bipolar titubeando un poco- por mucho tiempo fuiste un
guía para mí. Antes de llegar al Universo Alfa sabes que tu para mi eras una de
las personas mas importantes en mi vida o al menos así lo sentía yo.
-Si.
¿Y?- dijo Kufu sin ningún ánimo de cizañar.
-Ahora
te he visto y se que no guiarías tu vida por mi. Es inútil. Nunca me quisiste…-
le confesó dudosa.
-Te
quise y mucho pero ahora se que tu encrucijada no te llevará a mi.
-¿Por
qué?- preguntó inquieta.
-Porque
tú no quieres amar a nadie.
-Te
equivocas- contestó seguidamente.- Yo te ame y no me importaría hacerlo de
nuevo.
-¿Bajo
cualquier circunstancia?- le preguntó violentándola.
-Lo
único que me cuesta es confiar. Ya lo sabes. Entiendo que no puedas perdonar mi
traición pero ahora que ambos entendimos la situación no quiero decepcionarte
una vez más. -En realidad no quiero defraudar a nadie.- Agregó la chica bipolar
agachando la cabeza y pensando automáticamente en Rasha.
El
gran león no podía o no quería corresponderle. Era un hecho que no sabía como
lidiar con él pero que tarde o temprano tendría que asumir.
-A
mi no me decepcionarás. Aquello sucedió hace mucho tiempo. A día de hoy
comprendo que nadie es perfecto.
Hizo
una pausa y añadió:
-Si
tu estas dispuesta yo estoy dispuesto. Dame una oportunidad, pequeña.
Ella
no acababa de creerlo. El había estado mucho tiempo inmerso en un mutismo
inigualado cuando ella le traicionó en la Tierra. Después, con
los años, perdió su huella y desafortunadamente había muerto en un accidente de
tráfico sin que ella se enterara de lo ocurrido.
Aunque
no llegó a verle hasta el día en el que llegó al campamento de los leones
Negros, aún sentía en su corazón el recuerdo del dolor, la reminiscencia de un
pasado que le había desgarrado el alma.
Su
presencia llegó en unas circunstancias tan extrañas que era difícil tomar la
decisión adecuada. ¿En quién debía depositar todo su amor? Ahora se había
convertido en su gran pregunta.
-Dame
tiempo para pensarlo. – Tso le tiraba de la falda. – Necesito pensar, solo es
eso Kufu. – contestó algo decepcionada de si misma.
-Tso
cansado, Tso comer, Tso cosas muchas. -Dijo ausente de lo que sucedía… o tal
vez no.
-Sí,
sí. – le contestó- Vamos anda.
Tso
no paraba de tirar de ella.
-Tengo
que irme Ággelo. Te contestaré en cuanto tome una decisión.
-Rígete
por el corazón- dijo este rezando, pues si su respuesta se guiaba por una
decisión al azar o racional no sería demasiado positiva para él…
-Lo
haré – dijo Levar algo triste. Esto desoló a Ággelo, sabía que el viento corría
a favor de Rasha.
Levar
y su compañero se alejaron de las bancadas de piedra algo desorientados. Ella
estaba más perdida si cabía. Tenía tres opciones de las cuales ninguna era
absolutamente concluyente para ella.
Anduvo
hasta el farm con la intención de encontrarse con Rasha y Ja. Por lo que se contaba habían logrado
conseguir organizar el resto de farms y habían conseguido localizar unos
mecánicos dispuestos a colaborar.
Los
mutantes azules todavía no sospechaban lo que se tramaba en la vieja estación. La
alerta aún no estaba disparada.
Pasaron
dos horas y los grupos ya estaban organizados por Asar, el líder de los leones
y Ja. Los gatos no necesitaban entrenamientos. Eran fuertes, rápidos y
descabelladamente intuitivos. Estaban
preparados para luchar contra la ciudad Negra, los ∏, el Faraón y
quien se pusiera delante.
Altamente
confiados y dispuestos a arrasar con todo, brincaban con la seguridad de que Babylon
sería derrotada por fin.
Ahora
todo el círculo de la reina Bipolar se había situado frente a su farm. Ággelo
miraba de soslayo a la muchacha bipolar y ella le desvolvía una mirada atónita
y confusa.
Decidieron
descansar lejos del tumulto.
El
círculo de Levar entró en el farm.
Después
de que se posicionaran y de que Rasha escogiera el momento adecuado, cogió la
mano de Asar levantándosela frente al grupo.
-Chicos y chicas. Quiero que conozcáis personalmente
a Asar. ¡Es un chaval valeroso y excepcional! Ja y el resto de mutantes rojos
nos han dado buenas credenciales sobre él y no hay más que ver lo que es capaz
de hacer.
-Hola
– le saludaron todos casi al unísono.
-Hola
a todos.- respondió Asar.
-Mi
gente te dará algo de comer y beber. Quédate en el farm. Debes sentarte un rato
y descansar.
-Gracias
– dijo agachando la cabeza.
-¿Coméis
de todo?- Preguntó servicial Ari.
-Si
claro, aunque no necesito comida en abundancia – comentó temeroso de ser
rechazado.- Los mutantes rojos comemos muchas veces y en poca cantidad. –Miró a
Ari sintiendo que era la muchacha mas bonita que había visto desde hace tiempo
y luego procuró mirar al resto para no desconcentrar su mente.
Ella
le miró con suavidad y dulzura y después se fue a los macutos, a buscarle algo
de comer.
Más
tarde, el chico de ojos negros se sentó al lado de la mujer bipolar sin
sospechar su auténtica identidad.
Una
vez en el asiento se planteó hablar con aquella extraña reina.
-¿Dónde
está tu familia Asar?- preguntó la reina Levar.
-No
lo sé. Al nacer me dieron a una familia de gatos. Ellos dijeron que la persona
que me trajo luego se marchó a la espiral del Faraón.
-¿Entonces
no eres un mutante?- interrogó interesada Levar.
-Tengo
aptitudes felinas. Por lo visto uno de mis padres era del linaje de los leones.
Por todo esto tengo habilidades que me serán útiles en la batalla.
-Al
fin y al cabo es un gato- intervino Tania riéndose irónica.
Jacky
también se puso a la defensiva. Estaba harto de que los mutantes rojos se
apropiaran de todo el espacio, necesitaba desafiarles para sentirse menos
invadido.
-Quizá
sea un mutante azul- dijo despectivamente el Keburi.
-Lo
importante no es lo que yo sea sino lo que voy a hacer por vosotros. – se
defendió el muchacho.
Su
mirada era noble. – pensó Levar.
La
única mirada que conocía similar a la de él era la de Rasha: Inquebrantable
pero honesta, sincera pero seria.
-¿Qué
armas sabes usar?- le preguntó Blod.
-Creo
que no tiene porque pasar por un examen- dijo seria Levar- Es mas, no voy a
dejar que le hagáis pasar por eso.
-En
realidad todo el mundo tiene que mostrar sus credenciales. ¿Por qué el muchacho
no?- planteó Blod.
Después
de las palabras del can, Levar oteo de una sola mirada a todos los presentes y
gritó:
-Callaos
y respetad al muchacho.
Los
allí presentes observaron asombrados la primera orden de Levar y la acataron
por justicia.
Todos
callaron por unos segundos hasta que vino la Ecodita Ari con algo
de comida y bebida entre las manos.
-No
era necesario pero muy amable de todos modos- agradeció mirando con cierta
devoción a la muchacha y luego a la reina. Luego trató de penetrar en los pensamientos
de la reina. Era imposible; era una mente plana…
-Sois
muy gentiles conmigo- apuntó Asar- Los mutantes rojos no lo serán tanto con
vosotros.
-Contamos
con ello hijo- intervino el chamán Lucas cargado de realismo.
De
repente entró un insurgente al farm y buscó con la mirada a Asar.
-Asar,
han llegado tres farms nuevos llenos de mutantes rojos. Quieren participar en
la lucha.
El
muchacho le devolvió a la azucarada Ari la comida que ésta le había ofrecido
amablemente y luego siguió apresurado al insurgente.
-Interesante
labor la de un chico tan joven. – planteó Ággelo.
-Parece
honesto. Estoy segura de que no nos traicionará. – propuso Levar.
-¿Tanto
como que el desahuciado no te iba a meter en líos?- disparó Tania.
-Tanto
como que Tso ha sido increíblemente fiel. –dijo con una sonrisa acallando las
ironías de Tania.
-A
mí me parece un muchacho adorable. Mira de una forma especial a la gente. –
dijo Ari.
-No
seas inocente Ecodita. El muchacho te mira a ti de una forma especial porque
tiene las energías masculinas revolucionadas- dijo la hija de Acuario poniendo
énfasis en la palabra “revolucionadas”.
Levar
trató de desviar el tema, Ari se estaba
avergonzando de las palabras de Tania poniéndose absolutamente colorada. Y no
había necesidad de que pasara por ese tipo de situaciones engorrosas.
-Veamos
cuantos seremos- dijo Levar disimulando.
Nafren
quiso proponer un cálculo:
-En
total vamos a ser casi quinientos o más
incluso. Ya es imposible pasar desapercibidos.
-En
realidad era totalmente necesario reclutar a tanta gente- añadió Pripe desde la
puerta de entrada donde estaba apoyado. Parecía hacer guardia.
-De
lo contrario no hubiéramos hecho nada. Suerte que se han ofrecido los mutantes
rojos.
Levar
entendió que la palabra “ofrecido” significaba que no existía ningún mérito en
que ella lo hubiera ideado. De cualquier modo, ya no le importaban las
opiniones de Pripe.
-Al
fin y al cabo todas las espirales nos necesitamos –siguió diciendo.- Todo es un
ONE LOVE.- Razonó el joven león orgulloso de llegar a sus propias conclusiones.
-Yo
necesito salir y ver el gentío. Me da fuerzas. – confesó Levar.
-Te
cansarás de verlo. Ahora que estamos todos tranquilos deberíamos comer. Quizá
no habrá otro momento. –propuso Blod inteligentemente.
-Pero
luego iremos a ver al gentío- repitió Levar con una sonrisa.
Rasha,
que estaba hablando con Ja, dejó la pantalla tecnología y se acercó al grupo.
Había escuchado una petición de la reina Bipolar que no era prudente.
-Sería
conveniente que no salierais. Se ha creado un rumor acerca de una mujer que
vuela y mata con la mirada. Dicen que alguien así sería útil para los mutantes
rojos… Para no crear más polémicas al respecto, todas las mujeres se mantendrán
en los farms.
-No
es justo Rasha. – intervino Levar. – Nadie en su sano juicio creería eso.
-Tranquila,
el rumor no durará. – Explicó el león Negro.- Ahora solo relájate y no
derroches energías. No tardaremos mucho en ir a la ciudad Negra.
-¿Y
allí actuaremos?- preguntó con una pizca de ilusión. Estaba harta de estar
metida en el farm.
-Probablemente.
Sea como sea, le echaremos un pulso al mal. En realidad estamos demostrando que
admitimos a otros grupos y no somos tan xenófobos como los mutantes azules. Al fin y al cabo es la esencia de lo que todos
deseamos; convivir en paz unos con otros.
-¿Confiarías
a Levar a un de esos mutantes rojos?- preguntó Jacky al león.
-Supongo
que si, No sé. – dudó por un momento. –Bueno tengo que irme –dijo cambiando de
tema.
-El
león de Judá no tiene clara la alianza con los rojos.
Se
marchó sin que a penas el resto se diera cuenta. Todos miraron hacia la puerta.
El león estaba acumulando demasiado estrés. En algún momento debía explotar.
Si quieres seguir LA ESPIRAL BIPOLAR
por el facebook pincha aquí Istharenlanoxe
-¿Crees que serías capaz de volcarme algun dia las estrellas?
-No se, por ser tu podría decir que lo intentaría, pero
nunca alcanzaría a hacerlo...
-Bueno Charlie, solo te dije que soñaramos un poco...
Istharenlanoxe...
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