El contenido de La espiral Bipolar se engloba en un libro de alrededor de 140.000 palabras (o al menos eso creo de momento) Aquí haré la honesta y árdua tarea de transcribir los cápitulos en varias fases para una lectura mas fácil. Y sobre todo compartiré el arte porque el arte que trasmite es el arte para TODOS.
La curiosidad dió sentido a nuestros pasos y nuestros pasos nos llevaron a ella...a la curiosidad bajo el influjo de las mismas espirales.

{Os mando la energía... si queréis saltar os espero en la otra espiral}

jueves, 6 de septiembre de 2012

CAPÍTULO 7, 8º PARTE

La espiral de los leones de Sión (Parte 8º)




Levar le daba vueltas a la casa masoquista en la que ella misma cobijaba sus ideas.
Tal vez le honraba sentirse parte de un grupo que la aceptase, incluso pensarlo le proporcionaba cierta satisfacción desconocida para ella. Pero todo cuanto la vida le había dado había sido una familia honrada y luchadora con la capacidad de superar tormentas y vendavales horrorosos y, sobre todo, unos padres que le habían dado la seguridad de que si cayera en un pozo profundo ellos seguirían a su lado o la sacarían de allí si fuera preciso.
Ahora era su oportunidad de demostrarles a aquellas gentes de qué pasta estaba hecha. El incidente maníaco solo había servido para reforzar sus fuerzas. Eso le hizo pensar qué hubiese pasado si la pequeña crisis que había superado hubiese sido una crisis con timón y bandera.
Rasha y Blod habrían huido de la aldea para no sufrir la humillación de una enajenada cualquiera. Sin embargo, sus temores ocultos no salieron a la luz y todos confiaron en ella esperando con cariño el momento en el que se recuperara.
-¿Por qué merezco este apoyo de personas para las cuales soy una completa desconocida? –meditaba.
Entonces recordó las tardes en el hospital haciendo amigos, ayudándose los unos a los otros. La confusión de su espiral aumentó cuando hizo un recorrido por la historia de la Tierra; una catástrofe de vidas que dejaban de tener sentido a manos de fascistas controladores y racistas que no aceptaban la libertad de los demás o simplemente la usaban para su propio beneficio, un mundo contradictorio preñado de figuras patriarcales donde el egoísmo y la codicia habían acabado con millones de personas y había condenado a otras tantas a vivir vidas vacías, un lugar donde los animales te enseñaban a vivir en armonía, un mundo donde la madre Tierra acercaba las manos de desconocidos para unirse a un objetivo común, a una familia, a la protección y la compañía de “unos ojos que te  sonreían” , un mundo de caricias…

El Universo Alfa era bien distinto. Apenas había aterrizado y ya gozaba del respeto de sus gentes. Los alfarianos habían devuelto la alegría a su corazón. Era como sentir que nada de lo dado se entregaba en vano, como si cada acto de compasión, amistad o incertidumbre se compartiera por todos con el mismo grado de complicidad.
Deseó sentirse viva y llena para siempre. Claro que aquello era apostar al caballo cojo, de eso era consciente de una forma insospechada. Pero sintió que de la misma forma que había amado a los terrestres y a aquella madre naturaleza mágica llamada Tierra, también de la misma forma podía hacerlo con estos seres disfrazados de duendes y ninfas.  
Se tocó el pelo rizado llena de satisfacción y comenzó a recogérselo en un gran moño que dejaba ver su cuello y las dos franjas rasuradas que le había rapado la reina Omega. Se había dado un baño sin precedentes. La princesa Corín le había ofrecido algunas sustancias para echar al agua. Todavía olía a mango y coco. Su cuerpo impregnado se mecía en un vaivén dulce y sedoso.
Se volvió a vestir con las ropas de guerrera, aunque esta vez gozaba de un cinturón de cuero ideal para guardar pócimas y utensilios varios que le había regalado la reina Makkeda. Se abrochó las botas y se sintió fuerte y viva.
Estas gentes eran demasiado amables con ella. ¿Cómo podía olvidarlos? ¿Cómo volver a la Tierra sin sentir que algo de su corazón se había quedado en cada uno de los alfarianos que había conocido?
Al salir del baño, busco de nuevo a Corín. Había sido la más atenta y la más afín a ella, y por fin la encontró.
-¿Puedes decirme qué puedo comer? Yo misma me lo cocinaré.
-Tranquila, tranquila -exclamó la princesa-. Siéntate en la sala. Allí estarás cómoda. Pronto te llegará algo de comida -dijo esto y se retiró.
-Gracias -murmuró Levar.

Tomó asiento y se quedó pensativa.
-¿Cómo pude estar tan nerviosa anoche? -se decía a sí misma-. No debo permitir que jamás me pase.
Al cabo del rato, una dulce princesa jovencísima le trajo la comida. Era una adolescente realmente tímida pero tan bella que los mismos vientos harían por raptarla.
-Muy amable, preciosa, ¿Cuál es tu nombre?
-Néctar -le contestó.
-Ves a la cocina y diles de mi parte que estaba todo exquisito, pequeña princesa Néctar.
-Pero si aún no has empezado a comer… -contestó inocentemente la muchacha.
-Lo sé, pero solo verlo alimenta ¿no crees?
-Cierto, reina Levar –dijo, y se retiró de la habitación con una sonrisa



Rasha entró por la puerta.
-Me alegro de veros. Pronto el consejo hablará. He venido a avisarte en cuanto he podido -dijo sin parar ni un segundo de hablar.
-No sé, ¿crees que es positivo lo que está ocurriendo? -intercaló Levar llena de dudas.
-Quizá lo sea, de todos modos lo verdaderamente importante es que tu estés bien.
-Bueno, pues ya estoy bien -dijo casi sin dejarle hablar-. Solo pido una cosa…
-¿El qué, princesa Levar?
-Montar a caballo -dijo con una gran sonrisa.
Rasha se sonrojó y al instante comenzó a balbucear.
-¿Confías en mi? Porque de lo contrario no te subiré al caballo.
Las dudas se disiparon y el león  se sintió como en el agua de un arroyo; cálido, sonriente y mecido por el olor de la mujer bipolar.
-Por supuesto que confío en el gran león Negro.
Este siguió riendo y cogió la mano de Levar.
Se la besó y añadió:
-Si me lo permites, iré a por él ahora mismo.
Le soltó la mano y haciéndole una reverencia se marchó.
Los dos sabían que la complicidad entre ambos solo les pertenecía a ellos.
Levar empezó a comer. Su estómago no podía esperar más.
Terminó de comer con la seguridad de que aquellos alimentos le iban a rendir una digestión formidable. Después salió de la casa y fue a buscar a sus compañeros.
Deseaba ver a Tania, incluso a los hijos de Acuario y el resto de visitantes. Pero cierto sentimiento de vergüenza invadía sus venas.
Tania no había ido ni un momento a verla y Jacky se escondía entre las casas  evitándola. El resto tenían cierta justificación pues se pidió que no se invadiera la casa de la reina por lo ocurrido.
Divisó de lejos a Tania. Empezaron a andar acercándose una a la otra. Las casas quedaron atrás y las hogueras, ya apagadas, aún despedían un olor a brasas.
-Ey, Levar -dijo algo tímida Tania
-Hola -dijo algo seria la terrestre-. ¿Todo va bien? –preguntó, tratando de buscar en las palabras de Tania algún indicio de preocupación.
-Sí… claro… todo va bien. Blod me contó que habías mejorado milagrosamente.
-¿Blod? No sabía que te habías acercado a la casa.
Dedujo que si Tania había visto a Blod era porque había estado, de algún modo, preocupada por ella.
-Bueno, alguna vez lo hice. Nunca me dejaron entrar. Rasha te tenía custodiada -esbozó una leve sonrisa.
-¿Tampoco te dejaron entrar cuando mejoré?
-Cuando mejoraste todos los grupos se pusieron a entrenar. Pronto partiremos… supongo.
Tania no miraba a los ojos a Levar. No sabía qué responderle o cómo se suponía que debía reaccionar.
-Ya… Ahora ya sabes qué es ser bipolar y todas sus peores consecuencias.
-Bueno… sabemos lo que cuenta la gente… -se echó hacia atrás y corrigió-. Sabemos lo que cuenta Rasha -masculló.
-¿Y qué cuenta…? -preguntó, no sin un punto de paranoia en sus indagaciones.
-Lo que sucedió, Levar, no sé. Lo importante es que estás bien, ¿no?
-Bueno, quizá no seamos las mismas -murmuró Levar.
-Tengo que volver con los chicos -dijo Tania arrugando sus emociones dentro de sí misma-. Pronto se hará el consejo. Nos veremos allí, Levar –dijo casi marchándose.
-Si, claro, allí nos veremos -contestó Levar algo decepcionada. Tania ya había comenzado a andar.
-Claro…. –murmuró alejándose.



Más tarde vio a Jacky. Les estaba contando a unos quince niños qué era Babylon, ayudado de dos calcetines que usaba como muñecos.
-¡Oh, princesa! Un momento -dijo dejando los calcetines en el suelo-. Esperad niños, tengo que hablar con la princesa Levar.
Entonces se acercó a ella y la miró de arriba a abajo.
-¡Vaya! -exclamó-. Estás sana y salva y encima, preciosa. Sabes… creí que reventarías a alguno de tus amigos -dijo riendo.
-¿Qué amigos? -preguntó con total seriedad.
-Tus gorilas, esos leones que te mantuvieron retenida.
-Bueno… al final no pasó nada grave, aunque para mí fue un auténtico shock. Menos mal que me ayudaron a controlarlo a tiempo.
-Tienes un pequeño volcán en tu interior -dijo enseñando los dientes.
-No es un volcán, Jacky -dijo malhumorada-. Es una enfermedad.
-Bueno, aquí es un don. Estás en el universo Alfa. No lo olvides-. Le reprochó con cariño.
-No lo olvido –dijo, y todas las facciones de su cara adoptaron un viso sobrio.
-Pero menudo don… -declaró al rato.
Pensaba que Jacky no había entendido nada respecto a su bipolaridad y eso le  había puesto de mal humor.
-En fin, ¿estamos preparados para la lucha? -dijo Levar cambiando de tema.
-¡Estamos preparados para lo que sea! -exclamó sonriendo y se volvió con los niños.
-Por cierto –añadió- gracias…
-¿Gracias porqué Jacky?
-Me viste… solo que no te recuerdas…
-Bueno… -susurró.
-¡Hasta luego caracola! –exclamó el Keburi.
 -¡Hasta luego elefante zancudo!- repiqueteó con la voz ella.

Se fue algo cabizbaja. No sabía exactamente la reacción del Keburi, era un ser impredecible, la sensación era de falta de entendimiento pero al menos seguía en su línea: alegre, divertido y relativizando.
Trato de ser fuerte. Se dirigió a la tienda provisional. Necesitaba hablar con el chamán Lucas. 
Por el camino, pensó en lo triste que le hacía sentir el desinterés de sus compañeros por ella.
Tania y Jacky habían estado con ella desde el principio en su travesía por el Universo Alfa. Ahora le hablaban como una completa desconocida. Tal vez simplemente era eso para ellos, una desconocida.
La decepción le azotaba pequeñas punzadas en el corazón. Quizá tenía que haber alertado de una posible crisis a sus amigos, pero tenía la sensación de que pasara lo que pasara, la decepción amanecería en sus manos cada vez que sucediera esto.
De algún modo, la situación estaba haciéndole entender que ella había decepcionado al resto. Realmente, en todas sus anteriores crisis maníacas había decepcionado a los que eran sus amigos, porque en el fondo fingir que estaba bien era solo un paso más para el autoengaño.
En realidad no estaba bien. Había perdido a dos amigos y había puesto en evidencia al resto que trataron de ayudarle en los peores momentos. La otra cara de la moneda era dura y entreverada. ¿Una vida desperdiciada en momentos de desengaño y angustia o una búsqueda de luchas por sentirse satisfecha?
Pero ahora… ahora era necesario mirar hacia delante. Ser fuerte y no desfallecer.  Aún así, estos pensamientos no le alejaban de esa sensación punzante en el corazón.
Llegó a la tienda provisional. Los Ecoditas tenían una charla encarnizada con los chamanes acerca de los sistemas de riego.
Podían ser caseros, pero según los chamanes se podía prescindir de la espiral del Faraón y hacer unos propios con material de la reina Omega. Ella gozaba de buenos abastecimientos. Prácticamente todo el Universo Alfa confiaba cualquier cosa a la espiral de la reina Omega. Los niños se incubaban ahí, florecían, almas más adultas trasmutaban en unas mas jóvenes y viceversa. Además allí desarrollaban sus mejores cualidades, con lo cual era una de las espirales más importantes. 
La conversación adquirió tintes de confrontación aunque algunas reinas intentaban aportar algo de serenidad a la situación.
-El Faraón abastece a muchas espirales, pero siempre se cobra intereses -decía una Ecodita.
-Yo creo que hay que cortar por lo sano con todo lo que el Faraón nos da -dijo otro.
-¡Sí! ¡Eso es Babylon! -grito otro Ecodita.
El chamán Ribe desaprobaba la situación que se estaba produciendo.
-No estamos aquí para decir qué es y qué no es Babylon -confirió el chamán.
-Todos sabemos quien es y cuál es su templo. ¡El egoísmo!-exclamó firme en sus pensamientos.
-Nadie es egoísta por querer lo mejor para su pueblo. No olvidemos que nuestros fines son conjuntos y que Babylon solo piensa en sus propios intereses.
Algunos Ecoditas hablaban sin cesar por encima de las palabras del chamán Ribe. La situación no podía sostenerse.
La reina Makkeda puso orden y acalló al tumulto.
-¡Basta! Todos sabemos que hay una emoción colectiva. Algunos verán a sus familiares en la lucha. Otros, simplemente lograran luchar contra Babylon después de una larga historia de calamidades. Yo solo os pido una cosa -dijo alzando las manos-: Unámonos en el amor y en la guerra. Seamos todos uno. Seamos hermanos, de ese modo lucharemos por lo que nos caracteriza, la fuerza del amor Alfa.
Cuando la reina Makkeda terminó de hablar, todos vitorearon. Algunos exaltados daban palmas eufóricos.
La concentración informal pareció relajarse minutos después de las palabras de la reina Makkeda. Todos tenían la necesidad de exponer sus dudas pero no podían estar todo el día realizando asambleas improvisadas. Pronto llegaría la reunión del consejo.
Unos parecían no darle importancia a la reunión, pero otros sabían que sería decisivo situar a la princesa bipolar en el Universo Alfa.

Levar, después de asamblea informal a puerta cerrada, consiguió por fin hablar con el chamán Lucas, Todos se fueron a sus respectivos lugares acallando las demandas, pues en las palabras de esperanza encontraban algo de paz para sus corazones.
El chamán trataba, junto a una reina, de controlar la energía de un  hijo de Acuario. Había bebido demasiada ganja sagrada la noche anterior y ahora había repetido con un león en las hogueras. Era imposible despertarle de su estado  hipnótico.
La mujer bipolar se acercó a la cama y saludó al chamán Lucas y a la reina Elsa.
-Toma asiento -le dijo la reina.
-¿Ves? -siguió diciendo dirigiéndose a Levar-. Estos chicos a veces quieren pasar tantas pantallas que al final no les responden ni los sentidos más básicos; Saturación…
-No vamos a culpar a un muchacho sin control. Aún necesita ascender -planteó el chamán Lucas.
-¿Qué significa exactamente lo de las pantallas? -preguntó Levar.
-Es sencillo, aunque pasarlas es complicado. Cada espiral goza de muchas pantallas, pero no todo el mundo tiene acceso a ellas. Las únicas que son comunes a todos son las bolas pero ya sabes que solo un Keburi puede acceder al código. La gran hazaña, que tu misma protagonizaste, consiste en pasar varias pantallas de la Tierra aquí. Aunque todavía no sabemos a ciencia cierta si son varias o es solo una… que en tal caso sería una que se comporta como el Perípato de la Encrucijada. Aprendes rápido, Levar, pero eres inocente y al mismo tiempo desconfías…
-Cuando confío en alguien, el destino me devuelve algo negativo y la gente se empieza a saltar los principios -confesó.
-Es que nadie tiene en tan alta estima los principios como los puedes tener tú, Levar. Excepto los Ággelos, que sacrifican sus principios para proteger los ajenos, pero por lo general las pantallas son individuales, al menos las que tienen sentido. Tu has alcanzado las mas elevadas sola pero te empeñas a veces en que otros te sigan.
-Mi abuelo es Ággelo -dijo en voz baja.
-Un alma pura, entonces -razonó el chamán.
-Quisiera hablar contigo, chamán -le pidió en un tono solemne tocándole el hombro.
-Claro, aunque si es en calidad de confesión… no sabría qué decirte -sonrió.
-Es en calidad de princesa a chamán, sencillamente -le devolvió la sonrisa.
-¿De qué quieres hablar, princesa?
Ambos anduvieron hasta encontrarse en un sitio más íntimo donde no les molestaran.
-Pronto será la reunión del consejo y me da igual lo que la gente opine de mí. Lo que no entiendo es por qué algunos amigos ahora me tienen miedo. Están intimidados y yo incómoda.
-Es lógico -contestó-. Nadie esta obligado a entenderte y el que no lo haga no debería constituir un problema para ti.
-¿Pero no sería egoísta sentir alegría sin contar con ellos?
-¿Es acaso la mariposa menos bella por haber sido antes un gusano? A veces las pantallas son símbolo de aprendizaje individual, tu misma has de aprender a andar y una vez terminada la gran hazaña…ponerte a bailar con otros.
-Entiendo… pero me entristece pensar que no me entienden -dijo agachando el mentón. Supongo que era uno de los problemas que no entendía de mi gente. La falta de empatía…
-Bueno, pues deja la tristeza para cuando lo hables con ellos. Nadie está obligado a entender la encrucijada de otros, a menos que sea algo convenido. Mientras tanto, deberías sonreír y proclamar tu alegría.
-¿Sabías un secreto?- le preguntó en un tono travieso.
Este se acercó a la princesa y ella le arrimó su oído.
-Tu potencial reside en tu sonrisa. Ella es la culpable de tu fuerza, Levar.
-Gracias por el halago, chamán Lucas -dijo agachando la cabeza.
-Gracias ningunas. La verdad es la verdad.
-Un momento -pidió el chamán.
Se fue y a los dos minutos volvió. La princesa bipolar se limitó a observar a los visitantes que se movían por la tienda.


-Esta es la princesa Gosh. Te ayudará en tus dolencias físicas.
Ésta saludó a Levar dándole un beso. Pocos Alfarianos creaban tan rápida cercanía como ella lo estaba haciendo con la princesa bipolar.
-¿Puedo ver tus pies, princesa Bipolar? -Hizo un gesto con las manos señalando sus pies y sonrió.
-Por supuesto -contestó Levar.
-Acompáñame. Aquí hay una cama donde nos podremos apoyar mejor.
Levar se deshizo de sus botas de un momento a otro y se apoyo sobre una colchoneta bastante cómoda. La princesa Gosh buscaba dentro de su bolsa un aceite para sus manos. Encontró un cuenquito y vertió el líquido sobre los pies de la muchacha. Por lo visto, era aceite de coco o al menos a eso le olía a Levar.
Comenzó calentándole los pies y parte de la pierna hasta la rodilla. Cuando lo consideró, empezó a presionar un dedo gordo y más tarde fue bajando por la planta del pie punto por punto realizando círculos armónicos en cada uno de ellos. Luego bajó hasta el centro del talón. Dolía, pero ese dolor era paradójicamente curativo… Más tarde le presionó el lateral del pie, comentándole a la princesa que esos eran los puntos estratégicos de su espalda los cuales se reflejaban en algunos puntos exactos del pie. Continuó por el empeine, terminando con un masaje ligero por la pierna.
Después hizo la misma operación con el otro pie.
En algunos momentos Levar había sufrido un poco, pero cuando Gosh terminó con ambas piernas y le hizo levantarse ligera para que anduviera unos segundos se sintió.
-¡Puff, increíble! Tengo la sensación de  que piso mejor y todo -rió.
La princesa Gosh sonrió con ella. Era magnífico ver sonreír a esta muchacha y la princesa Gosh pudo constatarlo. Su sonrisa iluminaba el lugar aunque estuviera nerviosa.
El consejo estaba por empezar.






Un tumulto de gente andaba hacia la explanada donde se hacían las hogueras. Habían preparado un tablado de troncos y tablas de madera donde los miembros del consejo se sentarían sobre unas cómodas tumbonas de mimbre. El tablado medía entre veinte por diez metros y era resplandeciente y nítido por carecer de decorado.
Algunos quisieron llegar los primeros. Otros, los más rezagados, venían a pasos lentos. Los hijos de la espiral Naciente trataban de ponerse por delante puesto que  eran los más bajos en altura sin contar con los niños. Luego se situarían los Ecoditas y posteriormente los hijos de Acuario, que se pondrían atrás, en las últimas filas. Los leones, sin embargo, tenían el cometido de mezclarse entre la gente.
Levar había sido llamada por Rasha. El Keburi hizo razón de su presencia cuando la encontró en la tienda provisional.

-Rasha te busca. El consejo empezará dentro de unos instantes -dijo algo extenuado pero como siempre risueño. Iba acompañado del soniquete de unos cascabeles que le colgaban de la punta de un gorro en pico de color amarillo que se había confeccionado con las telas de unas cortinas. Siempre andaba haciendo cosas creativas con cualquier retal que se encontraba.
-Tranquilo. Iré enseguida.

La terrestre se despidió de la princesa Gosh, no sin antes ponerse las botas y darle un abrazo merecido a la princesa. Notaba que andaba más ligera y liviana, como si pesara menos y su cuerpo aguantara menos kilos.
Dejó atrás la tienda provisional y se dirigió a las casas.
Rasha visionó a Levar entrando en la casa de la reina. Allí estaba Blod, que por primera vez había dejado a Levar sola sin proteger la mismísima sombra de la muchacha.

-¡Blod, qué alegría! -exclamó al verle-. Tenía tantas ganas de verte… -le dijo sabiendo algo que Blod ignoraba.
-¿Tienes un minuto? -le preguntó con algo de impaciencia.
-Claro, dime- contestó sin poder intuir lo que la mujer bipolar quería expresarle.
-¿Qué razón te merece lo sucedido anoche? -preguntó intimidándole pero sin querer producirle ese efecto.
-Bueno, princesa Levar. Simplemente enfermaste. Jamás se me ocurriría pensar que serías tan agresiva en tu sano juicio.
A los pocos segundos, Levar increpó:
-Pues Tania y Jacky no piensan igual, es más, creo que parte de la aldea no piensa como tú.
-Bobadas -comentó este-. Además, ya sabes lo que haría yo en tu lugar.
-No -dijo inocentemente.
-Ignorarles por completo. De hecho, yo me limitaría a sonreír, y por cierto… formas parte de un consejo que te está esperando… -dijo con una sonrisa exuberante.
-Gracias, Blod -dijo abrazándole-. Mereces haberte convertido en hombre.
-Ufff… yo estaba a gusto de perro. No creas.
-Ya, ya lo sé -sonrió Levar-. Pero tal vez esta condición te aporte mejores experiencias - le argumentó guiñándole un ojo.
-Vamos, no tengas miedo, vete al consejo -le aconsejó.- Le aconsejó exento de vanidad por lo hablado.
-Oye, ¿y el desahuciado?
-Cayó en gracia a unos niños y juegan desde hace horas junto a las hogueras.
-Estupendo. Se ha integrado -reconoció sonriendo.
Antes de que Levar saliera de la casa entró Rasha.
-¿Estás bien? -le preguntó.
-Odio que me lo preguntes. Sí, estoy bien -contestó irónicamente.
-Bueno, no sé -balbuceó-. Mira, me da igual… ¿Estás bien o no?
-Je, je, je -rió a carcajadas-. Tranquilo, estoy situando posiciones y situándome a mí misma. Vamos… mejor que bien -sonrió-. De hecho estoy relajada porque creo que esto es más importante para vosotros que para mí.
-Esto es importante solo para ti.
-Creo que esto podría cambiar las cosas, Rasha, pero me gustaría que me dieran la posibilidad de elegir.
-A veces pienso que eres una auténtica leona -añadió el león.
-Yo simplemente no quiero conformarme -le dijo con toda la simpleza del mundo.
Entonces, él sonrió y le rozó su mejilla mientras cogía su mano izquierda se la besaba.
-Que Sión te acompañe, pequeña.
-Gracias -musitó.
En ese mismo instante apareció la princesa Corín. Ambos se separaron y la princesa, algo sonrojada, se acercó a ellos.
-El consejo va a comenzar. Os esperan a ambos -y regaló una expresión de cariño a Levar cogiéndola de la cintura.
-Gracias, princesa -le contestó la mujer bipolar mientras la princesa seguía achuchándola.
Después de sentirse gratamente abrazada salieron de casa.
La gente ya estaba posicionada y el consejo esperaba en el tablado.
La princesa Corín acompañó a Levar hasta el Consejo con la intención de guiarla y que no se sintiera intimidada.
Al subir Levar al tablado la reina Makkeda se puso en pié y pidió silencio a todos los allí reunidos.
El gentío ahuecaba sus traseros en los asientos y otros silenciaban sus conversaciones de pié, sobre todos los más altos,  los hijos de Acuario.
Algunos niños aún correteaban por las brasas, pero pronto los silenciaron los adultos más cercanos.
La reina Madre, que era la primera de la fila, se sentó en su tumbona de mimbre y comenzó a hablar. El resto del Consejo también la imitó y se sentó ipso facto.

-Bienvenidos tanto a visitantes como a leones. No solo os habéis unido por una buena causa, sino que convivís todos en plena armonía.
-Estos días -siguió diciendo sin perder el hilo- serán memorables para los leones Negros. Todos tenemos el corazón puesto en vosotros y sentimos que el vuestro también nos aporta cariño.
-¡¡Por el amor de Sión!! –exclamó con una mezcla de reverencia y euforia.
Todos se pusieron a aplaudir y exclamar con fuerza menos algún Acuario o hijo de la Liberación que no compartían ciertos dogmas con los leones.
Sión era para los leones su espiral, un lugar por el que lucharían sin tregua, lo que para los hijos de Acuario era simple y llanamente la libertad.  En el fondo todos luchaban por lo mismo pero los Acuarianos detestaban alzar banderas y poner nombres a lo que se les había dado por derecho.

-Ahora vamos a recibir a la princesa Levar. -Todos aplaudieron y ella permaneció de pie en un lateral sin mover ni una sola parte del cuerpo.
Entonces la reina hizo un además y dijo:
-Por favor, reina Makkeda, proceda.
Esta se levantó y saludó a los allí presentes con la mano.
Comenzó a decir:
-Todos sabemos que estamos aquí reunidos para consagrar a la princesa Levar. Antes de llegar a la espiral del Faraón es necesario que Levar tenga un rango en nuestro Universo. Si bien es conocida por todos como la princesa Bipolar, es inminente nombrarle entre nosotros con el título que merece. Antes necesitaremos hablar con la princesa para que ella justifique quién es.
Levar no esperaba esta petición. Se puso a temblar de nervios. Tocó su botecito de la suerte que la chamán Astín le había confiado, y luego se acicaló el traje de guerrera ahora reluciente. Permanecer de piedra jugaría en su contra.
Cuando se sintió preparada, miró a Rasha. Éste le hizo un gesto con la mano en la boca para que hablara y Levar no tuvo más remedio que comenzar.
-Hola a todos. Como bien ha dicho la reina Makkeda -dijo tosiendo un poco- consideráis tener una categoría en este Universo llamado Alfa. Yo, sin embargo, no opino lo mismo.
Todos se quedaron boquiabiertos y se miraron unos a otros.
-Todos habéis nacido en un lugar -siguió diciendo-, sin embargo, yo vengo de la Tierra y ni si quiera siento que sea de un solo lugar de ella. Quizá al ser bipolar he conseguido estar en ambos sitios aunque ahora no se si podré volver- divagó en voz alta tratando de ocultar que eso le producía vértigo- De todos modos no se cuál es mi lugar. Así que tomar una decisión por mi misma sin la ayuda de nadie me resulta difícil.
-¡Puedes ser de ambos! -gritó un niño de los leones Negros ahogado por una sonrisa divertida.
-Por lo tanto, diga lo que yo diga, ante todo soy Levar -entonces agachó la cabeza unos segundos y luego volvió a mirar al frente.
-Dicen que soy extraordinaria o que al menos he conseguido realizar cosas extraordinarias -hizo una pausa.
-Pero yo creo que extraordinarios sois todos vosotros. Un gran cacho de mí interior está compuesto por pequeños cachitos de todos vosotros.
Algunos aplaudieron, otros se quedaron estupefactos. Rasha, a medida que iba escuchando a la chica de ojos plateados, iba reafirmando sus sentimientos hacia  ella.
Blod se había sentado junto a Jacky. Ambos hablaban entre ellos deseando que al fin se tomara la decisión más justa para Levar. No a todos los rangos se les concedía las mismas prioridades.
Al final, Levar concluyó mirando al consejo:
-Si mi destino es encontrarme con el Faraón, también mi rango en el Universo Alfa deberá tener su propia encrucijada. Todos deben saber que lucharé por y para Sión. Y la verdad, no entiendo muy bien que es Sión. Pero si que tengo algo muy claro, Sión sois vosotros y ellos, esas personitas que sufren y mueren y luchan y sonríen en mi Universo tal y como vosotros lo hacéis. Si he de quedarme aquí, si he de sacrificar mi vida terrestre por vosotros y  por aquellos que están esclavizados en mi mundo lo haré sin dudarlo. Pero no me pidáis que renuncie a pensar que para mí todos sois reinas, chamanes, hijos de Acuario y Nacientes, perros del Oeste y princesas. Nada tiene sentido si todos no somos como el resto y a la vez únicos.


En el momento que Levar dejó de hablar todos empezaron a aplaudir al unísono.
El chamán Lucas se levantó y anduvo hasta Levar. Sacó un anillo de su bolsillo y solicitó la mano de Levar. El anillo era plateado y tenía el sello de una espiral. Levar le entregó instintivamente la mano izquierda, tal y como el chamán se lo pidió, y éste dijo en voz voluminosa:
-El consejo ha hablado. De ahora en adelante, siempre que tú aceptes, serás la reina Bipolar. Aceptaremos tus debilidades y alabaremos tus grandezas. La encrucijada te estaba esperando.

De este modo puso el anillo en su dedo medio y todos los visitantes, junto con los leones, aplaudieron en una tarde mágica.
El peso de la responsabilidad de su condición de reina había comenzado su curso. Ahora, todos participarían en la nueva celebración del reinado de Levar.
Todos siguieron aplaudiendo desaforados, menos los leones de Judá que aplaudían a regañadientes, simplemente por respeto a los leones Negros. El consejo había hablado y la noche estaba apunto de caer.




Levar bajó del tablado y se dirigió a su grupo predilecto; Jacky, Blod, Tania y Tso. Todos le felicitaron a la vez y se dirigieron a las mesas para cenar sin más preámbulos.






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Istharenlanoxe

*-¿Te imaginas una noche llena de soles en lugar de estrellas?
   -Que dices Charlie... !nos quemaríamos!
   -¿Pero te lo imaginas?

1 comentario:

  1. Emocionantísimo el discurso de Levar durante el Consejo. Se ve toda su sensibilidad y humildad, además de su personal carisma que tiene alucinados a todos los alfarianos menos a los judás, que son tontos simplemente. Se hace querer mucho la nueva reina bipolar la verdad...

    Creo saber por qué me iba a emocionar el final del todo...

    pd. cuándo es la firma de los libros?? por dios, que alguien edite todo esto. No puedo esperar tampoco a saber algo más de los soles y las estrellas, jejeje. Sigue así porque a mí me encanta como escribes.

    bsitos istharenlanoxe!!

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