El contenido de La espiral Bipolar se engloba en un libro de alrededor de 140.000 palabras (o al menos eso creo de momento) Aquí haré la honesta y árdua tarea de transcribir los cápitulos en varias fases para una lectura mas fácil. Y sobre todo compartiré el arte porque el arte que trasmite es el arte para TODOS.
La curiosidad dió sentido a nuestros pasos y nuestros pasos nos llevaron a ella...a la curiosidad bajo el influjo de las mismas espirales.

{Os mando la energía... si queréis saltar os espero en la otra espiral}

lunes, 2 de julio de 2012

(CAPÍTULO 6, PARTE 4)


(4ª parte capítulo 6)
 Viaje a Ítaca. 2045*





Los farms retrocedieron hasta la explanada donde el campesino les había invitado amablemente a estacionar.
Todos salieron a la luz del día menos algunos que se encontraban indispuestos. Tania no soportó el viaje y el desahuciado no paró de vomitar. El jet lag había hecho estragos.
El resto de integrantes, aunque algo desorientados, bajaron sin más dilación.
Levar deseaba respirar aire limpio. Cuando bajó del vehículo saboreó aquel aire con olor a frutas y bosque. Aquello le dejó gratamente satisfecha.
-¡Precioso sitio! ¡Precioso sitio! -le repetía a Blod sin cesar.
Algunos retozaban en la hierba y Levar no paraba de dar vueltas a la explanada junto con Blod y Jacky.
Rasha les llamó la atención con la mano.
-Perdonad, tengo que contaros algo.
La terrestre paró y se acercó al león acompañada de sus camaradas.
Les alertó acerca de lo que el Faraón estaba haciendo con las espirales, y en concreto, con los Ecoditas. Éstos se sentían indefensos no podían hacer nada respecto a lo que aquel tirano había decidido; obstruir todas las bolas flotantes de su espiral e impedir el buen funcionamiento del poblado privándoles de materiales necesarios para la supervivencia.
Para barrerlas necesitarían a varias personas sin miedo a rastrearlas y posteriormente limpiarlas. 
Si el grupo decidía encaminarse a aquella misión ya no podrían retroceder. Necesitarían la ayuda de los Keburis para no ser arrastrados por la pantalla.
-Yo iré -dijo resuelta Levar.
-No creo que sea buena idea -expuso Rasha.
-No creo que sea buena idea que me protejas continuamente -apuntó enfurecida.

Rasha estaba harto de las insolencias de la humana. Sin embargo, por esta vez, no podía dejar que luchara a a solas consigo misma.
-Déjame ir contigo y tus leones.
-Lo pensaré -dijo y siguió andando para expulsar sus propios demonios.

Blod se había ensañado con un manzano. Devoraba la fruta como si no fuera a encontrarla nunca jamás. Jacky prefería el peral y el desahuciado engullía naranjas que habían caído en el suelo desaforadamente. El resto comían y descansaban alternativamente.
Aquel sitio olía demencialmente bien. El aire mezclaba el olor a naranjo con el resto de árboles, y las tomateras, aun estando mucho mas distanciadas, daban su toque final al ambiente.
Al cabo de una hora, la mayor parte del grupo estaban sentados junto a los árboles y el resto andaban merodeando los campos.
De repente, un despistado, que había andado hacia una bola flotante, venía corriendo desde allí.
-Nos siguen, no siguen -gritó endemoniadamente.
-La bola está llena de π -siguió gritando.
-¡Maldita sea! ¡Todos a cubierto!- vociferó el líder.

Aunque estaban algo lejos de la bola comenzaron a andar hacia ella ocultos en los árboles.
-¡Leones de Sión, todos alerta! Keburis, venid, y vosotros también!-exclamó con voz de mando.
-!Tú!- señaló a un hijo de la Liberación- !Acércate a los farms y avisa a las reinas! !Que estén alertas pero que no salgan de los farm!
Después se recogió el sudor que le caía por los ojos y se dirigió al resto.
-¡Blod, tu irás delante! ¡Y tú, desahuciado, vendrás con nosotros!
-No irá sin mí -dijo enrabiada Levar.
-Vamos Levar, no estoy para bromas.
- Y yo no estoy para que no me tomes en serio.
Sonó tan convincente que Rasha se sintió en la obligación de apartar la mirada. Le hubiera contestado con un no rotundo pero era difícil negar algo a aquella muchacha subversiva mientras le miraba a los ojos.
-Si el desahuciado va yo también debería. Soy la única que se parece a una reina - evidenció convencida.
-Cierto -le contestó el león- Pero no hagas tonterías -le dijo cogiendo uno de sus brazos con una fuerza conmedida-. Te lo pido por favor.
-Pruébame -contestó ella desafiante.


La conversación terminó en cuanto el resto comenzaron a refugiarse entre los árboles. Al ver que todos estaban preparados, Rasha hizo un gesto con el brazo y el grupo entero emprendió la avanzadilla.
Anduvieron alrededor de un kilómetro, pararon ya cansados. Habían oído unas voces extrañas.
Eran unos pocos desahuciados acompañados por varios π, quizá quince o tal vez veinte.
Los desahuciados vestían con ropas desarrapadas y ensuciadas por múltiples contratiempos. Los π se encontraban en su forma de personas y llevaban largas capas negras que escondían unos trajes grises ajustados. Su pelo era largo, engominado hacia atrás, y en su mirada se revolvían deseos de poder y ambición.
Andaban por la derecha del camino a un paso ligero. Por la parte contraria se encontraba el grupo de Rasha observando sus pasos.

Tso serviría de señuelo. Los leones tocaban la empuñadura de sus espaldas y los hijos de Acuario preparaban lo único que tenían en el momento, la potente fuerza de sus manos. Levar miró hacia el cielo presagiando lo peor para su pequeño amigo.
Los desahuciados y los π insistían en su paso, así que debían sacar a Tso cuanto antes.
Blod  atrevió su gesto y obligó a un león a que dejara a Tso por fin en el camino, a la vista de los π. A los pocos minutos estos llegaron a la altura del desahuciado.
-Mmm… ¿qué tenemos aquí? -se relamió uno de los desahuciados.
-Una pequeña cucaracha -dijo el π que iba de cabeza-. ¡Cogedle! -ordenó-. Servirá para ensuciar las bolas.
-¿Tienes nombre, rata? -preguntó el primer desahuciado. A pesar de medir apenas  cinco centímetros mas que Tso parecía un gigante frente a su tembloroso semblante.
Tso había sido advertido. Debía guardar absoluto silencio. Así que permaneció algo ensimismado en su propio mutismo y, perplejo al encontrarse en medio de aquella tempestad, se limitó a mirar  hacia el suelo.
Entonces, cuando los π y los desahuciados miraban distraídos la escena, los leones y el resto de compañeros salieron de sus escondites. 
Levar corrió a por Tso y se lo puso de mochila.
Los leones se situaron a ambos lados del camino. No podrían huir aunque lo intentaran. En ese mismo instante, el Keburi se subió a un árbol agarrándose a una de sus ramas y derribó a dos desahuciados con una patada. A posteriori cayó sobre terreno duro y dio dos volteretas, atropellando tras de sí a dos desahuciados más que dejó KO en el suelo. Algunos hijos de la Liberación chillaban con fuerza al mismo tiempo que golpeaban a varios π y desahuciados. Los hijos de Acuario se bandeaban dando patadas  tan furiosos como un huracán. Muchos π eran mas fuertes que ellos, sin embargo poseían una diferencia esencial; los hijos de Acuario manejaban mejor su energía, eran audaces y guardaban en silencio ciertos secretos que les habían conferido las reinas.
Los leones, que enfocaban su fuerza contra los π, veían progresivamente como éstos se trasformaban en animales, esto siempre suponía un problema. Blod luchaba contra uno de ellos que se convirtió de forma instantánea en un buitre. Era un animal inmenso. Su cabeza estaba completamente pelada así como su cuello que era brutalmente largo, de color negro, con motas rosadas y rayas amarillas. Su pico era fuerte, ágil en el embate, cortante y terminado en blanco.  El resto del cuerpo gozaba de un color negro azulado, menos la parte posterior de las alas que era blanca. El animal media alrededor de cinco metros de alto. Sus garras sin embargo eran cortas, solo las necesitaba para agarrar pues  su verdadera fuerza radicaba en los músculos de sus patas, capaces de derribar de un solo golpe el tronco de una higuera y sacarla de su sitio.   
El animal trató de llegar a Blod con su pico intentando constantemente darle en las partes blandas y cuando éste se quedaba inmóvil o en una situación de inferioridad le asestaba grandes patadas con ambas patas. Pese a todo, su oportunismo y su brutalidad tenían límites  y Blod lo sabía. Había oído extrañas leyendas sobre la sumisión de los buitres, incluso algunas que decían que tenían facultades similares a los Keburis pero solo eran capaces de ir hacia atrás en el tiempo y nunca en el presente o en el futuro.
Por lo visto su visión de cerca empeoraba y cuando bajaban el cuello se mareaban.
El gran can no lo dudó ni un momento. Se dejó empujar por tercera vez, también él era capaz de resistir grandes acometidas, igual o mas de lo que podían soportar algunos árboles. A la cuarta vez que el enorme pestilente animal se quiso acercar, Blod hizo un giró hacia la izquierda hasta ponerse detrás de la bestia. Entonces le agarró fuertemente del cuello y comenzó a zarandearle una y otra vez. Éste cayó completamente mareado al suelo, con los ojos cerrados, las alas abiertas y las garras encogidas. Fue entonces cuando Rasha apareció junto al buitre y terminó cortándole la cabeza para mas seguridad. Después siguió luchando con sus adversarios sin inmutarse.
Ahora era el turno de la hiena. El perro del Oeste apuntaba alto. Pero con ésta lo tuvo mas sencillo. La hiena parecía astuta, pero era una simulación para asustar a Blod.
Aunque era el doble de grande de lo normal seguía siendo estúpida y se alimentaba de animales básicamente débiles.  Su pelo era grisáceo y tenia unas franjas verticales de color negro en su cuerpo y diagonales en las patas. De la cabeza a la cola tenía una pelusa blanquecina que hacía justicia con los gestos sádicos y repulsivos de su cara.
No era difícil manejar la situación. Ambos tenían cuatro patas pero la hiena, aunque gigante, no era tan rápida como el can. La jugada duró apenas dos asaltos. La hiena apareció tumbada en el suelo con la cara completamente aplastada y el estómago hundido. Blod conservaba sus fuerzas. Un león, que iba rastreando a las bestias, terminó con la hiena y ésta se trasformó de inmediato en un π, hasta que finalmente se evaporó sumido en unas sombras oscuras que acabó difuminándose en el aire.
Tania estaba abstraída en su lucha frente a un jabalí. Era una muchacha decidida y bastante inteligente bajo presión. El jabalí, aunque también era descomunal, tenía unas patas desproporcionadas a su cuerpo. Al comenzar, embistió a la hija de Acuario con tanta fuerza que la dejó malherida, abatida cerca de unos matorrales. Ella fingió que estaba desmayada y cuando el animal se despistó mirando hacia el resto ella le cogió de las patas traseras y quebrantó una de ellas por completo. El animal sumido en el dolor buscó ayuda en uno de los desahuciados. Pero un león fue mucho mas rápido y le remató degollándolo sin piedad.
Cuando el felino terminó se dirigió a un grupo de leones e hijos de la Liberación que estaban siendo atacados por unos π que ya se habían reconvertido en animales. Aquello se había trasformado literalmente en un nido de serpientes. El hecho desafortunado de que al herirlas se convertían en culebras mas pequeñas no desalentó a Rasha.
Las culebras, pequeñas y acortadas, eran suaves y viscosas al tacto y tenían unos preciosos dibujos seseados de distintos colores en la piel. Confundían a los leones porque se enroscaban entre las piernas y alrededor de los brazos absorbiendo sus energías. Una de ellas agarró con fuerza el brazo derecho de Rasha, lo que le obligó cambiar la espada de mano. 
Otro león estaba siendo estrangulado en ese momento. Levar acudió inmediatamente con Tso a sus espaldas y cogió a la culebra. Luego la apoyó en el suelo y empezó a darle golpes con una piedra que tenía preparada en la otra mano. No la soltó hasta que  creyó que la había matado. En ese momento Tania se acercó y terminó con aquella serpiente dándole unos golpes más. Fue entonces como el animal pereció y una pequeña sombra carbónica salió del mismo hasta desaparecer en el ambiente.
Los leones, aún con energías, estaban matando a una serpiente de cascabel que se resistía y a alguna culebra mas.
El resto se quedó inmóvil, sobrepasados, no podían imaginar lo que estaban viendo.
Era la gran serpiente madre que aguardaba el momento de ser abordada por todos.
Minutos después, cuando todos cesaron en la lucha, aún quedaba ese animal, una cobra de espectaculares proporciones. Media diez metros y gozaba de unos potentes colmillos delanteros. Sus ojos eran redondos y su cuerpo tenia unas rayas horizontales de color beis y castaño. Lo mas intimidante, a pesar de los colmillos, era su cabeza; lucía con orgullo una gran capucha que se extendía desde su cuello hasta la cara en donde destacaban unos dibujos oblicuos en colores amarillo chillón y marrón oscuro.
Enseñó su lengua bífida y luego quiso intimidar con sus colmillos pero apenas se movía.

-¡Aparece en hombre! ¡Muéstrate! -vociferó Levar.

La madre serpiente acercó la lengua hacia el grupo. Luego desistió y de inmediato tuvieron ante sus ojos a un hombre alto con traje gris y capa negra.
-¿Qué pretendéis? -exclamó el π sintiendo un círculo de miradas de fuego a su alrededor.
-¡Qué pretendes tú, hijo del mal! -se desgañitó Rasha a su vez.
-No pensarás que voy a decírtelo, ingenuo idiota -dijo sin dejar de alzar la voz.
-Perecerás si no lo dices, de lo contrario, te dejaremos marchar -advirtió el león-. La oferta es tentadora para un traidor como tú.
-No pensarás que te lo voy a decir.  !Je, je, je! -rió el hombre de mentón picudo.
-Vete y adviértele al Faraón. La guerra ya ha comenzado. Me dan igual tus palabras - miró al π de manera desafiante y luego escupió en el suelo.
-Gracias entonces -dijo siendo descaradamente hipócrita.
-No sois nada -dijo riendo-. Entonces desapareció en forma de sombra gris.

¿Hasta que punto estos individuos estaban familiarizados con este tipo de enfrentamiento?
¿O lo sucedido era acaso el presagio de una masacre horrenda?

Todos cayeron derrotados en el suelo menos la terrestre y el león. Ambos se miraron sintiendo un desaliento inusitado. Blod agachó la mirada cuando vio que las miradas de ambos hacían algo más que observarse.
La fuerza de la rabia y la ira estaban a punto de desdibujar la paz y el equilibrio de varias espirales. Ahora nadie podía echarse atrás.



Cuando volvieron por el sendero de árboles frutales buscaron la explanada donde descansaban los farms. Estaban agotados y al mismo tiempo les invadía cierta tristeza.
-Vamos chicos -intentó animar Levar-. Esto solo es el principio y no sé lo que nos queda, pero ahora no podemos ceder ni un solo momento.
-Tranquila, Levar -le dijo el Keburi en un tono suave-. Solo están cansados, es tan solo eso…
-Daos prisa, tenemos que ganar tiempo -aconsejó Rasha adelantándose a todos.
-Descansaremos un rato en los farm y luego buscaremos mas bolas infectadas.

Se cargaron de frutas y verduras para el camino y subieron a los farms. Cada uno había acarreado con lo que mas le gustaba y Levar a esas alturas todavía  no entendía porqué si eran mas evolucionados que los terrestres necesitaban comer. ¿Era tal vez la necesidad de sentirse unidos a la naturaleza, a lo material, al origen? ¿O quizá la energía a fin de cuentas necesitaba un cáliz?
Ahora estaban en un lugar seguro así que intentaron descansar.
Rasha ordenó a los leones que, a la hora y media, dirigieran los farms hacia la casa de Coch. Debían darle las gracias por los alimentos e informarle sobre lo ocurrido.
Justo después de aquella visita se acercarían a otra bola flotante.
Coch había mostrado su comprensión y su ayuda. No podían marcharse sin agradecérselo; no al menos sin hacer lo que a fin de cuentas fueron a hacer a la espiral de los Ecoditas. 
Cuando llegaron el campesino les explicó que había una bola que estaba dando muchos problemas. También comentó que algún Ecodita se sumaría a la lucha. Por pocos que fueran serían de gran ayuda.
La tarde empezaba a caer y seguían algo somnolientos.
Levar estaba excitada. Necesitaba equilibrarse. Cuando Rasha entró en el farm quiso hablar con él. Así que se salió antes de que él entrara.
Le confesó que no podía dormir; que necesitaba saber, en una escala del uno al diez, cuán peligroso había sido lo sucedido.
-Depende, el Faraón siempre elige bien a sus secuaces -respondió.
-Me está costando dormir, Rasha -le dijo mostrándole con insistencia unos ojos francamente rojos. 
-Tranquila. La reina Tersa ya me advirtió de que en caso de necesitarlo, la leche de cabra y el brócoli te sentarían bien. Le preguntaré a nuestro amigo Coch si puede conseguirnos algo antes de irnos.
Levar se quedó en el exterior pensativa y el león entro en el farm.
Allí vio a Jacky que estaba despierto.
Por un momento pensó para sus adentros: -Estos Keburis duermen poco y hablan demasiado.
Al cabo del rato entró y se sentó junto al Keburi.
-¿Cómo te encuentras? -preguntó ella.
-Bien, aunque un poco descompuesto. Me estoy haciendo mayor para tanto trote. !Je, je, je!
-Yo me siento algo inquieta, quisiera dormir, pero…
-¿Qué solías hacer en la Tierra para dormirte?
-No sé, relajarme recordando buenos momentos…
-¿Como cuales? -y mientras la chica bajaba el cuerpo de su asiento Jacky le ayudó tiernamente a que recostara la cabeza en su regazo.
-Recuerdo que mi hermana hacía unas tortitas espectaculares -dijo terminando de acomodarse en las piernas del Keburi.
-Cuando había un día de lluvia -siguió diciendo- siempre hacíamos tortitas y le echábamos chocolate, azúcar o cualquier mermelada que anduviera por la nevera. Nuestra preferida era la mermelada de arándanos. Inigualable… También recuerdo los ruidos de la montaña. Se respiraba a pino fresco -dijo entornando los ojos- y a romero y a tomillo. La montaña nos observaba serena y nosotros desafiábamos su altura.
Había cerrado los ojos y seguía hablando de la naturaleza, de la majestuosidad de la montaña, de las cabras montesas salvajes y del brillo de los ojos de su hermana…
Entonces, cerró los ojos del todo y comenzó a respirar más profundo.




Rasha llegó impaciente al farm. Traía brócoli y leche de cabra, tal y como le había prometido a la terrestre.
Al verla dormir suspiró.
La reina le advirtió de ciertas cosas sobre la bipolaridad. Si combinaba lo que había aprendido sobre la bipolaridad con el carácter abierto y sincero de la chica, era francamente sencillo saber lo que necesitaba. Sin embargo, por mas que lo intentase, no podía entrar en sus pensamientos. A penas unas frases, sí. Pero era imposible saber que sentía o con que soñaba porque definitivamente era una mente plana. En eso, aparte de los chamanes y las reinas, eran especialistas los alquimios.  Se preguntaba porque una chica terrestre podía poseer tal virtud.
¿A qué se debía aquel hecho? ¿Tenía acaso algún parentesco con los alquimios? ¿O, por lo contrario, simplemente necesitaba ejercitar sus energías para demostrar sus verdaderas capacidades?
Ella se había comportado de una forma valiente y decidida. Había sido ejemplar para el resto. Pero para el hombre felino existía una realidad arrolladora; todos eran valiosos en un ataque frontal. Para cuando las tropas de los π se alzaran, tendrían que ser al menos doscientos más de lo que ahora habían sido. No podían dejar al azar el destino de las espirales. No podían abandonarlo a la única suerte de una muchacha.





Blod venía con la compañía de otro león. Al parecer diez Ecoditas iban a sumarse a la expedición. Ahora debían esperar hasta que llegaran a media tarde. Después partirían a otra de las bolas infectadas. Coch les había indicado como llegar a ella.
Pronto Rasha regresaría a casa.
Se quitó un chaleco de algodón que llevaba junto a una camiseta de mangas largas que no se había quitado desde que llegó a la espiral de las reinas. Al desnudar su torso empezó a investigar posibles traumas en su cuerpo. Tenía varios cardenales pequeños y un gran golpe en el dorso que estaba pidiendo a gritos reposo absoluto. La contusión, que estaba a la altura de la cintura, se extendía desde el costado hasta media espalda.
El Keburi, que no tuvo necesidad de dormir, observó los movimientos de Rasha y puso una mochila sobre la cabeza de Levar para poder levantarse. Escarbó en sus bolsitas y se acercó al gran león.
-Úntate un poco de este ungüento en el brazo y sobre todo en ese golpe tan feo que tienes en el costado. Pronto remitirán.
Rasha inclinó la cabeza en agradecimiento y comenzó a embadurnarse con aquel potingue. Por su color parecía pomada de té.
-Sé como la miras -le dijo mientras se aplicaba el ungüento. El león se quedó estupefacto.
-Es una niña rebelde -contestó, como podía haber contestado cualquier otra cosa.
-Lo he visto Rasha, cuando hace algo susceptible de admiración he visto como la miras -le dijo usando su instinto más puro.
-No le haría daño jamás, si es lo que quieres saber -dijo frunciendo el ceño y poniéndose esta vez a la defensiva.
-Nadie dice que le puedas hacer daño, pero no puedes cambiar sus designios. Ella es libre… al fin y al cabo es el motivo por el que todos luchamos, por nuestra libertad.
-Entiendo, no te preocupes. Será lo que ella elija.
-¿Y si elige quedarse con el Faraón? -planteó con suspicacia Jacky.
-No lo elegirá y si lo elige… ¿qué podríamos hacer? -musitó algo resignado-. Mi deber es luchar por Sión. No lo olvides -se reafirmó  esta vez con fuerza y seguridad.
-Yo no tengo deber -le reprobó-. Solo hablaba de su corazón. Quizá ella sea inocente y no responda de sus momentos de cambios. Incluso puede llegar el día en que la veas con deseos de morir. ¿Qué harás si nada ni nadie puede convencerla de lo contrario? O si realmente es una de ellos…
-Es una princesa… No deberíamos hablar así de ella -recriminó al Keburi.
-Teníamos que hablarlo Rasha… teníamos que hablarlo -repitió lleno de condolencia. Entonces se marchó hacia donde estaba Levar y trató de descansar un poco. Es posible que no pudiera dormir pero para el chico de ojos vivos estar cerca de ella era un bálsamo. Sintió que no debía haber sido tan duro con el león pero tenía que protegerla. Ella era importante para todos y sabía su secreto…


En el farm de Rasha reinaba cierta tranquilidad. Se vistió algo torpe por el dolor que sentía a causa de los golpes y fue a visitar el resto de farms. Aunque los hijos de Acuario estaban ansiosos por ver a los nuevos luchadores, en su farm había una algarabía razonablemente moderada.
Se fue a la entrada de uno de los farm, el resto de leones habían formado una humareda que bañaba el aire con olor a hierba.
-Os dije que no sacarais nada ahora.
-Necesitamos relajarnos. ¿Has probado ya la hierba del Tutankamón? -rieron y gritaron a la vez la mayoría de los presentes.
-Dejad el verde para los peores momentos. Entonces hará mejor servicio.
Todos asintieron entre risas y mientras se despedían de él, el líder algo hastiado, dándoles la espalda, se marchó en busca de Coch.
Necesitaban partir cuanto antes.
Coch advirtió que los nuevos luchadores serían mujeres y hombres.
-Diez en total -le dijo.
Después le ofreció fruta y verdura para el viaje. En cualquier momento tendrían que reforzar energías.
Cuando todo estuvo dispuesto el gran león avisó a todos los farms para que fueran despertando a todos los grupos. Les pidió que salieran fuera por unos instantes para presentar a la nueva tripulación. Eran hombres y mujeres recias y fuertes, sencillas en el habla pero distinguidas por su dignidad.
Levar estaba bien despierta cuando se hicieron las presentaciones.
En ocasiones buscaba entre la gente a su hermana. Quién sabe cuál sería su paradero. 
Odiaba algunas maniobras del león. Su sentido militarizado y rígido de las cosas, sus ojos fijos en la verdad, intensos como un tigre de bengala.
Ahora nadie lucharía sin ellos. Se habían convertido en los captadores de nuevos reclutas, enganchando y afiliando a todos aquellos que no querían que Babylon se apoderada de todas las espirales, un pequeño ejército de deseos que se estaba convirtiendo con honestidad en las redes de la esperanza.
Levar se imaginaba un mundo sin todos aquellos seres que le acompañaban. Era difícil sostener una verdad a medias, era difícil no tomar el papel de mujer fuerte el cual implicaba dejarse la piel a cada instante por el bien de todos.
Tantas luchas terrestres. Tanto conflicto absurdo donde no mediaba ni el respeto ni la dignidad. Había estado inmersa en un mundo donde el consumo de lo inmediato borraba cualquier posible huellas de una identidad digna. Era un mundo creado por grandes imperios de poder y codicia donde el dinero era la moneda de cambio para intercambiar intereses o dominar territorios o personas, convirtiendo a los que lo tocaban en esquizofrénicos por la plata.
 Ahora se encontraba con la posibilidad de lidiar frente a la soberanía de un poder inusitado, un poder que tenía en sus manos la posibilidad de destrozar su mundo, su especie, sus orígenes, ambos Universos…
El Universo Alfa le daba la oportunidad de aprender a manejar sus energías, de controlar su supuesta enfermedad hasta el punto de sumergirse en un desarrollo continuo que le proporcionase experiencias enriquecedoras en ambas fases bipolares.
Siempre quiso viajar mucho más. Sus aventuras en la Tierra nunca fueron suficientes para ella.  Pero esto era otra cosa, esto se salía de los parámetros establecidos y le trasportaba a un mundo que jamás había imaginado. Era consciente de su ignorancia. Se sentía una pobre novel que aún no encontraba la caja de cambios mietras tenía que fijarse al mismo tiempo en el retrovisor izquierdo para incorporarse a diez por hora en un carril donde circulaban a doscientos por hora.
Pero aquello era algo mas, era un juego totalmente distinto. Como si pilotase un Caza F-22 y  sintiera que unos veinte aviones le perseguían.
Aparcó la idea de las persecuciones aéreas. Le gustaba la velocidad pero realmente tenía serios problemas para aceptar según que agresividades.
Mientras divagaba toda la gente se presentaba ante los nuevos.
No quiso ser menos. Le excitaba la idea de un mundo  que volviera a las raíces, ecológico, artesanal y en paz con el entorno.
Saludó a una chica joven. Su ropa se había fabricado de una manera similar a la de Coch. Vestía con una falda marrón corta que le llegaba hasta las rodillas y una camiseta beige sencilla. Sus ojos eran redondos y expresivos y su sonrisa era ligera y suave.
-Soy Brecha -dijo presentándose y le dió la mano.
Cuando cogió su mano le sobrevino una oleada cálida de afecto así que transmitió la misma serenidad con el máximo respeto y en pleno derecho.
-Yo soy Levar, vengo de la Tierra -dijo inocentemente.
La Ecodita abrió bien los ojos y cogió a Levar por los hombros.
-Un placer conocerte. Buen corazón el tuyo, querida Levar.
-No creas, a veces hago idioteces.
-Todos las hacemos -dijo ésta sonriendo.
-Te presento. Este es Jacky, Blod y esta es Tania. Y este bajito gracioso es Tso.
-Un placer conoceros a todos.
La Ecodita  continuó saludando a más gente y Levar se quedó encantada de los nuevos. La primera impresión había sido excepcional porque, de hecho, no se había sentido amenazada en ningún sentido y eso no se le había planteado tan sencillo en el resto de espirales hasta el momento.
Mientras seguían saludándose, la chica de ojos plateados miraba al infinito. Todos sus designios se habían concentrado en la visión de aquella espiral.
-¿Estas bien? -le preguntó Tania.
-Sí, claro -murmuró-. ¿Sabes? Me encanta esta espiral -dijo esta vez excitada.
Tania rió estrepitosamente.
-A ti te encanta todo. !Je, je, je -dijo finalmente
-!No, no! En mi mundo siempre quise vivir así. Pero por mi enfermedad nunca me atreví a alejarme de mi familia. Eran los únicos que podían cuidar de mí.
-¿Eran? -escarbó Tania-. ¿Y ahora?
-Ahora yo cuido de mí misma -dijo poniéndose a la defensiva.
-¿Y nosotros? ¿Y Rasha? -insinuó.
-Rasha es un hombre muy tozudo pero es excepcional.
-Ya veo, ya -dijo como si hubiera descubierto algo importante.
-¿Tienes algo que objetar? -le preguntó Levar con el mentón subido y el ceño arrugado.
-!No, no! Tranquila -dijo riéndose la hija de Acuario.
A los pocos segundos la terrestre se alteró y respondió con total rebeldía:
-Estoy harta de que me busques las coquillas, ¿sabes?
-Y yo harta de que te creas especial.
-Es que lo soy -contestó encarándola.
-Clarooo, tanto como para hacer lo que quieras -dijo en tono burlón.
-¿Y tú qué haces, estúpida? ¿Alguien te impide hacer lo que haces? -dijo totalmente enfurecida la muchacha.
-¡¡Tu idiotez me lo impide!! ¡Sí!
Entonces la mujer bipolar le dio un empujón y la encaró contra la pared del farm. Tania abolló la pared con una de sus cinturas y segundos después se cayó al suelo con la sensación de estar perdida.
-Puff, que fuerza tienes niña -dijo intentando levantarse con la ayuda de dos hijos de Acuario.
-Eso es lo que tenemos que hacer… pelear entre nosotros -dijo en voz alta Blod en tono altamente sarcástico.
-Lo siento, fue culpa mía -terminó diciendo Levar.
-Eres demasiado especial, pequeña… -dijo el perro del oeste dirigiéndose a Levar-. Pero no tientes a la hija de Acuario. Ella es fuerte. Os podrías hacer bastante daño. Sea como sea no debéis pelear entre vosotras.



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