El contenido de La espiral Bipolar se engloba en un libro de alrededor de 140.000 palabras (o al menos eso creo de momento) Aquí haré la honesta y árdua tarea de transcribir los cápitulos en varias fases para una lectura mas fácil. Y sobre todo compartiré el arte porque el arte que trasmite es el arte para TODOS.
La curiosidad dió sentido a nuestros pasos y nuestros pasos nos llevaron a ella...a la curiosidad bajo el influjo de las mismas espirales.

{Os mando la energía... si queréis saltar os espero en la otra espiral}

miércoles, 19 de septiembre de 2012

CAPITULO 11, 7º PARTE




 La abnegación de los mutantes (Año 2045)
(Parte 7º)






Los farms estaban apunto de prepararse para salir al estadio.  Cincuenta vehículos repletos de individuos de todas las espirales saldrían a arremeter contra los mutantes que había en el estadio de Rugby.
Estaban subidos a veinte metros y comenzaron a bajar a rasante hasta rozar el césped del campo. 
Los jugadores estaban subidos de dos en dos en grandes pódiums y manejaban complicados mandos.
Frente a los jugadores había una pantalla virtual por la que se retransmitía los juegos interactivos entre ambos bandos.
Justo al lado de las pantallas grandes mutantes azules protegían desde afuera el consejo de Isocrati, el cual se encontraba dentro de una nave acristalada con forma rectangular.
El consejo estaba dirigido por tres mutantes masculinos y dos mutantes femeninas. Isocrati, que presidiría la mesa, aún no había llegado. En el mundo de los mutantes azules había seres con distintos estatus; algunos vulgares y otros más especiales.  Todos tenían la piel de color violeta-perla y los cabellos negros, y todos eran expertos en altas velocidades y en precisión gracias al alto porcentaje de veces que jugaban en las pantallas.
Los farms podían ver desde su posición como Isocrati bajaba de un farm situado junto a la cristalera.
Su pelo cuasi blanco y medio calvo relucía más que nunca.  Tenía una primitiva obesidad, sobre todo de cintura para arriba. Eso hacía que su paso al andar fuera algo mas lento de lo habitual.
Isocrati fue escoltado por dos y por un grupo que constituían sus mutantes predilectos.
Los mutantes, tanto los del Consejo como los de la Secta, así como los  que le acompañaban, iban vestidos con trajes grises y las féminas con camisa y faldas plegadas de color magenta apagado.
Cuando entró en la cristalera divisó a los farms desde lejos y comenzó a sonreír maliciosamente. Había estado esperando este momento desde mucho tiempo atrás.
Cuando Isocrati vio que los farms estacionaron en medio del estadio hizo llamar a todo su séquito para que estuvieran preparados y alertas. Fuera de la cristalera todo un ejército esperaba a que empezara el baile…


Salieron numerosos individuos los cuales se vieron enfrentados a una gran masa de mutantes azules que esperaban impasibles.
El consejo y su mandatario se quedaron en el pequeño pabellón acristalado desde el cual se manejaban las grandes pantallas del campo de rugby.
Un millar de mutantes azules y defendían el poder de Isocrati frente a otros quinientos Alfaríanos de todas las espirales que defenderían su propia dignidad.
Los Alfarianos que venían de la espiral de los leones se mezclaron con los gatos para desplegar todas sus virtudes. Entonces, sin previo aviso, un gran número de mutantes azules se convirtieron en serpientes.
Fue entonces cuando otro número elevado de insurgentes se transformaron en auténticos gatos sacando sus garras y sus orejas puntiagudas.
Asar supo controlarse. Necesitaba mantenerse en condiciones al lado de Rasha y la mujer bipolar.
En cuanto empezó la lucha, la vida de Levar peligró cuando tres mutantes, querían secuestrarla a ella y a Tania, intentaron atarlas con unas cuerdas. Entonces  Rasha, por primera vez ante Levar, se convirtió en un auténtico león majestuoso y elegante.
Segundos después los tres mutantes ya no debían preocuparse por respirar. Rasha les había desmenuzado el cuello.
Levar siguió  persiguiendo a otro mutante. Éste quería acabar  con su energía vital y eso, a estas alturas, ya no podía permitirlo.
Posicionó el gesto de sus manos… El mutante había notado un calor que le subía por los pies casi inaguantable y se había puesto a correr. La reina Bipolar le mandó su energía lunar y este quedó en el suelo compungido y paralizado de piernas.
Asar no dejaba su espada ni a sol ni a sombra. Matar serpientes no era tan sencillo, pero le encantaba hacerlo.
Tania que era diestra con la honda, llevaba una media de diez mutantes vencidos en veinte minutos.
Blod y Ari manejaban el arco con toda la precisión que les fue posible. En la práctica comenzaron a ser casi infalibles. 
Najren, Pripe, usaban la espada con la furia de un ciclón, de la misma manera que lo hacían el resto de leones, los hijos de Acuario y los hijos de la espiral Naciente. 
Los chamanes y reinas sin embargo no luchaban del mismo modo. Algunos investigaban cuantos heridos o muertos se iban encontrando al paso.
Tso estaba ayudando al chamán Lucas a aplicarle un torniquete a uno de los hijos de Acuario. Aunque el chamán Lucas miraba por doquier tratando de   no perder de vista a la reina Bipolar.
La fuerza azul de un Naciente comenzó a cortar a una serpiente con el resultado de acabar con ella por completo. Había sido difícil desacerse de ese mutante. Al principio había estrangulado una pierna del Naciente, pero la fuerza del número de Oro era infalible. Aún así debían estar alertas frente a los que atacaban por la espalda.
Rasha todavía seguía siendo un auténtico león enfurecido; Para Levar era difícil ver la imagen de Rasha rugiendo como un verdadero león  mientras mataba serpientes y reptiles. Algunos comenzaron a variar en sus transformaciones.   
Los leones le siguieron y acabaron por transformarse todos también.
Una mujer azul trató de embaucar a Rasha. Se había convertido en una anaconda gigante. Su color era verde oscuro, con marcas ovales de color negro y amarillo en los flancos, menos su vientre que era mas claro. Su cabeza era estrecha y su hocico estaba cubierto de varias escamas. Su cuerpo era ancho, musculoso y sinuoso y se encontraba en posición erecta, esperando cualquier movimiento en falso del líder.
Aunque un león transformado suponía un ser de grandes proporciones, la anaconda estaba dispuesta a engullirlo entero.
El felino hizo varios intentos de acercarse para probar los movimientos de la ∏, sin embargo ella, casi impasible, solo movía la cabeza haciendo zig-zag. Un mutante rojo que luchaba con otro azul pasaron a tres metros de ellos. La anaconda se despistó desviando por segundos la mirada.
En ese instante el león aprovechó para echarse a la cola de la anaconda y morderla. Luego subió hasta la mitad del cuerpo y allí se ensañó un poco más. No había salida; la -anaconda se derrumbó segundos después y falleció dejando atrás una estela gris.
Isocrati, que aún no se creía vencido, esperaba pacientemente la rendición de los insurgentes. Sin embargo éstos subyugaban a los mutantes azules con pasmosos resultados y desafiaban a los tumbando sus odiosos trajes reptilianos.
A pesar de las apariencias los gatos eran los más peligrosos de todos los luchadores. Se acercaban a sus oponentes con gran rapidez y le sacaban los ojos con unas uñas sumamente afiladas. Después arañaban gravemente sus troncos, sus piernas o sus manos dejándolos sin fuerzas.  Y en el peor de los casos les arrancaban el corazón.
Eran gatos majestuosos; grandes y verdosos, con el pelo largo y atigrado; invulnerables frente a las artimañas de los ; y con la rapidez de  un huracán (como alguno de esos huracanes que afloraban cuando el Peripato de la Encrucijada estaba cerca).
La reina Makkeda, sin embargo, tuvo que curar alguna herida de algún gato. Hubo uno que estaba gravemente herido del que tuvo que despedirse con total respeto. Su esternón estaba desecho y se estaba quedando sin respiración. La reina le untó suavemente en los labios una poción que aliviaría su sufrimiento para así poder acercarle con serenidad a su encrucijada.   
Todos los luchadores estaban siendo fuertes y valerosos aunque todos no corrían con la misma suerte. Después de una matanza perpetuada por los leones y los gatos, los primeros volvieron a adoptar su forma anterior se hombres.
Los hermanos de Najren resultaron ser los mejores con la espada. Lo demostraron matando a un centenar de mutantes. Si se servían de la concentración podían dirigir su energía de una forma envidiable. También eran capaces de levitar tanto como lo hacía Levar y al mismo tiempo dar piruetas. Y sobre la fuerza, no la ejercían con la potencia de sus manos, sino con su mente; pausada y serenamente.

Los rojos sin embargo no cambiaron su forma de gatos. Preferían demostrar su condición con orgullo a los mismos azules, pues ellos solo eran capaces de transformarse en seres repugnantes.
Pese a sus uñas destructoras, también eran capaces de usar puñales y espadas y en su forma de gato lograban usarlas con destreza.

Por otro lado, Jacky hacía alarde de sus mejores piruetas y no tenía dificultad en saltar por encima de los mutantes lo cual le daba ventajas para abrir el camino a otros y al mismo tiempo despojar de sus armas a algunos azules que no se habían transformado.  
Levar sentía que la contaminación y el peso del aire eran densos. Se desprendía en el ambiente un hedor similar a la mezcla de acumulación de residuos y desechos. Cuando miraba a ras del suelo vislumbrando el horizonte, podía ver un cúmulo de nubes negras elevándose hacia el cielo.
Ella temía que se desatara algo en su interior que le hiciera descubrir su identidad y, de algún modo que desconocía, sentía que debía luchar por una fuerza superior que en ocasiones, (desde que llegaron a la espiral de los mutantes), luchaba dentro de ella de forma instintiva.
Los mutantes tenían un campo magnético muy superior a Tso. Cuando descubrió esto al principio de la batalla temió provocar un desastre al ser descubierta por alguno de ellos. Podía dirigir su energía, a veces era como un toro indomable pero si tenía un motivo superior nada podía hacerle dudar. De hecho, antes de que ninguno cayera en la cuenta, notó que se comportaban de una manera similar al desahuciado. Las intenciones de Tso eran buenas para con Levar pero no iba a tener ni por ensoñación la misma suerte con ningún azul. Ellos usaban la energía negativo-dual para pasar las pantallas de los juegos que Isocrati les proporcionaba. Las fuentes Alfarianas de esta energía provenían del esfuerzo que los mutantes azules y los haggeds realizaban en ambas espirales. Los primeros resarcían los deseos de Isocrati y los últimos abastecían al Faraón para que éste pudiera llevar una vida de comodidades y lujos. 


Kufu corría sin cesar sorteando espadas y venablos a fin de llegar a la nave donde se encontraba Isocrati y el consejo. Vio su vida peligrar en muchos instantes. Sin embargo, tenía una facultad muy útil en esos momentos; lograba esquivar obstáculos desapareciendo y volviendo a aparecer segundos después unos metros mas allá.
Por fin logró llegar a las sillas de las gradas. Comenzó a golpear el cristal de la nave y dos hombres le cogieron por detrás y le agarraron fuertemente de los brazos. Isocrati hizo un ademán para que lo acercaran hasta donde el se encontraba y éstos abrieron la puerta del recinto.

-¿Qué quiere este canalla?- dijo Isocrati dirigiéndose al resto de mutantes.
-Soy el Ággelo, soy el Ággelo. – repitió efusivo.
-¡Parad, parad!- gritó Isocrati.
-Dejad que ese canalla maldito entre  y diga lo que tenga que decir. De lo contrario el mismísimo Faraón pactará su próxima transmutación.- Sentenció el dirigente mas relajado.






Asar luchaba mano a mano con la reina Levar hasta que recibió un espadazo en un costado. Levar, que se encontraba a pocos metros de él, le cogió de los brazos y le apartó de la lucha.
-Hay que buscar al chamán. De todos modos tengo algo cicatrizante aquí, creo.
Le mostró un botecito con una pomada que le había dado la reina Madre de los leones y empezó a untarle el lateral con él.
-Reina… tienes que seguir, ellos no pararan y vendrán a por nosotros también.
-Lo sé, tranquilo- dijo mirando hacia atrás.
-Solo quiero encontrar al chamán.- Oteó el horizonte en busca del chamán Lucas. Solo veía sangre y destellos en colores oscuros.
-No te muevas. O mejor… hazte el muerto.

Levar se ausentó por unos minutos y finalmente llegó con el chamán.
-Aquí lo tienes, chamán. Ha recibido un espadazo lateral.
-Por favor no os mováis de aquí. Haced lo que podáis.- Le suplicó la reina.
-No me moveré, guarda tú tus espaldas, reina Isthar.
-Delante de ti Asar soy la reina Bipolar.- dijo orgullosa dándoles la espalda.



Quedaban tan pocos mutantes y que ya era imposible no vencerlos.
Algunos gatos y leones fallecieron en plena batalla.
El león Pripe fue uno de ellos; falleció trágicamente mientras una serpiente poderosa le estrangulaba.
Por otro lado el chamán Ribe había fallecido también a causa de un golpe que había recibido en la cabeza por las garras bastante agresivas de un mutante azul transformado en cóndor.
Tal y como había previsto Rasha, las cosas no iban a ser fáciles de sobrellevar.
Aunque reinaba cierto caos aparente, la encrucijada tenía su propio e íntimo destino.
Tania, Blod y Jacky luchaban con toda su alma y Levar trataba con todas sus fuerzas de expulsar a varios mutantes que iban a la vez por ella.
Se puso a levitar cuando con la intención de apartar a los dos al mismo tiempo. Pero luego, al subir, se vio asaltada por uno de ellos que volvió a  cogerla de la pierna. En ese instante el león Rasha llegó y le propinó un buen bocado en la pierna, al mismo tiempo que soltaba a Levar, y lo dejó paralizado en el sitio.    
Cada vez avanzaban más dirección a la nave donde Isocrati esperaba pacientemente a la reina, manteniendo al rehén Ággelo  pendiente de un hilo.

Aun quedaban alrededor de treinta mutantes azules. Era tan evidente el resultado que la mayoría de gatos se convirtieron de nuevo en hombres.
Algunos estaban algo ensangrentados pero sus heridas eran superficiales. Rasha solo tenía un arañazo algo profundo en un hombro.
Aún así la lucha no había acabado.
En las últimas asestadas todos sacaron sus espadas y fueron a muerte contra los azules que quedaban. Ya no quedaba ningún azul con un arma, así que cayeron gradualmente hasta que  no quedó ni un solo  alientos de energía. 
Aquella bacanal había sido una autentica masacre.
Los azules parecían poderosos pero cuando morían sus auras carecían de pasión.  Para el incauto de Isocrati, aunque quedaran dos, aún quedaba esperanza. Después de todo todavía quedaban unos pocos mutantes azules sentados en las gradas guardando la nave…
Ahora debían enfrentarse  a Isocrati. Era el único que podía darles lo que necesitaban; la bola capaz de trasladarles a la espiral del Faraón.

Todos bajaron la guardia y se acercaron a la nave. Una enfilada de mutantes azules les miraban  con ojos avizores sin ninguna intención de moverse del sitio.

-¿Qué queréis malditos gatos? ¡Aquí no lo encontraréis, ja, ja, ja! –rió a carcajadas uno de los mutantes azules.
Levar miró hacia atrás. Una nube gris  salía de los cuerpos de los mutantes fallecidos y se convertía en una gran nube espesa y negra. El ambiente espectral daba escalofríos. Ella misma recordó que en lo más profundo de su corazón había deseado la muerte en un tiempo pasado, no hace demasiado. Si, tal vez no albergaba el más mínimo pudor sobre lo tétrico, pero no implicaba que fuera partidaria de quitarle la vida innecesariamente a nadie. 
Es un mal por un bien común- le había dicho Rasha en numerosas ocasiones.


La enfilada de mutantes azules guardaba la nave como soldados inamovibles formando una línea recta a espaldas del propio consejo.

-¡No nos moveremos hasta que no bajéis!- gritó Rasha intemperante- ¡De lo contrario estaremos aquí aguardando vuestra muerte!
-¡Somos demasiados! ¡Isocrati verá su fin!- gritó Ja mirando al resto de insurgentes. Supuestamente el líder de los rojos debía inyectar de ánimos a los gatos pero ahora estaba gravemente herido.
-¡Subid a la chica y devolveremos al rehén!- Exclamó Isocrati con una sonrisa vertical. Su voz sonaba por todo el estadio. Estaba hablando desde un micrófono de la nave.
Los luchadores no eran conscientes de ello pero Isocrati había estado jugando con ventaja.
Todos se miraron sintiéndose algo idiotas.
La realidad era que dentro del caos que se había producido  no era una idea tan descabellada salvar la situación fingiendo cierta rendición.

Pero los grupos de los farms ya estaban tomando posiciones.
A un lado de Rasha se encontraba Asar y Najren. El líder de los rojos casi no podía moverse, pero hizo acto de presencia mientras se agarraba la venda que el chamán le había colocado en un costado y con la otra mano se apoyaba en Najre.
Al otro lado estaban Blod, Tania y Levar, y detrás de todos ellos estaba el chamán Lucas, Ari y Tso, el cual había estado ayudando al chamán durante todo el enfrentamiento.  
Pripe ya no se encontraba entre ellos…

-¿A quien buscáis?- dijo Ja gritando pero sin la apetencia de hacerlo.
-No os hagáis los tontos. Sabéis perfectamente a quien tenéis entre vosotros. Sacad a la chica y soltaremos al rehén. –intentó negociar un mutante del consejo. 
La situación, aunque parecía poner ante Rasha un dilema, estaba poniendo en una tesitura extraña sobre todo a Levar.
No podían entregar a la reina pero tampoco podían dejar a uno de ellos en mano de la retorcida mente de Isocrati.
De repente dos mutantes abrieron las puertas de la cabina y sacaron al rehén. Era Ággelo. La situación se complicaba aún más.
Kufu forcejeaba con los mutantes y Rasha intentaba entender porque Kufu no había utilizado sus poderes para desaparecer, y aún en el caso de haberlo hecho, se preguntaba cómo había llegado a la nave. 

El león miró al chamán. Algo no cuadraba pero no podían hacer un balance de las vidas que más importaban. Hacerlo chocaría diametralmente con los principios del líder de los luchadores.
Tratar con la vida de la reina no estaba ni remotamente en sus planes, pero Ággelo también merecía vivir.

Se acercó Levar a Blod y le susurró al oído.
-Tengo que salir. No puedo liberar mi vida a costa de la de otro. No soy más que nadie ni él tiene menos valor que yo, Blod.


-¡La reina Bipolar ya no está entre nosotros!- gritó Rasha haciendo que su voz recorriera todo el estadio.
-¡Alguien nos ha contado a ciencia cierta que está aquí, entre vosotros, y haremos cuenta de ello!- vociferó triunfante otro de los mutantes del consejo.

-¿Quién ha podido ser, chamán?- Le susurró Blod.
-Cualquiera, hijo, cualquiera. -Contestó resignado.
-Nosotros los gatos queremos viva a la reina y lucharemos por ella y por la liberación hasta sus últimas consecuencias. Llegaremos a Isocrati, así que prepare los pocos pelos que le quedan- vociferó un rojo que se encontraba entre las primeras filas, cerca del león  Negro.

El ambiente se enrareció y los mutantes rojos se vieron impulsados a iniciar un nuevo enfrentamiento frontal. Los leones no eran menos, estaban empezando a acumular mucha furia…

-Rasha, es hora de afrontar la realidad- le dijo Levar al león agarrándole tiernamente del brazo.
-Reina…- dejó caer en el aire sus palabras, justo cuando Levar echó un paso hacia delante.
-Lo hago por nosotros, por todos, Rasha.
Él la miró invadido por el temor de ver peligrar su vida y sobre todo por el pánico a perderla.
-Eres la puerta, mi reina… -murmuró contraído.
-Por eso, he de abrirla…
Entonces dirigió su voz a la nave y exclamó:
-¡Yo soy la reina Bipolar!
Todas las miradas recorrieron su cuerpo atónitas.
-Arrestadme a mí si hace falta, es lo que buscabais de todos modos…

Entonces comenzó a andar hacia delante hasta llegar a cinco metros de la nave.
Una vez allí miró hacia arriba; el recinto estaba a diez metros del suelo.

Isocrati asombrado por lo que había logrado se levantó del asiento y observó detenidamente a la reina. Llevaba el pelo rapado a los lados de las orejas y un traje de cuero de reina luchadora. El resto de su pelo, recogido en una coleta, era ondulado y rebelde pues no guardaba ninguna simetría.  Tenía unos ojos grandes y expresivos, tan vivos y atractivos como las mismas mareas  y, aunque no era muy alta, hacía orgullo de un carisma espectacular. Siempre había captado la atención de los rojos, pero ninguno excepto Asar, imaginaba el compromiso de su situación.

El mutante comenzó a reírse y, segundos después salió de su propio estupor y comenzó a gritar:

-¡Pero si tu eres una maldita hija de Acuario! Je, je, je. –rió estrepitosamente. -¿Las reinas te regalaron esos atractivos ropajes, niña?- Dijo mostrando cierta grosería.
-Soy la humana y tú tampoco eres como imaginaba. Tienes pinta de cucaracha podrida. No vales nada- terminó diciendo Levar mientras escupía al suelo. Tania sonrió, ese gesto lo había adoptado de ella.
-Mmm… eso sí, valiente si que eres. – dedujo mientras se tocaba el mentón.

Ella seguía allí en la arena del estadio frente a la nave de Isocrati desafiando a cuantos mutantes azules quedaban.
-Lo corroboraremos con Ággelo.
-Estos Ággelos son muy traicioneros, ¿sabes?- siguió diciendo mientras su voz sonaba por los altavoces del estadio,

Soltaron a Ággelo de un brazo y le preguntaron si aquella mujer era la reina Bipolar.
-Sí, esa misma es, la misma que me traicionó a mí- dijo no sin algo de rabia.
Todos los presentes quedaron boquiabiertos mientras Rasha urdía en rabia y en furia.
-¡Tu fuiste, traidor! ¡Tu fuiste el que traicionó y engañó a todo el mundo- gritó Blod.
-El Faraón aguarda para mí algo mejor. Volveré a la Tierra en el momento que desee. Una pantalla de lujo.- arguyó orgulloso al mismo tiempo que el rencor hacia todos le cegaba de ambición.

Mientras la terrestre desafiaba a todos con su mirada, el consejo habló expuertas.
-Soltemos o no a Ággelo, ya no nos sirve de nada. El Faraón haría cuenta de sus acciones pero no merece ni si quiera eso.-propuso uno de los miembros del consejo.
-Es cierto, ya tenemos a la chica. -Dijo otra de las mujeres del consejo- Es lo que importaba.
-Debemos esperar- planteó Isocrati- La chica aún no esta en nuestras manos.- Expuso amén de que fueran prudentes.




Antes de que el consejo reaccionara la reina habló:
-Si salen todos los mutantes azules de las gradas, llegaré al consejo.- gritó Levar.
-¡! Bien, sacad a todos lo mutantes y dejad aquí a la guardia !! –exclamó refiriéndose a los mutantes que protegían la nave en el exterior. –Nos llevaremos a la reina Bipolar al gran hotel Tali en ruinas.

Los mutantes siguieron las órdenes de Isocrati. Bajaron dirigiéndose a los pódiums  evitando tocar a la reina Bipolar.
Ella dio varios pasos hasta llegar a la nave y cuando subió las escaleras se topó de frente con un mutante que llevaba agarrado a Ággelo de un brazo.

-Ya me extrañaba que volvieras a mí- le dijo a Kufu bastante furiosa.
- La encrucijada te lo recompensará- sentenció  ella y no volvió a hablarle.
El Ággelos parecía hacer caso omiso de cualquier cosa que le fueran a decir. Miró con dejadez a la terrestre y de repente uso su facultad de desaparecer. Levar recordó el consejo que le habían dado y estiró una pierna en un acto reflejo agachándose al mismo tiempo. El Ággelo volvió a aparecer cerca de Levar con la intención de empujarla hacia la nave de Isocrati. Pero al no verla miró hacia atrás asombrado y notó como una pierna le tiró de repente al suelo.
Kufu temió la furia de Levar y se quedó paralizado hasta que ella le empujó tirándole al estadio, donde estaban todos los luchadores junto a Rasha.
Él, al caer sobre la arena, se rompió una pierna in situ y los gatos se acercaron en ese mismo instante y comenzaron a desgarrarle con sus uñas. En pocos segundos había perecido. 
Levar, que siempre le había querido, sufría la propia traición que Ággelo le había impuesto perpetuada a doble conciencia.
Al ver a Kufu destrozado y sin aliento sintió una punzada en su corazón. Realmente le había amado y, a pesar de ello le había traicionado, pero su traición no había costado la vida de nadie. La de Ággelo constituía una traición hacia ella y el resto de espirales que habían confiado en él.
En el fondo, ingenua de ella, esperaba una sola respuesta de fidelidad, un solo atisbo de amor verdadero. Pero ignoraba que aquellas muestras de afecto no estaban  entregándose por Kufu  sino por un Ággelo impostor. 
Al plantearse ese pensamiento miró hacia atrás ojeando a Rasha, Asar y Blod.
Luego giró la cabeza y miró a los ojos a Isocrati llena de ira contenida.
-¿Dónde esta la pantalla?
-La pantalla niña te llevará directa al Faraón. Tú eres mi regalito para él. A cambio tendremos carta blanca para entrar en todas las espirales siempre que queramos. ¿No te parece estupendo?




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-¿Crees que sería interesante que algún día
llegaramos a la raíz de las cosas?
-Hombre, si los interrogantes fueran semillas
 nosotros seríamos la raíz de las cosas.
 



Istharenlanoxe

1 comentario:

  1. Sin duda ha sido un gran capítulo. Vas perfeccionando la narración de la lucha, la creación de intriga dentro de la trama y a la vez el ritmo narrativo es bueno. Enhorabuena!!

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