El contenido de La espiral Bipolar se engloba en un libro de alrededor de 140.000 palabras (o al menos eso creo de momento) Aquí haré la honesta y árdua tarea de transcribir los cápitulos en varias fases para una lectura mas fácil. Y sobre todo compartiré el arte porque el arte que trasmite es el arte para TODOS.
La curiosidad dió sentido a nuestros pasos y nuestros pasos nos llevaron a ella...a la curiosidad bajo el influjo de las mismas espirales.

{Os mando la energía... si queréis saltar os espero en la otra espiral}

sábado, 21 de julio de 2012

(Capítulo 7, 5ªparte)

La espiral de los leones de Sión (5ª Parte)




Mientras todos se dispersaban Levar decidió irse a la casa de la reina Madre. Tania y Blod decidieron acompañarla. La intención era ayudar con las labores de la cena.
Jacky se fue a buscar al desahuciado. Llevaba un día perdido entre los niños y las fogatas y, aunque Levar había comenzado a confiar en la aldea de los leones Negros, cualquier paso en falso podría tener resultados funestos.
El Keburi buscó en la tienda provisional. Levantó cojines y mochilas. Registró entre la ropa y los objetos personales. No encontraba al desahuciado en ningún sitio. Decidió hablar con Levar, con cuidado de no alarmarla absurdamente.
Al llegar allí advirtió que la muchacha estaba dándole forma a un pan que aún no había sido horneado.
-Ah, no está aquí el desahuciado, ¿no? Juraría que estaba con los niños junto a los baobabs -dijo a la ligera, sin darle demasiada importancia.
-No, estará con los hijos de Acuario, uno de ellos me dijo que no le perdería de vista.
-Ah, vale, vale, pues nada -dijo marchándose a toda prisa.

Pensó en Rasha. Era uno de los pocos que tenían en cuenta las necesidades de Tso.
Indagó en el lugar donde los leones Negros entrenaban en el Bellator servus. Los leones decían que su destino era ser esclavos guerreros y no monarcas impasibles.
Rasha se encontraba allí, con la única compañía de un pantalón beis de lino y un sudor ardiente.
Hacía intrincadas flexiones con su torso y sus piernas. En climas tropicales no era fácil moverse con rapidez lo que llevó a que los luchadores perfeccionaran sus habilidades  sin necesidad de desplazarse.

-¡Vaya! Ya veo como ha mejorado esa herida. Es prácticamente inexistente.
Rasha se toco el lateral de la cintura. La presión que una de las culebras ejerció sobre su brazo, su espalda y su costado en la espiral de los Ecoditas había desaparecido por completo.
-Te agradezco aquel ungüento. A veces al girar la cintura me molesta un poco pero será cuestión de tiempo.
-No fue nada. Además, ya sabes, las heridas del guerrero son parte del camino.
-Por cierto, ¿está aquí Tso? Llevo un rato buscándole.
-¿Qué dices?  -exclamó furioso-. ¿Lo habéis perdido otra vez?
Temía que la princesa bipolar perdiera al ser inmundo que la equilibraba.
-No sé. ¿Tú también lo has perdido de vista? -se excusó disimulando.
-Empiezo a pensar que esta chica no necesita ayuda si viene de vosotros -dijo con reproche.
-No digas tonterías Rasha -declaró Jacky-. Ella solo intenta demostrar que puede ser algo más que una princesa porque realmente ni ella sabe quien es. ¿Acaso tú le has hecho sentirse más importante? -argumentó el Keburi.
Hubo un silencio entre los dos. Algunas verdades pesaban en el ambiente y dejaban a sus iluminados sin energías.
-Creo que merece ser libre -reveló el león contando sus palabras.
-Quizá tengas razón… -contestó Jacky- pero también puede elegir esclavizarse. En la Tierra la Madre obra milagros. Hay seres que han de ser gusanos solo para convertirse finalmente en mariposas.
-Bueno, ella ahora no está en la Tierra. Y como has visto está llena de luz.
-Je, je, je. La luz donde más brilla es en las tinieblas… -insinuó haciendo una mueca.
-Creo que esta conversación esta siendo absurda…
-Bueno -dijo el Keburi a los pocos segundos-. Será mejor que siga buscando a Tso. Veré si está entre los leones de Judá.
-Iré contigo -dijo algo nervioso.
Cuando llegaron a la casa de uno de los primos de Rasha, se encontraron en la puerta a varios leones de Judá mofándose del desahuciado. Le lanzaban de un lado a otro y este lloriqueaba completamente desprotegido.

-¿Dónde está ahora tu Levar? Je, je, je -dijo uno de ellos contagiando las carcajadas al resto.
-Levar buena -musitaba Tso-. Levar yo querer.
-¿Esa terrestre buena? Es una mujer que actúa como un hombre. ¡Solo puede ser un mutante! –exclamó riendo a carcajadas.
-Soltadle -gritó Rasha-. No os ha hecho nada.
-No, pero vuestra preciosa Levar sí -gritó Joa, que se encontraba entre los leones de Judá permitiendo desde una poltrona privilegiada que abusaran de las flaquezas del desahuciado.
-Es una insolente. Debería atenerse a las órdenes de un león.
-Hermano, dejad a Tso y habladme de la princesa Levar. Sería lo conveniente. –concilió mirando a Tso y luego a Joa, y resultó ser lo suficientemente convincente para que el león de Judá ordenara que dejaran de zarandear al desahuciado.
Jacky lo cogió y lo apartó de los leones de Judá.
-Rasha, no puedes permitir que una mujer te diga lo que debes hacer ni permitir que tome decisiones por tí -declaró Joa consciente de que le heriría con sus palabras.
-Ella hace lo que considera. Quizá no sea una princesa, quizá sea algo más -sugirió.
-Pero Rasha, ¿cómo vas a darle una categoría mayor a alguien que ni siquiera es de nuestro linaje? -exclamó sonriendo seguro de su poder.
-Hermano, esa chica es solo una muchacha –solucionó concluyendo.
-Entonces, si solo es una muchacha, ¿por qué te molesta tanto su presencia? -insinuó el león Negro.
-Los leones de Sión llevamos siglos combatiendo a Babylon. Una mujer humana no puede entender nuestra lucha. ¡Vamos, Rasha! Ella ni si quiera sabe a lo que se enfrenta.
-Quizá ella no entienda qué es Babylon de la misma manera que tu y yo lo hacemos,  pero proviene de la Tierra, su corazón entiende lo que es luchar y sus ojos han visto el mal. Solo una mujer que ha visto las tinieblas es capaz de reírse de ellas.
-¿Acaso también te ha embaucado a ti? Empiezo a pensar que esta muchacha es como la serpiente mutada -dijo confabulando en contra de la princesa bipolar.
-Ambos sabemos que puede ser una reina lunar terrestre. Tras sus dos máscaras esconde a alguien que no conocemos. Debemos estar prevenidos.
-¡Joa, no te lo diré mas veces! ¡Aléjate de ella! –gritó el líder enseñando sus dientes.
-Bien, pero tendremos que viajar juntos. No podrás evitar que desconfíe de esa cosa. Parece inofensiva pero puede tener un lobo en su interior.
-Me da igual si desconfías o no de ella -se reveló.
-Esta conversación no tiene ningún sentido. Si quieres acercarte a ella será con mi permiso, y a Tso, ni tocarlo -dijo enfurecido.
Entonces comenzó a caminar sin importarle la situación que podría haber generado aquella conversación.
Pero aunque intento dejar atrás a los leones de Judá, tuvo que frenar. Joa le cogió del brazo con la fuerza suficiente para paralizar su marcha.
-Rasha, no podemos olvidar quienes somos. En nuestra identidad está nuestra razón de vivir. Es por lo que respiramos. Aunque fuese una reina Omega ni si quiera sería capaz de levantar una espada, está contaminada por las energías negras. El tiempo ha maldecido su espíritu por abrir la puerta…
Ambos cruzaron miradas. Jacky esperaba a que Rasha se soltara de la mano de Joa y se le acercara. El león se liberó de un solo tirón del poderoso brazo del león de Judá y dio unos cuantos pasos. Al llegar al Keburi cogió al desahuciado y siguió su camino junto a aquellos dos seres que nunca habían cuestionado su propia voluntad.
Cogieron paso firme hasta la reina Madre pero no era necesario proponerlo en voz alta. El Keburi intuyó perfectamente sus sentimientos.






Levar ayudaba a las princesas a hacer infusiones para los chamanes. A veces sentía que sus fuerzas en la aldea solo estaban destinadas a labores domésticas pero, aún habiendo reconocido lo contrario, respetaba profundamente a las leonas Negras y aprendía tanto de ellas que deseaba que aquel telar de amor y comunión no acabara nunca. ¿O sí?
Cuando el agua de los cazos estaba hirviendo, los retiraban del fuego y una princesa, situada junto a Levar, vertía en ellos tomillo, ruda, menta y eucalipto.
Con el calor tropical de aquella espiral los visitantes tenían una ronquera casi crónica que se unía a la sensación de no poder respirar. La infusión serviría como un bálsamo de Jericó.



Rasha llegó a la casa de la reina Madre y entró en una de las habitaciones.
Jacky se acercó a Levar y le dio a Tso, que lo tenía en sus brazos. Le explicó lo sucedido. No tenía sentido escondérselo.
El deseo de dominación de Joa era imparable pero no era una pulsión innata. Realmente le movían sus ancestrales estereotipos sobre las entidades femeninas y masculinas. Nadie le había mostrado que era ser padre y madre a la vez.
Levar acercó los cuencos con las infusiones ayudada de Tso, de alguna princesa y de la servicialidad de la Ecodita Brecha, que se había ofrecido amablemente.
La terrestre se quedó ensimismada en sus propios pensamientos mientras trasportaba los cuencos. Rasha había defendido su honor ante Joa. Esto habría supuesto un trago difícil para él. Se preguntaba si en aquel león de ojos negros y espíritu valiente se estaba produciendo un cambio revelador. O si, por lo contrario, en su interior ya escondía la fragancia delicada de una flor  impregnada de pureza y fuerza vital.
Por fin todas las infusiones estaban servidas. Tso, después de lo ocurrido, no se separaba de Levar ni a sol ni a sombra. Ella le había concedido la mano de la confianza, había sido cariñosa y comprensiva y le habría protegido aunque supiera que era un simple desahuciado, de esos que jamás podrían equilibrar energías a ojos de cualquier otro alfariano.
La muchacha se acerco a las fogatas acompañada de Brecha y Tso.
Estaban descansando y saboreando la brisa que provenía de los campos cultivados de trigo y, de pronto, una princesa se acercó a traerle noticias a la terrestre. Al parecer uno de los chamanes más jóvenes solicitaba su presencia. 
-Por supuesto que hablare con él.
La princesa se marchó a informar al chaman y en pocos minutos este llegó hasta ella.
-Soy el chamán Ribe -dijo al acercarse.
-No hemos tenido ocasión de hablar –siguió presentándose.
-Quería ver los ojos de la princesa bipolar de cerca.
Levar bajó la mirada y luego la subió, mirando con más intensidad al chamán sin pretenderlo.
-Eres un chamán joven -increpó la muchacha.
-Je, je, je. Soy lo que la reina Omega llama niños prodigio.
-Ya entiendo -intercaló ésta.
-Pronto partiremos hacia la espiral de los mutantes. Son los seres más parecidos a la espiral del Faraón o tal vez habría que decir que se sublevan ante él -explicó éste-. ¿Estás preparada para enfrentarte a tus miedos?
-Supongo… No lo sé -balbuceó-. Todos presuponen que ya debería estarlo.
Arrugó el entrecejo y pensó para sus adentros –siempre estoy luchando contra mis miedos.
-He preguntado lo que piensas tú… -contestó el chamán.
-Si…  bueno… en realidad todos mis miedos no consisten en luchar-. Explicó dando por sentado que la lucha le creaba ciertas inseguridades.
-Luchar consiste en localizar tus virtudes y tus defectos, tus flaquezas y tus tinieblas pero siempre en una lucha interior.
-Supongo… -dudo la princesa.
-¿Qué sucederá después de la lucha? -preguntó atinando por completo.
-Tal vez sea ese mi miedo. Encontrarme una vez más perdida.
-Tendrás que tener paciencia. Pase lo que pase aquí tienes  a mucha gente que te aprecia, pero sabes que lo verdaderamente importante es que tú te quieras a ti misma vayas donde vayas y estés donde estés.
-¿Y si no consigo dominar al miedo? -pregunto desalentada.
-Duérmete y relájate. Vendrán mejores momentos. El miedo es solo un niño que no puede dormir. Si el miedo te pertenece, es tu hijo, cántale. Si el miedo viene del exterior, déjale. No podrá llegar a ti si tu no le dejas.
-No entiendo. ¿Tan solo he de relajarme y esperar?
-Tienes un don. No debes desperdiciarlo nunca, princesa Levar. Y ese don es poder conocer cara a cara la ley dual-psíquica. Por esto te llaman la estrella, porque no se puede brillar si no se conocen también las tinieblas -explicó con gran sabiduría el joven chamán.
-En la tierra me daban pastillas… pócimas para relajarme… pero me dejaban fuera de juego -explicó Levar.
-En la Tierra tienen miedo a las personas especiales porque tienen miedo a lo desconocido. Otra vez estamos hablando de ese  supuesto miedo. Cuando no sabes a lo que te enfrentas crees que tu enemigo tiene mayor fuerza. Aquí sucede con los π  y los mutantes y sobre todo con los alquimios.
Levar quiso añadirle agua a la infusión del chamán. Se levantó encantada de la conversación y se puso a llenar el cuenco.
-No tanta, gracias –advirtió el joven.
Era un muchacho de unos ciento setenta metros de altura. Tenía una cara amable, una nariz y unos labios afinados y suaves. Su el pelo era brillante, de un color rubio ceniza y sobre el flequillo le caían ondas de un rubio extraclaro. Llevaba una camisa marrón, acordonada en un cuello de picos largos y llevaba unos pantalones realizados con una tela de falla color beis, que sujetaba con una pequeñas alforjas de tres compartimentos. Lo único que tenía en común con la vestimenta del chamán Lucas era un bastón de madera fino con unos relieves gravados en los que se ensalzaban curiosas figuras geométricas.
 -Chamán Ribe, cuando pasas una encrucijada y tu destino es llegar a la Tierra, ¿siempre vuelves como un recién nacido? -preguntó curiosa la chica de ojos plateados.
-Los Ággelos pueden volver, aunque lo hacen después de periodos muy largos de tiempo. Ellos cuidan de sus las familias, les aportan protección,  les susurran mensajes en los sueños y les recuerdan a través de la naturaleza que aprecien lo que tienen alrededor y no descuiden ofrecer amor a las cosas y a los seres vivos que forman parte de vuestra espiral Tierra. Algunos alquimios y también pueden realizar intrincadas operaciones para llegar a vosotros pero son empresas arriesgadas pues siempre tienen que dar demasiado a cambio.
-¿Existe algún otro modo?
-A través del Faraón. Realmente él puede dominar cualquier bola. En realidad su espiral está dominada por el a límites insospechables.
-Sin embargo él no puede llegar a la Tierra, ¿no?
-Creo que pronto tendrá alguna llave para hacerlo.
-No entiendo, entonces, ¿porque no ha invadido ya las espirales del Universo Alfa?
-Bueno, hasta ahora ha mantenido el statu quo. Nunca le interesó enfrentarse a las reinas. Pero ahora su vanidad ha hecho que se sintiera tan poderoso como para ignorarlas.
 -Tengo otra duda -dijo Levar intentando no jugar con la paciencia del chamán- ¿Qué es Sión?
-Sión es la tierra prometida de los esclavos de Babylon. Muchos de ellos vinieron a la espiral de los leones y procrearon siguiendo el linaje de sus ancestros. Otros aún soportan las tareas duras y los malos tratos que se imparten en la espiral del Faraón.
-Después de casi una eternidad, Sión se convirtió en un concepto aún más amplio. Significa el amor que cada uno tiene para entregarse a sí mismo y a los demás. Sión está en nuestros corazones y en los corazones de todas las personas que buscan la libertad. Cuando amas a alguien Sión tira de esa cuerda invisible y hace que todos estemos unidos unos a otros por esa gran virtud que regala la energía Alfa que ha de estar unida a la energía Omega, es lo que algunos más atrevidos llamaron ONE LOVE en tu espiral pero es mucho más que eso.
-Puff, siento hacer tantas preguntas, chamán Ribe… -dijo totalmente excitada por la conversación.
-Yo estoy contento de poder contestarte  -dijo guiñándole  un ojo.
-¿Quieres más infusión?
-No, no, gracias. He de ir a la tienda provisional. Un hijo de Acuario se ha quemado gravemente un brazo con una fogata y he de cambiarle el vendaje.
-Gracias –expresó con sinceridad el joven prodigio-. Espero que algún día ese lazo azul una nuestras energías.
-¡Que así sea! –exclamó la Ecodita Brecha.
-¡Que así sea!- repitió con una sonrisa Levar.



La terrestres esperó a que el chamán se marchará y se dirigió a Brecha.
-Tengo algo que hacer. Serías tan amable de cuidar de Tso.
-Sé que no eres como los demás, miras a Tso con ojos limpios, como yo.
La Ecodita se sintió alagada y asistió con el mentón y los ojos.
Levar comenzó a andar centrada en sus propios pensamientos.
Entró por fin en la casa del león líder. Le encontró en el fondo de u un almacén ordenando la fruta. Estaban amontonadas en el suelo y trataba de organizar aquel desbarajuste metiendo la fruta en unas cajas de madera y hojas de ciprés.

-Hola -le dijo.
-Hola -contestó escuetamente el león.
-¿Va todo bien?
-Sí, claro -dijo sin mirarla, moviendo sin cesar la fruta de un lado a otro.
-¿No me vas a mirar, ni hablar, ni nada de nada? -dijo expectante.
-Creo que no es oportuno.
Mientras tanto Tso aparecía detrás de Levar.
-¿No estabas con Brecha? ¿Dónde esta ella?
-Está fuera, Blod, Brecha, está fuera.
-Espérame con ellos ahí fuera, anda -le pidió al desahuciado.
-Tso fuera, tsi -contestó éste.

Al marcharse Tso, la muchacha se acercó a medio metro del león.
-Siento tener que decirte que te marches -se puso serio.
-No dejaré de proteger a la princesa bipolar, pero me debo a la lucha contra Babylon. Tengo una responsabilidad para con mi espiral. No dejaré de luchar por la libertad de nuestas espirales -repitió y, casi como un autómata, siguió recogiendo la fruta.
-Adiós –dijo la terrestre y dio un giro dirigiéndose a la puerta.  


Después de aquello cayó sobre ella la desolación pero tampoco estaba segura de una cosa; no dejaría su propia lucha por nada. Aún así se sintió confundida y llena de tristeza. ¿Se había dejado llevar por el simple roce de unos labios de una noche?
Rasha, en esos instantes, pensó lo mucho que la necesitaba. Se sintió desolado, perdido, desorientado por un corazón que hubiera hecho cualquier cosa por aquella extraña y compleja mujer. Pero su madre le había instado a que estuviera concentrado en su deber.
-Debes defenderla- le dijo- pero no puedes olvidar ni un segundo quien eres.

Mañana, después de los desayunos, entrenarían sin descanso y por la tarde. Si todos los clanes estuviesen preparados, partirían a la espiral de los mutantes.
Ni él mismo podía evitar sus sentimientos hacia ella, pero haría lo posible para que la situación fuera más liviana y, sobre todo, estaría siempre en guardia, siempre alerta para proteger la puerta…



Levar andaba abstraída mientras se dirigía la tienda provisional junto con Tso, que estaba cogido de su mano, y Blod que caminaba con la muchacha a su lado derecho.
-Blod, encárgate, por favor, de Tso -dijo mientras entraban a la tienda provisional.
-Yo me quedaré un rato durmiendo hasta la hora de cenar -añadió.
-Me parece una excelente idea. Luego vendremos a recogerte.
Ambos se despidieron con las miradas y la muchacha se acurrucó a unas mochilas. Necesitaba olvidarse de los ruidos externos, incluso de la luz. Se tapo la cara con un pañuelo y arremolino sus pensamientos hasta convertirlos en una sola melodía hipnótica.
Esta noche se celebraría un gran banquete. Todas las espirales estaban agradecidas por la hospitalidad de los leones Negros así que habían preparado un gran espectáculo organizado por Jacky. También ayudarían el resto de Keburis, los hijos de Acuario y los hijos de la Liberación, así como los hijos Nacientes.
Trapecistas, malabaristas y personajes pintorescos se esconderían tras la máscara del humor y la tristeza para representar una caricatura de su propia realidad, una realidad que se movía vertiginosamente en espiral.  



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Isthar Enlanoxe.

1 comentario:

  1. Me ha encantado esta parte. Muy intensa pero con muchos soliloquios mentales de Levar, que sabes que me encantan. Esa muchacha tiene mundo interior... vaya que sí, jeje. Saludos bonica!!

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